19 de marzo - San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María - Solemnidad

  Año Jubilar dedicado a San José
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PROGRAMA PARROQUIAL:
VIERNES, 19 DE MARZO

-  Horario de despacho: de 10.30 a 13.30 h. y de 17.00 a 20.00 h.

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 a 13.30 h. y de 17.00 a 21.00 h.

- Horario de catequesis de los niños y jóvenes: de 16.30 a 19.30 h.

- Misa de Entierro de NATIVIDAD MÁRQUEZ GALLINATO, a las 10.30 h.

- Confesiones Cuaresmales: de 11.00 a 13.30 h.

- Misa de Entierro de AITOR MARTÍN MANZANOS, a las 17.00 h.

- Concierto Cuaresmal a cargo del Liceo de la Música de Moguer, a las 18.00 h.

(para verlo en directo, pincha aquí)

- Eucaristía Solemne en honor a San José, en el Año Santo dedicado a él:

            * Santo Rosario, a las 19.00 h.

            * Santa Misa, a las 19.30 h.

(para verlo en directo, pincha aquí)

- Vía Crucis Cuaresmal, a las 20.30 h.



San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María





DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA

San José


218. Dios, en su providente sabiduría, para realizar el plan de la salvación, asignó a José de Nazaret, "hombre justo" (cfr. Mt 1,19), esposo de la Virgen María (cfr. ibid.; Lc 1,27), una misión particularmente importante: introducir legalmente a Jesús en la estirpe de David de la cual, según la promesa (2 Sam 7,5-16; 1 Cro 17,11-14), debía nacer el Mesías Salvador, y hacer de padre y protector para Él.

En virtud de esta misión, san José interviene activamente en los misterios de la infancia del Salvador: recibió de Dios la revelación del origen divino de la maternidad de María (cfr. Mt 1,20-21) y fue testigo privilegiado del nacimiento de Cristo en Belén (cfr. Lc 2,6-7), de la adoración de los pastores (cfr. Lc 2,15-16) y del homenaje de los Magos venidos de Oriente (cfr. Mt 2,11); cumplió con su deber religioso respecto al Niño, al introducirlo mediante la circuncisión en la alianza de Abraham (cfr. Lc 2,21) y al imponerle el nombre de Jesús (cfr. Mt 1,21); según lo prescrito en la Ley, presentó al Niño en el Templo, lo rescató con la ofrenda de los pobres (cfr. Lc 2,22-24; Ex 13,2.12-13) y, lleno de asombro, escuchó el cántico profético de Simeón (cfr. Lc 2,25-33); protegió a la Madre y al Hijo durante la persecución de Herodes, refugiándose en Egipto (cfr. Mt 2,13-23); se dirigía todos los años a Jerusalén con la Madre y el Niño, para la fiesta de Pascua, y sufrió, turbado, la pérdida de Jesús, a sus doce años, en el Templo (cfr. Lc 2,43-50); vivió en la casa de Nazaret, ejerciendo su autoridad paterna sobre Jesús, que le estaba sometido (cfr. Lc 2,51), instruyéndolo en la Ley y en la profesión de carpintero.

219. A lo largo de los siglos, especialmente en los tiempos más recientes, la reflexión eclesial ha puesto de manifiesto las virtudes de san José, entre las que destacan: la fe, que en él se traduce en adhesión plena y valerosa al designio salvífico de Dios; obediencia solícita y silenciosa ante las manifestaciones de su voluntad; amor y observancia fiel de la Ley, piedad sincera, fortaleza en las pruebas; el amor virginal a María, el debido ejercicio de la paternidad, el trabajo escondido.

220. La piedad popular comprende la validez y la universalidad del patrocinio de san José, "a cuya atenta custodia Dios quiso confiar los comienzos de nuestra redención" y "sus tesoros más preciados". Al patrocinio de san José se confían: toda la Iglesia, que el beato Pío IX quiso poner bajo la especial protección del santo Patriarca; los que se consagran a Dios eligiendo el celibato por el Reino de los cielos (cfr. Mt 19,12): estos "en san José tienen...un modelo y un defensor de la integridad virginal"; los obreros y los artesanos, de los cuales el humilde carpintero de Nazaret se considera un especial modelo; los moribundos, porque, según una piadosa tradición, san José fue asistido por Jesús y María, en la hora de su tránsito.

221. La Liturgia, al celebrar los misterios de la vida del Salvador, sobre todo los de su nacimiento e infancia, recuerda con frecuencia la figura y el papel de san José: en el tiempo de Adviento; en el tiempo de Navidad, especialmente en la fiesta de la Sagrada Familia; en la solemnidad del 19 de Marzo; en la memoria del 1º de Mayo.

El nombre de san José aparece en el Communicantes del Canon Romano y en las Letanías de los Santos. En la Recomendación de los moribundos se sugiere la invocación al santo Patriarca y, en la misma circunstancia, la comunidad ora para que el alma del difunto, que ha partido ya de este mundo, encuentre su morada "en la paz de la santa Jerusalén, con la Virgen María, Madre de Dios, con san José, con todos los Ángeles y los Santos".

222. También en la piedad popular la veneración de san José tiene un amplio espacio: en numerosas expresiones de genuino folclore; en la costumbre, establecida al menos desde el siglo XVII, de dedicar los miércoles al culto de san José, costumbre sobre la que se desarrollan algunos ejercicios de piedad como los Siete miércoles en su honor; en las jaculatorias que brotan de los labios de los fieles; en oraciones, como la compuesta por el Papa León XIII, Ad te, beate Ioseph, que no pocos fieles recitan diariamente; en las Letanías de san José, aprobadas por san Pío X; en el ejercicio de piedad de la corona de los Siete dolores y los siete gozos de san José.

223. El hecho de que la solemnidad de san José (19 de Marzo) caiga en Cuaresma, en la que la Iglesia se dedica totalmente a la preparación bautismal y a la memoria de la Pasión del Señor, provoca ciertas dificultades de armonización entre la Liturgia y la piedad popular. Por lo tanto, las prácticas tradicionales del "mes de San José" se deben poner en sintonía con el tiempo litúrgico. La renovación litúrgica ha conseguido que el significado del periodo cuaresmal sea más profundo en los fieles. Con las debidas adaptaciones en las expresiones de la piedad popular, se debe favorecer y difundir la devoción a san José, teniendo siempre presente "el insigne ejemplo... que va más allá de los diversos estados de vida y se propone a toda la comunidad cristiana, sea cual sea la condición y tareas de cada fiel".



Misa de la solemnidad (blanco).

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. prop «en la solemnidad», conveniente PE I. No se puede decir la PE IV.

LECC.: vol. IV.

- 2 Sam 7, 4-5a. 12-14a. 16. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre (Lc 1, 32).
- Sal 88. R. Su linaje será perpetuo.
- Rom 4, 13. 16-18. 22. Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza.
- Mt 1, 16. 18-21. 24a. José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
o bien:
 Lc 2, 41-51a. Tu padre y yo te buscábamos angustiados.


La figura de san José es para todos nosotros un modelo de fe, pues hizo todo lo que le había mandado el ángel del Señor, acogiendo a María como esposa y como hijo al niño que nacería de ella, Jesús (cf. Ev.). A su custodia les fueron confiados los primeros misterios de la salvación humana (cf. 1.a orac.) y se entregó por entero a servir al Unigénito, nacido de la Virgen María; que también nosotros merezcamos servir hoy al Señor en el altar de la eucaristía con un corazón puro (cf. orac. sobre las ofrendas). Que también, como Iglesia, llevemos a plenitud en su misión salvadora esos primeros misterios de la salvación.

DÍA Y COLECTA DEL SEMINARIO: Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la orac. univ., colecta. Puede celebrarse también el domingo 21 de marzo.


Liturgia de las Horas: oficio de la solemnidad. Te Deum. Comp. Dom. II.


Martirologio: elogs. del 20 de marzo, pág. 214.

CALENDARIOS: Santo Padre: Aniversario de la inauguración del Pontificado del papa Francisco (2013).

Sigüenza-Guadalajara: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. José Sánchez González, obispo, emérito (1980).

Tarazona: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Eusebio Hernández Sola, obispo (2011).



LECTURAS DE LA MISA


Monición de entrada

Hoy es la solemnidad de San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María, varón justo, nacido de la estirpe de David, que hizo las veces de padre para con el Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual quiso ser llamado hijo de José, y le estuvo sujeto como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial honor como patrón, a quien el Señor constituyó sobre su familia.


Antífona de entrada Cf. Lc 12, 42

Este es el administrador fiel y prudente a quien el Señor puso al frente de su servidumbre.

 

Se dice Gloria.


Oración colecta

Concédenos, Dios todopoderoso,
que tu Iglesia conserve siempre y lleve a su plenitud
los primeros misterios de la salvación humana
que confiaste a la fiel custodia de san José.
Por nuestro Señor Jesucristo.

 

LITURGIA DE LA PALABRA

Lecturas propias de San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María,
solemnidad (Lec. IV).

 

PRIMERA LECTURA
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre (Lc 1, 32)


Lectura del segundo libro de Samuel (2 Sam 7, 4-5a. 12-14a. 16)

EN AQUELLOS DÍAS, vino esta palabra del Señor a Natán:

    «Ve y habla a mi siervo David:

“Así dice el Señor: Cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré tu reino.
Será el quien construya una casa a mi nombre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre.
Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre”».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 88, 2-3. 4-5. 27 y 29 [R.: 37])

R. Su linaje será perpetuo.

V. Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.

R. Su linaje será perpetuo.
 
V. «Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades».

R. Su linaje será perpetuo.
 
V. Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable.

R. Su linaje será perpetuo.
 

SEGUNDA LECTURA
Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rom 4, 13. 16-18. 22)

HERMANOS:

    No por la ley sino por la justicia de la fe recibieron Abrahán y su descendencia la promesa de que iba a ser heredero el mundo.

    Por eso depende de la fe, para que sea según gracia; de este modo, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la que procede de la ley, sino también para la que procede de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros.

    Según está escrito: «Te he constituido padre de muchos pueblos»; la promesa está asegurada ante aquel en quien creyó, el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe.

    Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho:

«Así será tu descendencia».

    Por lo cual le fue contado como justicia.


Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

 

Versículo antes del Evangelio Sal 83, 5

Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre.

 

EVANGELIO

José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor


(opción 1)

╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt 1, 16. 18-21. 24a)

R. Gloria a ti, Señor.

 

JACOB engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

    La generación de Jesucristo fue de esta manera:

    María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

    José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

    «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

    Cuando José se despertó, hizo lo que le habla mandado el ángel del Señor.


Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

EVANGELIO
Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados


╬ Lectura del santo Evangelio según San Lucas ((opción 2) Lc 2, 41-51a)

R. Gloria a Ti, Señor.


LOS PADRES DE JESÚS solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.

    Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.

    Éstos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en buscándolo.

  Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

    Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:

«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».

    Él les contestó:

«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».

    Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.

    Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.

 
Palabra del Señor.
R. Gloria a Ti, Señor Jesús.

 

PAPA FRANCISCO, AUDIENCIA GENERAL,
Plaza de San Pedro, Miércoles 19 de marzo de 2014

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, 19 de marzo, celebramos la fiesta solemne de san José, esposo de María y patrono de la Iglesia universal. Dedicamos, por lo tanto, esta catequesis a él, que se merece todo nuestro reconocimiento y nuestra devoción por el modo en que supo custodiar a la Virgen Santa y al Hijo Jesús. Ser custodio es la característica de san José: es su gran misión, ser custodio.

Hoy quisiera retomar el tema de la custodia según una perspectiva especial: la dimensión educativa. Miremos a José como el modelo del educador, que custodia y acompaña a Jesús en su camino de crecimiento «en sabiduría, edad y gracia», como dice el Evangelio. Él no era el padre de Jesús: el padre de Jesús era Dios, pero él hacía de papá de Jesús, hacía de padre de Jesús para ayudarle a crecer. ¿Cómo le ayudó a crecer? En sabiduría, edad y gracia.

Partamos de la edad, que es la dimensión más natural, el crecimiento físico y psicológico. José, junto con María, se ocupó de Jesús ante todo desde este punto de vista, es decir, lo «crió», preocupándose de que no le faltase lo necesario para un desarrollo sano. No olvidemos que la custodia atenta de la vida del Niño comportó también el exilio en Egipto, la dura experiencia de vivir como refugiados —José fue un refugiado, con María y Jesús— para escapar de la amenaza de Herodes. Después, una vez que volvieron a su patria y se establecieron en Nazaret, está todo el largo periodo de la vida de Jesús en su familia. En esos años José enseñó a Jesús incluso su trabajo, y Jesús aprendió a ser carpintero con su padre José. Así, José ayudó a crecer a Jesús.

Pasemos a la segunda dimensión de la educación: la «sabiduría». José fue para Jesús ejemplo y maestro de esta sabiduría, que se alimenta de la Palabra de Dios. Podemos pensar en cómo José educó al pequeño Jesús en la escucha de las Sagradas Escrituras, sobre todo acompañándolo el sábado a la sinagoga de Nazaret. Y José lo acompañaba para que Jesús escuchase la Palabra de Dios en la sinagoga.

Y, por último, la dimensión de la «gracia». Dice san Lucas refiriéndose a Jesús: «La gracia de Dios estaba con Él» (2, 40). Aquí ciertamente la parte reservada a san José es más limitada respecto a los ámbitos de la edad y de la sabiduría. Pero sería un grave error pensar que un padre y una madre no pueden hacer nada para educar a los hijos en el crecimiento en la gracia de Dios. Crecer en edad, crecer en sabiduría, crecer en gracia: éste es el trabajo que hizo José con Jesús, ayudarle a crecer en estas tres dimensiones, ayudarle a crecer.

Queridos hermanos y hermanas, la misión de san José es ciertamente única e irrepetible, porque absolutamente único es Jesús. Y, sin embargo, al custodiar a Jesús, educándolo en el crecimiento en edad, sabiduría y gracia, él es modelo para todo educador, en especial para todo padre. San José es el modelo del educador y del papá, del padre. Encomiendo, por lo tanto, a su protección a todos los padres, a los sacerdotes —que son padres—, y a quienes tienen una tarea educativa en la Iglesia y en la sociedad. De modo especial, quiero saludar hoy, día del padre, a todos los padres, a todos los papás: os saludo de corazón. Veamos: ¿hay algunos padres en la plaza? ¡Levanten la mano los papás! ¡Pero cuántos papás! ¡Felicidades, felicidades en vuestro día! Pido para vosotros la gracia de estar siempre muy cerca de vuestros hijos, ayudándoles a crecer, pero cercanos, cercanos. Ellos necesitan de vosotros, de vuestra presencia, de vuestra cercanía, de vuestro amor. Sed para ellos como san José: custodios de su crecimiento en edad, sabiduría y gracia. Custodios de su camino; educadores, y caminad con ellos. Y con esta cercanía seréis auténticos educadores. Gracias por todo lo que hacéis por vuestros hijos: gracias. A vosotros, muchas felicidades y feliz fiesta del padre a todos los papás que están aquí, a todos los padres. Que san José os bendiga y os acompañe. Y algunos de nosotros hemos perdido al papá, se marchó, el Señor lo llamó; muchos de los que están en la plaza no tienen papá. Podemos rezar por todos los padres del mundo, por los papás vivos y también por los difuntos y por los nuestros, y podemos hacerlo juntos, cada uno recordando a su padre, si está vivo o si está muerto. Y recemos al gran Papá de todos nosotros, el Padre. Un «Padrenuestro» por nuestros padres: Padrenuestro...

¡Y muchas felicidades a los papás!

Del Catecismo de la Iglesia Católica

437 El ángel anunció a los pastores el nacimiento de Jesús como el del Mesías prometido a Israel: "Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor" (Lc 2, 11). Desde el principio él es "a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo"(Jn 10, 36), concebido como "santo" (Lc 1, 35) en el seno virginal de María. José fue llamado por Dios para "tomar consigo a María su esposa" encinta "del que fue engendrado en ella por el Espíritu Santo" (Mt 1, 20) para que Jesús "llamado Cristo" nazca de la esposa de José en la descendencia mesiánica de David (Mt 1, 16; cf. Rm 1, 3; 2Tm 2, 8; Ap 22, 16).

 

Se dice Credo.

 

Oración de los fieles

Oremos a Dios Padre, por la intercesión de san José, a quien puso al frente del hogar de su Hijo, en Nazaret.

- Por la Iglesia, la gran familia de los hijos de Dios. Roguemos al Señor.

- Por los gobernantes, responsables de la institución familiar y de la convivencia de todos los ciudadanos. Roguemos al Señor.

- Por todos los hogares del mundo, en especial por los hogares cristianos y por los padres de familia que han de ser ejemplo de fe y santidad para sus hijos. Roguemos al Señor.

- Por los enfermos y los agonizantes, por los que se sienten angustiados. Roguemos al Señor.

Si hoy se celebra el día del seminario:

- Por los seminaristas que se preparan para recibir el ministerio presbiteral, que descubran pronto, como Jesús, que están llamados a ocuparse solamente de las cosas del Padre. Roguemos al Señor.

- Por los que colaboran en la formación de los futuros ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.

- Por nosotros, llamados a vivir en la oscuridad y a la luz de la fe, que contemplamos el ejemplo luminoso de san José, cuya vida estuvo escondida con Cristo en Dios. Roguemos al Señor.

Dios, Padre bueno,
que encomendaste a san José el cuidado de Jesús y María:
haz que siga cuidando de tu familia en la tierra
para que lleguemos a heredar tus promesas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Oración sobre las ofrendas

Te pedimos, Señor,
que, así como san José se entregó con piadoso afecto
a servir a tu Unigénito, nacido de la Virgen María,
merezcamos, también nosotros,
servir a tu altar con un corazón puro.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO DE SAN JOSÉ,
ESPOSO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

La misión de San José


En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la solemnidad de san José.
Porque él es el hombre justo que diste por esposo a la Virgen Madre de Dios;
el servidor fiel y prudente que pusiste al frente de tu familia
para que, haciendo las veces de padre, 
cuidara a tu Unigénito, concebido por obra del Espíritu Santo,
Jesucristo, Señor nuestro.

Por él, los ángeles alaban tu gloria,
te adoran las dominaciones y tiemblan las potestades,
los cielos, sus virtudes y los santos serafines
te celebran unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:

Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Mt 25, 21

Siervo bueno y fiel: entra en el gozo de tu Señor.

 

Oración después de la comunión

Defiende, Señor, con tu protección continua a tu familia,

alegre por la solemnidad de san José,

y, al saciarla con el alimento de este altar,

conserva con bondad tus dones en ella.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Oración Final

Oh Dios, que con inefable providencia,
te dignaste elegir al bienaventurado José
por esposo de tu Santísima Madre,
te rogamos nos concedas tener como intercesor en los cielos
al que en la tierra veneramos como protector. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

Letanía a San José

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.

Cristo escúchanos, Cristo escúchanos,

Dios Padre Celestial. Ten piedad de nosotros.

Dios Hijo Redentor del mundo. Ten piedad de nosotros.

Dios Espíritu Santo. Ten piedad de nosotros.

Santa Trinidad, un solo Dios. Ten piedad de nosotros.

Santa María. Ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Ínclito descendiente de David, Ruega por nosotros.

Lumbrera de los Patriarcas, Ruega por nosotros.

Esposo de la Madre de Dios, Ruega por nosotros.

Custodio casto de la Virgen, Ruega por nosotros.

Padre nutricio del Hijo de Dios, Ruega por nosotros.

Solícito defensor de Cristo, Ruega por nosotros.

Jefe de la Sagrada Familia, Ruega por nosotros.

José justísimo, Ruega por nosotros.

José castísimo, Ruega por nosotros.

José prudentísimo, Ruega por nosotros.

José fortísimo, Ruega por nosotros.

José obedientísimo, Ruega por nosotros.

José fidelísimo, Ruega por nosotros.

Espejo de paciencia, Ruega por nosotros.

Amador de la pobreza, Ruega por nosotros.

Modelo de los obreros, Ruega por nosotros.

Honra de la vida doméstica, Ruega por nosotros.

Custodio de Vírgenes, Ruega por nosotros.

Amparo de las familias, Ruega por nosotros.

Consuelo de los desgraciados, Ruega por nosotros.

Esperanza de los enfermos, Ruega por nosotros.

Abogado de los moribundos, Ruega por nosotros.

Terror de los demonios, Ruega por nosotros.

Protector de la Santa Iglesia, Ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Ten misericordia de nosotros.

 

V/. Le constituyó señor de su casa,
R/. Y jefe de todo cuanto poseía.

Oremos

Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para esposo de tu Madre Santísima: te rogamos nos concedas que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle por intercesor en el Cielo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Invocación

San José, haz que vivamos una vida inocente, asegurada siempre bajo tu patrocinio.