11 de febrero - SÁBADO DE LA V SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, o SANTA MARÍA EN SÁBADO (ML), o BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DE LOURDES (ML)



  SÁBADO DE LA SEMANA V DEL TIEMPO ORDINARIO,
  o BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DE LOURDES (MO), JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO, 
  Oficio del Sábado de la Semana V del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo III: Oficio de Lecturas Laudes - TerciaSexta     Nona Vísperas - Completas)
 



PROGRAMA PARROQUIAL:
SÁBADO, 11 DE FEBRERO

PARROQUIA DEL CARMEN:

Eucaristía I Vísperas del Domingo VI del Tiempo Ordinario, en la Parroquia (18.30 h.).

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

Eucaristía I Vísperas del Domingo VI del Tiempo Ordinario, en la Parroquia, (a las 19.30 h.).



NOTICIAS DE ACTUALIDAD


MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA XXXI JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO
11 de febrero de 2023

«Cuida de él» (Lc 6,36) 

Estar al lado de los que sufren en un camino de caridad


La compasión como ejercicio sinodal de sanación

Queridos hermanos y hermanas:

La enfermedad forma parte de nuestra experiencia humana. Pero, si se vive en el aislamiento y en el abandono, si no va acompañada del cuidado y de la compasión, puede llegar a ser inhumana. Cuando caminamos juntos, es normal que alguien se sienta mal, que tenga que detenerse debido al cansancio o por algún contratiempo. Es ahí, en esos momentos, cuando podemos ver cómo estamos caminando: si realmente caminamos juntos, o si vamos por el mismo camino, pero cada uno lo hace por su cuenta, velando por sus propios intereses y dejando que los demás “se las arreglen”. Por eso, en esta XXXI Jornada Mundial del Enfermo, en pleno camino sinodal, los invito a reflexionar sobre el hecho de que, es precisamente a través de la experiencia de la fragilidad y de la enfermedad, como podemos aprender a caminar juntos según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura.

En el libro del profeta Ezequiel, en un gran oráculo que constituye uno de los puntos culminantes de toda la Revelación, el Señor dice así: «Yo mismo apacentaré mis ovejas y las llevaré a descansar —oráculo del Señor—. Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma […]. Yo las apacentaré con justicia» (34,15-16). La experiencia del extravío, de la enfermedad y de la debilidad forman parte de nuestro camino de un modo natural, no nos excluyen del pueblo de Dios; al contrario, nos llevan al centro de la atención del Señor, que es Padre y no quiere perder a ninguno de sus hijos por el camino. Se trata, por tanto, de aprender de Él, para ser verdaderamente una comunidad que camina unida, capaz de no dejarse contagiar por la cultura del descarte.

La Encíclica Fratelli tutti, como ustedes saben, propone una lectura actualizada de la parábola del buen samaritano. La escogí como eje, como punto de inflexión, para poder salir de las “sombras de un mundo cerrado” y “pensar y gestar un mundo abierto” (cf. n. 56). De hecho, existe una conexión profunda entre esta parábola de Jesús y las múltiples formas en las que se niega hoy la fraternidad. En particular, el hecho de que la persona golpeada y despojada sea abandonada al borde del camino, representa la condición en la que se deja a muchos de nuestros hermanos y hermanas cuando más necesitados están de ayuda. No es fácil distinguir cuáles agresiones contra la vida y su dignidad proceden de causas naturales y cuáles, en cambio, provienen de la injusticia y la violencia. En realidad, el nivel de las desigualdades y la prevalencia de los intereses de unos pocos ya afectan a todos los entornos humanos, hasta tal punto que resulta difícil considerar cualquier experiencia como “natural”. Todo sufrimiento tiene lugar en una “cultura” y en medio de sus contradicciones.

Sin embargo, lo importante aquí es reconocer la condición de soledad, de abandono. Se trata de una atrocidad que puede superarse antes que cualquier otra injusticia, porque, como nos dice la parábola, todo lo que se necesita para eliminarla es un momento de atención, el movimiento interior de la compasión. Dos transeúntes, considerados religiosos, ven al herido y no se detienen. El tercero, en cambio, un samaritano, objeto de desprecio, sintió compasión y se hizo cargo de aquel forastero en el camino, tratándolo como a un hermano. Obrando de ese modo, sin siquiera pensarlo, cambió las cosas, generó un mundo más fraterno.

Hermanos, hermanas, nunca estamos preparados para la enfermedad. Y, a menudo, ni siquiera para admitir el avance de la edad. Tenemos miedo a la vulnerabilidad y la cultura omnipresente del mercado nos empuja a negarla. No hay lugar para la fragilidad. Y, de este modo, el mal, cuando irrumpe y nos asalta, nos deja aturdidos. Puede suceder, entonces, que los demás nos abandonen, o que nos parezca que debemos abandonarlos, para no ser una carga para ellos. Así comienza la soledad, y nos envenena el sentimiento amargo de una injusticia, por el que incluso el Cielo parece cerrarse. De hecho, nos cuesta permanecer en paz con Dios, cuando se arruina nuestra relación con los demás y con nosotros mismos. Por eso es tan importante que toda la Iglesia, también en lo que se refiere a la enfermedad, se confronte con el ejemplo evangélico del buen samaritano, para llegar a convertirse en un auténtico “hospital de campaña”. Su misión, sobre todo en las circunstancias históricas que atravesamos, se expresa, de hecho, en el ejercicio del cuidado. Todos somos frágiles y vulnerables; todos necesitamos esa atención compasiva, que sabe detenerse, acercarse, curar y levantar. La situación de los enfermos es, por tanto, una llamada que interrumpe la indiferencia y frena el paso de quienes avanzan como si no tuvieran hermanas y hermanos.

La Jornada Mundial del Enfermo, en efecto, no sólo invita a la oración y a la cercanía con los que sufren. También tiene como objetivo sensibilizar al pueblo de Dios, a las instituciones sanitarias y a la sociedad civil sobre una nueva forma de avanzar juntos. La profecía de Ezequiel, citada al principio, contiene un juicio muy duro acerca de las prioridades de quienes ejercen el poder económico, cultural y de gobierno sobre el pueblo: «Ustedes se alimentan con la leche, se visten con la lana, sacrifican a las ovejas más gordas, y no apacientan el rebaño. No han fortalecido a la oveja débil, no han curado a la enferma, no han vendado a la herida, no han hecho volver a la descarriada, ni han buscado a la que estaba perdida. Al contrario, las han dominado con rigor y crueldad» (34,3-4). La Palabra de Dios es siempre iluminadora y actual. No sólo en su denuncia, sino también en su propuesta. De hecho, la conclusión de la parábola del buen samaritano nos sugiere cómo el ejercicio de la fraternidad, iniciado por un encuentro de tú a tú, puede extenderse a un cuidado organizado. La posada, el posadero, el dinero, la promesa de mantenerse mutuamente informados (cf. Lc 10,34-35): todo esto nos hace pensar en el ministerio de los sacerdotes; en la labor de los agentes sanitarios y sociales; en el compromiso de los familiares y de los voluntarios, gracias a los cuales, cada día, en todas las partes del mundo, el bien se opone al mal.

Los años de la pandemia han aumentado nuestro sentimiento de gratitud hacia quienes trabajan cada día por la salud y la investigación. Pero, de una tragedia colectiva tan grande, no basta salir honrando a unos héroes. El COVID-19 puso a dura prueba esta gran red de capacidades y de solidaridad, y mostró los límites estructurales de los actuales sistemas de bienestar. Por tanto, es necesario que la gratitud vaya acompañada de una búsqueda activa, en cada país, de estrategias y de recursos, para que a todos los seres humanos se les garantice el acceso a la asistencia y el derecho fundamental a la salud.

«Cuida de él» (Lc 10,35) es la recomendación del samaritano al posadero. Jesús nos lo repite también a cada uno de nosotros, y al final nos exhorta: «Anda y haz tú lo mismo». Como subrayé en Fratelli tutti, «la parábola nos muestra con qué iniciativas se puede rehacer una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos y levantan y rehabilitan al caído, para que el bien sea común» (n. 67). En realidad, «hemos sido hechos para la plenitud que sólo se alcanza en el amor. No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor» (n. 68).

El 11 de febrero de 2023, miremos también al Santuario de Lourdes como una profecía, una lección que se encomienda a la Iglesia en el corazón de la modernidad. No vale solamente lo que funciona, ni cuentan solamente los que producen. Las personas enfermas están en el centro del pueblo de Dios, que avanza con ellos como profecía de una humanidad en la que todos son valiosos y nadie debe ser descartado.

Encomiendo a la intercesión de María, Salud de los enfermos, a cada uno de ustedes, que se encuentran enfermos; a quienes se encargan de atenderlos —en el ámbito de la familia, con su trabajo, en la investigación o en el voluntariado—; y a quienes están comprometidos en forjar vínculos personales, eclesiales y civiles de fraternidad. A todos les envío cordialmente mi Bendición Apostólica.

Roma, San Juan de Letrán, 10 de enero de 2023

Francisco

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SANTORAL DE HOY

Elogio: Nuestra Señora la Bienaventurada Virgen María de Lourdes. Cuatro años después de la proclamación de su Inmaculada Concepción, la Santísima Virgen se apareció en repetidas ocasiones a la humilde joven santa María Bernarda Soubirous en los montes Pirineos, junto al río Gave, en la gruta de Massabielle, cerca de la población de Lourdes, en Francia, y, desde entonces, aquel lugar es frecuentado por muchos cristianos, que acuden devotamente a rezar.

Refieren a este santo: Santa María Bernarda Soubirous


   Santa Soteris, virgen y mártir   

En Roma, en la vía Apia, en el cementerio que lleva su nombre, santa Soteris, virgen y mártir, que, como relata san Ambrosio, renunciando por causa de la fe a la nobleza y a los honores de su familia, no se prestó a inmolar a los ídolos, ni se dejó vencer por humillantes injurias, ni temió morir herida por una espada.

   Santos Mártires de Numidia   

Conmemoración de los numerosos santos mártires apresados en Numidia, durante la persecución llevada a cabo bajo Diocleciano, que fueron víctimas de crueles suplicios por no querer entregar las Sagradas Escrituras, conforme al edicto del emperador.

   San Castrense, mártir   

En Volturno, en la Campania, san Castrense, mártir.

   San Secundino de Apulia, obispo   

En Apulia, san Secundino, obispo.

   San Severino de Agaune, abad   

En Chateâu-Laudon, en la Galia, san Severino, abad del monasterio de Agaune.

   San Gregorio II, papa   

En Roma, en la basílica de San Pedro, sepultura de san Gregorio II, papa, el cual, en los difíciles tiempos bajo el emperador León Isáurico, trabajó en defensa de la Iglesia y del culto de las sagradas imágenes, y envió a san Bonifacio por tierras de Germania a predicar el Evangelio.

   San Pascual I, papa   

También en Roma, memoria de san Pascual I, papa, que, llevado por la devoción, trasladó muchos cuerpos de mártires desde las catacumbas a distintas iglesias de la ciudad.

   San Ardano, abad   

En Borgoña, san Ardano, abad de Tournus.

   San Pedro de Jesús Maldonado Lucero, presbítero y mártir   

En Chihuahua, en México, san Pedro de Jesús Maldonado Lucero, presbítero y mártir, que, arrestado durante la persecución contra la Iglesia mientras administraba el sacramento de la Eucaristía, alcanzó el triunfo del martirio al ser golpeado mortalmente en la cabeza.

   Beato Tobías Borrás Romeu, religioso y mártir   

En Vinarós, en la región de Valencia, en España, beato Tobías (Francisco) Borrás Romeu, religioso de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios y mártir, que durante la persecución religiosa consumó su glorioso sacrificio.


LITURGIA DE HOY

(Hasta la Hora Nona:)

Misa de sábado (verde) o de una de las memorias (blanco).

MISAL: para el sábado cualquier formulario permitido (véase pág. 71, n. 5) / para la memoria del de santa María en sábado común de la bienaventurada  Virgen María o de las «Misas de la Virgen María», o de un domingo del T.O. / para la memoria de la BVM de Lourdes 1.ª orac. prop. y el resto del común de la bienaventurada Virgen María, o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.

LECC.: vol. III-impar.

- Gen 3, 9-24. El Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo.

- Sal 89. R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

- Mc 8, 1-10. La gente comió hasta quedar saciada.

o bien: cf. vol. IV, o bien cf. Leccionario de las «Misas de la Virgen María».

- JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO (pontificia y dependiente de la CEE, obligatoria): Liturgia del día (aunque por utilidad pastoral, a juicio del rector de la iglesia o del sacerdote celebrante, se puede usar el formulario «Por los enfermos», cf. OGMR, 376), alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la orac. univ.

Liturgia de las Horas: oficio de sábado o de una de las me- morias.

Martirologio: elogs. del 12 de febrero, pág. 160.

CALENDARIOS: Benedictinos, O. Cist. y OCSO: San Benito de Aniano, abad (ML).

Ourense: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. José Leonardo Lemos Montanet, obispo (2012).


SÁBADO V SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA
El Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo
Lectura del libro del Génesis (Gén 3, 9-24)
EL Señor Dios llamó al hombre y le dijo:
«¿Dónde estás?».
Él contestó:
«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».
El Señor Dios le replicó:
«¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».
Adán respondió:
«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».
El Señor Dios dijo a la mujer:
«¿Qué has hecho?».
La mujer respondió:
«La serpiente me sedujo y comí».
El Señor Dios dijo a la serpiente:
«Por haber hecho eso, maldita tú
entre todo el ganado y todas las fieras del campo;
te arrastrarás sobre el vientre
y comerás polvo toda tu vida;
pongo hostilidad entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y su descendencia;
esta te aplastará la cabeza
cuando tú la hieras en el talón».
A la mujer le dijo:
«Mucho te haré sufrir en tu preñez,
parirás hijos con dolor,
tendrás ansia de tu marido,
y él te dominará».
A Adán le dijo:
«Por haber hecho caso a tu mujer
y haber comido del árbol del que te prohibí,
maldito el suelo por tu culpa:
comerás de él con fatiga mientras vivas;
brotará para ti cardos y espinas,
y comerás hierba del campo.
Comerás el pan con sudor de tu frente,
hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste sacado;
pues eres polvo y al polvo volverás».
Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
El Señor Dios hizo túnicas de piel para Adán y su mujer, y los vistió.
Y el Señor Dios dijo:
«He aquí que el hombre se ha hecho como uno de nosotros en el conocimiento del bien y el mal; no vaya ahora a alargar su mano y tome también del árbol de la vida, coma de él y viva para siempre».
El Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado.
Echó al hombre, y a oriente del jardín de Edén colocó a los querubines y una espada llameante que brillaba, para cerrar el camino del árbol de la vida.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial (Sal 89, 2. 3-4. 5-6. 12-13 [R: 1bc])

R/.Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

V/. Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.

R/.Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

V/. Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna.

R/.Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

V/. Si tú los retiras son como un sueño,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca.

R/.Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

V/. Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos.

R/.Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

AleluyaMt 4, 4b

R/.Aleluya, aleluya, aleluya.
V/.No solo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R

EVANGELIO
La gente comió hasta quedar saciada

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 8, 1-10)

POR AQUELLOS DIAS, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde lejos».
Le replicaron sus discípulos:
«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».
Él les preguntó:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete».
Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Palabra del Señor.
Gloria a Ti, Señor Jesús. 


Misa de la memoria:
11 de febrero
Nuestra Señora de Lourdes

La oración colecta es propia. El resto está tomado del común de Santa María Virgen 3.


Antífona de entrada Cf. Jdt 13, 18-19

El Señor Dios altísimo te ha bendecido, Virgen María, entre todas las mujeres de la tierra, porque ha sido glorificado tu nombre de tal modo que tu alabanza está siempre en la boca de todos.

Monición de entrada

Conmemoramos hoy a la bienaventurada Virgen María de Lourdes En 1858, cuatro años después de la proclamación del dogma de su Inmaculada Concepción, la Virgen María se apareció en repetidas ocasiones a la humilde joven santa María Bernarda Soubirous en la gruta de Massabielle, cerca de la población de Lourdes, en Francia. Desde entonces, aquel lugar es frecuentado por muchos cristianos, que acuden devotamente a rezar.


Oración colecta

Dios de misericordia,
concédenos fortaleza en nuestra debilidad
a cuantos recordamos a la inmaculada Madre de Dios,
para que, con el auxilio de su intercesión,
nos levantemos de nuestros pecados.
Por nuestro Señor Jesucristo.


Lecturas propias de la memoria de la Virgen de Lourdes:


PRIMERA LECTURA
Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz

Lectura del libro del profeta Isaías     66, 10-14c

¡Alégrense con Jerusalén y regocíjense a causa de ella, todos los que la aman! ¡Compartan su mismo gozo los que estaban de duelo por ella, para ser amamantados y saciarse en sus pechos consoladores, para gustar las delicias de sus senos gloriosos!

Porque así habla el Señor: Yo haré correr hacia ella la prosperidad como un río, y la riqueza de las naciones como un torrente que se desborda.

Sus niños de pecho serán llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas. Como un hombre es consolado por su madre, así yo los consolaré a ustedes, y ustedes serán consolados en Jerusalén.

Al ver esto, se llenarán de gozo y sus huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus servidores.


Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Jdt 13, 18bcde. 19 [R.: 15, 9d)]

R. ¡Tú eres el insigne honor de nuestra raza!

Que el Dios Altísimo te bendiga, hija mía,
más que a todas las mujeres de la tierra;
y bendito sea el Señor Dios,
creador del cielo y de la tierra. R.

R. ¡Tú eres el insigne honor de nuestra raza!

Nunca olvidarán los hombres
la confianza que has demostrado
y siempre recordarán el poder de Dios.

R. ¡Tú eres el insigne honor de nuestra raza!

Aleluya Cf. Lc 1, 45
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Feliz de ti, Virgen María, por haber creído
que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor. R.


EVANGELIO
Y la madre de Jesús estaba allí

╬ Lectura del santo Evangelio según san Juan (2, 1-11)
R. Gloria a ti, Señor.

TRES DÍAS después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que él les diga.»
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas.» Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete.» Así lo hicieron.

El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento.»

Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.


Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor, Jesús.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«En medio del júbilo de la fiesta, en Caná, sólo María advierte la falta de vino… Hasta los detalles más pequeños de servicio llega el alma si, como Ella, se vive pendiente del prójimo, por Dios» (San Josemaría).

· «En el Rosario, tan querido para Bernadette y los peregrinos en Lourdes, se concentra la profundidad del mensaje evangélico. Nos introduce en la contemplación del rostro de Cristo. De esta oración de los humildes podemos sacar copiosas gracias» (Benedicto XVI).

· «El Evangelio nos revela cómo María ora e intercede en la fe: en Caná (cf. Jn 2,1-12) la madre de Jesús ruega a su hijo por las necesidades de un banquete de bodas, signo de otro banquete, el de las bodas del Cordero que da su Cuerpo y su Sangre a petición de la Iglesia, su Esposa. Y en la hora de la nueva Alianza, al pie de la Cruz, María es escuchada como la Mujer, la nueva Eva, la verdadera ‘madre de los que viven’» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.618).

(tomado de evangeli.net)


(Después de la Hora Nona:)
 
SEXTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Segunda semana del Salterio

Misa vespertina del VI Domingo del tiempo ordinario (verde).

Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio dominical. Comp. Dom. I.

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.

LECC.: vol. I (A).

- Eclo 15, 15-20. A nadie obligó a ser impío.

- Sal 118. R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.

- 1 Cor 2, 6-10. Dios predestinó la sabiduría antes de los siglos para nuestra gloria.

- Mt 5, 17-37. Así se dijo a los antiguos; pero yo os digo.


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