TÉMPORAS DE ACCIÓN DE GRACIAS Y DE PETICIÓN, (MO, Feria mayor)
PROGRAMA PARROQUIAL:
MARTES, 05 DE OCTUBRE
- Horario de la parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.
- PARROQUIA:
- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Eucaristía del Martes XXVII del T.O., Témporas de Acción de Gracias y Petición (a las 19.30 h.).
- SAN FRANCISCO:
- SEGUNDO DÍA DE TRIDUO A LA VIRGEN DEL ROSARIO: Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Martes XXVII del T.O., Témporas de Acción de Gracias y Petición, (a las 20.30 h.).
Témporas de acción de gracias y de petición al comenzar el otoño
(Tomado de
Jesús Martí Ballester | Fuente: www.jmarti.ciberia.es)
«Las
Témporas -dice el Misal- son días de acción de gracias y de petición que la
comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección
de las cosechas, al reemprender la actividad habitual». La celebración ha sido
fijada en España para el día 5 de octubre, pues su localización en el
calendario e incluso su duración dependen de las Conferencias Episcopales de
cada país, dada la disparidad de las estaciones. Nos estamos quejando de la
sequía, aquí, en otros lugares de inundaciones, en otros de huracanes y
catástrofes en transportes aéreos, etc. Nos urge, pues la oración, la
invocación a la protección de los Santos con sus letanías, ¿por qué no acudimos
a Dios para que libre a la humanidad de tanta calamidad? El día de las Témporas
es un día propicio para esta oración colectiva. Y esto es lo que se propone
este Reportaje. Hacer ver la importancia de este día y de esta plegaria.
Institución
Antiquísima
Las Témporas,
y las Rogativas, son una antiquísima institución litúrgica vinculada a las
cuatro estaciones del año, para reunir a la comunidad, instando al ayuno y a la
oración, para dar gracias a Dios por los frutos de la tierra y pedir su
bendición sobre el trabajo de los hombres. Nacieron en Roma y se difundieron
con la liturgia romana. Al principio se celebraban en otoño, invierno y verano,
en los meses de septiembre, diciembre y junio. Por los sermones de San León
Magno se conoce el significado de estas jornadas penitenciales. .
Léxicamente
la palabra témpora significa tiempo de ayuno en cada una de las estaciones del
año. Litúrgicamente en la ordenación anterior a la reforma del Vaticano II se
celebraban las témporas correspondientes al inicio del invierno, de la
primavera, del verano y del invierno. Era el tiempo designado también, junto
con las plegarias, rogativas y ayuno, para conferir las Órdenes sagradas. Yo
recibí el Subdiaconado el 21 de septiembre, el Diaconado el 21 de diciembre y
el Presbiterado el 31 de mayo, Vigilia de Pentecostés.
En la actual
ordenación la iglesia celebra una sola vez al año el día de la acción de
gracias. Es un día al final del verano en el que agradece los frutos de las
cosechas, aunque no se puede limitar este gesto elemental a un día determinado.
En cada día y en cada momento hay motivos para dar gracias a Dios por el don de
la vida. Dar gracias es un rasgo fundamentalmente cristiano y humano. La
dialéctica humana funciona en términos de "doy para que me des", pero
la dialéctica divina se cambia por estos otros: "Me has dado mucho y por
eso te doy gracias". Dar gracias cuesta muy poco, pero si sale del corazón
es la más noble expresión de un sentimiento humano.
Oración de
alabanza
Dar gracias
también por la enfermedad, ya que puede ocurrir que se necesite como medicina
del espíritu y por eso hay que dar gracias también por la enfermedad. La
oración de alabanza es la más excelsa, también la gratitud, debe salir del
corazón. Eso agrada mucho a Dios, como lo demuestra en la queja de Jesús en el
caso de los leprosos. De los diez leprosos, nueve de ellos quedaron curados, el
décimo creyó y fue salvado. No es lo mismo curar que salvar. La curación se
produce en el exterior. La salvación afecta a la totalidad de la persona. Uno
de los diez leprosos se mostró agradecido y en ese gesto encontró la fe y la
salvación. Los nueve restantes sólo encontraron la curación.
Nacieron en
Roma
Las Témporas
nacieron en Roma y se difundieron con la liturgia romana. Al principio tuvieron
lugar en las estaciones del otoño, invierno y verano, en los meses de
septiembre, diciembre y junio. Por algunos sermones de San León Magno se conoce
el significado de estas jornadas penitenciales, que comprendían la eucaristía,
además del ayuno. Pretender relacionarlas con cultos naturalistas
pre-cristianos es pura imaginación, aunque es evidente su relación con la vida
agraria, propia de aquellos tiempos. Las Témporas son un acercamiento mutuo de
la liturgia y la vida humana, en el afán de encontrar en Dios la fuente de todo
don y la santificación de la tarea de los hombres. Hoy, considerada la
extensión de la Iglesia y su presencia en los pueblos más diversos, se imponía
una revisión y una adaptación de esta vieja celebración litúrgica, que ya no
tiene por qué ser agraria ni campesina únicamente, sino que puede ser muy bien
urbana y cercana a las preocupaciones del hombre del cemento. Lo importante es
que se viva y se celebre la obra de Dios en el hombre y con la ayuda del
hombre; con un espíritu de fe y de acción de gracias del creyente, que sabe que
lo temporal tiene su propia autonomía, pero sin romper con Dios y sin ir en
contra de su voluntad salvadora: «Todo es vuestro; pero vosotros sois de
Cristo, y Cristo, de Dios» (1 Cor 3,22).
Ciclo vital
La piedad
popular está atenta al desarrollo del ciclo vital de la naturaleza: mientras se
celebran las "témporas de invierno", las semillas se encuentran
enterradas, en espera de que la luz y el calor del sol las haga germinar.
Tiempo de súplica al Señor y de meditación sobre el significado del trabajo
humano, colaboración con la obra creadora de Dios, realización de la persona,
servicio al bien común, actualización del plan de la Redención. Coronarás el
año con tus bienes, Señor, y serás la esperanza del confín de la tierra.
Terminada la recolección de las cosechas y el periodo anual de descanso la
Iglesia celebra las Témporas. Se convierte también en tiempo propicio para
pedir ayuda al Señor para recomenzar de nuevo en las actividades del trabajo
normal y en construcción de la vida interior de cada persona, su maduración en
Cristo. Agradecer y pedir son dos modos de relacionarnos con Dios. Tenemos
muchas necesidades, a la vez que hemos recibido mucho y lo debemos agradecer.
Si no nos damos cuenta de lo que recibimos, no nos sentimos obligados a
agradecer con amor.
La gratitud
Siempre
podemos ofrecer nuestro agradecimiento que, si es sincero, basta. El que no es
agradecido es sumamente pobre. Quien no da gracias a Dios es porque no está
convencido de deberle nada. Pero a Dios se le debe todo. Un rabino daba gracias
a Dios "por todo". - "¡Pero si no tienes nada!", le replicó
otro que le oía. A lo que respondió: "Yo necesitaba la pobreza y Dios me
la ha dado".
El camino de
amor pasa por la gratitud: Lo recordaba al pueblo Moisés: “No te olvides del
Señor. No sea que cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas
hermosas y las habites, cuando críes tus reses y ovejas, aumentes tu plata y tu
oro, y abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor tu Dios, que
te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto
inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua,
que te saco agua de una roca de pedernal”. La vida de Jesus es una continua
acción de gracias al Padre. Cuando va a resucitar a Lázaro, habla con su Padre:
“Padre, te doy gracias porque me has escuchado”. Antes de le multiplicación de
los panes, Jesús tomo los panes y, dando gracias, dio a los que estaban
recostados, e igualmente los peces... En la institución de la Eucaristía, antes
de pronunciar las palabras sobre el pan y el vino, el Señor dio gracias. Por
eso podemos decir, según Juan Pablo II -que su oración, y toda su existencia
terrena, se convirtió en revelación de esta verdad fundamental enunciada por la
Carta de Santiago: Todo don bueno y toda dadiva perfecta viene de arriba,
desciende del Padre de las luces... (Sant 1, 17)-. La acción de gracias es como
una restitución, porque todo tiene en El su principio y su fuente. Demos
gracias al Señor Nuestro Dios, decimos con la Iglesia en el centro de la
liturgia eucarística. Nada hay más justo y necesario que dar gracias al Señor
todos los días de nuestra vida, y el mayor agradecimiento a Dios es amar
nuestra condición de hijos suyos. San Pablo dice a los paganos que, habiendo
conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias.
Motivos para
dar gracias
Este año
hemos recibido plenitud de dones del Señor: unos claros y visibles; otros,
quizá más valiosos, han quedado ocultos: peligros del alma y del cuerpo de los
que hemos sido librados; personas a las que hemos conocido y que tendrán una
importancia decisiva en nuestra salvación; gracias y ayudas; acontecimientos
que quizás hemos negativos, enfermedades, fracasos, veremos que han sido
regalos de Dios. Nuestra vida entera es un bien inmerecido. Por eso las
acciones de gracias deben ser continuas. En el Prefacio de la Misa, recordamos que
es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo. ¡Dios mío, gracias! Y el alma se llena de paz, porque entiende que
de aquello que parece poco grato o no deseable, Dios sacará mucho fruto. Este
gracias es como el leño que Dios mostró a Moisés, que arrojado en las aguas
amargas, las trocó en dulces (Ex 15, 25). Con la acción de gracias continua, la
petición reiterada, porque son muchas las ayudas que necesitamos, sin las
cuales no podremos seguir el camino del crecimiento.
Pedid y
Recibiréis
Aunque el Señor nos concede muchos dones sin que se los pidamos, ha dispuesto concedernos otros si se los pedimos con la fuerza de la oración. Es necesario que pidamos, es preciso orar siempre y no desfallecer con la seguridad de que nuestras oraciones serán siempre atendidas. Dios mismo es garante de que todo lo que pidamos se nos concederá. “Pedid y se os dará, buscad y encontrareis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre”. Cuanto mas pedimos, más nos acercamos a Dios, más crece nuestra amistad con El. En la tierra, cuando hay que pedir un favor a un poderoso se busca un lazo que nos una a el, el momento oportuno, en que se encuentre de buen animo... Dios siempre está dispuesto a escucharnos. “¿Acaso si alguno de vosotros, si un hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto mas vuestro Padre celestial dará cosas buenas a los que se las pidan?
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Santos Mártires de Tréveris, mártires
En Tréveris, en la Galia Bélgica, conmemoración de los santos mártires
que, durante la persecución bajo el emperador Diocleciano, recibieron la palma
del martirio.
Santa Caritina, mártir
En la ciudad de Gorgos, en Cilicia, santa Caritina, mártir.
Santa Mamlaca, virgen y mártir
Conmemoración de santa Mamlaca, virgen y mártir, que, oriunda de la
región de Beth Garmay, se trasladó a Persia, donde fue condenada a muerte por
el rey Sapor II.
San Apolinar de Valence,
obispo
En Valence, en la región de la Galia Vienense, san Apolinar, obispo,
hermano de san Avito, obispo de Vienne, que, hombre lleno de fervor por la
justicia y la honestidad, supo restituir el vigor y el esplendor de la religión
cristiana en esta sede, durante largo tiempo desprovista de pastor.
Santos Mauro y Plácido, monjes
Conmemoración de los santos Mauro y Plácido, monjes, que desde su
adolescencia fueron discípulos del abad san Benito.
San Jerónimo de Nevers, obispo
En Nevers, de Neustria, san Jerónimo, obispo, que enriqueció a su Iglesia
con munificencia y solicitud pastoral.
San Meinulfo, diácono
En Paderborn, de Sajonia, san Meinulfo, diácono, que construyó y
enriqueció el monasterio de Böddeken, y lo confió a una comunidad de vírgenes.
San Froilán de León, eremita y obispo
En León, ciudad de Hispania, conmemoración de san Froilán, obispo, que
primero fue eremita y después, ordenado obispo, evangelizó las regiones
liberadas del yugo de los musulmanes, propagó la vida monástica y se distinguió
por su beneficencia hacia los pobres.
San Atilano de Zamora, monje y obispo
En Zamora, también en Hispania, san Atilano, obispo, que, siendo monje,
fue compañero de san Froilán en la predicación de Cristo por las tierras
devastadas por los musulmanes.
Beato Pedro de Imola, religioso
En Florencia, de la Toscana, beato Pedro de Imola, caballero de la Orden
de San Juan de Jerusalén, que se distinguió por su caridad en el cuidado de
enfermos.
Santa Flora, virgen
En Beaulieu, en la región de Cahors, en Francia, conmemoración de santa
Flora, virgen de la Orden de San Juan de Jerusalén, que se dedicó a atender a
los enfermos pobres en un hospital y vivió íntimamente unida, con el corazón y
el cuerpo, a la Pasión de Cristo.
Beato Santos, monje
En Cora, del Lacio, beato Santos, presbítero de la Orden de Ermitaños de
San Agustín, al que seguían las multitudes cuando predicaba la Palabra de Dios.
Beato Raimundo delle Vigne, religioso
presbítero
En Nüremberg, en Baviera, beato Raimundo delle Vigne o de Capua,
presbítero de la Orden de Predicadores, que fue prudente moderador espiritual
de santa Catalina de Siena, de quien compuso una biografía.
Beato Mateo Carreri, religioso presbítero
En Vigevano, de la Lombardía, beato Mateo (Juan Francisco) Carreri,
presbítero de la Orden de Predicadores, que fue vehemente y fecundo predicador
de la Palabra de Dios en su tiempo.
Beatos Guillermo Hartley, Juan Hewett y
Roberto Sutton, mártires
En Londres, en Inglaterra, beatos mártires Guillermo Hartley y Juan
Hewett, presbíteros, y Roberto Sutton, que, por su constante fidelidad a la
Iglesia católica, en tiempo de la reina Isabel I fueron ahorcados cerca de la
ciudad, pero en distintos lugares.
Santa Ana Schäffer, virgen
En el lugar de Mindelstetten, en el territorio de Ratisbona, en Alemania,
santa Ana Schäffer, virgen, la cual, a los diecinueve años, en su oficio de
sirviente se abrasó con agua hirviendo y, después, tras agravarse su estado de
salud, vivió con ánimo sereno en espíritu de pobreza y oración, ofreciendo su
dolor por la salvación de las almas.
Beato Bartolomé Longo, fundador
En Pompeia, cerca de Nápoles, en Italia, beato Bartolomé Longo,
jurisperito, que, preocupado por el culto a María y la formación cristiana de
los campesinos y de los niños, fundó el santuario del Rosario, en el valle de
Pompei, y también una congregación de Hermanas con el mismo título, con los
bienes que generosamente le dio su piadosa cónyuge.
San Tranquilino Ubiarco Robles, presbítero y
mártir
Cerca de Tepatitlán, en México, san Tranquilino Ubiarco Robles,
presbítero y mártir, que en la persecución contra la Iglesia no dejó de cumplir
con sus funciones ministeriales, por lo cual fue colgado de un árbol, y terminó
así su glorioso martirio.
Beato Rafael Alcocer Martínez, presbítero y
mártir
En la cuesta de La Elipa, Madrid, beato Rafael Alcocer Martínez,
sacerdote profeso benedictino del priorato de Montserrat, dependiente de la
abadía de Santo Domingo de Silos.
Santa María Faustina Kowalska, virgen
En Cracovia, en Polonia, santa María Faustina (Elena) Kowalska, virgen de
la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, que anunció
solícita el misterio de la divina misericordia.
Beato Mariano Skrzypczak, presbítero y
mártir
En la aldea de Plonkowo, también en Polonia, beato Mariano Skrzypczak,
presbítero y mártir, que durante la ocupación de Polonia por un régimen
contrario a Dios, por su invicta fe recibió el martirio al ser fusilado ante la
iglesia del lugar.
Beato Alberto Marvelli, laico
En Rímini, Italia, beato Alberto Marvelli, laico.
LITURGIA DE HOY
Misa de
la memoria (blanco).
MISAL: ants. y
oracs. props. (varios formularios), Pf. común IV.
LECC.: vol. IV.
- Dt 8,
7-18. Dios te da la fuerza para adquirir esa
riqueza.
-
Salmo: 1 Crón 29, 10-12. R. Tú eres Señor del universo.
- 2 Cor
5, 17-21. Os pedimos que os reconciliéis con Dios.
- Mt 7,
7-11. Todo el que pide recibe.
* Se celebrará al menos en este día y,
siempre que sea posible, es aconsejable celebrarlo también en otros dos días de
la misma semana.
* Cuando se limita a un solo día, se
elegirán aquellos formularios que abarquen los tres aspectos de esta
celebración: la acción de gracias, la petición y la conversión.
* Es de alabar que en el día penitencial,
además de la misa «Por el perdón de los pecados», se tenga una celebración
comunitaria del sacramento de la penitencia.
Liturgia de las Horas: oficio de la memoria (Laud., Hora y Vísp. props.).
Martirologio: elogs.
del 6 de octubre, pág. 596.
CALENDARIOS:
León y Lugo: San Froilán, obispo (S).
Tarazona-ciudad: San
Atilano, obispo (S). Zamora: (F). Tarazona-diócesis: (MO).
Orden
de San Juan de Jerusalén: Beato Pedro Pattarini de Ímola, religioso
(MO).
Congregación
del Oratorio: San Luis Scrossappi, presbítero (ML).
Dominicos: Beato
Raimundo de Capua, presbítero (ML).
Familia
Salesiana: Beato Alberto Marvelli (ML).
Las Témporas son días de acción de gracias y de
petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y
la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual.
Antífona
de entrada Ef 5, 19-20
Cantad
y tocad con toda el alma para el Señor, dad siempre gracias a Dios Padre por
todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Monición
de entrada
Señor Dios, Padre lleno de amor,
que diste a nuestros padres de Israel una tierra buena y fértil,
para que en ella encontraran descanso y bienestar,
y con el mismo amor nos das a nosotros fuerza para dominar la creación
y sacar de ella nuestro progreso y nuestro sustento,
al darte gracias por todas tus maravillas,
te pedimos que tu luz nos haga descubrir siempre que has sido tú,
y no nuestro poder, quien nos ha dado fuerza
para crear las riquezas de la tierra.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Dios te da la fuerza para adquirir esa riqueza
Lectura del libro del Deuteronomio (Dt 8, 7-18)
MOISÉS habló al pueblo, diciendo:
«Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, tierra de
torrentes, de fuentes y veneros que manan en el monte y la llanura, tierra de
trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares y de miel,
tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás de nada, tierra que
lleva hierro en sus rocas y de cuyos montes sacarás cobre, entonces comerás
hasta saciarte, y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha
dado.
Guárdate de olvidar al Señor, tu Dios, no observando sus preceptos, sus
mandatos y sus decretos que yo te mando hoy.
No sea que, cuando comas hasta saciarte, cuando edifiques casas hermosas
y las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro, y
abundes en todo, se engría tu corazón y olvides al Señor, tu Dios, que te sacó
de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud, que te hizo recorrer aquel
desierto inmenso y terrible, con serpientes abrasadoras y alacranes, un
sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal;
que te aumentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres, para
afligirte y probarte, y para hacerte el bien al final.
Y no pienses: “Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas
riquezas”.
Acuérdate del Señor, tu Dios: que es él quien te da la fuerza para adquirir esa riqueza, a fin de mantener la alianza que juró a tus padres, como lo hace hoy».
R. Te alabamos, Señor.
V. Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel,
V. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra.
R. Tú eres Señor del universo.
V. Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria.
V. Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.
R. Tú eres Señor del universo.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2 Cor 5, 17-21)
HERMANOS:
Si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha
comenzado lo nuevo.
Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y
nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin
pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la
reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios
mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os
reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que
nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.
R. Te alabamos, Señor.
╬ Lectura del santo evangelio según san Mateo (Mt 7, 7-11)
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque
todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!».
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Del
Catecismo de la Iglesia Católica
2609 Decidido
así el corazón a convertirse, aprende a orar en la fe. La fe es una adhesión
filial a Dios, más allá de lo que nosotros sentimos y comprendemos. Se ha hecho
posible porque el Hijo amado nos abre el acceso al Padre. Puede pedirnos que
"busquemos" y que "llamemos" porque él es la puerta y el
camino (cf Mt 7, 7-11. 13-14).
2610 Del
mismo modo que Jesús ora al Padre y le da gracias antes de recibir sus dones,
nos enseña esta audacia filial: "todo cuanto pidáis en la oración, creed
que ya lo habéis recibido" (Mc 11, 24). Tal es la fuerza de la oración,
"todo es posible para quien cree" (Mc 9, 23), con una fe "que no
duda" (Mt 21, 22). Tanto como Jesús se entristece por la "falta de
fe" de los de Nazaret (Mc 6, 6) y la "poca fe" de sus discípulos
(Mt 8, 26), así se admira ante la "gran fe" del centurión romano (cf
Mt 8, 10) y de la cananea (cf Mt 15, 28).
2611 La
oración de fe no consiste solamente en decir "Señor, Señor", sino en
disponer el corazón para hacer la voluntad del Padre (Mt 7, 21). Jesús invita a
sus discípulos a llevar a la oración esta voluntad de cooperar con el plan divino
(cf Mt 9, 38; Lc 10, 2; Jn 4, 34).
2612 En
Jesús "el Reino de Dios está próximo", llama a la conversión y a la
fe pero también a la vigilancia. En la oración, el discípulo espera atento a
aquél que "es y que viene", en el recuerdo de su primera venida en la
humildad de la carne, y en la esperanza de su segundo advenimiento en la gloria
(cf Mc 13; Lc 21, 34-36). En comunión con su Maestro, la oración de los
discípulos es un combate, y velando en la oración es como no se cae en la
tentación (cf Lc 22, 40. 46).