MIÉRCOLES, FERIA DEL TIEMPO DE NAVIDAD, ANTES DE EPIFANÍA
PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 05 DE ENERO
- Horario de la
parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.
- Horario de
despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 21.00 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Eucaristía I Vísperas de Epifanía (a las 19.30 h.)
SANTORAL DE HOY
SANTORAL DE HOY
Elogio: En Zaragoza, en España, santa Genoveva Torres Morales, virgen, que desde joven experimentó las contrariedades de la vida y soportó la enfermedad que le aquejaba. Fundó el Instituto de Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Santos Ángeles, para ayudar a la mujeres.
Elogio: En la ciudad de Filadelfia, del estado de Pensilvania, en los Estados Unidos de Norteamérica, san Juan Nepomuceno Neumann, obispo, de la Congregación del Santísimo Redentor, que se distinguió por su solicitud a favor de los inmigrantes pobres, ayudándoles con sus consejos y su caridad, así como por la educación cristiana de los niños.
Refieren a este santo: Beato Francisco Javier Seelos.
Elogio: En Alejandría de Egipto, santa Sinclética, virgen, de quien se cuenta que llevó vida eremítica.
Otros santos de este día: San Deogracias de Cartago, obispo
En Cartago, san Deogracias, obispo, que redimió a muchos cautivos apresados por los vándalos, ofreciéndoles cobijo en dos grandes basílicas dotadas de camas y esteras.
Santa Emiliana, virgen
En Roma, conmemoración de santa Emiliana, virgen, tía paterna del papa san Gregorio Magno, que falleció piadosamente poco después de su hermana Tarsila.
San Convoión, abad
En Bretaña Menor, san Convoión, abad, fundador en Roten del monasterio de San Salvador, donde, bajo su dirección y siguiendo la Regla de san Benito, floreció un elevado número de monjes; pero destruido el cenobio por los normandos, fundó una nueva casa en Saint-Maixent-de-Plélan, en la que falleció ya octogenario.
San Eduardo III, «el Confesor», rey
En Londres, en Inglaterra, san Eduardo III, llamado «el Confesor», que, siendo rey de los ingleses, fue muy amado por su eximia caridad, trabajando incansablemente por mantener la paz en sus estados y la comunión con la Sede Romana.
San Gerlaco, eremita
Cerca de Valkenburg, en la región de Limburg, san Gerlaco, eremita, que se distinguió por el servicio prestado a los indigentes.
Beato Rogerio de Todi, religioso presbítero
En la ciudad de Todi, en la Umbría, beato Rogerio, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, discípulo de san Francisco y ferviente imitador suyo.
Beatos Francisco Peltier, Jacobo Ledoyen y Pedro Tressier, presbíteros y mártires
En Angers, ciudad de Francia, beatos Francisco Peltier, Jacobo Ledoyen y Pedro Tressier, presbíteros y mártires, quienes, por mantenerse fieles a su sacerdocio, fueron decapitados durante la Revolución Francesa.
Beata María Repetto, virgen
En Génova, ciudad de Italia, beata María Repetto, virgen de las Hermanas de Nuestra Señora del Refugio en el Monte Calvario, que vivió escondida del mundo y se esforzó por ayudar a los afligidos y dar esperanza de salvación eterna a los que dudaban.
San Carlos de San Andrés Houben, religioso presbítero
En Dublín, en Irlanda, san Carlos de San Andrés (Juan Andrés) Houben, presbítero de la Congregación de la Pasión de Jesucristo, admirable ministro del sacramento de la Penitencia.
Beata Marcelina Darowska, viuda y fundadora
En Jazlowice, en Ucrania, beata Marcelina Darowska, la cual, muertos su esposo y su primogénito, se consagró a Dios. Preocupada por la dignidad de la familia, fundó la Congregación de Hermanas de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, para la educación de las jóvenes.
Beato Pedro Bonilli, presbítero y fundador
En Spoleto, en Italia, beato Pedro Bonilli, presbítero, fundador de la Congregación de Hermanas de la Sagrada Familia, para atender y educar a las niñas pobres y huérfanas.
Beato Robert Grau Bullich, presbítero y mártir
En Barcelona, beato Robert (Joan) Grau Bullich, sacerdote de la Orden de San Benito, mártir de la persecución religiosa en época de la Guerra Civil.
LITURGIA DE HOY
(Hasta la Hora Nona)
Misa de feria (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Nav.
LECC.: vol. II.
- 1 Jn 3, 11-21. Hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos
a los hermanos.
- Sal 99. R. Aclama al Señor, tierra entera.
- Jn 1, 43-51. Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de
Israel.
Liturgia de las Horas: oficio de
feria-5 de enero.
Martirologio: elogs. del 6 de enero, pág. 96.
CALENDARIOS: Redentoristas: San Juan Nepomuceno (MO).
Pasionistas: San Carlos de San Andrés, religioso (ML).
Antífona de entrada Is 9, 2
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y
sombras de muerte, y una luz les brilló.
Oración colecta
Antes de la solemnidad de Epifanía
Dios todopoderoso,
concédenos que tu salvación,
que llegó con una luz
nueva del cielo para la redención del mundo,
amanezca en nuestros corazones y
los renueve siempre.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Hemos pasado de
la muerte a la vida porque amamos a los hermanosLectura de la primera carta del apóstol san Juan ( 1 Jn 3,
11-21)
QUERIDOS HERMANOS:
Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a
otros.
No seamos como Caín, que procedía del Maligno y asesinó a su hermano. ¿Y por
qué lo asesinó? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano
eran justas.
No os sorprenda, hermanos, que el mundo os odie; nosotros sabemos que hemos
pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama
permanece en la muerte.
El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva
permanentemente en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él
dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los
hermanos. Pero si uno tiene de bienes del mundo y, viendo a su hermano en
necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestro corazón
ante él, en caso de que nos condene nuestro corazón, pues Dios es mayor que
nuestro corazón y lo conoce todo. Queridos, si el corazón no nos condena,
tenemos plena confianza ante Dios.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 99, 1-2. 3. 4. 5 [R.: 1])
R. Aclama al Señor, tierra entera.
V. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
R. Aclama al Señor, tierra entera.
V. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
R. Aclama al Señor, tierra entera.
V. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.
R. Aclama al Señor, tierra entera.
V. El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.
R. Aclama al Señor, tierra entera.
AleluyaR. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Un día sagrado nos ha iluminado; venid, naciones, y adorad al
Señor, porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra. R.
EVANGELIOTú eres el Hijo
de Dios, tú eres el Rey de Israel
╬ Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 1, 43-51)
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le
dice:
«Sígueme».
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a
Natanael y le dice:
«Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos
encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó:
«¿De Nazaret puede salir algo bueno?».
Felipe le contestó:
«Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?».
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas
mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios
subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Ex. Ap. Evangelii
gaudium 264.
La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos
recibido, esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre
más. Pero ¿qué amor es ese que no siente la necesidad de hablar del ser amado,
de mostrarlo, de hacerlo conocer? Si no sentimos el intenso deseo de comunicarlo,
necesitamos detenernos en oración para pedirle a Él que vuelva a cautivarnos.
Nos hace falta clamar cada día, pedir su gracia para que nos abra el corazón
frío y sacuda nuestra vida tibia y superficial. Puestos ante Él con el corazón
abierto, dejando que Él nos contemple, reconocemos esa mirada de amor que
descubrió Natanael el día que Jesús se hizo presente y le dijo: «Cuando estabas
debajo de la higuera, te vi» (Jn 1, 48). ¡Qué dulce es estar frente a un
crucifijo, o de rodillas delante del Santísimo, y simplemente ser ante sus
ojos! ¡Cuánto bien nos hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y
nos lance a comunicar su vida nueva!
(Después de la hora nona)
Misa de
la vigilia de la solemnidad de la Epifanía del Señor (blanco).
MISAL: ants.
y oracs. props., Gl., Cr., Pf. de Epifanía, embolismos props. en las PP. EE. No
se puede decir la PE IV.
LECC.: lecturas de la misa del día.
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio de la solemnidad. Comp. Dom.
I.
Misa de la vigilia
Esta misa se puede utilizar en la tarde
anterior a la solemnidad, antes o después de las primeras Vísperas de la
Epifanía.
Antífona de entrada Cf. Bar 5, 5
Álzate,
Jerusalén, mira hacia oriente y contempla a tus hijos: reunidos desde donde
sale el sol hasta el ocaso.
Monición de entrada
Celebramos hoy la solemnidad de la Epifanía del Señor, su manifestación a
todas las gentes. Como los Magos, también nosotros hemos legado hasta aquí,
guiados por la estrella de nuestra fe. Y aquí nos encontramos con el Señor.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Te
rogamos, Señor,
que el esplendor de tu majestad ilumine nuestros corazones,
para que podamos atravesar las tinieblas de este mundo
y lleguemos a la patria
de la claridad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
La
Gloria del Señor amanece sobre ti
Lectura del libro de Isaías (Is 60, 1-6)
¡LEVÁNTATE y resplandece, Jerusalén, porque llega tu luz; la gloria del
Señor amanece sobre ti!
Las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti
amanecerá el Señor, su gloria se verá sobre ti.
Caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen hacia
ti; llegan tus hijos desde lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, y estarás radiante; tu corazón se asombrará, se
ensanchará, porque la opulencia del mar se vuelca sobre ti, y a ti llegan las
riquezas de los pueblos.
Te cubrirá una multitud de camellos, dromedarios de Madián y de Efá.
Todos los de Saba llegan trayendo oro e incienso, y proclaman las
alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 71, 1bc-2. 7-8. 10-11. 12-13 [R.: cf. 11])
R. Se
postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
V. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
V. En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
R. Se
postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
V. Los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
póstrense ante él todos los reyes,
y sírvanle todos los pueblos.
R. Se
postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
V. Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenla protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
SEGUNDA LECTURA Ahora
ha sido revelado que también los gentiles son coherederos de la promesa
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (Ef 3, 2-3a. 5-6)
HERMANOS:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha
dado en favor de vosotros, los gentiles.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido
manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el
Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son
coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en
Jesucristo, por el Evangelio.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Aleluya Cf. Mt 2, 2 R. Aleluya, aleluya, aleluya.V. Hemos visto salir su estrella y venimos a adorar al Señor. R.
EVANGELIO Mt
2, 1-12Venimos
a adorar al Rey
╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.
HABIENDO NACIDO Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos
magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir
su estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él;
convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde
tenia que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las poblaciones de Judá,
pues de ti saldrá un jefe
que pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el
tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis,
avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la
estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse
encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa,
vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después,
abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a
Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
San Deogracias de Cartago, obispo
En Cartago, san Deogracias, obispo, que redimió a muchos cautivos apresados por los vándalos, ofreciéndoles cobijo en dos grandes basílicas dotadas de camas y esteras.
Santa Emiliana, virgen
En Roma, conmemoración de santa Emiliana, virgen, tía paterna del papa san Gregorio Magno, que falleció piadosamente poco después de su hermana Tarsila.
San Convoión, abad
En Bretaña Menor, san Convoión, abad, fundador en Roten del monasterio de San Salvador, donde, bajo su dirección y siguiendo la Regla de san Benito, floreció un elevado número de monjes; pero destruido el cenobio por los normandos, fundó una nueva casa en Saint-Maixent-de-Plélan, en la que falleció ya octogenario.
San Eduardo III, «el Confesor», rey
En Londres, en Inglaterra, san Eduardo III, llamado «el Confesor», que, siendo rey de los ingleses, fue muy amado por su eximia caridad, trabajando incansablemente por mantener la paz en sus estados y la comunión con la Sede Romana.
San Gerlaco, eremita
Cerca de Valkenburg, en la región de Limburg, san Gerlaco, eremita, que se distinguió por el servicio prestado a los indigentes.
Beato Rogerio de Todi, religioso presbítero
En la ciudad de Todi, en la Umbría, beato Rogerio, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, discípulo de san Francisco y ferviente imitador suyo.
Beatos Francisco Peltier, Jacobo Ledoyen y Pedro Tressier, presbíteros y mártires
En Angers, ciudad de Francia, beatos Francisco Peltier, Jacobo Ledoyen y Pedro Tressier, presbíteros y mártires, quienes, por mantenerse fieles a su sacerdocio, fueron decapitados durante la Revolución Francesa.
Beata María Repetto, virgen
En Génova, ciudad de Italia, beata María Repetto, virgen de las Hermanas de Nuestra Señora del Refugio en el Monte Calvario, que vivió escondida del mundo y se esforzó por ayudar a los afligidos y dar esperanza de salvación eterna a los que dudaban.
San Carlos de San Andrés Houben, religioso presbítero
En Dublín, en Irlanda, san Carlos de San Andrés (Juan Andrés) Houben, presbítero de la Congregación de la Pasión de Jesucristo, admirable ministro del sacramento de la Penitencia.
Beata Marcelina Darowska, viuda y fundadora
En Jazlowice, en Ucrania, beata Marcelina Darowska, la cual, muertos su esposo y su primogénito, se consagró a Dios. Preocupada por la dignidad de la familia, fundó la Congregación de Hermanas de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, para la educación de las jóvenes.
Beato Pedro Bonilli, presbítero y fundador
En Spoleto, en Italia, beato Pedro Bonilli, presbítero, fundador de la Congregación de Hermanas de la Sagrada Familia, para atender y educar a las niñas pobres y huérfanas.
Beato Robert Grau Bullich, presbítero y mártir
En Barcelona, beato Robert (Joan) Grau Bullich, sacerdote de la Orden de San Benito, mártir de la persecución religiosa en época de la Guerra Civil.
LITURGIA DE HOY
(Hasta la Hora Nona)
Misa de feria (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Nav.
LECC.: vol. II.
- 1 Jn 3, 11-21. Hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos
a los hermanos.
- Sal 99. R. Aclama al Señor, tierra entera.
- Jn 1, 43-51. Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de
Israel.
Liturgia de las Horas: oficio de
feria-5 de enero.
Martirologio: elogs. del 6 de enero, pág. 96.
CALENDARIOS: Redentoristas: San Juan Nepomuceno (MO).
Pasionistas: San Carlos de San Andrés, religioso (ML).
Antífona de entrada Is 9, 2
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y
sombras de muerte, y una luz les brilló.
Antes de la solemnidad de Epifanía
Dios todopoderoso,
concédenos que tu salvación,
que llegó con una luz nueva del cielo para la redención del mundo,
amanezca en nuestros corazones y los renueve siempre.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan ( 1 Jn 3,
11-21)
QUERIDOS HERMANOS:
Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.
No seamos como Caín, que procedía del Maligno y asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo asesinó? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran justas.
No os sorprenda, hermanos, que el mundo os odie; nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte.
El que odia a su hermano es un homicida. Y sabéis que ningún homicida lleva permanentemente en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero si uno tiene de bienes del mundo y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?
Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestro corazón
ante él, en caso de que nos condene nuestro corazón, pues Dios es mayor que
nuestro corazón y lo conoce todo. Queridos, si el corazón no nos condena,
tenemos plena confianza ante Dios.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 99, 1-2. 3. 4. 5 [R.: 1])
R. Aclama al Señor, tierra entera.
V. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
R. Aclama al Señor, tierra entera.
V. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
R. Aclama al Señor, tierra entera.
V. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.
R. Aclama al Señor, tierra entera.
V. El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.
R. Aclama al Señor, tierra entera.
╬ Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 1, 43-51)
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le
dice:
«Sígueme».
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice:
«Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó:
«¿De Nazaret puede salir algo bueno?».
Felipe le contestó:
«Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?».
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios
subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Ex. Ap. Evangelii
gaudium 264.
La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos
recibido, esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre
más. Pero ¿qué amor es ese que no siente la necesidad de hablar del ser amado,
de mostrarlo, de hacerlo conocer? Si no sentimos el intenso deseo de comunicarlo,
necesitamos detenernos en oración para pedirle a Él que vuelva a cautivarnos.
Nos hace falta clamar cada día, pedir su gracia para que nos abra el corazón
frío y sacuda nuestra vida tibia y superficial. Puestos ante Él con el corazón
abierto, dejando que Él nos contemple, reconocemos esa mirada de amor que
descubrió Natanael el día que Jesús se hizo presente y le dijo: «Cuando estabas
debajo de la higuera, te vi» (Jn 1, 48). ¡Qué dulce es estar frente a un
crucifijo, o de rodillas delante del Santísimo, y simplemente ser ante sus
ojos! ¡Cuánto bien nos hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y
nos lance a comunicar su vida nueva!
(Después de la hora nona)
Misa de
la vigilia de la solemnidad de la Epifanía del Señor (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. de Epifanía, embolismos props. en las PP. EE. No se puede decir la PE IV.
LECC.: lecturas de la misa del día.
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio de la solemnidad. Comp. Dom.
I.
Misa de la vigilia
Esta misa se puede utilizar en la tarde
anterior a la solemnidad, antes o después de las primeras Vísperas de la
Epifanía.
Antífona de entrada Cf. Bar 5, 5
Álzate,
Jerusalén, mira hacia oriente y contempla a tus hijos: reunidos desde donde
sale el sol hasta el ocaso.
Monición de entrada
Celebramos hoy la solemnidad de la Epifanía del Señor, su manifestación a todas las gentes. Como los Magos, también nosotros hemos legado hasta aquí, guiados por la estrella de nuestra fe. Y aquí nos encontramos con el Señor.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Te rogamos, Señor,
que el esplendor de tu majestad ilumine nuestros corazones,
para que podamos atravesar las tinieblas de este mundo
y lleguemos a la patria de la claridad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.
La Gloria del Señor amanece sobre ti
Lectura del libro de Isaías (Is 60, 1-6)
¡LEVÁNTATE y resplandece, Jerusalén, porque llega tu luz; la gloria del
Señor amanece sobre ti!
Las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti
amanecerá el Señor, su gloria se verá sobre ti.
Caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen hacia
ti; llegan tus hijos desde lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, y estarás radiante; tu corazón se asombrará, se
ensanchará, porque la opulencia del mar se vuelca sobre ti, y a ti llegan las
riquezas de los pueblos.
Te cubrirá una multitud de camellos, dromedarios de Madián y de Efá.
Todos los de Saba llegan trayendo oro e incienso, y proclaman las
alabanzas del Señor.
R. Te alabamos, Señor.
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
le paguen tributo.
Los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
póstrense ante él todos los reyes,
y sírvanle todos los pueblos.
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
al afligido que no tenla protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (Ef 3, 2-3a. 5-6)
HERMANOS:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha
dado en favor de vosotros, los gentiles.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
R. Te alabamos, Señor.
╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
R. Gloria a ti, Señor.
HABIENDO NACIDO Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos
magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir
su estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él;
convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde
tenia que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las poblaciones de Judá,
pues de ti saldrá un jefe
que pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el
tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis,
avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la
estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse
encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa,
vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después,
abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.