PROGRAMA PARROQUIAL:DOMINGO, 04 DE DICIEMBREPARROQUIA DEL CARMEN:
- Eucaristía del Domingo II de Adviento, en la Parroquia (a las 11.00 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Eucaristía del Domingo II de Adviento, en la Parroquia (a las 12.30 h.).
PARROQUIA DEL CARMEN:
- Eucaristía del Domingo II de Adviento, en la Parroquia (a las 11.00 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Eucaristía del Domingo II de Adviento, en la Parroquia (a las 12.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
Elogio: San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia, célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y por escrito contra el emperador León Isáurico para defender el culto de las sagradas imágenes, y hecho monje en la Laura de San Sabas, cerca de Jerusalén, compuso himnos sagrados y allí murió. Su cuerpo fue enterrado en este día.
Patronazgos: patrono de farmacéuticos y boticarios, de los pintores de íconos y los estudiantes de teología.
Oración: Te rogamos, Señor, que nos ayude en todo momento la intercesión de san Juan Damasceno, para que la fe verdadera que tan admirablemente enseñó sea siempre nuestra luz y nuestra fuerza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Elogio: San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia, célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y por escrito contra el emperador León Isáurico para defender el culto de las sagradas imágenes, y hecho monje en la Laura de San Sabas, cerca de Jerusalén, compuso himnos sagrados y allí murió. Su cuerpo fue enterrado en este día.
Patronazgos: patrono de farmacéuticos y boticarios, de los pintores de íconos y los estudiantes de teología.
Oración: Te rogamos, Señor, que nos ayude en todo momento la intercesión de san Juan Damasceno, para que la fe verdadera que tan admirablemente enseñó sea siempre nuestra luz y nuestra fuerza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Elogio: Conmemoración de santa Bárbara, de la cual se dice que fue virgen y mártir en Nicomedia.
Patronazgos: patrona de los mineros, geólogos, arquitectos, albañiles, canteros, carpinteros, techistas, electricistas, los campesinos, carniceros, cocineros, campaneros, sombrereos, sepultureros, artilleros, armeros, bomberos, trabajadores de fuegos de artificio, protege contra explosiones, muerte súbita, tormentas, especialmente eléctricas, relámpagos, fiebre, peste...
Tradiciones, refranes, devociones: Expresiones y refranes:
«Acordarse de Santa Bárbara cuando truena», se usa en relación a la persona imprevista que luego se desespera ante las situaciones conflictivas.
Otra versión: «Santa Bárbara se menta, tan sólo cuando hay tormenta»
«Santa Bárbara bendita,
que en el cielo estás escrita,
con papel y agua bendita,
guárdanos el pan y el vino
y a los que van de camino.»
La expresión «Santa Bárbara bendita..!» se usa popularmente como exclamación enfática ante algo inesperado.
LITURGIA DE HOY
Misa del Domingo (morado).
MISAL: ants. y oracs. props., sin Gl., Cr., Pf. I o III Adv.
LECC.: vol. I (A).
- Is 11, 1-10. Juzgará a los pobres con justicia.
- Sal 71. R. Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
- Rom 15, 4-9. Cristo salva a todos los hombres.
- Mt 3, 1-12. Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Después del saludo inicial puede encenderse la segunda vela de la corona de Adviento.
En este domingo se nos presenta
una de las figuras del Adviento,Juan Bautista, el precursor del Señor que en el
Evangelio de hoy nos llama a la conversión. Necesitamos seguir
convirtiéndonos. Cristo es el renuevo del tronco de Jesé, el hijo de
David, que ne a salvar a todos: «Cristo acoge a los gentiles para que
alaben a Dios» (1 y 2 Lect). «Él sea la bendición de todo los pueblos, y
lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra» (Sal resp). Desde aquí,
hemos de sentirnos movidos a anunciar a todos la cercanía de la venida de
Cristo, con nuestras palabras y, sobre todo, con nuestro ejemplo.
* Hoy no se permiten
otras celebraciones, tampoco la misa exequial.
Liturgia de las
Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del
5 de diciembre, pág. 705.
CALENDARIOS:
Ibiza: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Vicente Ribas
Prats, obispo (2021).
Antífona
de entrada Cf. Is 30, 19. 30
Pueblo de
Sion: el Señor vendrá a salvar a los pueblos y hará resonar la majestad de su
voz con alegría en vuestro corazón.
Monición
de entrada
En
este segundo domingo de Adviento, la voz de Isaías, el gran profeta del Antiguo
Testamento que anunció la futura venida del Mesías nos invita a mirar al Señor
que viene a salvar a los pueblos y que hará oír su voz gloriosa en la alegría
de nuestro corazón. [Con esta gozosa esperanza encendemos el segundo cirio
de la corona de Adviento.]
No se
dice Gloria.
Oración
colecta
Dios
todopoderoso, rico en misericordia,
no permitas que, cuando salimos animosos al
encuentro de tu Hijo,
lo impidan los afanes terrenales,
para que, aprendiendo
la sabiduría celestial,
podamos participar plenamente de su vida.
Por nuestro
Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
PRIMERA
LECTURA
Juzgará
a los pobres con justicia
Lectura del libro de Isaías (Is
11, 1-10)EN AQUEL DÍA, brotará un renuevo
del tronco de Jesé,
y de su raíz florecerá un
vástago.
Sobre él se posará el espíritu
del Señor:
espíritu de sabiduría y
entendimiento,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del
Señor.
Lo inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias
ni sentenciará de oídas;
juzgará a los pobres con
justicia,
sentenciará con rectitud a los
sencillos de la tierra;
pero golpeará al violento con la vara
de su boca,
y con el soplo de sus labios hará
morir al malvado.
La justicia será ceñidor de su
cintura,
y la lealtad, cinturón de sus
caderas.
Habitará el lobo con el cordero,
el leopardo se tumbará con el
cabrito,
el ternero y el león pacerán
juntos:
un muchacho será su pastor.
La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas;
el león como el buey, comerá
paja.
El niño de pecho retoza junto al
escondrijo de la serpiente,
y el recién destetado extiende la
mano
hacia la madriguera del áspid.
Nadie causará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
porque está lleno el país del
conocimiento del Señor,
como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé será
elevada
como enseña de los pueblos:
se volverán hacia ella las
naciones
y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 71, 1bc-2. 7-8. 12-13. 17 [R.: cf. 7]) R. Que en sus días florezca la justicia, y la
paz abunde eternamente.V. Dios mío, confía tu
juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con
justicia,
a tus humildes con rectitud.R. Que en sus días florezca la justicia, y la
paz abunde eternamente.V. En en sus días florezca
la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la
tierra.R. Que en sus días florezca la justicia, y la
paz abunde eternamente.V. Él librará al pobre que
clamaba,
al afligido que no tenía
protector;
él se apiadará del pobre y del
indigente,
y salvará la vida de los pobres.R. Que en sus días florezca la justicia, y la
paz abunde eternamente.V. Que su nombre sea eterno
y su fama dure como el sol:
él sea la bendición de todos los
pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las
razas de la tierra.R. Que en sus días florezca la justicia, y la
paz abunde eternamente.
SEGUNDA
LECTURACristo
salva a todos los hombresLectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos (Rom 15, 4-9)HERMANOS:Todo lo que se escribió en el
pasado, se escribió para enseñanza nuestra, a fin de que a través de nuestra
paciencia y del consuelo os conceda tener entre vosotros los mismos
sentimientos, según Cristo Jesús, de este modo, unánimes, a una voz,
glorificaréis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Por eso, acogeos mutuamente, como
Cristo os acogió para gloria de Dios. Es decir, Cristo se hizo servidor de la
circuncisión en atención a la fidelidad de Dios, para llevar a cumplimiento las
promesas hechas a los patriarcas y, en cuanto a los gentiles, para que
glorifiquen a Dios por su misericordia; como está escrito:
«Por esto te alabaré entre los
gentiles
y cantaré para tu nombre».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Aleluya Lc 3, 4cd. 6
R. Aleluya,
aleluya, aleluya.V. Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.Toda carne verá la
salvación de Dios. R. EVANGELIOConvertíos,
porque está cerca el reino de los cielos
╬ Lectura del santo
Evangelio según san Mateo (Mt 3, 1-12)
R. Gloria a ti, Señor.POR AQUELLOS DÍAS, Juan Bautista
se presentó en el desierto de Judea, predicando:
«Convertíos, porque está cerca el
reino de los cielos».
Este es el que anunció el Profeta
Isaías diciendo:
«Voz del que grita en el
desierto:
“Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos”».
Juan llevaba un vestido de piel
de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de
saltamontes y miel silvestre.
Y acudía a él toda la gente de
Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los
bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y
saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
«¡Raza de víboras!, ¿quién os ha
enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la
conversión.
Y no os hagáis ilusiones,
pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz de
sacar hijos de Abrahán de estas piedras.
Ya toca el hacha la raíz de los
árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que
os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco
ni llevarle las sandalias.
El os bautizará con Espíritu
Santo y fuego.
El tiene el bieldo en la mano: aventará
su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que
no se apaga».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco
ÁNGELUS. II Domingo de Adviento, 4 de diciembre de 2016
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el Evangelio de este segundo domingo de Adviento resuena la invitación de
Juan Bautista: «¡Convertíos porque el reino de los cielos está cerca!» (Mt
3,2). Con estas palabras Jesús dará inicio a su misión en Galilea (cfr Mt
4,17); y tal será también el anuncio que deberán llevar los discípulos en su
primera experiencia misionera (cfr Mt 10,7). El evangelista Mateo quiere así
presentar a Juan como el que prepara el camino al Cristo que viene, y los
discípulos como los continuadores de la predicación de Jesús. Se trata del
mismo anuncio alegre: ¡viene el reino de Dios, es más, está cerca, está en
medio de nosotros! Esta palabra es muy importante: «el reino de Dios está en
medio de vosotros», dice Jesús. Y Juan anuncia esto que Jesús luego dirá: «El reino
de Dios ha venido, ha llegado, está en medio de vosotros». Este es el mensaje
central de toda misión cristiana. Cuando un misionero va, un cristiano va a
anunciar a Jesús, no va a hacer proselitismo como si fuera un hincha que busca
más seguidores para su equipo. No, va simplemente a anunciar: «¡El reino de
Dios está en medio de vosotros!». Y así el misionero prepara el camino a Jesús,
que encuentra a su pueblo.
¿Pero qué es este reino de Dios, reino de los cielos? Son sinónimos. Nosotros
pensamos enseguida en algo que se refiere al más allá: la vida eterna. Cierto,
esto es verdad, el reino de Dios se extenderá sin fin más allá de la vida
terrena, pero la buena noticia que Jesús nos trae —y que Juan anticipa— es que
el reino de Dios no tenemos que esperarlo en el futuro: se ha acercado, de
alguna manera está ya presente y podemos experimentar desde ahora el poder
espiritual. Dios viene a establecer su señorío en la historia, en nuestra vida
de cada día; y allí donde esta viene acogida con fe y humildad brotan el amor,
la alegría y la paz.
La condición para entrar a formar parte de este reino es cumplir un cambio en
nuestra vida, es decir, convertirnos. Convertirnos cada día, un paso adelante
cada día. Se trata de dejar los caminos, cómodos pero engañosos, de los ídolos
de este mundo: el éxito a toda costa, el poder a costa de los más débiles, la
sed de riquezas, el placer a cualquier precio. Y de abrir sin embargo el camino
al Señor que viene: Él no nos quita nuestra libertad, sino que nos da la
verdadera felicidad. Con el nacimiento de Jesús en Belén, es Dios mismo que
viene a habitar en medio de nosotros para librarnos del egoísmo, del pecado y
de la corrupción, de estas estas actitudes que son del diablo: buscar éxito a
toda costa, el poder a costa de los más débiles, tener sed de riquezas y buscar
el placer a cualquier precio.
La Navidad es un día de gran alegría también exterior, pero es sobre todo un
evento religioso por lo que es necesaria una preparación espiritual. En este
tiempo de Adviento, dejémonos guiar por la exhortación del Bautista: “Preparad
el camino al Señor, allanad sus senderos” (v. 3).
Nosotros preparamos el camino del Señor y allanamos sus senderos cuando
examinamos nuestra conciencia, cuando escrutamos nuestras actitudes, cuando con
sinceridad y confianza confesamos nuestros pecados en el sacramento de la
penitencia. En este sacramento experimentamos en nuestro corazón la cercanía
del reino de Dios y su salvación.
La salvación de Dios es trabajo de un amor más grande que nuestro pecado;
solamente el amor de Dios puede cancelar el pecado y liberar del mal, y
solamente el amor de Dios puede orientarnos sobre el camino del bien.Que la
Virgen María nos ayude a prepararnos al encuentro con este Amor cada vez más
grande que en la noche de Navidad se ha hecho pequeño pequeño, como una semilla
caída en la tierra, la semilla del reino de Dios.
Del Papa Benedicto XVIII Domingo de Adviento, 5 de diciembre de 2010
Queridos hermanos y hermanas:
El Evangelio de este segundo
domingo de Adviento (Mt 3, 1-12) nos presenta la figura de san Juan Bautista,
el cual, según una célebre profecía de Isaías (cf. 40, 3), se retiró al
desierto de Judea y, con su predicación, llamó al pueblo a convertirse para
estar preparado para la inminente venida del Mesías. San Gregorio Magno comenta
que el Bautista "predica la recta fe y las obras buenas... para que la
fuerza de la gracia penetre, la luz de la verdad resplandezca, los caminos
hacia Dios se enderecen y nazcan en el corazón pensamientos honestos tras la escucha
de la Palabra que guía hacia el bien" (Hom. in Evangelia, XX, 3: CCL 141,
155). El precursor de Jesús, situado entre la Antigua y la Nueva Alianza, es
como una estrella que precede la salida del Sol, de Cristo, es decir, de Aquel
sobre el cual –según otra profecía de Isaías– "reposará el espíritu del
Señor: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del Señor" (Is 11, 2).
En el tiempo de Adviento, también
nosotros estamos llamados a escuchar la voz de Dios, que resuena en el desierto
del mundo a través de las Sagradas Escrituras, especialmente cuando se predican
con la fuerza del Espíritu Santo. De hecho, la fe se fortalece cuanto más se
deja iluminar por la Palabra divina, por "todo cuanto –como nos recuerda
el apóstol san Pablo– fue escrito en el pasado... para enseñanza nuestra, para
que con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la
esperanza" (Rm 15, 4). El modelo de la escucha es la Virgen María:
"Contemplando en la Madre de Dios una existencia totalmente modelada por
la Palabra, también nosotros nos sentimos llamados a entrar en el misterio de
la fe, con la que Cristo viene a habitar en nuestra vida. San Ambrosio nos
recuerda que todo cristiano que cree, concibe en cierto sentido y engendra al
Verbo de Dios en sí mismo" (Verbum Domini, 28).
Queridos amigos, "nuestra
salvación se basa en una venida", escribió Romano Guardini (La santa
notte. Dall'Avvento all'Epifania, Brescia 1994, p. 13). "El Salvador vino
por la libertad de Dios... Así la decisión de la fe consiste... en acoger a
Aquel que se acerca" (ib., p. 14). "El Redentor –añade– viene a cada
hombre: en sus alegrías y penas, en sus conocimientos claros, en sus dudas y
tentaciones, en todo lo que constituye su naturaleza y su vida" (ib., p.
15).
A la Virgen María, en cuyo seno
habitó el Hijo del Altísimo, y que el miércoles próximo, 8 de diciembre,
celebraremos en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, pedimos que nos
sostenga en este camino espiritual, para acoger con fe y con amor la venida del
Salvador.
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él
se apiada del pobre y del indigente.
- Por la Iglesia, precursora de Cristo, como Juan Bautista, para
que prepare los caminos del Señor allí donde apenas ha llegado el anuncio de
su venida. Roguemos al Señor.
- Por los que nos gobiernan, para que lo hagan siempre con leyes justas
para todos. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos y todos los que sufren, para que puedan experimentar en
su vida el consuelo de Dios. Roguemos al Señor.
- Por nuestra comunidad y por todas las comunidades cristianas, para que
sepamos acogernos mutuamente, como Cristo mismo nos acoge. Roguemos al
Señor.
Señor, Dios nuestro, que nos prometes en Cristo la
realización de todos nuestros anhelos, escucha nuestras súplicas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Que
los ruegos y ofrendas de nuestra pobreza te conmuevan, Señor, y al vernos
desvalidos y sin méritos propios acude, compasivo, en nuestra ayuda. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de Adviento
Las dos venidas de CristoEn verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte
gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne,
realizó el
plan de redención trazado desde antiguo
y nos abrió el camino de la salvación
eterna,
para que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria,
revelando
así la plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora, en
vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso, con los ángeles y arcángeles,
tronos y dominaciones,
y con todos los
coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:Santo, santo Santo...
Antífona
de comunión Bar 5, 5; 4, 36
En pie,
Jerusalén, sube a la altura, contempla la alegría que Dios te envía.
Oración
después de la comuniónSaciados
con el alimento espiritual, te pedimos, Señor,
que, por la participación en
este sacramento,
nos enseñes a sopesar con sabiduría los bienes de la tierra
y
amar intensamente los del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede utilizar la Bendición
solemne. Adviento.
Dios
todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en
carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los
misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones.
R. Amén.
Dios os mantenga durante esta vida
firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor.
R. Amén.
Y así, los que ahora os alegráis por el
próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando vengo de nuevo en la majestad de
su gloria recibáis el premio de la vida eterna.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre
vosotros y os acompañe siempre.
R. Amén.
Elogio: Conmemoración de santa Bárbara, de la cual se dice que fue virgen y mártir en Nicomedia.
Patronazgos: patrona de los mineros, geólogos, arquitectos, albañiles, canteros, carpinteros, techistas, electricistas, los campesinos, carniceros, cocineros, campaneros, sombrereos, sepultureros, artilleros, armeros, bomberos, trabajadores de fuegos de artificio, protege contra explosiones, muerte súbita, tormentas, especialmente eléctricas, relámpagos, fiebre, peste...
Tradiciones, refranes, devociones: Expresiones y refranes:
«Acordarse de Santa Bárbara cuando truena», se usa en relación a la persona imprevista que luego se desespera ante las situaciones conflictivas.
Otra versión: «Santa Bárbara se menta, tan sólo cuando hay tormenta»
que en el cielo estás escrita,
con papel y agua bendita,
guárdanos el pan y el vino
y a los que van de camino.»
La expresión «Santa Bárbara bendita..!» se usa popularmente como exclamación enfática ante algo inesperado.
LITURGIA DE HOY
Misa del Domingo (morado).
MISAL: ants. y oracs. props., sin Gl., Cr., Pf. I o III Adv.
LECC.: vol. I (A).
- Is 11, 1-10. Juzgará a los pobres con justicia.
- Sal 71. R. Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
- Rom 15, 4-9. Cristo salva a todos los hombres.
- Mt 3, 1-12. Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
En este domingo se nos presenta
una de las figuras del Adviento,Juan Bautista, el precursor del Señor que en el
Evangelio de hoy nos llama a la conversión. Necesitamos seguir
convirtiéndonos. Cristo es el renuevo del tronco de Jesé, el hijo de
David, que ne a salvar a todos: «Cristo acoge a los gentiles para que
alaben a Dios» (1 y 2 Lect). «Él sea la bendición de todo los pueblos, y
lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra» (Sal resp). Desde aquí,
hemos de sentirnos movidos a anunciar a todos la cercanía de la venida de
Cristo, con nuestras palabras y, sobre todo, con nuestro ejemplo.
* Hoy no se permiten
otras celebraciones, tampoco la misa exequial.
Liturgia de las
Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del
5 de diciembre, pág. 705.
CALENDARIOS:
Ibiza: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Vicente Ribas
Prats, obispo (2021).
Antífona
de entrada Cf. Is 30, 19. 30
Pueblo de
Sion: el Señor vendrá a salvar a los pueblos y hará resonar la majestad de su
voz con alegría en vuestro corazón.
Monición
de entrada
En
este segundo domingo de Adviento, la voz de Isaías, el gran profeta del Antiguo
Testamento que anunció la futura venida del Mesías nos invita a mirar al Señor
que viene a salvar a los pueblos y que hará oír su voz gloriosa en la alegría
de nuestro corazón. [Con esta gozosa esperanza encendemos el segundo cirio
de la corona de Adviento.]
No se
dice Gloria.
Oración
colecta
no permitas que, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo,
lo impidan los afanes terrenales,
para que, aprendiendo la sabiduría celestial,
podamos participar plenamente de su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Juzgará a los pobres con justicia
y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y entendimiento,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del Señor.
Lo inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias
ni sentenciará de oídas;
juzgará a los pobres con justicia,
sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra;
pero golpeará al violento con la vara de su boca,
y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia será ceñidor de su cintura,
y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero,
el leopardo se tumbará con el cabrito,
el ternero y el león pacerán juntos:
un muchacho será su pastor.
La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas;
el león como el buey, comerá paja.
El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente,
y el recién destetado extiende la mano
hacia la madriguera del áspid.
Nadie causará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
porque está lleno el país del conocimiento del Señor,
como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé será elevada
como enseña de los pueblos:
se volverán hacia ella las naciones
y será gloriosa su morada.
R. Te alabamos, Señor.
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.
y su fama dure como el sol:
él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Es decir, Cristo se hizo servidor de la circuncisión en atención a la fidelidad de Dios, para llevar a cumplimiento las promesas hechas a los patriarcas y, en cuanto a los gentiles, para que glorifiquen a Dios por su misericordia; como está escrito:
«Por esto te alabaré entre los gentiles
y cantaré para tu nombre».
R. Te alabamos, Señor.
R. Gloria a ti, Señor.
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Este es el que anunció el Profeta Isaías diciendo:
«Voz del que grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos”».
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
«¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.
Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias.
El os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
El tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga».
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el Evangelio de este segundo domingo de Adviento resuena la invitación de
Juan Bautista: «¡Convertíos porque el reino de los cielos está cerca!» (Mt
3,2). Con estas palabras Jesús dará inicio a su misión en Galilea (cfr Mt
4,17); y tal será también el anuncio que deberán llevar los discípulos en su
primera experiencia misionera (cfr Mt 10,7). El evangelista Mateo quiere así
presentar a Juan como el que prepara el camino al Cristo que viene, y los
discípulos como los continuadores de la predicación de Jesús. Se trata del
mismo anuncio alegre: ¡viene el reino de Dios, es más, está cerca, está en
medio de nosotros! Esta palabra es muy importante: «el reino de Dios está en
medio de vosotros», dice Jesús. Y Juan anuncia esto que Jesús luego dirá: «El reino
de Dios ha venido, ha llegado, está en medio de vosotros». Este es el mensaje
central de toda misión cristiana. Cuando un misionero va, un cristiano va a
anunciar a Jesús, no va a hacer proselitismo como si fuera un hincha que busca
más seguidores para su equipo. No, va simplemente a anunciar: «¡El reino de
Dios está en medio de vosotros!». Y así el misionero prepara el camino a Jesús,
que encuentra a su pueblo.
¿Pero qué es este reino de Dios, reino de los cielos? Son sinónimos. Nosotros
pensamos enseguida en algo que se refiere al más allá: la vida eterna. Cierto,
esto es verdad, el reino de Dios se extenderá sin fin más allá de la vida
terrena, pero la buena noticia que Jesús nos trae —y que Juan anticipa— es que
el reino de Dios no tenemos que esperarlo en el futuro: se ha acercado, de
alguna manera está ya presente y podemos experimentar desde ahora el poder
espiritual. Dios viene a establecer su señorío en la historia, en nuestra vida
de cada día; y allí donde esta viene acogida con fe y humildad brotan el amor,
la alegría y la paz.
La condición para entrar a formar parte de este reino es cumplir un cambio en
nuestra vida, es decir, convertirnos. Convertirnos cada día, un paso adelante
cada día. Se trata de dejar los caminos, cómodos pero engañosos, de los ídolos
de este mundo: el éxito a toda costa, el poder a costa de los más débiles, la
sed de riquezas, el placer a cualquier precio. Y de abrir sin embargo el camino
al Señor que viene: Él no nos quita nuestra libertad, sino que nos da la
verdadera felicidad. Con el nacimiento de Jesús en Belén, es Dios mismo que
viene a habitar en medio de nosotros para librarnos del egoísmo, del pecado y
de la corrupción, de estas estas actitudes que son del diablo: buscar éxito a
toda costa, el poder a costa de los más débiles, tener sed de riquezas y buscar
el placer a cualquier precio.
La Navidad es un día de gran alegría también exterior, pero es sobre todo un
evento religioso por lo que es necesaria una preparación espiritual. En este
tiempo de Adviento, dejémonos guiar por la exhortación del Bautista: “Preparad
el camino al Señor, allanad sus senderos” (v. 3).
Nosotros preparamos el camino del Señor y allanamos sus senderos cuando
examinamos nuestra conciencia, cuando escrutamos nuestras actitudes, cuando con
sinceridad y confianza confesamos nuestros pecados en el sacramento de la
penitencia. En este sacramento experimentamos en nuestro corazón la cercanía
del reino de Dios y su salvación.
La salvación de Dios es trabajo de un amor más grande que nuestro pecado;
solamente el amor de Dios puede cancelar el pecado y liberar del mal, y
solamente el amor de Dios puede orientarnos sobre el camino del bien.Que la
Virgen María nos ayude a prepararnos al encuentro con este Amor cada vez más
grande que en la noche de Navidad se ha hecho pequeño pequeño, como una semilla
caída en la tierra, la semilla del reino de Dios.
Queridos hermanos y hermanas:
El Evangelio de este segundo
domingo de Adviento (Mt 3, 1-12) nos presenta la figura de san Juan Bautista,
el cual, según una célebre profecía de Isaías (cf. 40, 3), se retiró al
desierto de Judea y, con su predicación, llamó al pueblo a convertirse para
estar preparado para la inminente venida del Mesías. San Gregorio Magno comenta
que el Bautista "predica la recta fe y las obras buenas... para que la
fuerza de la gracia penetre, la luz de la verdad resplandezca, los caminos
hacia Dios se enderecen y nazcan en el corazón pensamientos honestos tras la escucha
de la Palabra que guía hacia el bien" (Hom. in Evangelia, XX, 3: CCL 141,
155). El precursor de Jesús, situado entre la Antigua y la Nueva Alianza, es
como una estrella que precede la salida del Sol, de Cristo, es decir, de Aquel
sobre el cual –según otra profecía de Isaías– "reposará el espíritu del
Señor: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del Señor" (Is 11, 2).
En el tiempo de Adviento, también
nosotros estamos llamados a escuchar la voz de Dios, que resuena en el desierto
del mundo a través de las Sagradas Escrituras, especialmente cuando se predican
con la fuerza del Espíritu Santo. De hecho, la fe se fortalece cuanto más se
deja iluminar por la Palabra divina, por "todo cuanto –como nos recuerda
el apóstol san Pablo– fue escrito en el pasado... para enseñanza nuestra, para
que con la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la
esperanza" (Rm 15, 4). El modelo de la escucha es la Virgen María:
"Contemplando en la Madre de Dios una existencia totalmente modelada por
la Palabra, también nosotros nos sentimos llamados a entrar en el misterio de
la fe, con la que Cristo viene a habitar en nuestra vida. San Ambrosio nos
recuerda que todo cristiano que cree, concibe en cierto sentido y engendra al
Verbo de Dios en sí mismo" (Verbum Domini, 28).
Queridos amigos, "nuestra
salvación se basa en una venida", escribió Romano Guardini (La santa
notte. Dall'Avvento all'Epifania, Brescia 1994, p. 13). "El Salvador vino
por la libertad de Dios... Así la decisión de la fe consiste... en acoger a
Aquel que se acerca" (ib., p. 14). "El Redentor –añade– viene a cada
hombre: en sus alegrías y penas, en sus conocimientos claros, en sus dudas y
tentaciones, en todo lo que constituye su naturaleza y su vida" (ib., p.
15).
A la Virgen María, en cuyo seno habitó el Hijo del Altísimo, y que el miércoles próximo, 8 de diciembre, celebraremos en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, pedimos que nos sostenga en este camino espiritual, para acoger con fe y con amor la venida del Salvador.
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él se apiada del pobre y del indigente.
- Por la Iglesia, precursora de Cristo, como Juan Bautista, para
que prepare los caminos del Señor allí donde apenas ha llegado el anuncio de
su venida. Roguemos al Señor.
- Por los que nos gobiernan, para que lo hagan siempre con leyes justas
para todos. Roguemos al Señor.
- Por los enfermos y todos los que sufren, para que puedan experimentar en
su vida el consuelo de Dios. Roguemos al Señor.
- Por nuestra comunidad y por todas las comunidades cristianas, para que
sepamos acogernos mutuamente, como Cristo mismo nos acoge. Roguemos al
Señor.
Señor, Dios nuestro, que nos prometes en Cristo la
realización de todos nuestros anhelos, escucha nuestras súplicas. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Que
los ruegos y ofrendas de nuestra pobreza te conmuevan, Señor, y al vernos
desvalidos y sin méritos propios acude, compasivo, en nuestra ayuda. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
realizó el plan de redención trazado desde antiguo
y nos abrió el camino de la salvación eterna,
para que cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria,
revelando así la plenitud de su obra,
podamos recibir los bienes prometidos
que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
tronos y dominaciones,
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona
de comunión Bar 5, 5; 4, 36
En pie,
Jerusalén, sube a la altura, contempla la alegría que Dios te envía.
que, por la participación en este sacramento,
nos enseñes a sopesar con sabiduría los bienes de la tierra
y amar intensamente los del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede utilizar la Bendición
solemne. Adviento.
Dios todopoderoso y rico en misericordia, por su Hijo Jesucristo, cuya venida en carne creéis y cuyo retorno glorioso esperáis, en la celebración de los misterios del Adviento, os ilumine y os llene de sus bendiciones.
R. Amén.
Dios os mantenga durante esta vida firmes en la fe, alegres por la esperanza y diligentes en el amor.
R. Amén.
Y así, los que ahora os alegráis por el próximo nacimiento de nuestro Redentor, cuando vengo de nuevo en la majestad de su gloria recibáis el premio de la vida eterna.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.
R. Amén.