Tiempo de la Octava de Navidad:
DIRECTORIO
SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
La fiesta de la Sagrada Familia
112. La
fiesta de la Sagrada Familia, Jesús, María y José (Domingo en la octava de
Navidad) ofrece un ámbito celebrativo apropiado para el desarrollo de algunos
ritos o momentos de oración, propios de la familia cristiana.
El
recuerdo de José, de María y del niño Jesús, que se dirigen a Jerusalén, como
toda familia hebrea observante, para realizar los ritos de la Pascua (cfr. Lc
2,41-42), animará a que toda la familia acepte la invitación a participar
unida, ese día, en la Eucaristía. Y resultaría muy significativo que la familia
se encomendase nuevamente al patrocinio de la Sagrada Familia de Nazaret, la
bendición de los hijos, prevista en el Ritual, y donde sea oportuno, la
renovación de las promesas matrimoniales asumidas por los esposos, convertidos
ya en padres, en el día de su matrimonio, así como las promesas de los
desposorios con las que los novios formalizan su proyecto de fundar en el
futuro una nueva familia.
Pero más
allá del día de la fiesta, a los fieles les agrada recurrir a la Sagrada
Familia de Nazaret en muchas circunstancias de la vida: se inscriben con gusto
en las Asociaciones de la Sagrada Familia, para configurar su propio núcleo
familiar según el modelo de la Familia de Nazaret, y dirigen a la misma jaculatorias
frecuentes, mediante las que se encomiendan a su patrocinio y piden la
asistencia para el momento de la muerte.
PROGRAMA PARROQUIAL:VIERNES, 30 DE DICIEMBREPARROQUIA DEL CARMEN:
- Celebración del Viernes de la Octava de Navidad, en la Parroquia (a las 18.30 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Rezo del Santo Rosario (19.00 h.) y Eucaristía del Viernes de la Octava de Navidad, en la Parroquia, en la Parroquia (a las 19.30 h.).
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DIRECTORIO
SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
La fiesta de la Sagrada Familia
112. La
fiesta de la Sagrada Familia, Jesús, María y José (Domingo en la octava de
Navidad) ofrece un ámbito celebrativo apropiado para el desarrollo de algunos
ritos o momentos de oración, propios de la familia cristiana.
El
recuerdo de José, de María y del niño Jesús, que se dirigen a Jerusalén, como
toda familia hebrea observante, para realizar los ritos de la Pascua (cfr. Lc
2,41-42), animará a que toda la familia acepte la invitación a participar
unida, ese día, en la Eucaristía. Y resultaría muy significativo que la familia
se encomendase nuevamente al patrocinio de la Sagrada Familia de Nazaret, la
bendición de los hijos, prevista en el Ritual, y donde sea oportuno, la
renovación de las promesas matrimoniales asumidas por los esposos, convertidos
ya en padres, en el día de su matrimonio, así como las promesas de los
desposorios con las que los novios formalizan su proyecto de fundar en el
futuro una nueva familia.
Pero más
allá del día de la fiesta, a los fieles les agrada recurrir a la Sagrada
Familia de Nazaret en muchas circunstancias de la vida: se inscriben con gusto
en las Asociaciones de la Sagrada Familia, para configurar su propio núcleo
familiar según el modelo de la Familia de Nazaret, y dirigen a la misma jaculatorias
frecuentes, mediante las que se encomiendan a su patrocinio y piden la
asistencia para el momento de la muerte.
PARROQUIA DEL CARMEN:
- Celebración del Viernes de la Octava de Navidad, en la Parroquia (a las 18.30 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Rezo del Santo Rosario (19.00 h.) y Eucaristía del Viernes de la Octava de Navidad, en la Parroquia, en la Parroquia (a las 19.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
Misa de acción de gracias por los 50 años de la ordenación sacerdotal del Obispo Emérito de Huelva

Portada
SANTORAL DE HOY
Elogio: En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, sepultura de san Félix I, papa, el cual rigió la Iglesia Romana en tiempo del emperador Aureliano.
Otros santos de este día: San Félix I, papa
En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, sepultura de san Félix I, papa, el cual rigió la Iglesia Romana en tiempo del emperador Aureliano.
San Hermetes, exorcista y mártir
En Bononia, de Mesia Inferior, san Hermetes, exorcista y mártir.
San Anisio de Tesalónica, obispo
Conmemoración de san Anisio, obispo de Tesalónica, en Grecia, que vivió en tiempo del emperador Teodosio y a quien los Romanos Pontífices constituyeron vicario apostólico en Eslavonia, siendo colmado de alabanzas por san Ambrosio.
San Perpetuo de Tours, obispo
En Tours, en la Galia Lugdunense, san Perpetuo, obispo, que edificó la basílica de San Martín y muchas otras en honor de los santos, y reguló en su Iglesia la práctica de ayunos y vigilias.
San Jocundo de Aosta, obispo
En Aosta, en los Alpes Graios, san Jocundo, obispo.
San Geremaro, abad
En Fly, cerca de Beauvais, en el territorio de Neustria, san Geremaro, abad del monasterio que él mismo fundó en este lugar.
San Egvino de Worcester, obispo
En Worcester, en Inglaterra, san Egvino, obispo, que fundó el monasterio local.
San Rainerio de Forcone, obispo
En la región de los Abruzos, san Rainerio, obispo de Forcone, cuya habilidad en administrar los bienes alabó el papa Alejandro II.
San Rogerio de Canne, obispo
En Canne, de la Apulia, san Rogerio, obispo.
San Lorenzo de Frazzanò, monje
Cerca de la población de Frazzanò, en la isla de Sicilia, san Lorenzo, monje según la disciplina de los Padres Orientales, insigne por la austeridad de vida y por su constante predicación.
Beata Margarita Colonna, virgen
En Palestrina, del Lacio, beata Margarita Colonna, virgen, que a las riquezas y placeres del siglo prefirió la pobreza por Cristo, a quien sirvió profesando la Regla de santa Clara.
Beata Eugenia Ravasco, virgen y fundadora
En Génova, en la Liguria, asimismo en Italia, beata Eugenia Ravasco, virgen, que fundó el Instituto de Hermanas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María, a las que encomendó la educación de niñas y el cuidado de enfermos y de la infancia menesterosa.
Beato Juan María Boccardo, presbítero y fundador
En el territorio de Pancalieri, cerca de Turín, igualmente en Italia, beato Juan María Boccardo, presbítero, el cual, trabajando infatigablemente en el cuidado de los ancianos y enfermos, fundó el Instituto de Hijas Pobres de San Cayetano.
LITURGIA DE HOY
San Félix I, papa
En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, sepultura de san Félix I, papa, el cual rigió la Iglesia Romana en tiempo del emperador Aureliano.
San Hermetes, exorcista y mártir
En Bononia, de Mesia Inferior, san Hermetes, exorcista y mártir.
San Anisio de Tesalónica, obispo
Conmemoración de san Anisio, obispo de Tesalónica, en Grecia, que vivió en tiempo del emperador Teodosio y a quien los Romanos Pontífices constituyeron vicario apostólico en Eslavonia, siendo colmado de alabanzas por san Ambrosio.
San Perpetuo de Tours, obispo
En Tours, en la Galia Lugdunense, san Perpetuo, obispo, que edificó la basílica de San Martín y muchas otras en honor de los santos, y reguló en su Iglesia la práctica de ayunos y vigilias.
San Jocundo de Aosta, obispo
En Aosta, en los Alpes Graios, san Jocundo, obispo.
San Geremaro, abad
En Fly, cerca de Beauvais, en el territorio de Neustria, san Geremaro, abad del monasterio que él mismo fundó en este lugar.
San Egvino de Worcester, obispo
En Worcester, en Inglaterra, san Egvino, obispo, que fundó el monasterio local.
San Rainerio de Forcone, obispo
En la región de los Abruzos, san Rainerio, obispo de Forcone, cuya habilidad en administrar los bienes alabó el papa Alejandro II.
San Rogerio de Canne, obispo
En Canne, de la Apulia, san Rogerio, obispo.
San Lorenzo de Frazzanò, monje
Cerca de la población de Frazzanò, en la isla de Sicilia, san Lorenzo, monje según la disciplina de los Padres Orientales, insigne por la austeridad de vida y por su constante predicación.
Beata Margarita Colonna, virgen
En Palestrina, del Lacio, beata Margarita Colonna, virgen, que a las riquezas y placeres del siglo prefirió la pobreza por Cristo, a quien sirvió profesando la Regla de santa Clara.
Beata Eugenia Ravasco, virgen y fundadora
En Génova, en la Liguria, asimismo en Italia, beata Eugenia Ravasco, virgen, que fundó el Instituto de Hermanas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María, a las que encomendó la educación de niñas y el cuidado de enfermos y de la infancia menesterosa.
Beato Juan María Boccardo, presbítero y fundador
En el territorio de Pancalieri, cerca de Turín, igualmente en Italia, beato Juan María Boccardo, presbítero, el cual, trabajando infatigablemente en el cuidado de los ancianos y enfermos, fundó el Instituto de Hijas Pobres de San Cayetano.
LITURGIA DE HOY
Fiesta de la Sagrada Familia, Jesús, María y José, desde la que se proponen santísimos ejemplos a las familias cristianas y se invocan los auxilios oportunos (elog. del Martirologio Romano).
Fiesta de la Sagrada Familia, Jesús, María y José, desde la que se proponen santísimos ejemplos a las familias cristianas y se invocan los auxilios oportunos (elog. del Martirologio Romano).
Misa de la fiesta (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. Nav., embolismos props. de la Octava en las PP. EE. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. I (B).
- Eclo 3, 2-6. 12-14. Quien teme al Señor honrará a sus padres.
- Sal 127. R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
- Col 3, 12-21. La vida de familia en el Señor.
- Lc 2, 41-52. Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los maestros.
El Hijo de Dios se hizo hombre consagrando la familia como el lugar normal para nacer, ir creciendo en sabiduría, estatura y gracia (cf. Ev.). La 1 lect. nos habla de cómo los hijos deben honrar a sus padres, algo con cierta frecuencia olvidado. Y en la 2 lect. san Pablo nos habla de la vida de familia vivida en el Señor: la paciencia mutua, el perdón y por encima de todo el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Si se echara cuenta de los mandamientos de Dios en la vida de familia, no habría tantas familias rotas o viviendo el maltrato y la violencia. La sagrada familia es un ejemplo para seguir en sus virtudes domésticas y su unión en el amor (cf. 1. orac.).
* JORNADA DE LA SAGRADA FAMILIA (pontificia y dependiente de la CEE): Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la orac. univ.
* Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 27 de diciembre, pág. 736.
CALENDARIOS: Hijos e Hijas de la Sagrada Familia, Siervas de San José y Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia: (S).
Girona: Aniversario de la muerte de Mons. Jaume Camprodón Rovira, obispo, emérito (2016).
Antífona de entrada Cf. Lc 2, 16
Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en un pesebre.
Monición de entrada
Hoy contemplamos a Jesús con María y José: es la fiesta de la Sagrada Familia. Jesús, hecho hombre, ha tenido necesidad de una familia, donde ha pasado la mayor parte de su existencia sin otro acontecimiento extraordinario que la vida cotidiana, donde ha aprendido la sabiduría de la fe de su pueblo y la oración confiada a Dios. La Sagrada Familia se nos propone como modelo de confianza en Dios, de disponibilidad a su plan de salvación y de fidelidad para ponerlo en práctica.
Acto penitencial
Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usarse las invocaciones propias del tiempo de Navidad o las que se proponen a continuación.
- Tú, que has venido a cumplir la voluntad del Padre: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Tú, que, despojado de tu rango, pasaste por uno de tantos: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Tú, que te sometiste obediente a María y a José: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Monición al Gloria
Se dice Gloria. Puede introducirse con la siguiente monición.
Recitamos (cantamos) el himno de alabanza que prolonga el cántico de los ángeles en la noche de la Navidad del Señor.
Oh, Dios, que nos has propuesto a la Sagrada Familia
como maravilloso ejemplo,
concédenos, con bondad, que, imitando
sus virtudes domésticas y su unión en el amor,
lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Audio y comentario del Evangelio de hoy
EL SEÑOR honra más al padre que a los hijos
y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados,
y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida,
y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez
y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él,
y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada
y te servirá para reparar tus pecados.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.
R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.
R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (Col 3, 12-21)
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.
Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Abre, Señor, nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R.
R. Gloria a ti, Señor.
CUANDO se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».
Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel.
Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy celebramos la Sagrada Familia de Nazaret. Dios eligió a una familia humilde y sencilla para venir entre nosotros. Contemplemos la belleza de este misterio, destacando también dos aspectos concretos para nuestras familias.
El primero: la familia es la historia de la que provenimos. Cada uno de nosotros tiene su propia historia, nadie nació mágicamente, con una varita mágica, cada uno de nosotros tiene una historia y la familia es la historia de la que venimos. El Evangelio de la liturgia de hoy nos recuerda que Jesús es también hijo de una historia familiar. Lo vemos viajar a Jerusalén con María y José para la Pascua; luego hace preocupar a su madre y a su padre, que no lo encuentran; una vez encontrado, vuelve a casa con ellos (cf. Lc 2,41-52). Es hermoso ver a Jesús insertado en la red de afectos familiares, naciendo y creciendo en el abrazo y la preocupación de los suyos. Esto es importante también para nosotros: venimos de una historia entretejida de lazos de amor y la persona que somos hoy nace, no tanto de los bienes materiales que hemos gozado, sino del amor que hemos recibido, del amor en el seno de la familia. Puede que no hayamos nacido en una familia excepcional y sin problemas, pero es nuestra historia ―cada uno debe pensar: es mi historia―, son nuestras raíces: ¡si las cortamos, la vida se seca! Dios no nos creó para ser caballeros solitarios, sino para caminar juntos. Démosle las gracias y recemos por nuestras familias. Dios piensa en nosotros y quiere que estemos juntos: agradecidos, unidos, capaces de proteger nuestras raíces. Y tenemos que pensar en esto, en la propia historia.
El segundo aspecto: aprendemos a ser una familia cada día. En el Evangelio vemos que incluso en la Sagrada Familia no todo va bien: hay problemas inesperados, angustia, sufrimiento. No existe la Sagrada Familia de las estampitas. María y José pierden a Jesús y lo buscan angustiados, luego lo encuentran después de tres días. Y cuando, sentado entre los maestros del Templo, responde que debe atender los asuntos de su Padre, no lo entienden. Necesitan tiempo para aprender a conocer a su hijo. Así es también para nosotros: cada día, en la familia, hay que aprender a escucharnos y comprendernos, a caminar juntos, a afrontar los conflictos y las dificultades. Es el reto diario, y se gana con la actitud adecuada, con pequeñas atenciones, con gestos sencillos, cuidando los detalles de nuestras relaciones. Y también esto, nos ayuda mucho hablar en familia, hablar en la mesa, el diálogo entre padres e hijos, el diálogo entre hermanos, nos ayuda a vivir esta raíz familiar que viene de los abuelos, el diálogo con los abuelos.
¿Y cómo se hace esto? Fijémonos en María, que en el Evangelio de hoy dice a Jesús: «Tu padre y yo te estábamos buscando» (v. 48). Tu padre y yo; no dice yo y tu padre: ¡antes del “yo” está el “tú”! Aprendamos esto: antes del yo está el tú. En mi idioma hay un adjetivo para las personas que dicen primero “yo” y luego “tú”: “yo, me, conmigo, para mí y en mi beneficio”. Gente que es así, primero yo y luego tú. No, en la Sagrada Familia, primero el tú y luego el yo. Para preservar la armonía en la familia, hay que luchar contra la dictadura del “yo”. Cuando el “yo” se infla. Es peligroso cuando, en lugar de escucharnos, nos reprochamos nuestros errores; cuando, en lugar de preocuparnos por los demás, nos centramos en nuestras propias necesidades; cuando, en lugar de hablar, nos aislamos con nuestros teléfonos móviles; es triste ver a una familia en la comida, cada uno con su teléfono móvil sin hablar con los demás; cada uno habla con su teléfono; cuando nos acusamos unos a otros, repitiendo siempre las mismas frases, escenificando una comedia ya vista en la que cada uno quiere tener razón y al final hay un frío silencio. Ese silencio cortante y frío después de una discusión familiar. ¡Eso es feo, feísimo! Repito un consejo: por la noche, después de todo, hagan las paces. Siempre. No vayan a dormir sin hacer las paces. Nunca vayan a dormir sin haber hecho las paces, porque si no, al día siguiente habrá una “guerra fría·. Y esta es peligrosa porque comenzará una historia de reproches, una historia de resentimientos. ¡Cuántas veces, por desgracia, nacen conflictos dentro de las paredes del hogar como resultado de silencios demasiado largos y egoísmos no curados! A veces incluso se llega a la violencia física y moral. Esto rompe la armonía y mata a la familia. Pasemos del “yo” al “tú”. Lo que debe importar más en la familia es el “tú”. Y cada día, por favor, recen un poco juntos, si pueden hacer el esfuerzo, para pedir a Dios el don de la paz en familia. ¡Y comprometámonos todos ―padres, hijos, Iglesia, sociedad civil― a apoyar, defender y proteger la familia que es nuestro tesoro!
Que la Virgen María, esposa de José y madre de Jesús, proteja a nuestras familias.
Después del Ángelus
Me dirijo ahora a los matrimonios de todo el mundo:
Hoy, en la fiesta de la Sagrada Familia, se publica una Carta que escribí pensando en ustedes. Quiere ser mi regalo de Navidad para ustedes, los esposos: un estímulo, una señal de cercanía y también una oportunidad para meditar. Es importante reflexionar y experimentar la bondad y la ternura de Dios, que con mano paternal guía los pasos de los matrimonios por el camino del bien. Que el Señor dé a todos los matrimonios la fuerza y la alegría de continuar el camino que han emprendido. También quiero recordarles que nos acercamos al Encuentro Mundial de las Familias: los invito a preparar este acontecimiento, especialmente con la oración, y a vivirlo en sus diócesis, junto con otras familias.
Y hablando de la familia, me viene a la mente una preocupación, una verdadera preocupación, al menos aquí en Italia: el invierno demográfico. Parece que muchos han perdido la aspiración de seguir adelante con los hijos y muchas parejas prefieren quedarse sin hijos, o con uno solo. Piensen en esto, es una tragedia. Hace unos minutos he visto en el programa “A Sua immagine” cómo hablaban de este grave problema, el invierno demográfico. Hagamos todo lo posible para recuperar nuestra conciencia, para superar este invierno demográfico que va contra nuestras familias, contra nuestra patria, incluso contra nuestro futuro.
Saludo ahora a todos ustedes, peregrinos que han venido de Italia y de diferentes países: ―Veo aquí polacos, brasileños, y también veo allí colombianos― familias, grupos parroquiales, asociaciones. Renuevo mi deseo de que la contemplación del Niño Jesús, corazón y centro de las fiestas de Navidad, suscite actitudes de fraternidad y de compartir en las familias y en las comunidades. Y para celebrar un poco la Navidad, será bueno visitar el pesebre aquí en la plaza y los 100 pesebres que están bajo la columnata, también esto nos ayudará.
En estos días he recibido muchos mensajes de felicitaciones desde Roma y desde otras partes del mundo. Lamentablemente, no me es posible responder a todos, pero rezo por cada uno y agradezco especialmente las oraciones que tantos de ustedes han prometido hacer. Por favor, recen por mí, no se olviden. Muchas gracias y feliz día de la Sagrada Familia. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
Queridos hermanos y hermanas:
El Evangelio según san Lucas narra que los pastores de Belén, después de recibir del ángel el anuncio del nacimiento del Mesías, "fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre" (Lc 2, 16). Así pues, a los primeros testigos oculares del nacimiento de Jesús se les presentó la escena de una familia: madre, padre e hijo recién nacido. Por eso, el primer domingo después de Navidad, la liturgia nos hace celebrar la fiesta de la Sagrada Familia. Este año tiene lugar precisamente al día siguiente de la Navidad y, prevaleciendo sobre la de san Esteban, nos invita a contemplar este "icono" en el que el niño Jesús aparece en el centro del afecto y de la solicitud de sus padres. En la pobre cueva de Belén –escriben los Padres de la Iglesia– resplandece una luz vivísima, reflejo del profundo misterio que envuelve a ese Niño, y que María y José custodian en su corazón y dejan traslucir en sus miradas, en sus gestos y sobre todo en sus silencios. De hecho, conservan en lo más íntimo las palabras del anuncio del ángel a María: "El que ha de nacer será llamado Hijo de Dios" (Lc 1, 35).
Sin embargo, el nacimiento de todo niño conlleva algo de este misterio. Lo saben muy bien los padres que lo reciben como un don y que, con frecuencia, así se refieren a él. Todos hemos escuchado decir alguna vez a un papá y a una mamá: "Este niño es un don, un milagro". En efecto, los seres humanos no viven la procreación meramente como un acto reproductivo, sino que perciben su riqueza, intuyen que cada criatura humana que se asoma a la tierra es el "signo" por excelencia del Creador y Padre que está en el cielo. ¡Cuán importante es, por tanto, que cada niño, al venir al mundo, sea acogido por el calor de una familia! No importan las comodidades exteriores: Jesús nació en un establo y como primera cuna tuvo un pesebre, pero el amor de María y de José le hizo sentir la ternura y la belleza de ser amados. Esto es lo que necesitan los niños: el amor del padre y de la madre. Esto es lo que les da seguridad y lo que, al crecer, les permite descubrir el sentido de la vida. La Sagrada Familia de Nazaret pasó por muchas pruebas, como la de la "matanza de los inocentes" –nos la recuerda el Evangelio según san Mateo–, que obligó a José y María a emigrar a Egipto (cf. Mt 2, 13-23). Ahora bien, confiando en la divina Providencia, encontraron su estabilidad y aseguraron a Jesús una infancia serena y una educación sólida.
Queridos amigos, ciertamente la Sagrada Familia es singular e irrepetible, pero al mismo tiempo es "modelo de vida" para toda familia, porque Jesús, verdadero hombre, quiso nacer en una familia humana y, al hacerlo así, la bendijo y consagró. Encomendemos, por tanto, a la Virgen y a san José a todas las familias, para que no se desalienten ante las pruebas y dificultades, sino que cultiven siempre el amor conyugal y se dediquen con confianza al servicio de la vida y de la educación.
Se dice Credo
Oración de los fieles
Oremos al Señor nuestro Dios, Padre de la gran familia humana.
- Por la Iglesia, la familia de los hijos de Dios: para que sepa acoger a todos. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes, para que procuren con tenacidad la solución de los graves problemas de educación, vivienda y salarios que afectan a la familia. Roguemos al Señor.
- Por los padres, para que sepan educar a sus hijos, respetando su personalidad y ganándose su confianza. Roguemos al Señor.
- Por los novios, para que, preparándose seriamente durante el noviazgo, sean capaces de realizar su vida familiar según el proyecto de Dios. Roguemos al Señor.
- Por todos los hogares, para que sepamos discernir los valores permanentes que es preciso salvaguardar. Roguemos al Señor.
- Por las familias desunidas, por las familias que sufren, para que reciban ayuda y consuelo, fruto de la solidaridad cristiana. Roguemos al Señor.
- Por nosotros aquí reunidos, para que la Eucaristía que celebramos fomente en nosotros el espíritu de familia. Roguemos al Señor.
que pone su confianza en tu amor y su mirada
en el hogar de Nazaret.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
te suplicamos, por intercesión de la Virgen Madre de Dios y de San José,
que guardes a nuestras familias en tu gracia y en tu paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor,
para que, conociendo a Dios visiblemente, él nos lleve al amor de lo invisible.
tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Antífona de comunión Cf. Bar 3, 38
Nuestro Dios apareció en el mundo y vivió en medio de los hombres.
Oración después de la comunión
concede a cuantos has renovado con estos divinos sacramentos
imitar fielmente los ejemplos de la Sagrada Familia
para que, después de las tristezas de esta vida,
podamos gozar de su eterna compañía en el cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede utilizar la bendición solemne de la Natividad del Señor.
Dios, bondad infinita, que disipó las tinieblas del mundo con la encarnación de su Hijo y con su nacimiento glorioso iluminó este día santo aleje de vosotros las tinieblas del pecado y alumbre vuestros corazones con la luz de la gracia.
R. Amén.
Quien encomendó al ángel anunciar a los pastores la gran alegría del nacimiento del Salvador os llene de gozo y os haga también a vosotros mensajeros del Evangelio.
R. Amén.
Quien por la encarnación de su Hijo reconcilió lo humano y lo divino os conceda la paz a vosotros, amados de Dios, y un día os admita entre los miembros de la Iglesia del cielo.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.