PARROQUIA DEL CARMEN:
- Eucaristía del Domingo IV del Tiempo Ordinario, en la Parroquia (11.00 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Eucaristía del Domingo IV del Tiempo Ordinario, en la Parroquia, (a las 12.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
Elogio: Conmemoración de san Valero o Valerio, obispo de Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, que tomó parte en el primer Concilio de Illiberis. Conducido a Valencia junto con san Vicente, fue enviado al destierro.
Patronazgos: patrono de Zaragoza y de algunos barrios de Valencia.
Tradiciones, refranes, devociones: San Valero, rosconeros y ventolero, porque en las fiestas patronales se come roscón, y «es dia raro es el año que no nos sopla en algun momento del dia una racha de cierzo, que nos despeja el ambiente» (informado por una lectora).
Elogio: Cerca de Antioquía de Siria, san Afraates, anacoreta, el cual, nacido y formado entre los persas, siguió las huellas de los magos y se convirtió al Señor en Belén. Se retiró a Edesa, donde vivió en una pequeña casa fuera de las murallas, y, más tarde, con su predicación y sus escritos defendió la fe católica contra los arrianos.
Elogio: En Barcelona, en España, san Pedro Nolasco, presbítero, que, según la tradición, junto con san Ramón de Penyafort y el rey Jaime I de Aragón fundó la Orden de Nuestra Señora de la Merced, para la redención de los cautivos. Se entregó ardientemente, con trabajo y esfuerzo, a procurar la paz y a liberar del yugo de la esclavitud a los cristianos que habían caído cautivos de los infieles.
Refieren a este santo: Santa María de Cervelló, San Pedro Ermengol, San Raimundo de Peñafort, San Ramón Nonato, San Serapión.
Santos Sarbelio y Bebaia, mártires
En la ciudad de Edesa, en Osroene, santos mártires Sarbelio, presbítero, y Bebaia, su hermana, los cuales, bautizados por el santo obispo Barsimeo, padecieron el martirio por su fe en Cristo.
Santos Papías y Mauro, mártires
En Roma, en el cementerio Mayor de la vía Nomentana, santos mártires Papías y Mauro, soldados.
San Constancio de Perugia, obispo
En la ciudad de Perugia, en la Umbría, san Constancio, obispo.
Santos Juventino y Maximino, mártires
En Antioquía de Siria, santos Juventino y Maximino, mártires, que fueron coronados con el martirio en tiempo del emperador Juliano el Apóstata.
San Gildas «el Sabio», abad
En la Bretaña Menor, san Gildas, llamado «Sabio», abad, que escribió sobre la ruina de Bretaña, deplorando las calamidades de su pueblo e increpando a la maldad de príncipes y clérigos. Fundó el monasterio de Rhuys, junto al mar, y murió en la isla de Houat.
San Sulpicio Severo, obispo
En la ciudad de Bourges, en Aquitania, san Sulpicio Severo, obispo, de familia de senadores de las Galias, cuya sabiduría, ministerio pastoral y empeño en restaurar la disciplina ensalzó san Gregorio de Tours.
Beata Villana de Bottis, penitente
En Florencia, de la Toscana, beata Villana de Bottis, madre de familia, la cual, tras abandonar la vida mundana que llevaba, vistió el hábito de las Hermanas de la Orden de Penitencia de Santo Domingo y se distinguió por su asidua meditación de Cristo crucificado, por su austeridad de vida y por solicitar limosna en las calles a favor de los pobres.
Beato Bronislao Markiewicz, presbítero y fundador
En Pawlikowice, Polonia, beato Bronislao Markiewicz, presbítero, fundador de la Congregación de San Miguel Arcángel.
Beata Boleslava María Lament, virgen y fundadora
En Bialystok, lugar de Polonia, beata Boleslava María Lament, virgen, quien, en un difícil período de cambios políticos, fundó la Congregación de Religiosas Misioneras de la Sagrada Familia, para fomentar la unión de los cristianos, ayudar a los marginados y educar cristianamente a las jóvenes.
LITURGIA DE HOY
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I (A).
- Sof 2, 3; 3, 12-13. Dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre.- Sal 145. R. Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.- 1 Cor 1, 26-31. Dios ha escogido lo débil del mundo.- Mt 5, 1-12a. Bienaventurados los pobres en el espíritu.
En las Bienaventuranzas del evangelio de hoy, Jesús nos presenta los valores que han de guiar nuestra vida cristiana: la pobreza, la mansedumbre, el llorar con los que lloran, el hambre y sed de la justicia, la misericordia, la limpieza de corazón, el trabajar por la paz, el soportar la persecución por la causa de Cristo y su reino.Valores contrarios a los poderes de este mundo, que no son los que nos han llevado a formar parte de la comunidad cristiana, sino la pura gracia de Dios que ha escogido lo débil del mundo, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor (2 Lect).
-Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II. Martirologio: elogs. del 30 de enero, pág. 135.
CALENDARIOS: Zaragoza: San Valero, obispo (S).
DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO
Las Bienaventuranzas dominan la Liturgia de la Palabra de este domingo. Es en la primera parte del sermón de la montaña. Jesús subiendo al monte aparece como el nuevo Moisés que promulga la nueva ley, proclamando bienaventurados los pobres y los humildes, Jesús habla el lenguaje que Dios ya había usado con su pueblo por medio de los profetas. Como por ejemplo el texto de Sofonías que escucharemos en la primera lectura
El mismo lenguaje lo utiliza san Pablo en la segunda lectura. Los primeros en ser llamados son siempre los pequeños, los pobres y todos aquellos que el mundo desprecia, pero que son grandes en el reino de los cielos. El mensaje de Jesús trastoca todos los valores tradicionales de la época. Los hebreos cultivaban la convicción que la prosperidad material, el éxito, eran signo de la bendición de Dios y, por lo mismo, la pobreza y la esterilidad eran signo de maldición.
A partir del sermón de la montaña ya no son más bienaventurados los ricos de este mundo, sino aquellos que tienen hambre, los que lloran, los pobres y los perseguidos.
Es la nueva lógica que se expresa en la bienaventurada por excelencia: María.
Las bienaventuranzas de Mateo se resumen en una sola: “Bienaventurados los pobres en el Espíritu”. Reconocerse pobre, débil, no es, ante todo, un estado sociológico, sino que más bien una disposición interior que informa nuestro actuar en cualquier estado que uno se encuentre. Jesús se presenta como el mensajero enviado por Dios para anunciar la buena nueva. Su preocupación por los pobres, los infelices, los enfermos, es el signo de su misión.
Jesús lleva hasta los desheredados, no solamente la seguridad de que un día gozarán el reino de Dios, sino también que este Reino ya ha llegado.
También la misión de Jesús se extiende más allá de los pobres, se extiende a todas las miserias físicas y espirituales. Todo merece su compasión. Inaugurando la época de la salvación, Dios le da prioridad a todos aquellos que de la salvación tienen la más urgente necesidad.
Antífona de entrada Cf. Sal 105, 47
Sálvanos, Señor y Dios nuestro, congréganos de entre las naciones, para que podamos dar gracias a tu santo nombre y gloriarnos en tu alabanza.
Gloria.
Oración colecta
concédenos honrarte con todo el corazón
y amar a todos con amor verdadero.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA
Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde
Lectura de la profecía de Sofonías 2, 3; 3,
12-13
BUSCAD al Señor los humildes, que
cumplís sus mandamientos; buscad la justicia, buscad la moderación, quizá
podáis ocultaros el día de la ira del Señor. «Dejaré en medio de ti un pueblo
pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no
cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni se hallará en su boca una lengua
embustera; pastarán y se tenderán sin sobresaltos».
Te alabamos, Señor.
R/. Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos.
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Y así -como dice la Escritura- «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor».
Te alabamos, Señor.
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Aleluya.
Dichosos los pobres en el espíritu
-«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán “los hijos de Dios”.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»
Gloria a Ti, Señor Jesús.
DOMINGO DE LA IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)
En la primera y segunda lectura
se retorna al tema que tocábamos el domingo pasado: el Señor elige muchas veces
a los pobres y humildes para dar sus dones, pues en su pequeñez están más
abiertos a reconocer que todo es del Señor. El que se gloría que se gloríe
en el Señor (segunda lectura).
Quisiera hoy detenerme brevemente
en este programa de vida que constituyen las bienaventuranzas. Más que
mandamientos concretos son actitudes o exigencias de quien ha comprendido el
programa de vida que supone el haber aceptado la búsqueda sincera
del reino de Dios y su justicia.
¡Qué distinto el programa que nos
propone el Evangelio del que propone el mundo!
La conclusión nos ilumina para
dar sentido a cada una de ellas: dichosos vosotros cuando os insulten, os
persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y
contentos porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
El hombre, creado para la vida
eterna, tiene que saber dar su verdadero sentido a las realidades de la vida
temporal en función precisamente de la vida eterna.
San Lucas (6,22 ss.) nos puede
ayudar al contraponer a las bienaventuranzas de quienes saben dar a
las realidades temporales su justo valor con él: !Ay de vosotros...! de quienes
viven sin perspectiva de eternidad.
Algunos pensamientos de la Madre
Trinidad de la Santa Madre Iglesia acerca de la creación nos pueden ayudar a
vivir centrados en el verdadero sentido de la creación del hombre (del
libro Frutos
de oración):
494. Lo más grande de la
creación, más que el tiempo, el espacio y el universo entero, es el hombre,
creado para ser Dios por participación. (7-1-1965)
497. El Eterno Seerse te creó
para Él y según Él, para que le poseyeras; para esto te hizo capaz de conocer y
amar y, en la medida que le conoces en amor, te adhieres a Él y vives de su
vida. (9-1-1965)
498. Dios nos hizo imagen suya y
nos dio capacidad para poseerle, poniendo en nosotros las exi- gencias que Él
llenaría. ¡Cuántas veces nos desconcertamos buscando la alegría, amor,
bondad..., que sólo en Dios encontraremos, y andamos atormen- tados hasta que
le encontramos a Él, llenando todo lo que pudiéramos ambicionar...! «¡Hermosura
siempre antigua y siempre nueva, qué tarde te conocí...!» (26-9-1963)
499. Mi alma está creada para ser
una respuesta amorosa a tu ser; y, para serlo adecuadamente, es necesario que
sepa lo que Tú haces y eres en mí, y haciéndome semejante a ti, te corresponda
en la manera que me pide tu don. (11-9-1962)
500. El hombre ha sido creado por
Dios para ser levantado a Él, y poseerle cara a cara en la Eternidad.
(7-12-1977)
532. Todas las cosas creadas
tienen su razón de ser en el infinito Ser; y por eso, para darles su verdadero
sentido, hay que saber de Dios en la cercanía sabrosísima del Espíritu Santo.
(14-10-1974)
533. El que te encuentra a ti,
infinito Sol, sabe el porqué de todas las cosas en la sabiduría de tu eterna
Explicación, principio y fundamento de todas ellas. (9-1-1976)
534. Las fuentes de mi sabiduría
están en Dios, por lo que en Él y desde Él, doy sentido a todo cuanto es, pues
fuera del influjo de su perfección, nada es sino destrucción y muerte.
(14-9-1974)
535. Señor, cuando te sé a ti, lo
sé todo, porque en ti está la razón y el sentido del ser y del existir de todas
las cosas. (29-6-1970)
536. El hombre que conoce a Dios,
en Él, conoce, no sólo la perfección de su Ser, sino también la de su obrar, y
sabe dar a cada cosa su verdadero valor y sentido. (4-8-1970)
537. Señor, dame tu pensamiento
para saber lo que tengo que hacer, y obrar siempre en perfección. (4-8-1970)
538. La vida sin Dios es una
espera sin respuesta, buscando siempre sin encontrar, y encontrando amargura en
todas partes. (9-1-1976)
Podríamos meternos en otros temas también de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, por ejemplo, en el libro: La Iglesia y su misterio: Encájate en la creación de tu alma o Creación (páginas 177 a 196).
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Invoquemos, hermanos, con corazón unánime y plegaria ferviente, a Dios
Padre, fuente y origen de todo bien:
- Por la santa Iglesia, reunida aquí en el nombre del Señor y extendida por
todo el mundo, roguemos al Señor.
- Por nuestra ciudad de Santiago, por su prosperidad y por todos los que en
ella moran, roguemos al Señor.
- Por los que están de viaje, por los enfermos y prisioneros, por los pobres
y todos los que sufren, roguemos al Señor.
- Por nuestros hermanos difuntos, para que Dios los reciba en su reino de luz
y felicidad, roguemos al Señor.
a los pobres y humildes la felicidad del reino eterno,
escucha nuestras oraciones y no permitas que tus fieles
se dejen seducir por los engaños del mundo,
antes bien, a semejanza de los humildes del Evangelio,
sigan con fidelidad a su Esposo y Señor
y experimenten así la fuerza de su Espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
los dones de nuestra entrega;
te rogamos que los aceptes con bondad
y los conviertas en el sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de
comunión Sal 30,
17-18
Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia. Señor, que no me avergüence de haberte
invocado.
Oración después de la comunión
que con este auxilio de salvación eterna
se acreciente siempre en nosotros la verdadera fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.