03 de mayo - MARTES DE LA III SEMANA DE PASCUA, SANTOS FELIPE Y SANTIAGO, apóstoles, fiesta

 



 
  MARTES DE LA III SEMANA DE PASCUA, SANTOS FELIPE
  Y SANTIAGO, apóstoles, fiesta
  Fiesta de los Santos apóstoles (Liturgia de las Horas, Tomo II:
 



PROGRAMA PARROQUIAL:
MARTES, 03 DE MAYO

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.00 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.

- Rosario de los Azulejos (a las 19.00 h.).

- Rezo del Santo Rosario y mes de María (20.00 h.), y Eucaristía de los Santos Apóstoles Santiago, el Menor, y Felipe, en la Parroquia (a las 20.30 h.).








NOTICIAS DE ACTUALIDAD

    Portada

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Vídeos

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  Una gran predicación contra los miedos

  Sentido funeral por el cardenal Amigo

Otras noticias

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Opinión

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Blogs

  El pansexualismo, ¿una pandemia? , por Un alma para el mundo

  Hoy el reto del amor es esperar de la mano de Jesús. , por El Reto Del Amor

  Jornada “loveal”. Comentario para Matrimonios: Juan 6, 22-29 , por ProyectoAmorConyugal.es

  Los más de 3.000 seglares mártires de 1936-1939 (6) , por Victor in vínculis

  III Domingo de Pascua: Si amas, trabaja , por Palabras para vivir

  Eso de pedir es cosa de niños , por Cuando el río suena...



SANTORAL DE HOY

Elogio: Fiesta de san Felipe y Santiago, apóstoles. Felipe, que, al igual que Pedro y Andrés, había nacido en Betsaida, era discípulo de Juan Bautista y fue llamado por el Señor para que le siguiera. Por su parte, Santiago, de sobrenombre «Justo», hijo de Alfeo y considerado en Occidente como el pariente del Señor, fue el primero que rigió la Iglesia de Jerusalén. Al suscitarse la controversia sobre la circuncisión, se apartó del criterio de Pedro, a fin de que no se impusiese a los discípulos venidos de la gentilidad aquel antiguo yugo. Muy pronto coronó su apostolado con el martirio.

Refieren a este santo: Santos Pedro y Pablo, Santiago «el mayor».


Catequesis

BENEDICTO XVI

AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 28 de junio de 2006

Santiago el Menor

Queridos hermanos y hermanas:

Al lado de Santiago "el Mayor", hijo de Zebedeo, del que hablamos el miércoles pasado, en los Evangelios aparece otro Santiago, que se suele llamar "el Menor". También él forma parte de las listas de los doce Apóstoles elegidos personalmente por Jesús, y siempre se le califica como "hijo de Alfeo" (cf. Mt 10, 3; Mc 3, 18; Lc 6, 15; Hch 1, 13). A menudo se le ha identificado con otro Santiago, llamado "el Menor" (cf. Mc 15, 40), hijo de una María (cf. ib.) que podría ser la "María de Cleofás" presente, según el cuarto evangelio, al pie de la cruz juntamente con la Madre de Jesús (cf. Jn 19, 25).

También él era originario de Nazaret y probablemente pariente de Jesús (cf. Mt 13, 55; Mc 6, 3), del cual, según el estilo semítico, es llamado "hermano" (cf. Mc 6, 3; Ga 1, 19). El libro de los Hechos subraya el papel destacado que desempeñaba este último Santiago en la Iglesia de Jerusalén. En el concilio apostólico celebrado en la ciudad santa después de la muerte de Santiago el Mayor, afirmó, juntamente con los demás, que los paganos podían ser aceptados en la Iglesia sin tener que someterse a la circuncisión (cf. Hch 15, 13).

San Pablo, que le atribuye una aparición específica del Resucitado (cf. 1 Co 15, 7), con ocasión de su viaje a Jerusalén lo nombra incluso antes que a Cefas-Pedro, definiéndolo "columna" de esa Iglesia al igual que él (cf. Ga 2, 9). Seguidamente, los judeocristianos lo consideraron su principal punto de referencia. A él se le atribuye también la Carta que lleva el nombre de Santiago y que está incluida en el canon del Nuevo Testamento. En dicha carta no se presenta como "hermano del Señor", sino como "siervo de Dios y del Señor Jesucristo" (St 1, 1).

Entre los estudiosos se debate la cuestión de la identificación de estos dos personajes que tienen el mismo nombre, Santiago hijo de Alfeo y Santiago "hermano del Señor". Las tradiciones evangélicas no nos han conservado ningún relato ni sobre uno ni sobre otro por lo que se refiere al tiempo de la vida terrena de Jesús. Los Hechos de los Apóstoles, en cambio, nos muestran que un "Santiago", como ya hemos dicho, desempeñó un papel muy importante, después de la resurrección de Jesús, dentro de la Iglesia primitiva (cf. Hch 12, 17; 15, 13-21; 21, 18).

El acto más notable que realizó fue la intervención en la cuestión de la difícil relación entre los cristianos de origen judío y los de origen pagano: contribuyó, juntamente con Pedro, a superar, o mejor, a integrar la dimensión judía originaria del cristianismo con la exigencia de no imponer a los paganos convertidos la obligación de someterse a todas las normas de la ley de Moisés.

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos ha conservado la solución de compromiso, propuesta precisamente por Santiago y aceptada por todos los Apóstoles presentes, según la cual a los paganos que creyeran en Jesucristo sólo se les debía pedir que se abstuvieran de la costumbre idolátrica de comer la carne de los animales ofrecidos en sacrificio a los dioses, y de la "impureza", término que probablemente aludía a las uniones matrimoniales no permitidas. En la práctica, debían atenerse sólo a unas pocas prohibiciones, consideradas importantes, de la ley de Moisés.

De este modo, se lograron dos resultados significativos y complementarios, que siguen siendo válidos: por una parte, se reconoció la relación inseparable que existe entre el cristianismo y la religión judía, su matriz perennemente viva y válida; y, por otra, se permitió a los cristianos de origen pagano conservar su identidad sociológica, que hubieran perdido si se les hubiera obligado a cumplir los así llamados "preceptos ceremoniales" establecidos por Moisés; esos preceptos ya no debían considerarse obligatorios para los paganos convertidos.

En pocas palabras, se iniciaba una praxis de recíproca estima y respeto que, a pesar de las dolorosas incomprensiones posteriores, tendía por su propia naturaleza a salvaguardar lo que era característico de cada una de las dos partes.

La más antigua información sobre la muerte de este Santiago nos la ofrece el historiador judío Flavio Josefo. En sus Antigüedades judías (20, 201 s), escritas en Roma a finales del siglo I, nos cuenta que la muerte de Santiago fue decidida, con iniciativa ilegítima, por el sumo sacerdote Anano, hijo del Anás que aparece en los Evangelios, el cual aprovechó el intervalo entre la destitución de un Procurador romano (Festo) y la llegada de su sucesor (Albino) para decretar su lapidación, en el año 62.

Además del apócrifo Protoevangelio de Santiago, que exalta la santidad y la virginidad de María, la Madre de Jesús, está unida a este Santiago en especial la Carta que lleva su nombre. En el canon del Nuevo Testamento ocupa el primer lugar entre las así llamadas "Cartas católicas", es decir, no destinadas a una sola Iglesia particular —como Roma, Éfeso, etc.—, sino a muchas Iglesias. Se trata de un escrito muy importante, que insiste mucho en la necesidad de no reducir la propia fe a una pura declaración oral o abstracta, sino de manifestarla concretamente con obras de bien.

Entre otras cosas, nos invita a la constancia en las pruebas aceptadas con alegría y a la oración confiada para obtener de Dios el don de la sabiduría, gracias a la cual logramos comprender que los auténticos valores de la vida no están en las riquezas transitorias, sino más bien en saber compartir nuestros bienes con los pobres y los necesitados (cf. St 1, 27).

Así, la carta de Santiago nos muestra un cristianismo muy concreto y práctico. La fe debe realizarse en la vida, sobre todo en el amor al prójimo y de modo especial en el compromiso en favor de los pobres. Sobre este telón de fondo se debe leer también la famosa frase: "Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" (St 2, 26).

A veces esta declaración de Santiago se ha contrapuesto a las afirmaciones de san Pablo, según el cual somos justificados por Dios no en virtud de nuestras obras, sino gracias a nuestra fe (cf. Ga 2, 16; Rm 3, 28). Con todo, las dos frases, aparentemente contradictorias con sus diversas perspectivas, en realidad, si se interpretan bien, se completan. San Pablo se opone al orgullo del hombre que piensa que no necesita del amor de Dios que nos previene, se opone al orgullo de la autojustificación sin la gracia dada simplemente y que no se merece. Santiago, en cambio, habla de las obras como fruto normal de la fe: "Todo árbol bueno da frutos buenos" (Mt 7, 17). Y Santiago lo repite y nos lo dice a nosotros.

Por último, la carta de Santiago nos exhorta a abandonarnos en las manos de Dios en todo lo que hagamos, pronunciando siempre las palabras: "Si el Señor quiere" (St 4, 15). Así, nos enseña a no tener la presunción de planificar nuestra vida de modo autónomo e interesado, sino a dejar espacio a la inescrutable voluntad de Dios, que conoce cuál es nuestro verdadero bien. De este modo Santiago es un maestro de vida siempre actual para cada uno de nosotros.

(Miércoles 6 de septiembre de 2006)

Felipe

Queridos hermanos y hermanas: 

Prosiguiendo la presentación de las figuras de los Apóstoles, como hacemos desde hace unas semanas, hoy hablaremos de Felipe. En las listas de los Doce siempre aparece en el quinto lugar (cf. Mt 10, 3; Mc 3, 18; Lc 6, 14; Hch 1, 13); por tanto, fundamentalmente entre los primeros.

Aunque Felipe era de origen judío, su nombre es griego, como el de Andrés, lo cual constituye un pequeño signo de apertura cultural que tiene su importancia. Las noticias que tenemos de él nos las proporciona el evangelio según san Juan. Era del mismo lugar de donde procedían san Pedro y san Andrés, es decir, de Betsaida (cf. Jn 1, 44), una pequeña localidad que pertenecía a la tetrarquía de uno de los hijos de Herodes el Grande, el cual también se llamaba Felipe (cf. Lc 3, 1).

El cuarto Evangelio cuenta que, después de haber sido llamado por Jesús, Felipe se encuentra con Natanael y le dice: "Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la Ley, y también los profetas:  Jesús el hijo de José, de Nazaret" (Jn 1, 45). Ante la respuesta más bien escéptica de Natanael —"¿De Nazaret puede salir algo bueno?"—, Felipe no se rinde y replica con decisión: "Ven y lo verás" (Jn 1, 46). Con esta respuesta, escueta pero clara, Felipe muestra las características del auténtico testigo: no se contenta con presentar el anuncio como una teoría, sino que interpela directamente al interlocutor, sugiriéndole que él mismo haga una experiencia personal de lo anunciado. Jesús utiliza esos dos mismos verbos cuando dos discípulos de Juan Bautista se acercan a él para preguntarle dónde vive. Jesús respondió: "Venid y lo veréis" (cf. Jn 1, 38-39).

Podemos pensar que Felipe nos interpela también a nosotros con esos dos verbos, que suponen una implicación personal. También a nosotros nos dice lo que le dijo a Natanael:  "Ven y lo verás". El Apóstol nos invita a conocer a Jesús de cerca. En efecto, la amistad, conocer de verdad al otro, requiere cercanía, más aún, en parte vive de ella.

Por lo demás, no conviene olvidar que, como escribe san Marcos, Jesús escogió a los Doce con la finalidad principal de que "estuvieran con él" (Mc 3, 14), es decir, de que compartieran su vida y aprendieran directamente de él no sólo el estilo de su comportamiento, sino sobre todo quién era él realmente, pues sólo así, participando en su vida, podían conocerlo y luego anunciarlo.

Más tarde, en su carta a los Efesios, san Pablo dirá que lo importante es "aprender a Cristo" (cf. Ef 4, 20), por consiguiente, lo importante no es sólo ni sobre todo escuchar sus enseñanzas, sus palabras, sino conocerlo a él personalmente, es decir, su humanidad y divinidad, su misterio, su belleza. Él no es sólo un Maestro, sino un Amigo; más aún, un Hermano. ¿Cómo podríamos conocerlo a fondo si permanecemos alejados de él? La intimidad, la familiaridad, la cercanía nos hacen descubrir la verdadera identidad de Jesucristo. Esto es precisamente lo que nos recuerda el apóstol Felipe. Por eso, nos invita a "venir" y "ver", es decir, a entrar en un contacto de escucha, de respuesta y de comunión de vida con Jesús, día tras día.

Con ocasión de la multiplicación de los panes, Jesús hizo a Felipe una pregunta precisa, algo sorprendente: dónde se podía comprar el pan necesario para dar de comer a toda la gente que lo seguía (cf. Jn 6, 5). Felipe respondió con mucho realismo: "Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco" (Jn 6, 7). Aquí se puede constatar el realismo y el sentido práctico del Apóstol, que sabe juzgar las implicaciones de una situación. Sabemos lo que sucedió después: Jesús tomó los panes, y, después de orar, los distribuyó. Así realizó la multiplicación de los panes. Pero es interesante constatar que Jesús se dirigió precisamente a Felipe para obtener una primera sugerencia sobre cómo resolver el problema: signo evidente de que formaba parte del grupo restringido que lo rodeaba.

En otro momento, muy importante para la historia futura, antes de la Pasión, algunos griegos que se encontraban en Jerusalén con motivo de la Pascua "se dirigieron a Felipe y le rogaron: "Señor, queremos ver a Jesús". Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús" (Jn 12, 20-22). Una vez más nos encontramos ante el indicio de su prestigio particular dentro del Colegio apostólico. En este caso, de modo especial, actúa como intermediario entre la petición de algunos griegos y Jesús —probablemente hablaba griego y pudo hacer de intérprete—; aunque se une a Andrés, el otro Apóstol que tenía nombre griego, es a él a quien se dirigen los extranjeros. Esto nos enseña a estar también nosotros dispuestos a acoger las peticiones y súplicas, vengan de donde vengan, y a orientarlas hacia el Señor, pues sólo él puede satisfacerlas plenamente. En efecto, es importante saber que no somos nosotros los destinatarios últimos de las peticiones de quienes se nos acercan, sino el Señor: tenemos que orientar hacia él a quienes se encuentran en dificultades. Cada uno de nosotros debe ser un camino abierto hacia él.

Hay otra ocasión muy particular en la que interviene Felipe. Durante la última Cena, después de afirmar Jesús que conocerlo a él significa también conocer al Padre (cf. Jn 14, 7), Felipe, casi ingenuamente, le pide: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta" (Jn 14, 8). Jesús le responde con un tono de benévolo reproche: "¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? (...) Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí" (Jn 14, 9-11). Son unas de las palabras más sublimes del evangelio según san Juan. Contienen una auténtica revelación.

Al final del Prólogo de su evangelio, san Juan afirma: "A Dios nadie le ha visto jamás:  el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha revelado" (Jn 1, 18). Pues bien, Jesús mismo repite y confirma esa declaración, que es del evangelista. Pero con un nuevo matiz: mientras que el Prólogo del evangelio de san Juan habla de una intervención explicativa de Jesús a través de las palabras de su enseñanza, en la respuesta a Felipe Jesús hace referencia a su propia persona como tal, dando a entender que no sólo se le puede comprender a través de lo que dice, sino sobre todo a través de lo que él es. Para explicarlo desde la perspectiva de la paradoja de la Encarnación, podemos decir que Dios asumió un rostro humano, el de Jesús, y por consiguiente de ahora en adelante, si queremos conocer realmente el rostro de Dios, nos basta contemplar el rostro de Jesús. En su rostro vemos realmente quién es Dios y cómo es Dios.

El evangelista no nos dice si Felipe comprendió plenamente la frase de Jesús. Lo cierto es que le entregó totalmente su vida. Según algunas narraciones posteriores ("Hechos de Felipe" y otras), habría evangelizado primero Grecia y después Frigia, donde habría afrontado la muerte, en Hierópolis, con un suplicio que según algunos fue crucifixión y según otros, lapidación.

Queremos concluir nuestra reflexión recordando el objetivo hacia el que debe orientarse nuestra vida:  encontrar a Jesús, como lo encontró Felipe, tratando de ver en él a Dios mismo, al Padre celestial. Si no actuamos así, nos encontraremos sólo a nosotros mismos, como en un espejo, y cada vez estaremos más solos. En cambio, Felipe nos enseña a dejarnos conquistar por Jesús, a estar con él y a invitar también a otros a compartir esta compañía indispensable; y, viendo, encontrando a Dios, a encontrar la verdadera vida.


Otros santos de este día:

Santos Timoteo y Maura, mártires

En Antinoe, en la región de Tebaida, en Egipto, santos Timoteo y Maura, mártires.

Santos Evencio, Alejandro y Teódulo, mártires

En la vía Nomentana, a siete miliarios de la ciudad de Roma, santos Evencio, Alejandro y Teódulo.

San Juvenal de Narni, obispo

En Narni, de la Umbría, san Juvenal, venerado como el primer obispo de la diócesis.

San Conleto de Kildare, obispo

En Kildare, en Irlanda, san Conleto, obispo, que fue colaborador de santa Brígida en la asistencia espiritual del monasterio que ella dirigía y de otros puestos bajo su jurisdicción, y debido a su autoridad ejerció una gran ascendencia sobre los prelados de su país.

San Pedro de Argo, obispo

En Argo, en Grecia, san Pedro, obispo, que mostró una inmensa caridad hacia los pobres y trabajó, incansable, poniendo paz en los litigios para bien de las almas.

San Ansfrido de Utrecht, obispo

En el monasterio de Fohorst, en Flandes, tránsito de san Ansfrido, obispo de Utrecht, el cual, afectado por la ceguera, se retiró a este lugar.

San Teodosio, abad

En Kiev, ciudad de Rusia, san Teodosio, abad, que, según la tradición, fundó el monasterio conocido con el nombre de Las Grutas e instituyó en él la vida cenobítica.

Beata Emilia Bicchieri, virgen

En Vercelli, en la región del Piamonte, en Italia, beata Emilia Bicchieri, virgen de la Orden de Santo Domingo, que, a pesar de haber ejercido a menudo el cargo de priora, realizaba muy contenta en la vida de comunidad los servicios más humildes de la casa.

San Estanislao Soltys, religioso presbítero

En Kazimierz, en Polonia, san Estanislao, presbítero y canónigo regular, que, impulsado por su caridad pastoral, fue ministro diligente de la palabra de Dios, maestro de la vida espiritual y confesor muy solicitado.

Beato Tomás Acerbis, religioso

En Innsbruck, Austria, beato Tomás Acerbo, religioso de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos.

Beato Eduardo José Rosaz, obispo

En Susa, del Piamonte, en Italia, beato Eduardo José Rosaz, obispo, que durante veinticinco años asistió pastoralmente la diócesis que se le había confiado, con una dedicación especial a los pobres. Fundó la Congregación de Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco de Susa.

Beata María Leonia Paradis, virgen y fundadora

En la ciudad de Sherbrooke, en la provincia de Quebec, en Canadá, beata María Leonia (Elodia) Paradis, virgen, que fundó la Congregación de Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia, dedicadas al servicio doméstico de los sacerdotes.


LITURGIA DE HOY

Misa de la fiesta (rojo).

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. Apóstoles, conveniente PE I.

No se puede decir la PE IV.

LECC.: vol. IV.

- 1 Co 15,1-8: El Señor se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles.

- Sal 18: R. A toda la tierra alcanza su pregón.

- Jn 14,6-14: Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces?

Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.

Martirologio: elogs. del 4 de mayo, pág. 291.

CALENDARIOS: Hermanas Hospitalarias de la Santa Cruz: La Santa Cruz (S). Granada: (F).

RR. Reparadoras: María Reparadora (S-trasladada).


Monición de entrada

Celebramos hoy la fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago. Felipe ere natural de Betsaida al igual que Pedro y Andrés; fue discípulo de Juan Bautista y el Señor lo llamó para que lo siguiera. Ignoramos las circunstancias de su misión apostólica y su muerte en Cristo. Santiago, apellidado «el Menor», hijo de Alfeo, considerado en Occidente como el pariente del Señor, fue el primero que rigió la Iglesia de Jerusalén. Muy pronto recibió la corona del martirio en la misma ciudad.



Oración colecta

Oh, Dios, que nos alegras todos los años
con la fiesta de los apóstoles Felipe y Santiago,
concédenos, por su intercesión,
participar en la pasión y resurrección de tu Unigénito,
para que merezcamos llegar a contemplarte eternamente.
Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
El Señor se le apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1Co 15,1-8)

OS RECUERDO, HERMANOS, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados, y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis en vano.

    Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.

 
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 18, 2-3. 4-5b [R.: 5a])

 O bien: Aleluya.

V. El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

R. A toda la tierra alcanza su pregón.
 
V. Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón,
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

R. A toda la tierra alcanza su pregón.


Aleluya Jn 14, 6b. 9c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy el camino y la verdad y la vida –dice el Señor–;
Felipe, quien me ha visto a mí ha visto al Padre. R.

 
EVANGELIO
Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces?

╬ Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 14,6-14)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a Tomás:

    «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».

    «Si me conocéis a mi, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»

    Felipe le dice:

    «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»

    Jesús le replica:

    «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.

    En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, por que yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

 
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
 

Del Catecismo de la Iglesia Católica

2614 Cuando Jesús confía abiertamente a sus discípulos el misterio de la oración al Padre, les desvela lo que deberá ser su oración, y la nuestra, cuando haya vuelto, con su humanidad glorificada, al lado del Padre. Lo que es nuevo ahora es "pedir en su Nombre" (Jn 14, 13). La fe en Él introduce a los discípulos en el conocimiento del Padre porque Jesús es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14, 6). La fe da su fruto en el amor: guardar su Palabra, sus mandamientos, permanecer con El en el Padre que nos ama en El hasta permanecer en nosotros. En esta nueva Alianza, la certeza de ser escuchados en nuestras peticiones se funda en la oración de Jesús (cf Jn 14, 13-14).


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Cristo en persona es el camino, por esto dice: Yo soy el camino. Lo cual tiene una explicación muy verdadera, ya que por medio de Él podemos acercarnos al Padre» (Santo Tomás de Aquino).

«Felipe nos enseña a dejarnos conquistar por Jesús, a estar con Él y a invitar también a otros a compartir esta compañía indispensable; y, viendo, encontrando a Dios, a encontrar la verdadera vida» (Benedicto XVI).

«Dios ‘quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad’ (1Tim 2,4), es decir, al conocimiento de Cristo Jesús. Es preciso, pues, que Cristo sea anunciado a todos los pueblos y a todos los hombres y que así la Revelación llegue hasta los confines del mundo» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 74).

 

02 de mayo - LUNES DE LA III SEMANA DE PASCUA, San Atanasio de Alejandría, obispo y doctor de la Iglesia

  



 
  LUNES DE LA III SEMANA DE PASCUA, SAN ATANASIO DE 
  ALEJANDRÍA,  obispo y doctor de la Iglesia
  Lunes de la III Semana del Salterio (Liturgia de las Horas, Tomo II:
 



PROGRAMA PARROQUIAL:
LUNES, 02 DE MAYO

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.00 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.

- Misa exequial de + ENCARNACIÓN GALLINATO DÍAZ, en la Parroquia (a las 10.30 h.).

- Rosario de los Azuejos (a las 19.00 h.).

- Rezo del Santo Rosario y mes de María, en la Parroquia (a las 20.00 h.).

HOY NO TRANSMITIREMOS LA MISA. YA MAÑANA SÍ






NOTICIAS DE ACTUALIDAD

    Portada

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Con cinco años, ella ya soñaba con representar a su país en las Olimpiadas: Dios mejoró la apuesta

El arquitecto Ciro Lomonte lo considera una forma moderna de iconoclastia

El minimalismo en la construcción de iglesias, «una negación del misterio de la Encarnación»

La Virgen del Rayo a los 3 siglos de las dominicas de Guadalajara, Jalisco

Un rayo ennegreció a la Virgen, otro la limpió, y después empezaron las sanaciones asombrosas

Vídeos

  Una gran predicación contra los miedos

  Sentido funeral por el cardenal Amigo

  La religión en tiempos de Cristo

  La ley Celaá, contra la Religión

  Cuando Occidente socava Occidente

Otras noticias

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  El Tribunal de Estrasburgo reconoce que un converso al cristianismo corre riesgo vital en Pakistán

Opinión

  Hipnosis en tiempos de miedo , por Michael D. O'Brien

Blogs

  III Domingo de Pascua (Ciclo C) , por Diario de un Cura de Aldea Global en su Celda Parroquial

  Hoy el reto del amor es tener un detalle de cariño y agradecimiento con María , por El Reto Del Amor

  Cómo conquistar al esposo. Comentario para Matrimonios: Juan 21, 1-14 , por ProyectoAmorConyugal.es

  ¿De qué estaban hechos Sayés, Loring y Carreira? , por Duc in altum!



SANTORAL DE HOY

Elogio: Memoria de san Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia, el cual, preclaro por su santidad y doctrina, en Alejandría de Egipto defendió con valentía la fe católica desde el tiempo del emperador Constantino hasta Valente, por lo cual tuvo que soportar numerosas asechanzas por parte de los arrianos y ser desterrado en varias ocasiones. Finalmente, regresó a la Iglesia que se le había confiado, donde, después de haber luchado y sufrido mucho con heróica paciencia, descansó en la paz de Cristo en el cuadragésimo sexto aniversario de su ordenación episcopal.

Patronazgos: protector contra dolores de cabeza.

Refieren a este santo: San Alejandro de Alejandría, San Basilio Magno, San Dionisio de Milán, San Eusebio de Vercelli, San Eutiquio, San Frumencio de Aksum, Santos Martires de Alejandría de Egipto, San Maximino de Tréveris, San Pacomio, San Pafnucio, San Paulino de Tréveris, San Protasio de Milán, San Servacio de Tongres, San Teodoro de Tabennesi.


Otros santos de este día:

Santos Héspero, Zoe, Ciríaco y Teódulo, mártires

En Attalia, en la región de Panfilia, santos Héspero y su esposa Zoe, junto con sus hijos Ciríaco y Teódulo, mártires. Todos ellos, según la tradición, en tiempo del emperador Adriano eran esclavos al servicio de un pagano, y por orden de su mismo amo fueron primero azotados a causa de su libre confesión de la fe cristiana, luego brutalmente atormentados y finalmente arrojados a un horno encendido, en donde entregaron sus almas a Dios.

San Félix, diácono y mártir

En la ciudad de Hispalis (hoy Sevilla), en la Hispania Bética, san Félix, diácono y mártir.

Santos Vindemial y Longinos, obispos mártires

Conmemoración de los santos mártires Vindemial, obispo de Gafsa, en Numidia, y Longinos, obispo de Pamaria, en Mauritania, ambos decapitados por orden de Hunerico, rey de los vándalos, después de haberse enfrentado a los arrianos en el concilio de Cartago.

San Waldeberto, abad

En el monasterio de Luxeuil, en Burgundia, san Waldeberto, abad.

Santa Viborada, virgen y mártir

En el territorio de Saint Gallen, en Helvecia, santa Viborada, virgen y mártir, que vivió encerrada en una celda junto a la iglesia de San Magno, desde donde atendía al pueblo. A causa de su fe y de sus votos religiosos, arrostró la muerte a manos de invasores húngaros.

Beato Nicolás Hermansson, obispo

En Linkóping, en Suecia, beato Nicolás Hermansson, obispo, el cual, exigente consigo mismo, se entregó por completo a su Iglesia y a los pobres, y recibió la custodia de las reliquias de Santa Brígida.

San Antonino de Florencia, obispo

En Florencia, en la región de Toscana, en Italia, san Antonino, obispo, que después de llevar a cabo una labor de reforma en la Orden de Predicadores, se consagró con diligencia al ministerio pastoral de su diócesis, donde resplandeció por su santidad y por su provechosa y constante predicación.

Beato Guillermo Tirry, presbítero y mártir

En Clonmel, en Irlanda, beato Guillermo Tirry, presbítero de la Orden de San Agustín, mártir bajo el régimen de Oliverio Cromwell por mantenerse fiel a la Iglesia de Roma.

San José Nguyên Van Luu, catequista mártir

En la ciudad de Vinh Long, en Cochinchina, san José Nguyén Van Luu, mártir, que, agricultor y catequista, se ofreció voluntariamente en lugar del presbítero Pedro Luu, que era buscado por los soldados, y murió en la cárcel en tiempo del emperador Tu Duc.

San José María Rubio Peralta, religioso presbítero

En la ciudad de Aranjuez, en la región española de Castilla la Nueva, san José María Rubio Peralta, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que se significó por su atención a los penitentes en la confesión sacramental, por la predicación de ejercicios espirituales y por sus visitas a los pobres en los suburbios de Madrid.

Beato Boleslao Strzelecki, presbítero y mártir

En el campo de concentración de Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, beato Boleslao Strzelecki, presbítero y mártir, el cual, al estallar la guerra, fue encarcelado por su fe, y alcanzó la corona de la gloria por las torturas recibidas.


LITURGIA DE HOY

Misa de feria (blanco).

MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Pasc.

LECC.: vol. II.

- Hch 6, 8-15: No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.

- Sal 118: R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.

- Jn 6, 22-29: Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 3 de mayo, pág. 290.

CALENDARIOS: RR. Reparadoras: María Reparadora (S).

Ávila: San Segundo, obispo y mártir (F).

Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei: Dedicación de la Iglesia Prelaticia de Santa María de la Paz (F).


Oración colecta

Te pedimos, Dios todopoderoso,
que, despojándonos del hombre viejo con sus inclinaciones,
vivamos en la obediencia de aquel
a quien nos has incorporado por los sacramentos pascuales.
Por nuestro Señor Jesucristo.


2 de mayo

San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia

Memoria


Antífona de entrada Cf. Eclo 15, 5

En medio de la asamblea le abrirá la boca, y el Señor lo llenará del espíritu de sabiduría y de inteligencia; lo revestirá con un vestido de gloria. Aleluya.


Monición de entrada

Hacemos hoy memoria de san Atanasio, obispo de Alejandría en Egipto en el siglo IV y doctor de la Iglesia. Con su palabra y sus escritos defendió tenazmente la naturaleza divina y humana de Jesucristo, contra la doctrina de Arrio, según la cual Cristo no era Dios como el Padre. Por ello tuvo que soportar persecuciones por parte de los arrianos y ser desterrado en varias ocasiones. Finalmente, regresó a la Iglesia que se le había confiado, donde, después de haber luchado y sufrido mucho, murió en el año 373.


Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno,
que hiciste de tu obispo san Atanasio
un preclaro defensor de la divinidad de tu Hijo,
concédenos, en tu bondad, que, gozando de su enseñanza y protección,
crezcamos sin cesar en tu conocimiento y amor.
Por nuestro Señor Jesucristo.

 

LECTURAS DE LA MISA

Audioy comentario del Evangelio de hoy (I)

Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)

 

Oración colecta

Te pedimos, Dios todopoderoso,
que, despojándonos del hombre viejo con sus inclinaciones,
vivamos en la obediencia de aquel
a quien nos has incorporado por los sacramentos pascuales.
Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA
No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 6, 8-15)

EN AQUELLOS DÍAS, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.

    Entonces indujeron a unos que asegurasen:

«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».

    Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:

«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés».

    Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.

 
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 118, 23-24. 26-27. 29-30 [R.: 1b])

O bien: Aleluya.
 
V. Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus decretos;
tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros.

R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
 
V. Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus mandamientos;
instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas.

R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
 
V. Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.

R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.
 

Aleluya Mt 4, 4b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R.

 

EVANGELIO
Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna

╬ Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 6, 22-29)
R. Gloria a ti, Señor.

DESPUÉS de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.

    Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.

    Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:

«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».

    Jesús les contestó:

«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».

    Ellos le preguntaron:

«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».

    Respondió Jesús:

«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».


Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
 

Papa Francisco, Ángelus 5-agosto-2018

La multitud quiere saber de Jesús qué acciones debe hacer para contentar a Dios. Pero Jesús da una respuesta inesperada: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado» (Jn 6, 29). Estas palabras están dirigidas, hoy, también a nosotros: la obra de Dios no consisten tanto en el «hacer» cosas, sino en el «creer» en Aquel que Él ha mandado. Esto significa que la fe en Jesús nos permite cumplir las obras de Dios. Si nos dejamos implicar en esta relación de amor y de confianza con Jesús, seremos capaces de realizar buenas obras que perfumen a Evangelio, por el bien y las necesidades de los hermanos.

El Señor nos invita a no olvidar que, si es necesario preocuparse por el pan, todavía más importante es cultivar la relación con Él, reforzar nuestra fe en Él que es el «pan de la vida», venido para saciar nuestra hambre de verdad, nuestra hambre de justicia, nuestra hambre de amor.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«La Sagrada Comunión es para nosotros prenda eterna, de manera que ello nos asegura el cielo; éstas son las arras que nos envía el cielo en garantía de que un día será nuestra morada» (San Juan Mª Vianney).

«El pan multiplicado milagrosamente nos recuerda el milagro del maná en el desierto y, rebasándolo, señala al mismo tiempo que el verdadero alimento del hombre es la Palabra eterna, el sentido eterno del que provenimos y en espera del cual vivimos» (Benedicto XVI).

«Jesús no revela plenamente el Espíritu Santo hasta que Él mismo no ha sido glorificado por su Muerte y su Resurrección. Sin embargo, lo sugiere poco a poco, incluso en su enseñanza a la muchedumbre, cuando revela que su Carne será alimento para la vida del mundo» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 728)