02 de octubre - DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


 
  DOMINGO DE LA XXVII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO,
  Oficio del Domingo de la Semana III del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas Laudes - TerciaSexta     Nona Vísperas - Completas)
 



NOTICIAS DE ACTUALIDAD

Ángelus del Papa Francisco
(02.10.2022)



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Fotorreportaje y vídeo de los V Premios ReligionEnLibertad

Los rostros de la esperanza: los premiados por ReligionEnLibertad, inspiración para todos

Los conflictos nunca faltarán, pero se puede aprender a manejarlos con calma

Reducir las rivalidades, ser sinceros... Nueve propuestas útiles para instaurar la paz en el hogar

Gran exposición en Madrid sobre este noble del s.XV: recomendable, pero oculta su religiosidad

El Marqués de Santillana, el promotor de ciencias y artes arrodillado ante la Virgen María

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  España en América: las diferencias

  El gimnasio de Cotelo: «Catefitness»

  Oriol Jara pide «locura» en la Iglesia

  Nick Loeb: película provida clave

  Los V Premios ReL, en 90 segundos

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  Daniel Ortega acusa a la Iglesia de «cometer miles de crímenes» y un «golpe de Estado» en Nicaragua

  Mons. Reig Pla, premio ReL «Maestros de la fe»: «Necesitamos a Cristo para hacer una España nueva»

  En Cataluña ya es legal abortar con fármacos a las 14 semanas: 40 Días lo combatirá con la oración

  José Mª Avendaño, nuevo obispo auxiliar de Getafe: es consejero de Cáritas y un prolífico escritor

Opinión

  Lenin y San Pablo , por Josep Miró i Ardèvol

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  NO DES PUNTAPIÉS , por Una fe con chispa

  El mascotismo como sustituto de la familia , por En cuerpo y alma

  Hoy el reto del amor es que mires a Cristo y busques en Él aquello que haga que te “encante” , por El Reto Del Amor

  Beato Francisco Castellò Aleu , por Victor in vínculis


SANTORAL DE HOY

Elogio: Memoria de los santos Ángeles Custodios, que, llamados ante todo a contemplar en la gloria el rostro del Señor, han recibido también una misión en favor de los hombres, de modo que con su presencia invisible, pero solícita, los asistan y acompañen.

Tradiciones, refranes, devociones: Ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, no me dejes solo que me perdería. (rima tradicional).


Otros santos de este día:

   San Eleuterio de Nicomedia, mártir

En Nicomedia, de Bitinia, san Eleuterio, mártir.

   San Saturio, eremita

En Numancia, en la Hispania Cartaginense, san Saturio, eremita.

   Santos Leodegario y Gerino, mártires

En Sarcing, en el territorio de Arras, en Neustria, muerte de san Leodegario, obispo de Autun, el cual, sometido a varios suplicios y cegado, fue condenado a muerte injustamente por Ebroín, mayordomo de palacio del rey Teodorico. Con él se venera la memoria de su hermano Gerino, mártir, que dos años antes, por orden del mismo Ebroino, había sido lapidado.

   San Beregiso, abad

En Andag, en los bosques de las Ardenas, en Austrasia, san Beregiso, abad, fundador en este lugar de un monasterio de canónigos regulares, que él presidió con fidelidad.

   San Ursicino de Chur, abad y obispo

En la Recia, san Ursicino, obispo de Chur y primer abad del monasterio de Disentis, que él mismo había fundado.

   San Teófilo, monje

En Constantinopla, conmemoración de san Teófilo, monje, que por defender el culto de las santas imágenes fue torturado cruelmente por el emperador León Isáurico, y después exiliado.

   Beatos Luis Yakichi y Lucía, Andrés y Francisco, mártires

En Nagasaki, en Japón, beatos Luis Yakichi y Lucía, esposos, junto con sus hijos Andrés y Francisco, mártires, que murieron por Cristo. La madre y los hijos fueron degollados en presencia del padre, y éste fue quemado vivo.

   Beato Jorge Edmundo René, presbítero y mártir

En el mar frente a Rochefort, en el litoral de Francia, en una vieja nave anclada, beato Jorge Edmundo René, presbítero y mártir, que, siendo canónigo de Vézelay, durante la Revolución Francesa fue encarcelado por su condición de sacerdote y murió víctima de tuberculosis.

   Santa Juana Emilia de Villeneuve, virgen y fundadora

En Castres, Francia, santa Juana Emilia de Villeneuve, virgen, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Inmaculada Concepción.

   Beato Antonio Chevrier, presbítero y fundador

En Lyon, en Francia, beato Antonio Chevrier, presbítero, que instituyó la Obra de la Providencia del Prado, para preparar sacerdotes destinados a enseñar la doctrina cristiana a jóvenes pobres.

   Beato Juan Beyzym, presbítero

En Fianarantsoa, en la isla de Madagascar, beato Juan Beyzym, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que ejerció su ministerio entre los leprosos, a los que prodigó una obra de caridad en favor de sus cuerpos y de sus espíritus.

   Beatos Francisco Carceller Galindo e Isidoro Bover Oliver, presbíteros y mártires

En el municipio de Castellón de la Plana, en la provincia del mismo nombre de la Región Valenciana, en España, beatos Francisco Carceller Galindo, de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, e Isidoro Boyer Oliver, de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, presbíteros y mártires, que, durante la persecución religiosa, fueron fusilados junto al muro del cementerio por quienes odiaban el sacerdocio, y consumaron así su martirio.

   Beatos Elías y Juan Bautista Carbonell Mollá, presbíteros y mártires

En el lugar de Sax, cerca de Alicante, también en España, beatos Elías y Juan Bautista Carbonell Mollá, presbíteros y mártires, que, siendo hermanos, fueron fusilados en la misma persecución contra la Iglesia.

   Beata María Guadalupe Ricart Olmos, religiosa mártir

En la aldea de Silla, cerca de Valencia, también en España, beata María Guadalupe (María Francisca) Ricart Olmos, religiosa de la Orden de los Siervos de María y mártir, que, en la misma persecución, recibió el martirio por su testimonio en favor de Cristo.

   Beata María Antonina Kratochwil, virgen y mártir

En la ciudad de Stanislawòw, entonces de Polonia, beata María Antonina Kratochwil, virgen de la Congregación de Hermanas de las Escuelas de Nuestra Señora y mártir, que en tiempo de guerra fue encarcelada por su fe y murió a causa de las torturas soportadas por Cristo.

   Beato Szilárd István Bogdánffy, obispo y mártir

En Nagyenyed, beato Szilárd István Bogdánffy, obispo de Oradea Mare de los Latinos, y mártir, asesinado por odio a la fe bajo el régimen comunista.


LITURGIA DE HOY

Misa del Domingo (verde).

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.

LECC.: vol. I (C).

- Hab 1, 2-3; 2, 2-4. El justo por su fe vivirá.
- Sal 94. R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
- 2 Tim 1, 6-8. 13-14. No te avergüences del testimonio de nuestro Señor.
- Lc 17, 5-10. ¡Si tuvierais fe!

La fe es tema fundamental en este domingo. En la 1 lect. el profeta Habacuc se queja de las dificultades del mundo que le tocó vivir, que ponían a prueba su fe en Dios. Y el Señor le recuerda que el justo vivirá por su fe. No nos podemos acobardar ante las dificultades de nuestra época que dificultan la evangelización. Por el contrario, no nos avergoncemos del testimonio de nuestro Señor (cf. 2 lect.). Tenemos que pedirle al Señor que aumente nuestra fe, puesto que es un don de Dios (cf. Ev.). Una oración que en nosotros debe ser sencilla y frecuente. Además, tenemos que poner de nuestra parte para alimentarla –especialmente el domingo– en la escucha atenta de la Palabra de Dios. «Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: No endurezcáis vuestro corazón» (sal. resp.).

Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.

Martirologio: elogs. del 3 de octubre, pág. 591.

CALENDARIOS: Arzobispado Castrense-Cuerpo Nacional de Policía y Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei: Santos Ángeles Custodios (S).
Lleida-ciudad: Nuestra Señora de la Academia (S).
Osma-Soria, en la ciudad de Soria: San Saturio, penitente (S).


Antífona de entrada Cf. Est 4, 17
A tu poder, Señor, está sometido el mundo entero; nadie puede oponerse a ti. Tú creaste el cielo y la tierra y las maravillas todas que existen bajo el cielo. Tú eres Señor del universo.

Monición de entrada

Hemos sido convocados para alabar a Dios y para acoger la salvación que Dios nos regala por la participación en la eucaristía. Este es el gran sacramento de la fe que siempre pide de nosotros el crecimiento en la fe para descubrir a Dios en la celebración y para que esta fe sea la que mueva nuestras buenas obras y nuestra vida cotidiana. Con nosotros está el Señor, abramos nuestro corazón para encontrarnos con él.

 

Acto penitencial

- Ayúdanos a superar nuestra incredulidad: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Queremos creer en ti: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Auméntanos la fe: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

Se dice Gloria.


Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
que desbordas con la abundancia de tu amor
los méritos y los deseos de los que te suplican,
derrama sobre nosotros tu misericordia,
para que perdones lo que pesa en la conciencia
y nos concedas aun aquello que la oración no menciona.
Por nuestro Señor Jesucristo.


LECTURAS DE LA MISA


PRIMERA LECTURA 
El justo por su fe vivirá

Lectura de la profecía de Habacuc (Hab 1, 2-3; 2, 2-4)

HASTA cuándo, Señor,
pediré auxilio sin que me oigas,
te gritaré: Violencia!,
sin que me salves?
¿Por qué me haces ver crímenes
y contemplar opresiones?
¿Por qué pones ante mí
destrucción y violencia,
y surgen disputas
y se alzan contiendas?
Me respondió el Señor:
Escribe la visión y grábala
en tablillas, que se lea de corrido;
pues la visión tiene un plazo,
pero llegará a su término sin defraudar.
Si se atrasa, espera en ella,
pues llegará y no tardará.
Mira, el altanero no triunfará;
pero el justo por su fe vivirá.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 94, 1-2. 6-7c. 7d-9 [R.: cf. 7d-8a])
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
V. Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
V. Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
V. Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron,
aunque habían visto mis obras».
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».


SEGUNDA LECTURA 
No te avergüences del testimonio de nuestro Señor

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2 Tim 1, 6-8. 13-14)

QUERIDO HERMANO:
Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza. Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.
Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


Aleluya 1 Pe 1, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. La palabra del Señor permanece para siempre;
esta es la palabra del Evangelio que os ha sido anunciada. R.
 
EVANGELIO 
¡Si tuvierais fe... !
╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 17, 5-10)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, los apóstoles le dijeron al Señor:
«Auméntanos la fe».
El Señor dijo:
«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:
“Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería.
¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”?
¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:
“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco
ÁNGELUS. Domingo, 6 de octubre de 2019

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy (cf. Lc 17, 5-10) presenta el tema de la fe, introducido con la demanda de los discípulos: «Auméntanos la fe» (Lc 17, 5). Una hermosa oración, que deberíamos rezar tanto durante el día: «¡Señor, auméntame la fe!». Jesús responde con dos imágenes: el grano de mostaza y el siervo disponible. «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido» (Lc 17, 6). La morera es un árbol fuerte, bien arraigado en la tierra y resistente a los vientos. Jesús, por tanto, quiere hacer comprender que la fe, aunque sea pequeña, puede tener la fuerza para arrancar incluso una morera; y luego trasplantarla al mar, lo cual es algo aún más improbable: pero nada es imposible para los que tienen fe, porque no se apoyan en sus propias fuerzas, sino en Dios, que lo puede todo.

La fe comparable al grano de mostaza es una fe que no es orgullosa ni segura de sí misma, ¡no pretende ser un gran creyente haciendo el ridículo en algunas ocasiones! Es una fe que en su humildad siente una gran necesidad de Dios y, en la pequeñez, se abandona con plena confianza a Él. Es la fe la que nos da la capacidad de mirar con esperanza los altibajos de la vida, la que nos ayuda a aceptar incluso las derrotas y los sufrimientos, sabiendo que el mal no tiene nunca, no tendrá nunca la última palabra.

¿Cómo podemos entender si realmente tenemos fe, es decir, si nuestra fe, aunque minúscula, es genuina, pura y directa? Jesús nos lo explica indicando cuál es la medida de la fe: el servicio. Y lo hace con una parábola que a primera vista es un poco desconcertante, porque presenta la figura de un amo dominante e indiferente. Pero ese mismo comportamiento del amo pone de relieve el verdadero centro de la parábola, es decir, la actitud de disponibilidad del siervo. Jesús quiere decir que así es un hombre de fe en su relación con Dios: se rinde completamente a su voluntad, sin cálculos ni pretensiones.

Esta actitud hacia Dios se refleja también en el modo en que nos comportamos en comunidad: se refleja en la alegría de estar al servicio de los demás, encontrando ya en esto nuestra propia recompensa y no en los premios y las ganancias que de ello se pueden derivar. Esto es lo que Jesús enseña al final de esta lectura: «Cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: "Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer"» (Lc 17, 10).

Siervos inútiles; es decir, sin reclamar agradecimientos, sin pretensiones. "Somos siervos inútiles" es una expresión de humildad y disponibilidad que hace mucho bien a la Iglesia y recuerda la actitud adecuada para trabajar en ella: el servicio humilde, cuyo ejemplo nos dio Jesús, lavando los pies a los discípulos (cf. Jn 13, 3-17).

Que la Virgen María, mujer de fe, nos ayude a andar por esta senda. Nos dirigimos a ella en la vigilia de la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, en comunión con los fieles reunidos en Pompeya para la tradicional Súplica.


Homilía en santa Marta, Martes 8 noviembre de 2016

Somos siervos inútiles

Somos siervos inútiles (Lc 17, 7-10). ¿Qué significa esta expresión? En la oración colecta le hemos pedido tres gracias: Aleja, Señor, todo obstáculo en nuestro camino hacia ti, para que, con serenidad de cuerpo y espíritu, podamos dedicarnos libremente a tu servicio. ¿Y cuáles son esos obstáculos que nos impiden servir al Señor con libertad? ¡Hay tantos! Uno es las ganas de poder. Cuántas veces hemos visto, tal vez en casa: ¡aquí mando yo! Y cuántas veces, sin decirlo, hemos hecho sentir a los demás que aquí mando yo, ¿verdad? ¡Las ganas de poder! Pero Jesús nos enseña que el que manda sea como el que sirve. O, si uno quiere ser el primero, que sea el servidor de todos. Jesús da la vuelta a los valores de la mundanidad, del mundo. Y ese afán de poder no es el camino para ser un siervo del Señor: es más, es un obstáculo, uno de esos obstáculos que hemos pedido al Señor que aleje de nosotros.
El otro obstáculo, que sucede también en la vida de la Iglesia, es la deslealtad. Esto pasa cuando alguno quiere servir al Señor, pero también sirve otras cosas que no son el Señor. El Señor nos ha dicho que ningún siervo puede tener dos señores. O sirve a Dios o sirve al dinero. Jesús nos lo dijo. Y esto es un obstáculo: la deslealtad. Que no es lo mismo que ser pecador. Todos somos pecadores, y nos arrepentimos de eso. Pero ser desleales es hacer el doble juego. Jugar a derecha e izquierda, jugar a Dios y jugar también al mundo. Y eso es un obstáculo. El que tiene ansias de poder y el que es desleal, difícilmente puede servir, llegar a ser siervo libre del Señor.
Esos obstáculos quitan la paz y te llevan a esa desazón del corazón de no estar en paz, siempre ansioso. Y nos lleva a vivir en la tensión de la vanidad mundana, vivir para aparentar. Cuánta gente vive solo para la galería, para aparentar, para que digan: ¡Qué bueno que es!, por la fama. ¡Fama mundana! Así no se puede servir al Señor. Por eso, pidamos al Señor que nos quite los obstáculos para que con serenidad de cuerpo y espíritu podamos dedicarnos libremente a tu servicio. El servicio de Dios es libre: nosotros somos hijos, no esclavos. Y servir a Dios en paz, con serenidad, cuando Él mismo ha apartado los obstáculos que quitan la paz y la serenidad, es servirlo con libertad. Y cuando servimos al Señor con libertad, sentimos esa paz más profunda todavía de la voz del Señor: Ven, siervo bueno y fiel. Y todos queremos servir al Señor con bondad y fidelidad, pero necesitamos su gracia: solos no podemos. Por eso, pidamos siempre esa gracia, que sea Él quien quite los obstáculos, que sea Él quien nos dé la serenidad, la paz del corazón para servirle libremente, no como esclavos, sino como hijos.
La libertad en el servicio. Aunque nuestro servicio sea libre, debemos repetir que somos siervos inútiles, conscientes de que solos no podemos hacer nada. Solo tenemos que pedir y dejar sitio para que Él haga en nosotros y nos transforme en siervos libres, en hijos, no en esclavos. Que el Señor nos ayude a abrir el corazón y a dejar trabajar al Espíritu, para que quite de nosotros esos obstáculos, sobre todo las ganas de poder, que hacen tanto daño, y la deslealtad, la doble cara de querer servir a Dios y al mundo. Y así, que nos dé esa serenidad, esa paz para poderle servir como hijo libre que al final, con tanto amor, le dice: Padre, gracias, pero Tú lo sabes: soy un siervo inútil.


Del Papa Benedicto XVI,
Homilía 3 de octubre de 2010

Queridos hermanos y hermanas, toda asamblea litúrgica es espacio de la presencia de Dios. Reunidos para la sagrada Eucaristía, los discípulos del Señor se sumergen en el sacrificio redentor de Cristo, proclaman que él ha resucitado, está vivo y es dador de la vida, y testimonian que su presencia es gracia, fuerza y alegría. Abramos el corazón a su palabra y acojamos el don de su presencia. Todos los textos de la liturgia de este domingo nos hablan de la fe, que es el fundamento de toda la vida cristiana. Jesús educó a sus discípulos a crecer en la fe, a creer y a confiar cada vez más en él, para construir su propia vida sobre roca. Por esto le piden: «Auméntanos la fe» (Lc 17, 6). Es una bella petición que dirigen al Señor, es la petición fundamental: los discípulos no piden bienes materiales, no piden privilegios; piden la gracia de la fe, que oriente e ilumine toda la vida; piden la gracia de reconocer a Dios y poder estar en relación íntima con él, recibiendo de él todos sus dones, incluso los de la valentía, el amor y la esperanza.
Sin responder directamente a su petición, Jesús recurre a una imagen paradójica para expresar la increíble vitalidad de la fe. Como una palanca mueve mucho más que su propio peso, así la fe, incluso una pizca de fe, es capaz de realizar cosas impensables, extraordinarias, como arrancar de raíz un árbol grande y transplantarlo en el mar (ib.). La fe —fiarse de Cristo, acogerlo, dejar que nos transforme, seguirlo sin reservas— hace posibles las cosas humanamente imposibles, en cualquier realidad. Nos da testimonio de esto el profeta Habacuc en la primera lectura. Implora al Señor a partir de una situación tremenda de violencia, de iniquidad y de opresión; y precisamente en esta situación difícil y de inseguridad, el profeta introduce una visión que ofrece una parte del proyecto que Dios está trazando y realizando en la historia: «El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe» (Ha 2, 4). El impío, el que no actúa según la voluntad de Dios, confía en su propio poder, pero se apoya en una realidad frágil e inconsistente; por ello se doblará, está destinado a caer; el justo, en cambio, confía en una realidad oculta pero sólida; confía en Dios y por ello tendrá la vida.
(...) No hay que olvidar que vuestro sentido religioso siempre ha inspirado y orientado la vida familiar, alimentando valores, como la capacidad de entrega y de solidaridad con los demás, especialmente con los que sufren, y el innato respeto por la vida, que constituyen una preciosa herencia que se debe custodiar celosamente y se debe impulsar aún más en nuestros días. Queridos amigos, conservad este precioso tesoro de fe de vuestra Iglesia; que sean siempre los valores cristianos los que guíen vuestras decisiones y vuestras acciones.
La segunda parte del Evangelio de hoy presenta otra enseñanza, una enseñanza de humildad, pero que está estrechamente ligada a la fe. Jesús nos invita a ser humildes y pone el ejemplo de un siervo que ha trabajado en el campo. Cuando regresa a casa, el patrón le pide que trabaje más. Según la mentalidad del tiempo de Jesús, el patrón tenía pleno derecho a hacerlo. El siervo debía al patrón una disponibilidad completa, y el patrón no se sentía obligado hacia él por haber cumplido las órdenes recibidas. Jesús nos hace tomar conciencia de que, frente a Dios, nos encontramos en una situación semejante: somos siervos de Dios; no somos acreedores frente a él, sino que somos siempre deudores, porque a él le debemos todo, porque todo es un don suyo. Aceptar y hacer su voluntad es la actitud que debemos tener cada día, en cada momento de nuestra vida. Ante Dios no debemos presentarnos nunca como quien cree haber prestado un servicio y por ello merece una gran recompensa. Esta es una falsa concepción que puede nacer en todos, incluso en las personas que trabajan mucho al servicio del Señor, en la Iglesia. En cambio, debemos ser conscientes de que, en realidad, no hacemos nunca bastante por Dios. Debemos decir, como nos sugiere Jesús: «Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer» (Lc 17, 10). Esta es una actitud de humildad que nos pone verdaderamente en nuestro sitio y permite al Señor ser muy generoso con nosotros. En efecto, en otra parte del Evangelio nos promete que «se ceñirá, nos pondrá a su mesa y nos servirá» (cf. Lc 12, 37). Queridos amigos, si hacemos cada día la voluntad de Dios, con humildad, sin pretender nada de él, será Jesús mismo quien nos sirva, quien nos ayude, quien nos anime, quien nos dé fuerza y serenidad.
También el apóstol san Pablo, en la segunda lectura de hoy, habla de la fe. Invita a Timoteo a tener fe y, por medio de ella, a practicar la caridad. Exhorta al discípulo a reavivar en la fe el don de Dios que está en él por la imposición de las manos de Pablo, es decir, el don de la ordenación, recibido para desempeñar el ministerio apostólico como colaborador de Pablo (cf. 2 Tm 1, 6). No debe dejar apagar este don; debe hacerlo cada vez más vivo por medio de la fe. Y el Apóstol añade: «Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de amor y de templanza» (v. 7).
(...) A vosotros, fieles laicos, os repito: ¡no tengáis miedo de vivir y testimoniar la fe en los diversos ambientes de la sociedad, en las múltiples situaciones de la existencia humana, sobre todo en las difíciles! La fe os da la fuerza de Dios para tener siempre confianza y valentía, para seguir adelante con nueva decisión, para emprender las iniciativas necesarias a fin de dar un rostro cada vez más bello a vuestra tierra. Y cuando encontréis la oposición del mundo, escuchad las palabras del Apóstol: «No tengas miedo de dar la cara por nuestro Señor» (v. 8). Hay que avergonzarse del mal, de lo que ofende a Dios, de lo que ofende al hombre; hay que avergonzarse del mal que se produce a la comunidad civil y religiosa con acciones que se pretende que queden ocultas. La tentación del desánimo, de la resignación, afecta a quien es débil en la fe, a quien confunde el mal con el bien, a quien piensa que ante el mal, con frecuencia profundo, no hay nada que hacer. En cambio, quien está sólidamente fundado en la fe, quien tiene plena confianza en Dios y vive en la Iglesia, es capaz de llevar la fuerza extraordinaria del Evangelio.

Se dice Credo.

 

Oración de los fieles

Oremos al Señor, nuestro Dios. El es la roca que nos salva.
- Por la Iglesia, para que sepa dar respuesta a los grandes interrogantes que el hombre se plantea sobre su vida y su destino. Roguemos al Señor.
- Por todos los pueblos del mundo, para que disfruten de paz y aumenten los lazos de unión y concordia entre ellos. Roguemos al Señor.
- Por los pobres, los enfermos, los que carecen de trabajo, para que encuentren la ayuda y el amor que necesitan. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos, para que, siguiendo la exhortación del Apóstol-que hemos escuchado-, vivamos con fe y amor cristianos. Roguemos al Señor.

Escucha nuestras súplicas, Señor,
y auméntanos la fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio establecido por ti
y, por estos santos misterios que celebramos
en razón de nuestro ministerio,
perfecciona en nosotros como conviene
la obra santificadora de tu redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio VII Dominical del Tiempo Ordinario

La salvación, fruto de la obediencia de Cristo

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque tu amor al mundo fue tan misericordioso
que nos enviaste como redentor a tu propio Hijo,
y en todo lo quisiste semejante a nosotros, menos en el pecado,
para poder así amar en nosotros lo que amabas en él.

Con su obediencia has restaurado aquellos dones
que por nuestra desobediencia habíamos perdido.

Por eso, Señor, nosotros, llenos de alegría,
te aclamamos con los ángeles y con todos los santos, diciendo:

Santo, Santo, Santo…


Antífona de la comunión Cf. Lam 3, 25
El Señor es bueno para quienes esperan en él, para quien lo busca.

O bien: Cf. 1Cor 10, 17
Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan y participamos del mismo cáliz.


Oración después de la comunión

Concédenos, Dios todopoderoso,
que nos alimentemos y saciemos en los sacramentos recibidos,
hasta que nos transformemos en lo que hemos tomado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

01 de octubre - SÁBADO DE LA XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS, virgen y doctora de la Iglesia


 
  SÁBADO DE LA XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
  o SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS, virgen y doctora de la Iglesia (MO)
  Oficio del Sábado de la II Semana del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas Laudes - TerciaSexta     Nona Vísperas - Completas)
 





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  Dios y la ciencia , por La Columna del #CoronelPakez


SANTORAL DE HOY

Elogio: Memoria de santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia, que entró aún muy joven en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Lisieux, en Francia, y llegó a ser maestra de santidad en Cristo por su inocencia y simplicidad. Enseñó el camino de la perfección cristiana por medio de la infancia espiritual y demostró una mística solicitud en bien de las almas y del incremento de la Iglesia. Terminó su vida a los veinticinco años de edad, el día treinta de septiembre.

Patronazgos: patrona de Francia y de las misiones.


Otros santos de este día:

   San Piatón, presbítero y mártir

En Séclin, en la Galia Bélgica, san Piatón, presbítero, que es venerado como evangelizador de Tournai y como mártir.

   Santos Verísimo, Máxima y Julia, mártires

En Lisboa, en la Lusitania, santos Verísimo, Máxima y Julia, mártires.

   San Romano «Mélodos», diácono

En Constantinopla, san Romano, diácono, que mereció ser llamado «Mélodos» por su sublime arte en componer himnos sacros en honor del Señor y de los santos.

   San Nicecio de Tréveris, obispo y confesor

En Tréveris, en la Renania, en Austrasia, san Nicecio, obispo, que, según el testimonio de san Gregorio de Tours, era fuerte en la predicación, terrible en la argumentación y constante en la enseñanza. Sufrió el destierro bajo Clotario, rey de los francos.

   San Bavón, monje

En Gante, ciudad de Flandes, san Bavón, monje, el cual, discípulo de san Amando, dejó la vida seglar, distribuyó sus bienes entre los pobres y entró en el monasterio fundado en esta ciudad.

   San Wasnulfo, monje

En Condé-sur-l’Escaut, en el Hainaut, de Austrasia, san Wasnulfo, monje, nacido en Escocia.

   San Geraldo Edwards, y beatos compañeros, mártires

En Cantorbery, en Inglaterra, san Geraldo Edwards, presbítero y mártir, el cual fue ordenado en Francia, y al regresar a su patria, durante la persecución bajo el reinado de Isabel I, después de un largo encarcelamiento, consumó su martirio en el patíbulo. Con él fueron martirizados los presbíteros beatos Roberto Wilcox y Cristóbal Buxton, por su condición sacerdotal, y el beato Roberto Widmerpool, por ayudar a un sacerdote.

   Beatos Rodolfo Crockett y Eduardo James, presbíteros y mártires

En Chichester, también en Inglaterra, beatos Rodolfo Crockett y Eduardo James, presbíteros y mártires, que, formados en el Colegio de los Ingleses de Reims, al regresar a su patria fueron condenados al patíbulo por razón de su sacerdocio.

   Beato Juan Robinson, presbítero y mártir

En Ipswich, de la región de Suffolk, de nuevo en Inglaterra, beato Juan Robinson, presbítero y mártir, el cual, siendo padre de familia, al enviudar recibió, ya anciano, la ordenación sacerdotal, y por esta causa fue coronado con el martirio.

   Beatos Gaspar Hikojiro y Andrés Yoshida, mártires

En Nagasaki, en Japón, beatos Gaspar Hikojiro y Andrés Yoshida, mártires, que, siendo catequistas, fueron degollados por haber recibido en sus casas a unos sacerdotes.

   Beato Juan de Palafox Mendoza, obispo

En Osma, de Soria, en España, beato Juan de Palafox Mendoza, obispo de Puebla de los Ángeles, en México y luego de Osma.

   Beato Luis María Monti, fundador

En Saronno, cerca de Varese, en la Lombardía, región de Italia, beato Luis María Monti, religioso, quien, a pesar de mantener su condición laical, instituyó los Hijos de María Inmaculada, congregación que dirigió con espíritu de caridad hacia los pobres y los necesitados, ocupándose especialmente de los enfermos y huérfanos, y trabajando en favor de la formación de los jóvenes.

   Beata Cecilia Eusepi, laica

En Nepi, Viterbo, beata Cecilia Eusepi, laica, miembro de la Tercera Orden de los Siervos de María, que alcanzó la santidad como catequista y al servicio de los demás en la vida de cada día.

   Beata Florencia Caerols Martínez, virgen y mártir

En el lugar de Rotglà y Corbera, en la región de Valencia, en España, beata Florencia Caerols Martínez, virgen y mártir, que en tiempo de persecución contra la fe alcanzó, por medio del martirio, la gloria de la vida eterna.

   Beato Álvaro Sanjuán Canet, presbítero y mártir

En la ciudad de Villena, también en la región de Valencia, beato Alvaro Sanjuán Canet, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales y mártir, que, en la misma difícil época, alcanzó por su combate la palma del martirio.

   Beato Antonio Rewera, presbítero y mártir

Cerca de Munich, en la región de Baviera, en Alemania, beato Antonio Rewera, presbítero y mártir, que, por su confesión en favor de Cristo, desde Polonia fue internado en el campo de concentración de Dachau, donde alcanzó la corona del martirio por medio de los tormentos que sufrió.


LITURGIA DE HOY


(Hasta la Hora Nona:)

Misa de la memoria (blanco).

MISAL: ants. y oracs. props., Pf. común o de la memoria.

LECC.: vol. III-par.

- Job 42, 1-3. 5-6. 12-17. Ahora te han visto mis ojos; por eso, me retracto.
- Sal 118. R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
- Lc 10, 17-24. Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
o bien: 
cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria.

Martirologio: elogs. del 2 de octubre, pág. 589.

CALENDARIOS: Carmelitas y Combonianos: Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia (F).
Mallorca: Dedicación de la iglesia-catedral (F).

1 de octubre

Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia

Memoria

 

Antífona de entrada Cf. Dt 32, 10-12

El Señor la rodeó cuidando de ella, la guardó como a las niñas de sus ojos, como el águila extendió sus alas, la tomó y la llevó sobre sus plumas; el Señor solo la condujo.


Monición de entrada

Hoy es la memoria de santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia. Nació en Alençon (Francia) el año 1873. Siendo muy joven entró en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de Lisieux y llegó a ser maestra de santidad en Cristo por su inocencia y simplicidad. Enseñó el camino de la vida cristiana por medio de la infancia espiritual, al mismo tiempo que demostró una solicitud misionera por la expansión del conocimiento de Cristo. Su vida terminó cuando tenía veinticinco años de edad, el día 30 de septiembre del año 1897.

 

Oración colecta

Oh, Dios, que preparas tu reino para los humildes y los sencillos,
concédenos seguir confiadamente el camino de santa Teresa del Niño Jesús
para que, por su intercesión, nos sea revelada tu gloria eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.


LECTURAS DE LA MISA


PRIMERA LECTURA
Ahora te han visto mis ojos; por eso, me retracto

Lectura del libro de Job (Job 42, 1-3. 5-6. 12-17)

JOB respondió al Señor:
«Reconozco que lo puedes todo,
que ningún proyecto te resulta imposible.
Dijiste:
“¿Quién es ese que enturbia mis designios
sin saber siquiera de qué habla?”.
Es cierto, hablé de cosas que ignoraba,
de maravillas que superan mi comprensión.
Te conocía solo de oídas,
pero ahora te han visto mis ojos;
por eso, me retracto y me arrepiento,
echado en el polvo y la ceniza».
El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio. Llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas.
Tuvo siete hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma; la segunda, Acacia; y la tercera, Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre las hizo herederas, igual que a sus hermanos.
Job vivió otros ciento cuarenta años, y conoció a sus hijos, a sus nietos y a sus biznietos.
Murió anciano tras una larga vida.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 118, 66. 71. 75. 91. 125. 130 [R.: 135a])

R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.

V. Enséñame la bondad, la prudencia y el conocimiento,
porque me fío de tus mandatos.

R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.

V. Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus decretos.

R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.

V. Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir.

R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.

V. Por tu mandamiento subsisten hasta hoy,
porque todo está a tu servicio.

R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.

V. Yo soy tu siervo: dame inteligencia,
y conoceré tus preceptos.

R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.

V. La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes.

R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.


Aleluya Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.

EVANGELIO
Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 10, 17-24)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». Jesús les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad:
os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».
En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Ángelus 7-julio-2013

Dice el Evangelio que estos setenta y dos regresaron de su misión llenos de alegría, porque habían experimentado el poder del Nombre de Cristo contra el mal. Jesús lo confirma: a estos discípulos Él les da la fuerza para vencer al maligno. Pero agrega: "No estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están escritos en el cielo" (Lc 10, 20). No debemos gloriarnos como si fuésemos nosotros los protagonistas: el protagonista es uno solo, ¡es el Señor! Protagonista es la gracia del Señor. Él es el único protagonista. Nuestra alegría es sólo esta: ser sus discípulos, sus amigos. Que la Virgen nos ayude a ser buenos obreros del Evangelio.

 

(Después de la Hora Nona:)

VIGESIMOSÉPTIMA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Tercera semana del Salterio

Misa vespertina del XXVII Domingo del tiempo ordinario (verde).

Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio dominical. Comp. Dom. I.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«No son las riquezas ni la gloria lo que reclama el corazón del niñito; lo que pide es amor. No puedo hacer más que una cosa: ¡amarte, oh Jesús!» (Santa Teresa de Lisieux).

«¿A quién se lo quiere revelar el Hijo? La voluntad del Hijo no es arbitraria. El Hijo quiere implicar en su conocimiento de Hijo a todos los que el Padre quiere que participen de Él. Pero, ¿a quién atrae el Padre? No a los sabios y entendidos, sino a la gente sencilla» (Benedicto XVI).

«(…) Toda la oración de Jesús está en esta adhesión amorosa de su corazón de hombre al ‘misterio de la voluntad’ del Padre» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.603).