Elogio: En la ciudad de Palma, en la isla de Mallorca, en España, san Alonso Rodríguez, que al perder a su esposa e hijos entró como religioso en la Orden de la Compañía de Jesús y estuvo como portero del colegio de aquella ciudad durante largos años, mostrando una gran humildad, obediencia y constancia en una vida penitente.
Patronazgos: patrono de la isla de Mallorca y de la ciudad de Palma.
En Alejandría de Egipto, san
Epímaco de Pelusio, mártir, del cual cuenta la tradición que en tiempo de
persecución bajo el emperador Decio, al ver cómo el prefecto obligaba a los
cristianos a ofrecer sacrificios a los ídolos, intentó destruir el ara, a causa
de lo cual fue inmediatamente detenido, torturado y decapitado.
San Quintín, mártir
Cerca de la ciudad de Vermand,
en la Galia Bélgica, san Quintín, mártir, del orden senatorial, que padeció por
Cristo en tiempo del emperador Maximiano.
San Foilán, abad
En Fosses, en el territorio de
Brabante, en Austrasia, san Foilán, presbítero y abad, el cual, nacido en
Hibernia y hermano y compañero de san Furseo, fue siempre fiel a la disciplina
monástica de su patria, fundó monasterios dobles de monjes y monjas en Fosses y
en Nivelles, y en un viaje entre estos dos cayó en manos de malhechores, que lo
asesinaron.
San Antonino de Milán, obispo
En Milán, de la Lombardía, san
Antonino, obispo, que trabajó esforzadamente para acabar con la herejía arriana
de los lombardos.
San Wolfgango de Ratisbona, monje y obispo
En Ratisbona, en el territorio
de Baviera, san Wolfgango, obispo, que, después de ser maestro de escuela y
haber profesado como monje, fue elevado a la sede episcopal, desde donde
reinstauró la disciplina del clero, y mientras visitaba la región de Pupping
descansó en el Señor.
Beato Cristóbal de Romagna, religioso presbítero
En Cahors, lugar de Aquitania,
beato Cristóbal de Romagna, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores,
que, enviado por san Francisco, después de muchos trabajos en favor de las
almas murió ya centenario.
Beato Tomás de Florencia Bellaci, religioso
En Rieti, en la Sabina, beato
Tomás de Florencia Bellaci, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que,
enviado a Tierra Santa y Etiopía, a causa de Cristo sufrió cautividad y pruebas
de toda clase por parte de los infieles, y, habiendo vuelto a su patria, casi
centenario descansó en paz.
Beato Domingo Collins, religioso y mártir
En Youghall, cerca de Cork, en
Irlanda, beato Domingo Collins, religioso de la Orden de la Compañía de Jesús y
mártir. el cual, encarcelado largo tiempo mientras padecía interrogatorios y
torturas, confesó constantemente su fe católica, y consumó su martirio al ser
ahorcado.
Beata Irene Stefani, virgen
En Gikondi, diócesis de Nyeri,
Kenya, beata Irene Stefani, virgen profesa del Instituto de las Hermanas
Misioneras de la Consolata, que entregó su vida al servicio de las víctimas de
la peste, como oblación por las misiones.
Beato León Nowakowski, presbítero y mártir
En la localidad de Piotrkow
Kujawski, en Polonia, beato León Nowakowski, presbítero y mártir, que, durante
la ocupación militar de Polonia, por su fe fue fusilado a manos de un régimen
contrario a Dios.
Beato Timoteu de Palafrugell, presbítero y mártir
En Olot, Girona, beato Timoteu
de Palafrugell (Jesús Miquel Girbau), presbítero, capuchino mártir en la
persecución religiosa durante la Guerra Civil.
Beato Gjon Pantalia, religioso y mártir
En Shkodrë, Albania, beato Gjon
Pantalia, religioso profeso de la Compañía de Jesús, y mártir.
LITURGIA DE HOY
(Hasta la hora nona)
Misa del Domingo (verde). MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical. LECC.: vol. I (B).
- Dt 6, 2-6.Escucha Israel: Amarás al Señor con todo tu corazón. - Sal 17. R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza. - Heb 7, 23-28. Como permanece para siempre, tiene el sacerdocio
que no pasa. - Mc 12, 28b-34. Amarás al Señor, tu Dios. Amarás a tu prójimo.
El amor a Dios y al prójimo es el mensaje fundamental de este domingo. Así, en
la 1 lect.: «Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma y con todas tus fuerzas». Y en el Ev., Jesús añade: «Amarás a tu prójimo
como a ti mismo». Esta es la base de la moral cristiana, pues todos los demás
mandamientos son formas concretas de ese amor a Dios y al prójimo. Además, esta
es la base del auténtico culto a Dios: ese amor vale más que todos los
holocaustos y sacrificios. La eucaristía es el sacramento del amor de Cristo
que entregó su cuerpo y derramó su sangre para nuestra salvación. Así, ejerce
su sacerdocio que no pasa, ofreciéndose en sacrificio de una vez para siempre
(2 lect.).
Liturgia de las Horas: oficio
dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 1 de noviembre, pág. 643. CALENDARIOS: Paúles: Dedicación de las iglesias en que se ignora su
día (S). Cartujos: Vigilia de Todos los Santos (misa propia). Madrid: Aniversario de la ordenación episcopal del cardenal Antonio
María Rouco Varela, arzobispo, emérito (1976).
Antífona de entradaSal 37, 22-23
No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes lejos; ven aprisa a socorrerme, Señor
mío, mi salvación.
Monición de entrada
La palabra de Dios en este
domingo nos recuerda que el primer mandamiento es agradar a Dios con nuestra
vida, amarlo con corazón sincero, viviendo constantemente en su presencia. Este
amor a Dios se ha de verificar en el amor que profesamos a todos. La eucaristía
que vamos a celebrar nos sumerge en el misterio del amor de Dios y nos enseña a
cumplir el mandamiento.
Acto penitencial
- Tú eres la imagen viva de Dios
amor: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Tú nos has amado hasta el extremo: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Tú entregaste tu vida por nosotros, tus amigos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Dios de poder y misericordia,
de quien procede el que tus fieles te
sirvan digna y meritoriamente,
concédenos avanzar sin obstáculos hacia
los bienes que nos prometes.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Escucha Israel:
Amarás al Señor con todo tu corazón
Lectura del libro del Deuteronomio (Dt 6, 2-6)
MOISÉS habló al pueblo diciendo:
«Teme al Señor, tu Dios, tú, tus hijos y nietos, y observa todos sus mandatos y
preceptos, que yo te mando, todos los días de tu vida, a fin de que se
prolonguen tus días. Escucha, pues, Israel, y esmérate en practicarlos, a fin
de que te vaya bien y te multipliques, como te prometió el Señor, Dios de tus
padres, en la tierra que mana leche y miel.
Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues,
al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus
fuerzas.
Estas palabras que yo te mando hoy estarán en tu corazón».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIALSal 171 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab (R.: 2)
R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
V. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
V. Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos.
R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
V. Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador:
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu ungido.
R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
SEGUNDA LECTURA
Como permanece
para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa
Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 7,23-28)
HERMANOS:
Ha habido multitud de sacerdotes de la anterior Alianza, porque la muerte les
impedía permanecer; en cambio, Jesús, como permanece para siempre, tiene el
sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que se
acercan a Dios por medio de él, pues vive siempre para interceder a favor de
ellos.
Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha,
separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.
Él no necesita ofrecer sacrificios cada día como los sumos sacerdotes, que
ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo, porque lo
hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
En efecto, la ley hace sumos sacerdotes a hombres llenos de debilidades. En
cambio, la palabra del juramento, posterior a la ley, consagra al Hijo,
perfecto para siempre.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
Aleluya Cf. Jn 14, 23
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El que me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo
amará, y vendremos a él. R.
EVANGELIO
Amarás al Señor,
tu Dios. Amarás a tu prójimo
╬ Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 12, 28b-34)
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor:
amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu
mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo
y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el
entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más
que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor.
Del Papa Francisco
ÁNGELUS. 4 de noviembre de 2018
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el centro del Evangelio de este domingo (cf. Marcos 12, 28b-34), está el
mandamiento del amor: amor a Dios y amor al prójimo. Un escriba preguntó a
Jesús: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» (v. 28). Él responde
citando la profesión de fe con la que cada israelita abre y cierra su día y que
empieza con las palabras «Escucha, Israel. Yahveh nuestro Dios es el único
Yahveh» (Deuteronomio 6, 4). De este modo Israel custodia su fe en la realidad
fundamental de todo su credo: existe un solo Señor y ese Señor es «nuestro» en
el sentido de que está vinculado a nosotros con un pacto indisoluble, nos ha
amado, nos ama y nos amará por siempre. De esta fuente, de este amor de Dios,
se deriva para nosotros el doble mandamiento: «Amarás al Señor, tu Dios, con
todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas
[…] Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (vv. 30-31).
Eligiendo estas dos Palabras dirigidas por Dios a su pueblo y poniéndolas
juntas, Jesús enseñó una vez para siempre que el amor por Dios y el amor por el
prójimo son inseparables, es más, se sustentan el uno al otro. Incluso si se
colocan en secuencia, son las dos caras de una única moneda: vividos juntos son
la verdadera fuerza del creyente,
Amar a Dios es vivir de Él y para Él, por aquello que Él es y por lo que Él
hace. Y nuestro Dios es donación sin reservas, es perdón sin límites, es
relación que promueve y hace crecer. Por eso, amar a Dios quiere decir invertir
cada día nuestras energías para ser sus colaboradores en el servicio sin
reservas a nuestro prójimo, en buscar perdonar sin límites y en cultivar
relaciones de comunión y de fraternidad. El evangelista Marcos no se preocupa
en especificar quién es el prójimo porque el prójimo es la persona que
encuentro en el camino, durante mi jornada. No se trata de preseleccionar a mi
prójimo, eso no es cristiano. Pienso que mi prójimo es aquel que he
preseleccionado: no, esto no es cristiano, es pagano. Se trata de tener ojos
para verlo y corazón para querer su bien. Si nos ejercitamos para ver con la
mirada de Jesús, podremos estar siempre a la escucha y cerca de quien tiene
necesidad. Las necesidades del prójimo reclaman ciertamente respuestas
eficaces, pero primero exigen compartir.
Con una imagen podemos decir que el hambriento necesita no solo un plato de
comida sino también una sonrisa, ser escuchado y también una oración, tal vez
hecha juntos. El Evangelio de hoy nos invita a todos nosotros a proyectarse no
solo hacia las urgencias de los hermanos más pobres, sino sobre todo a estar
atentos a su necesidad de cercanía fraterna, de sentido de la vida, de ternura.
Esto interpela a nuestras comunidades cristianas: se trata de evitar el riesgo
de ser comunidades que viven de muchas iniciativas pero de pocas relaciones; el
riesgo de comunidades «estaciones de servicio», pero de poca compañía en el
sentido pleno y cristiano de este término.
Dios, que es amor, nos ha creado por amor y para que podamos amar a los otros
permaneciendo unidos a Él. Sería ilusorio pretender amar al prójimo sin amar a
Dios y sería también ilusorio pretender amar a Dios sin amar al prójimo. Las
dos dimensiones, por Dios y por el prójimo, en su unidad caracterizan al
discípulo de Cristo. Que la Virgen María nos ayude a acoger y testimoniar en la
vida de todos los días esta luminosa enseñanza.
Del Papa Benedicto XVI
ÁNGELUS, Domingo 4 de noviembre de 2012
Queridos hermanos y hermanas:
El Evangelio de este domingo (Mc 12, 28-34) nos vuelve a proponer la enseñanza
de Jesús sobre el mandamiento más grande: el mandamiento del amor, que es
doble: amar a Dios y amar al prójimo. Los santos, a quienes hace poco hemos
celebrado todos juntos en una única fiesta solemne, son justamente los que,
confiando en la gracia de Dios, buscan vivir según esta ley fundamental. En
efecto, el mandamiento del amor lo puede poner en práctica plenamente quien
vive en una relación profunda con Dios, precisamente como el niño se hace capaz
de amar a partir de una buena relación con la madre y el padre. San Juan de
Ávila, a quien hace poco proclamé Doctor de la Iglesia, escribe al inicio de su
Tratado del amor de Dios: "La causa que más mueve al corazón con el amor
de Dios es considerar el amor que nos tiene este Señor... –dice–. Más mueve al
corazón el amor que los beneficios; porque el que hace a otro beneficio, dale
algo de lo que tiene: más el que ama da a sí mismo con lo que tiene, sin que le
quede nada por dar" (n. 1). Antes que un mandato –el amor no es un
mandato– es un don, una realidad que Dios nos hace conocer y experimentar, de
forma que, como una semilla, pueda germinar también dentro de nosotros y
desarrollarse en nuestra vida.
Si el amor de Dios ha echado raíces profundas en una persona, ésta es capaz de
amar también a quien no lo merece, como precisamente hace Dios respecto a
nosotros. El padre y la madre no aman a sus hijos sólo cuando lo merecen: les
aman siempre, aunque naturalmente les señalan cuándo se equivocan. De Dios
aprendemos a querer siempre y sólo el bien y jamás el mal. Aprendemos a mirar
al otro no sólo con nuestros ojos, sino con la mirada de Dios, que es la mirada
de Jesucristo. Una mirada que parte del corazón y no se queda en la superficie;
va más allá de las apariencias y logra percibir las esperanzas más profundas
del otro: esperanzas de ser escuchado, de una atención gratuita; en una
palabra: de amor. Pero se da también el recorrido inverso: que abriéndome al
otro tal como es, saliéndole al encuentro, haciéndome disponible, me abro
también a conocer a Dios, a sentir que Él existe y es bueno. Amor a Dios y amor
al prójimo son inseparables y se encuentran en relación recíproca. Jesús no
inventó ni el uno ni el otro, sino que reveló que, en el fondo, son un único
mandamiento, y lo hizo no sólo con la palabra, sino sobre todo con su testimonio:
la persona misma de Jesús y todo su misterio encarnan la unidad del amor a Dios
y al prójimo, como los dos brazos de la Cruz, vertical y horizontal. En la
Eucaristía Él nos dona este doble amor, donándose Él mismo, a fin de que,
alimentados de este Pan, nos amemos los unos a los otros como Él nos amó.
Queridos amigos: por intercesión de la Virgen María oremos para que cada
cristiano sepa mostrar su fe en el único Dios verdadero con un testimonio
límpido de amor al prójimo.
Se
dice Credo.
Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, por
Jesucristo, su Hijo, que vive para siempre para interceder a favor nuestro.
- Para que la Iglesia sea en medio del mundo comunidad de amor, llamada al
amor. Roguemos al Señor.
- Para que los gobernantes y los que hacen las leyes procuren sobre todo el
bien común. Roguemos al Señor.
- Para que los pobres, los parados y los hambrientos encuentren la debida
acogida en todos nosotros. Roguemos al Señor.
- Para que comprendamos que no podemos amar a Dios, a quien no vemos, si no
amamos al prójimo, a quien vemos. Roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, enséñanos a amarte con todo el corazón, amando a
nuestro prójimo como a nosotros mismos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Que este sacrificio, Señor, sea para ti una ofrenda pura
y, para nosotros,
una efusión santa de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de la comuniónCf. Sal 15, 11
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
O bien:Cf. Jn 6, 58
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que
me come vivirá por mí, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu poder,
para que,
alimentados con estos sacramentos del cielo,
nos preparemos, por tu gracia, a
recibir tus promesas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
(Después de la hora nona:)
Misa vespertina
de la solemnidad de Todos los Santos (blanco). Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio de la solemnidad, Comp.
Dom. I.
Elogio:En Tánger, ciudad de Mauritania, pasión de san Marcelo, centurión, que el día del cumpleaños del emperador. mientras los demás ofrecían sacrificios, se quitó las insignias de su función y las arrojó al pie de los estandartes, afirmando que por ser cristiano no podía seguir manteniendo el juramento militar, pues debía obedecer solamente a Cristo, y así consumó su martirio al ser inmediatamente decapitado.
Patronazgos: Patrono de León, España.
Refieren a este santo: San Casiano de Tánger, Santos Claudio, Lupercio y Victorio, Santos Facundo y Primitivo, Santos Servando y Germán.
En Siracusa, de Sicilia, san Marciano, considerado como el primer obispo de esta ciudad.
San Serapión de Antioquía, obispo
Conmemoración de san Serapión, obispo de Antioquía, célebre por su erudición y doctrina, que dejó gran fama de santidad.
Santa Eutropia, mártir
En Alejandría, de Egipto, santa Eutropia, mártir, que por negarse a rechazar a Cristo fue torturada cruelmente hasta la muerte.
Santos Claudio, Lupercio y Victorio, mártires
En la ciudad de León, en Hispania, santos Claudio, Lupercio y Victorio, mártires, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano sufrieron la muerte por Cristo.
San Máximo de Cuma, mártir
En Cuma, de la Campania, san Máximo, mártir.
San Germán de Capua, obispo
En Capua, también en la Campania, san Germán, obispo, del que habla el papa san Gregorio I Magno en sus escritos.
San Gerardo de Potenza, obispo
En Potenza, ciudad de la Lucania, san Gerardo, obispo.
Beata Bienvenida Boiani, virgen
En Cividale di Friuli, en el territorio de Venecia, beata Bienvenida Boiani, virgen, hermana de la Penitencia de santo Domingo, que pasó toda su vida entregada a la oración y a la austeridad.
Beato Juan Slade, mártir
En Winchester, en Inglaterra, beato Juan Slade, mártir, que, por negar la competencia de la reina Isabel I en las cuestiones espirituales, fue ahorcado y descuartizado.
Beato Terencio Alberto O’Brien, obispo y mártir
En Limerick, de Irlanda, muerte del beato Terencio Alberto O’Brien, obispo y mártir, de la Orden de Predicadores, que, nombrado para la sede de Emly, trabajó con empeño en favor de los afectados por la peste, pero, bajo el régimen de Oliver Cromwell, fue detenido por los soldados y conducido al patíbulo en odio a la fe católica.
San Ángel de Acri, religioso presbítero
En Acri, localidad de Calabria, san Ángel de Acri, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que viajó por todo el reino de Nápoles predicando la Palabra de Dios en un estilo adaptado a la gente sencilla.
Beato Juan Miguel Langevin, presbítero y mártir
En Angers, en Francia, beato Juan Miguel Langevin, presbítero y mártir, que, decapitado por razón de su sacerdocio, fue el primero de una larga lista de más de cien hombres y mujeres que durante la Revolución Francesa permanecieron unánimes y constantes en la confesión de la fe cristiana.
Beato Alejo Zarycky, presbítero y mártir
En la localidad de Dolinka, cerca de Karaganda, en el Kazajstán, beato Alejo Zaryckyj, presbítero y mártir, que en un régimen contrario a Dios fue deportado a un campo de concentración, y en el combate por la fe alcanzó la vida eterna.
LITURGIA DE HOY
(Hasta la hora nona)
Misa de sábado
(verde) o de la memoria (blanco). MISAL: para el sábado cualquier formulario permitido (véase pág.
67, n. 5) / para la memoria del común de la bienaventurada Virgen María o de
las «Misas de la Virgen María», o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la
memoria. LECC.: vol. III-impar.
- Rm 11, 1-2a. 11-12. 25-29. Si el rechazo de los judíos es
reconciliación del mundo, ¿qué no será su reintegración sino volver desde la
muerte a la vida? - Sal 93. R. El Señor no rechaza a su pueblo. - Lc 14, 1. 7-11. Todo el que se enaltece será humillado; y el
que se humilla será enaltecido.
o bien: cf. vol. IV, o bien cf. Leccionario de las «Misas
de la Virgen María».
Liturgia de las Horas: oficio de
sábado o de la memoria.
Martirologio: elogs. del 31 de octubre, pág. 640. CALENDARIOS: Familia Franciscana: Dedicación de la iglesia propia
(S). León: Santos Claudio, Lupercio y Victorico, mártires (MO). Zamora: Beato Martín Cid, abad (MO). Jesuitas: Beato Domingo Collins, religioso y mártir (ML).
Memoria de santa María: Común de la Bienaventurada Virgen María. I. Tiempo ordinario 7.
Antífona de entrada Cf. Lc 1, 47-48 María dijo: «Se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava».
Monición de entrada Alegrémonos todos al celebrar la
memoria de la Virgen María. En ella encontramos el modelo del orante que
escucha la Palabra de Dios y de la acogida incondicional de esa Palabra, que hace
carne los designios de Dios. La alabamos glorificando la obra del Altísimo en
ella; rezamos cantando su Magníficat y recurrimos a ella confiando en su
intercesión maternal, pues es tradición de la comunidad cristiana dirigirse
directamente a ella invocando su ayuda en las horas difíciles. En la escuela de
la Madre de Dios, los cristianos aprendemos el estilo de vida de la gratuidad,
de un amor que no espera, sino que se adelanta a las necesidades del otro, de
una caridad que alcanza al hermano en lo concreto y le transmite no solo la
vida, sino el gozo y el sentido de la misma vida.
Oración colecta
Oh, Dios, que te has dignado elegir
para morada de tu Verbo
el seno virginal de santa María,
concédenos, defendidos por su
protección,
participar en su memoria llenos de
alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Si el rechazo de
los judíos es reconciliación del mundo, ¿qué no será su reintegración sino
volver desde la muerte a la vida?
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos (Rm 11, 1-2a. 11-12. 25-29)
HERMANOS:
¿Acaso habrá desechado Dios a su pueblo? De ningún modo: que también yo soy
israelita, de la descendencia de Abrahán, de la tribu de Benjamín. «Dios no ha
rechazado a su pueblo», al que había elegido de antemano.
Digo, pues: ¿acaso cometieron delito para caer? De ningún modo. Lo que ocurre
es que, por su caída, la salvación ha pasado a los gentiles, para darles celos
a ellos.
Pero si su caída ha significado una riqueza para el mundo y su pérdida, una
riqueza para los gentiles, ¡cuánto más significará su plenitud!
Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, para que no os engriáis:
el endurecimiento de una parte de Israel ha sucedido hasta que llegue a entrar
la totalidad de los gentiles y así todo Israel será salvo, como está escrito:
«Llegará de Sion el Libertador; alejará los crímenes de Jacob; y esta será la
alianza que haré con ellos cuando perdone sus pecados».
Según el Evangelio, son enemigos y ello ha revertido en beneficio vuestro; pero
según la elección, son objeto de amor en atención a los padres, pues los dones
y la llamada de Dios son irrevocables.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 93, 12-13a. 14-15. 17-18 [R.: 14a])
R. El Señor no rechaza a su pueblo.
V. Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros.
R. El Señor no rechaza a su pueblo.
V. Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el juicio retornará a la justicia,
R. El Señor no rechaza a su pueblo.
V. Si el Señor no me
hubiera auxiliado,
ya estaría yo habitando en el silencio.
Cuando pensaba que iba a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostenía.
R. El Señor no rechaza a su pueblo.
Aleluya Mt 11, 29ab
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tomad mi yugo sobre vosotros —dice el Señor—, y aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón. R.
EVANGELIO
Todo el que se
enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido
╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 14, 1. 7-11)
R. Gloria a ti, Señor.
UN SÁBADO, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y
ellos lo estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros
puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea
que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a
ti y al otro, y te diga:
“Cédele el puesto a este”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te
conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te
convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se
enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Del Papa Francisco, Ángelus 28
de agosto de 2016
Las palabras de Jesús subrayan
actitudes completamente distintas y opuestas: la actitud de quien se elige su
propio sitio y la actitud de quien se lo deja asignar por Dios y espera de Él
la recompensa. No lo olvidemos: ¡Dios paga mucho más que los hombres! ¡Él nos
da un lugar mucho más bonito que el que nos dan los hombres! El lugar que nos
da Dios está cerca de su corazón y su recompensa es la vida eterna. «Y serás
dichoso –dice Jesús– …se te recompensará en la resurrección de los justos» (v.
14).
(Después de la hora nona:)
TRIGESIMOPRIMERA SEMANA DEL TIEMPO
ORDINARIO
Tercera semana del salterio
Misa vespertina del XXXI Domingo del tiempo ordinario (verde).
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio dominical. Comp. Dom. I.