PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 01 DE DICIEMBRE
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Celebración de la Palabra del Miércoles de la I Semana de Adviento (a las 19.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Patronazgos: patrono de los agricultores y de ofebres, relojeros, herreros, mineros, y de fabricantes de lámparas y cestas, de los garagistas, y también de los veterinarios y protector contra las enfermedades equinas.
Refieren a este santo: San Audeno de Rouen, Santos Crispín y Crispiniano, San Desiderio de Cahors, San Mumolino de Noyon, San Tilón, San Vindiciano de Cambrai-Arras.
Elogio: En Tamanrasset, Argelia, beato Charles de Foucauld, presbítero.
San Nahúm, santo del AT
Conmemoración de san Nahúm, profeta, que predicó a Dios como el que gobierna el devenir de los tiempos y juzga con justicia a los pueblos.
San Castriciano de Milán, obispo
En Milán, ciudad de la Transpadania, san Castriciano, obispo.
Santa Florencia, virgen
En Poitiers, de Aquitania, santa Florencia, virgen, que, convertida al Dios verdadero por el obispo san Hilario durante su destierro en Asia, le siguió luego al regresar a su tierra.
San Leoncio de Frejus, obispo
En Frejus, de la Provenza, san Leoncio, obispo, que favoreció la vida monástica de san Honorato en la isla de Lérins, y a quien san Juan Casiano, su amigo, le dedicó las diez primeras Colaciones.
San Domnolo de Le Mans, obispo
En Cenomanum, hoy Le Mans, en Neustria, san Domnolo, obispo, que antes había sido abad del monasterio de San Lorenzo de París, y que resplandeció por la fuerza de sus milagros.
San Agerico de Verdún, obispo
En Verdún, de Austrasia, san Agerico, obispo, que edificó iglesias y bautisterios, y, habiendo convertido su iglesia en asilo de prófugos, tuvo que padecer mucho por parte del rey Teodorico.
Beato Antonio Bonfadini, religioso presbítero
En la ciudad de Cotiniola, en la Emilia, beato Antonio Bonfadini, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, predicando la Palabra de Dios, durante largo tiempo recorrió diversas regiones de Italia y lugares de Tierra Santa.
Beato Juan Beche, abad y mártir
En Colchester, en Inglaterra, beato Juan Beche, presbítero de la Orden de San Benito y mártir, el cual, siendo abad del monasterio de San Juan, por mantener la fidelidad al Romano Pontífice fue acusado de crimen de traición y condenado a la pena capital por el rey Enrique VIII, causa por la que acabó en el patíbulo.
Santos Edmundo Campion, Rodolfo Sherwin y Alejandro Briant, presbíteros y mártires
En Londres, también en Inglaterra, santos Edmundo Campion, Rodolfo Sherwin y Alejandro Briant, presbíteros y mártires durante el reinado de Isabel I, eximios por su fortaleza y carácter. San Edmundo, que de joven había profesado la fe católica, después de ser admitido en Roma en la Orden de la Compañía de Jesús y ordenado sacerdote en Praga, regresó a su patria, donde de palabra y por escrito consolidó en gran manera las almas de los fieles, y por esto, después de muchos tormentos, fue ajusticiado en el patíbulo de Tyburn. Con él también sufrieron los mismos suplicios san Rodolfo y san Alejandro, este último admitido con mérito en la Orden de la Compañía de Jesús, cuando estaba ya en la cárcel.
Beato Ricardo Langley, mártir
En York, también en Inglaterra, beato Ricardo Langley, mártir, que bajo el reinado de la misma Isabel I fue condenado a la pena capital y ahorcado, por haber hospedado a sacerdotes.
Beata María Clara del Niño Jesús, virgen y fundadora
En Lisboa, Portugal, beata María Clara del Niño Jesús, virgen, fundadora de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción.
Beato Casimiro Sykulski, presbítero y mártir
En el campo de concentración de Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, beato Casimiro Sykulski, presbítero y mártir, que, durante la guerra, por mantener con fortaleza la fe ante los perseguidores de la Iglesia, fue fusilado.
Beata Liduina Meneguzzi, virgen
En la ciudad de Dire-Daua, en Etiopía, beata Liduina (Elisa Anagela) Meneguzzi, virgen del Instituto de San Francisco de Sales, que, cual espejo de humildad y caridad cristiana, mostró la misericordia de Dios entre los pobres, enfermos y cautivos.
Beata Clementina Nengapeta Anuarite, virgen y mártir
En Isiro, en la República Democrática del Congo, beata Clementina Nengapeta Anuarite, virgen de la Congregación de Religiosas Misioneras de la Sagrada Familia y mártir, que en la persecución que se desató durante la guerra civil fue apresada junto con otras religiosas, a las que exhortó a que vigilaran y oraran, y al resistirse con gran fuerza a la torpe pasión del capitán de los soldados, éste, enfurecido, la mató a causa de Cristo, su Esposo.
Beata María Rosa de Jesús Pellesi, virgen
En Ferrara, Italia, beata María Rosa de Jesús (Bruna) Pellesi, virgen, religiosa de las Hermanas Franciscanas Misioneras de Cristo.
LITURGIA DE HOY
Misa de feria
(morado).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. I o III Adv.
LECC.: vol. II.
- Is 25, 6-10a. El Señor invita a su festín y enjuga las lágrimas
de todos los rostros.
- Sal 22. R. Habitaré en la casa del Señor por años sin
término.
- Mt 15, 29-37. Jesús cura a muchos y multiplica los
panes.
Liturgia de las Horas: oficio de feria.
Martirologio: elogs. del 2 de diciembre, pág. 701.
CALENDARIOS: Granada y Tui-Vigo: Dedicación de la iglesia-catedral
(F).
Jesuitas: Santos Edmundo Campion, Roberto Southwell, presbíteros, y
compañeros, mártires (MO).
Huesca: Beato José de Otín, mártir (ML).
Dominicos: Beato Juan de Vercelli, presbítero (ML).
Antífona de entrada Cf.
Hab 2, 3; 1 Cor 4, 5
El
Señor llegará y no tardará, él iluminará lo que esconden las tinieblas y se
manifestará a todos los pueblos.
Oración colecta
Señor y Dios nuestro,prepara nuestros
corazones con tu poder divino,para que cuando llegue Cristo, tu Hijo,nos
encuentre dignos del banquete de la vida eternay merezcamos recibir de su mano
el alimento celestial.Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURAEl Señor invita a su
festín y enjuga las lágrimas de todos los rostrosLectura del libro de Isaías (Is 25, 6-10a)
EN AQUEL DÍA, preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este
monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares
exquisitos, vinos refinados.
Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo
extendido sobre a todas las naciones.
Aniquilará la muerte para siempre.
Dios, el Señor, enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del país
el oprobio de su pueblo -lo ha dicho el Señor-.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios. Esperábamos en él y nos ha salvado.
Este es el Señor en quien esperamos. Celebremos y gocemos con su salvación,
porque reposará sobre este monte la mano del Señor».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 22,
1b-3a. 3bc-4. 5. 6 [R.: 6cd])
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
V. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
V. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
V. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
V. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Aleluya
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Mirad que llega el Señor,
para salvar a su pueblo; bienaventurados los que están preparados para salir a
su encuentro. R.
EVANGELIO
Jesús cura a muchos y
multiplica los panes╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt
15, 29-37)
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, Jesús, se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó
en él.
Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y
muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.
La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a
los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen
qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el
camino».
Los discípulos le dijeron:
«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta
gente?».
Jesús les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete y algunos peces».
Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los
peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los
discípulos, y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53, 1
Es digno de admiración el amor que tenían
los apóstoles a la verdad, puesto que aun en sus mismos escritos no ocultan sus
grandes defectos y no hay acusación tan grave o falta tan notable como la suya
por haber olvidado tan pronto el prodigio tan grande que obró el Señor. También
es de admirar en ellos otra prueba de su sabiduría: vencían el hambre, sin
tener apenas en cuenta la necesidad de comer. Porque en el desierto, donde
vivían ya tres días, no contaban con más alimentos que con siete panes.
Patronazgos: patrono de los agricultores y de ofebres, relojeros, herreros, mineros, y de fabricantes de lámparas y cestas, de los garagistas, y también de los veterinarios y protector contra las enfermedades equinas.
Refieren a este santo: San Audeno de Rouen, Santos Crispín y Crispiniano, San Desiderio de Cahors, San Mumolino de Noyon, San Tilón, San Vindiciano de Cambrai-Arras.
Elogio: En Tamanrasset, Argelia, beato Charles de Foucauld, presbítero.
San Nahúm, santo del AT
Conmemoración de san Nahúm, profeta, que predicó a Dios como el que gobierna el devenir de los tiempos y juzga con justicia a los pueblos.
San Castriciano de Milán, obispo
En Milán, ciudad de la Transpadania, san Castriciano, obispo.
Santa Florencia, virgen
En Poitiers, de Aquitania, santa Florencia, virgen, que, convertida al Dios verdadero por el obispo san Hilario durante su destierro en Asia, le siguió luego al regresar a su tierra.
San Leoncio de Frejus, obispo
En Frejus, de la Provenza, san Leoncio, obispo, que favoreció la vida monástica de san Honorato en la isla de Lérins, y a quien san Juan Casiano, su amigo, le dedicó las diez primeras Colaciones.
San Domnolo de Le Mans, obispo
En Cenomanum, hoy Le Mans, en Neustria, san Domnolo, obispo, que antes había sido abad del monasterio de San Lorenzo de París, y que resplandeció por la fuerza de sus milagros.
San Agerico de Verdún, obispo
En Verdún, de Austrasia, san Agerico, obispo, que edificó iglesias y bautisterios, y, habiendo convertido su iglesia en asilo de prófugos, tuvo que padecer mucho por parte del rey Teodorico.
Beato Antonio Bonfadini, religioso presbítero
En la ciudad de Cotiniola, en la Emilia, beato Antonio Bonfadini, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, predicando la Palabra de Dios, durante largo tiempo recorrió diversas regiones de Italia y lugares de Tierra Santa.
Beato Juan Beche, abad y mártir
En Colchester, en Inglaterra, beato Juan Beche, presbítero de la Orden de San Benito y mártir, el cual, siendo abad del monasterio de San Juan, por mantener la fidelidad al Romano Pontífice fue acusado de crimen de traición y condenado a la pena capital por el rey Enrique VIII, causa por la que acabó en el patíbulo.
Santos Edmundo Campion, Rodolfo Sherwin y Alejandro Briant, presbíteros y mártires
En Londres, también en Inglaterra, santos Edmundo Campion, Rodolfo Sherwin y Alejandro Briant, presbíteros y mártires durante el reinado de Isabel I, eximios por su fortaleza y carácter. San Edmundo, que de joven había profesado la fe católica, después de ser admitido en Roma en la Orden de la Compañía de Jesús y ordenado sacerdote en Praga, regresó a su patria, donde de palabra y por escrito consolidó en gran manera las almas de los fieles, y por esto, después de muchos tormentos, fue ajusticiado en el patíbulo de Tyburn. Con él también sufrieron los mismos suplicios san Rodolfo y san Alejandro, este último admitido con mérito en la Orden de la Compañía de Jesús, cuando estaba ya en la cárcel.
Beato Ricardo Langley, mártir
En York, también en Inglaterra, beato Ricardo Langley, mártir, que bajo el reinado de la misma Isabel I fue condenado a la pena capital y ahorcado, por haber hospedado a sacerdotes.
Beata María Clara del Niño Jesús, virgen y fundadora
En Lisboa, Portugal, beata María Clara del Niño Jesús, virgen, fundadora de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción.
Beato Casimiro Sykulski, presbítero y mártir
En el campo de concentración de Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, beato Casimiro Sykulski, presbítero y mártir, que, durante la guerra, por mantener con fortaleza la fe ante los perseguidores de la Iglesia, fue fusilado.
Beata Liduina Meneguzzi, virgen
En la ciudad de Dire-Daua, en Etiopía, beata Liduina (Elisa Anagela) Meneguzzi, virgen del Instituto de San Francisco de Sales, que, cual espejo de humildad y caridad cristiana, mostró la misericordia de Dios entre los pobres, enfermos y cautivos.
Beata Clementina Nengapeta Anuarite, virgen y mártir
En Isiro, en la República Democrática del Congo, beata Clementina Nengapeta Anuarite, virgen de la Congregación de Religiosas Misioneras de la Sagrada Familia y mártir, que en la persecución que se desató durante la guerra civil fue apresada junto con otras religiosas, a las que exhortó a que vigilaran y oraran, y al resistirse con gran fuerza a la torpe pasión del capitán de los soldados, éste, enfurecido, la mató a causa de Cristo, su Esposo.
Beata María Rosa de Jesús Pellesi, virgen
En Ferrara, Italia, beata María Rosa de Jesús (Bruna) Pellesi, virgen, religiosa de las Hermanas Franciscanas Misioneras de Cristo.
LITURGIA DE HOY
Misa de feria
(morado).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. I o III Adv.
LECC.: vol. II.
- Is 25, 6-10a. El Señor invita a su festín y enjuga las lágrimas
de todos los rostros.
- Sal 22. R. Habitaré en la casa del Señor por años sin
término.
- Mt 15, 29-37. Jesús cura a muchos y multiplica los
panes.
Liturgia de las Horas: oficio de feria.
Martirologio: elogs. del 2 de diciembre, pág. 701.
CALENDARIOS: Granada y Tui-Vigo: Dedicación de la iglesia-catedral
(F).
Jesuitas: Santos Edmundo Campion, Roberto Southwell, presbíteros, y
compañeros, mártires (MO).
Huesca: Beato José de Otín, mártir (ML).
Dominicos: Beato Juan de Vercelli, presbítero (ML).
Antífona de entrada Cf. Hab 2, 3; 1 Cor 4, 5
El
Señor llegará y no tardará, él iluminará lo que esconden las tinieblas y se
manifestará a todos los pueblos.
Señor y Dios nuestro,
Lectura del libro de Isaías (Is 25, 6-10a)
EN AQUEL DÍA, preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este
monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares
exquisitos, vinos refinados.
Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre a todas las naciones.
Aniquilará la muerte para siempre.
Dios, el Señor, enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del país el oprobio de su pueblo -lo ha dicho el Señor-.
Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios. Esperábamos en él y nos ha salvado.
Este es el Señor en quien esperamos. Celebremos y gocemos con su salvación,
porque reposará sobre este monte la mano del Señor».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 22,
1b-3a. 3bc-4. 5. 6 [R.: 6cd])
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
V. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
V. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
V. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
V. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
R. Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt
15, 29-37)
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, Jesús, se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó
en él.
Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y
muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.
La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».
Los discípulos le dijeron:
«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».
Jesús les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete y algunos peces».
Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 53, 1
Es digno de admiración el amor que tenían
los apóstoles a la verdad, puesto que aun en sus mismos escritos no ocultan sus
grandes defectos y no hay acusación tan grave o falta tan notable como la suya
por haber olvidado tan pronto el prodigio tan grande que obró el Señor. También
es de admirar en ellos otra prueba de su sabiduría: vencían el hambre, sin
tener apenas en cuenta la necesidad de comer. Porque en el desierto, donde
vivían ya tres días, no contaban con más alimentos que con siete panes.