30 de noviembre - SAN ANDRÉS, APÓSTOL, Fiesta

 

  

MARTES DE LA I SEMANA DE ADVINETO,
Fiesta de SAN ANDRÉS, apóstol


PROGRAMA PARROQUIAL:
MARTES, 30 DE NOVIEMBRE

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.

- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Celebración de la Palabra del Martes de la I Semana de Adviento (a las 19.30 h.).


NOTICIAS DE ACTUALIDAD

Padre Ángel Espinosa de los Monteros:

"Preparación para el adviento" (I)


"Un auténtico Adviento" (II)




SANTORAL DE HOY


Elogio: Fiesta de san Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de Pedro y pescador como él. Fue el primero de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al Jordán y que le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia, y que fue crucificado en Patrás. La Iglesia de Constantinopla lo venera como muy insigne patrono.

Patronazgos: patrono de Rusia, Escocia, España, Grecia, Sicilia, Austria, Borgoña, Grecia, y en multitud de ciudades, patrono de pescadores y comerciantes de pescado, mineros, protector del noviazgo, la felicidad conyugal y los niños, protector contra la gota, dolores de garganta, calambres, y erisipela (enfermedad de Andrés).

Refieren a este santo: Santos Pedro y Pablo

Oración

Protégenos, Señor, con la constante intercesión del apóstol san Andrés, a quien escogiste para ser predicador y pastor de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


Otros santos de este día:

   San Mirocleto, obispo

En Milán, de la Liguria, san Mirocleto, obispo, del que hace memoria san Ambrosio entre los obispos fieles que le precedieron.

   San Tugdual, abad y obispo   

En la Bretaña Menor, san Tugdual, llamado «Pabu», abad y obispo, que fundó un monasterio en la ciudad de Tréguier.

   San Gálgano Guidotti, eremita   

En el monte Sebio, en la Toscana, san Gálgano Guidotti, eremita, quien se convirtió a Dios después de una juventud disipada y vivió el resto de su vida dedicado voluntariamente a la penitencia corporal.

   Beato Juan de Vercelli, religioso presbítero   

En Montpellier, de la Provenza, en Francia, beato Juan de Vercelli, presbítero, maestro general de la Orden de Predicadores, que predicó incansablemente la reverencia al nombre de Jesús.

   Beato Federico, religioso   

En Ratisbona, en el territorio de Baviera, en Alemania, beato Federico, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que, siendo hábil carpintero, sobresalió por el fervor en la oración, por la obediencia y por la caridad.

   San Cutberto Mayne, presbítero y mártir   

En Lanceston, en Inglaterra, san Cutberto Mayne, presbítero y mártir, el cual, abrazada la fe católica y ordenado sacerdote, ejerció su ministerio en Cornualles, hasta que, bajo el reinado de Isabel I, condenado a muerte por haber dado a conocer públicamente una Carta Apostólica, fue conducido al patíbulo, siendo el primer alumno del Colegio de los Ingleses de Douai en sufrir el martirio.

   Beato Alejandro Crow, presbítero y mártir   

En York, también en Inglaterra, beato Alejandro Crow, presbítero y mártir, que, siendo humilde costurero, fue ordenado presbítero, hecho por el cual, en tiempo de la reina Isabel I, terminó gloriosamente condenado al patíbulo.

   San Tadeo Liu Ruiting, presbítero y mártir   

En el lugar llamado Quxian, en la provincia de Sichuan, en China, san Tadeo Liu Ruiting, presbítero y mártir, estrangulado por quienes odiaban la fe.

   San José Marchand, presbítero y mártir   

En Hué, localidad de Annam, san José Marchand, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que bajo el imperio de Minh Mang fue condenado al suplicio de los cien azotes.

   Beatos Miguel Ruedas Mejías y seis compañeros, religiosos mártires   

En el lugar llamado Paracuellos del Jarama, cerca de Madrid, en España, beato Miguel Ruedas Mejías y seis compañeros, mártires, religiosos de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, que, esclarecidos por su testimonio cristiano, durante la cruel persecución volaron hacia el Señor, víctimas de la violencia de los enemigos de la Iglesia. Sus nombres son: beatos Diego de Cádiz (Santiago) García Molina, Nicéforo Salvador del Río, Ramón (Rafael) Tonceda Fernández, religiosos; Arturo Donoso Murillo, Jesús Gesta de Piquer y Antonio Martínez Gil-Leonis, profesos.

   Beato José Otín Aguilé, presbítero y mártir   

En Valencia, también en España, beato José Otín Aguilé, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales y mártir, que en la misma persecución, invencible y constante en su fe, arribó al reino de los cielos.

   Beato Ludovico Roque Gietyngier, presbítero y mártir   

Cerca de Munich, en la región de Baviera, en Alemania, en el campo de concentración de Dachau, beato Ludovico Roque Gientyngier, presbítero y mártir, que, en la ocupación de Polonia durante la guerra, y entre los crímenes cometidos por el régimen enemigo de la fe, padeció el martirio y entregó su espíritu al Señor.


LITURGIA DE HOY

Fiesta de san Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de Pedro y pescador como él. Fue el primero de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al Jordán y que le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia, y que fue crucificado en Patrás. La Iglesia de Constantinopla lo venera como muy insigne patrono (elog. del Martirologio Romano).

Misa de la fiesta (rojo).

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. de los apóstoles. Conveniente PE I. No se puede decir la PE IV.

LECC.: vol. IV.

- Rom 10, 9-18. La fe nace del mensaje que se escucha, y la escucha viene a través de la palabra de Cristo.

- Sal 18. R. A toda la tierra alcanza su pregón.

- Mt 4, 18-22. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

* Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.

Martirologio: elogs. del 1 de diciembre, pág. 699.


Antífona de entrada Cf. Mt 4, 18-19

El Señor, paseando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, Pedro y Andrés, y los llamó: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».


Monición de entrada

Hoy es la fiesta de san Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de Pedro y pescador como él. Fue al primero de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al Jordán y él lo siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en Asia Menor y Grecia, y que fue crucificado en la ciudad griega de Patrás en el siglo I. La Iglesia de Constantinopla lo venera como patrono.

Se dice Gloria.


Oración colecta

Señor, humildemente pedimos a tu majestad que, así como san Andrés, apóstol de tu Iglesia, brilló como predicador y pastor, sea también nuestro perpetuo intercesor delante de ti. Por nuestro Señor Jesucristo.


PRIMERA LECTURA
La fe nace del mensaje que se escucha, y la escucha viene a través de la palabra de Cristo


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 10, 9-18)

HERMANOS:

Si profesas con tus labios que Jesús es Señor, y crees con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con los labios se profesa para alcanzar la salvación.

Pues dice la Escritura:

«Nadie que crea en él quedará confundido».

En efecto, no hay distinción entre judío y griego, porque uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan, pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo».

Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído?; ¿cómo creerán en aquel de quien no han oído hablar? ¿cómo oirán hablar de él sin nadie que anuncie? y ¿cómo anunciarán si no los envían? Según está escrito:

«¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Noticia del bien!».

Pero no todos han prestado oídos al Evangelio. Pues Isaías afirma:

«Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje?».

Así, pues, la fe nace del mensaje que se escucha, y la escucha viene a través de la palabra de Cristo.

Pero digo yo: ¿Es que no lo han oído? Todo lo contrario:

«A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los confines del orbe sus palabras».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 18, 2-3. 4-5 [R.: 5a])

R. A toda la tierra alcanza su pregón.

V. El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

R. A toda la tierra alcanza su pregón.

V. Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

R. A toda la tierra alcanza su pregón.


Aleluya Mt 4, 19
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Venid y seguidme -dice el Señor- y os haré pescadores de hombres. R.


EVANGELIO
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron

╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt 4, 18-22)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, paseando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 5, 1

Pedro y Andrés no habían visto que Jesucristo hubiese hecho algún milagro. Nada habían oído del premio eterno y, sin embargo al oír la voz del Salvador se olvidaron de todo lo que creían poseer. De donde se sigue: Pero ellos en seguida, dejando las redes le siguieron. En ello debemos ver más bien el afecto de los bienes, pues mucho dejó quien nada conservó para sí; mucho ha abandonado quien renunció con las cosas que poseían sus concupiscencias. Los que le seguían dejaron tanto como podían apetecer los que no le seguían. Nuestros actos exteriores, por pequeños que sean, agradan a Dios. Y no consideremos cuánto sea el sacrificio que cuestan sino cómo los manifestamos. El reino de Dios no tiene precio: vale tanto cuanto tienes.


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