02 de febrero - MIÉRCOLES DE LA IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

 


MIÉRCOLES DE LA IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

 

PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 02 FEBRERO

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 21.00 h.

- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Eucaristía del Miércoles de la III Semana del Tiempo Ordinario (a las 19.30 h.). 

 

Catecismo de la Iglesia Católica

529 La Presentación de Jesús en el templo (cf. Lc 2, 22-39) lo muestra como el Primogénito que pertenece al Señor (cf. Ex 13, 2. 12-13). Con Simeón y Ana toda la expectación de Israel es la que viene al Encuentro de su Salvador (la tradición bizantina llama así a este acontecimiento). Jesús es reconocido como el Mesías tan esperado, "luz de las naciones" y "gloria de Israel", pero también "signo de contradicción". La espada de dolor predicha a María anuncia otra oblación, perfecta y única, la de la Cruz que dará la salvación que Dios ha preparado "ante todos los pueblos".


NOTICIAS DE ACTUALIDAD






El video del Papa (ENERO 2022):

"DISCRIMINACIÓN Y PERSECUCIÓN RELIGIOSA"


El video del Papa (FEBRERO 2022):





Explicación de la Presencia de Cristo en la Eucaristía



Nueva Misión parroquial
A partir del lunes 31 de enero


Catequesis para jóvenes y adultos

"Jesucristo quiere encontrarse contigo y cambiar tu vida. Ven y lo verás"






Portada

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«Creo que fue el Espíritu Santo quien me dejó ver un poco de la vida tras la muerte»

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Opinión

  La primavera de la Iglesia , por Juan Manuel de Prada

Blogs

  Nueva Evangelización. (IV) Kerigma: llamado a la conversión , por La divina proporción

  Hoy el reto del amor es que descubras tus flores de febrero , por El Reto Del Amor

  La misma ilusión. Comentario para Matrimonios: Lucas 2, 22-32 , por ProyectoAmorConyugal.es


SANTORAL DE HOY

Elogio: Fiesta de la Presentación del Señor, llamada Hypapante por los griegos: cuarenta días después de Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y José, y lo que pudo aparecer como cumplimiento de la ley mosaica se convirtió, en realidad, en su encuentro con el pueblo creyente y gozoso. Se manifestó, así, como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo, Israel.

Refieren a este santo: Natividad de la bienaventurada Virgen María, San Valentín.


   San Flósculo de Orleans, obispo   

En Orleans, en la Galia Lugdunense, san Flósculo, obispo.

   San Lorenzo de Canterbury, obispo   

En Cantorbery, en Inglaterra, san Lorenzo, obispo, que gobernó esta Iglesia después de san Agustín y la engrandeció al convertir a la fe al rey Edbaldo.

   San Burcardo de Würzburg, obispo   

En Würzburg, en Austrasia, san Burcardo, el cual, oriundo de Inglaterra, fue ordenado por san Bonifacio como primer obispo de esta sede.

   Beato Simón Fidati de Cascia, monje y presbítero   

En Florencia, de la Toscana, beato Simón Fidati de Cassia, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que con sus palabras y sus escritos condujo a muchos a vivir con más fidelidad la vida cristiana.

   Beato Pedro Cambiani de Ruffia, presbítero y mártir   

En Susa, en el Piamonte, beato Pedro Cambiani de Ruffia, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, que por odio a la Iglesia fue asesinado en el claustro por los herejes.

   Santa Catalina de Ricci, virgen

En Prato, de la Toscana, santa Catalina de' Ricci, virgen de la Tercera Orden Regular de Santo Domingo, que se dedicó de lleno a la restauración de la religión. Logró, de alguna manera, experimentar en ella los misterios de la pasión de Jesucristo, gracias a su asidua meditación.

   Santa Juana de Lestonnac, viuda y fundadora

En Burdeos, en Francia, santa Juana de Lestonnac, que, siendo niña, rechazó la invitación y los esfuerzos de su madre para apartarla de la Iglesia católica. Al quedar viuda, y después de educar convenientemente a sus cinco hijos, fundó la Sociedad de Hijas de Nuestra Señora, a imitación de la Orden de la Compañía de Jesús, para la educación cristiana de las muchachas.

   San Nicolás Saggio de Langobardis, religioso   

En Roma, san Nicolás Saggio de Langobardis, religioso de la Orden de los Mínimos, que ejerció con humildad y santidad el oficio de portero.

   Beato Esteban Bellesini, religioso presbítero   

En Genezzano, del Lacio, beato Esteban Bellesini, presbítero de la Orden de San Agustín, que permaneció fiel a su congregación durante tiempos difíciles y se dedicó infatigablemente a la educación de la juventud, a la predicación y al trabajo pastoral.

   San Juan Teófano Vénard, presbítero y mártir

En Hanoi, en Tonkin, san Juan Teófano Vénard, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que tras pasar seis años de trabajos ministeriales en la clandestinidad y en medio de grandes dificultades, fue encerrado en una jaula y condenado a muerte en tiempo del emperador Tu Duc, marchando serenamente a consumar su martirio por decapitación.

   Santa María Catalina Kasper, virgen y fundadora 

En Dernach, lugar de Renania, en Alemania, santa María Catalina Kasper, virgen, que fundó el Instituto de Pobres Siervas de Jesucristo, para servir al Señor en los indigentes.

   Beato Luis Brisson, presbítero y fundador

En Plancy, población de Aube, en Francia, beato Luis Brisson, presbítero y fundador de los Oblatos de San Francisco de Sales y Hermanas Oblatas de San Francisco de Sales.

   Beato Andrés Carlos Ferrari, obispo   

En Milán, en Italia, beato Andrés Carlos Ferrari, obispo, que trabajó en favor de las tradiciones religiosas de su pueblo y abrió nuevos cauces para dar a conocer en el mundo el amor de Cristo y de la Iglesia.

   Beata María Dominica Mantovani, virgen y fundadora

En Verona, también en Italia, beata María Dominica Mantovani, virgen, que junto con el beato José Nascimbeni, presbítero, fundó el Instituto de Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia, del cual fue primera superiora, para atender a los pobres, huérfanos y enfermos, y llevó siempre una vida humilde por amor a Cristo.

   Beato Tshimangadzo Samuel Benedicto Daswa, mártir   

En Mbahe, Limpopo, Sudafrica, beato Tshimangadzo Samuel Benedicto Daswa, mártir de la fe al oponerse a las prácticas de brujería.


LITURGIA DE HOY

Fiesta de la Presentación del Señor, llamada Hypapante por los griegos: cuarenta días después de Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y José, y lo que pudo aparecer como cumplimiento de la ley mosaica se convirtió, en realidad, en su encuentro con el pueblo creyente y gozoso. Se manifestó, así, como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo, Israel (elog. del Martirologio Romano).


Misa de la fiesta (blanco).

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. prop. No se puede decir la PE IV.

LECC.: vol. IV.

- Mal 3, 1-4. Llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando.
o bien: Heb 2, 14-18. Tenía que parecerse en todo a sus hermanos.
- Sal 23. R. El Señor, Dios del universo, él es el Rey de la gloria.
- Lc 2, 22-40. Mis ojos han visto a tu Salvador.


JORNADA DE LA VIDA CONSAGRADA (mundial y pontificia): Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la orac. univ.

* Las candelas pueden ser bendecidas con procesión o entrada solemne.

* Se encienden las candelas desde el principio, mientras se canta la antífona «Nuestro Señor llega con poder».

* Al entrar en la iglesia o en el presbiterio se canta la antífona de entrada de la misa, sigue el Gloria y la oración colecta.

* En la procesión el sacerdote puede usar capa pluvial o casulla.

* Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.


Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum. II Vísp. de la fiesta.


Martirologio: elogs. del 3 de febrero, pág. 144.
CALENDARIOS: Orden Premonstratense: Presentación del Señor (S).
Palencia-ciudad: Nuestra Señora de la Calle (S).
Tenerife: Nuestra Señora de Candelaria (S). HH. de Belén: (F).

 

Bendición y procesión de las candelas

Primera forma: Procesión

1. En la hora más oportuna se reúnen todos en una iglesia o en otro lugar conveniente, fuera de la iglesia hacia la que va a encaminarse la procesión. Los fieles tienen en sus manos las candelas, apagadas.

2. Llega el sacerdote con sus ministros, revestido con vestiduras blancas como para la misa; no obstante, el sacerdote puede usar, en lugar de la casulla, la capa pluvial, que se quita terminada la procesión.

3.Mientras se encienden las candelas se canta la antífona:

Nuestro Señor llega con poder, para iluminar los ojos de sus siervos. Aleluya.

U otro cántico apropiado.

4. El sacerdote, terminado el canto, vuelto hacia el pueblo dice: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Después saluda, como de costumbre, al pueblo y luego hace una monición introductoria para invitar a los fieles a celebrar esta fiesta de manera activa y consciente, con estas o parecidas palabras:


Queridos hermanos:

Hace hoy cuarenta días celebrábamos, llenos de gozo, la fiesta del Nacimiento del Señor. Hoy es aquel día santo en el cual Jesús es presentado en el templo por María y José para cumplir públicamente con la ley, pero en realidad para encontrarse con el pueblo creyente.

Los santos ancianos Simeón y Ana, impulsados por el Espíritu Santo, habían acudid, al templo y reconocieron al Señor, iluminados por el mismo Espíritu, y lo proclamaron con alegría.

Del mismo modo, congregados también nosotros por el Espíritu Santo, vayamos hacia la casa de Dios al encuentro de Cristo. Lo encontraremos y lo reconoceremos en la fracción del pan, hasta que vuelva revestido de gloria.

 

5. Después de la monición, el sacerdote bendice las candelas diciendo con las manos juntas:


Oremos.

Oh, Dios, fuente y origen de toda luz,
que manifestaste hoy al justo Simeón
la Luz para alumbrar a las naciones,
te rogamos suplicantes que santifiques estos cirios con tu + bendición;
acepta los deseos de tu pueblo
que se ha reunido para cantar la alabanza de tu nombre,
llevándolos en sus manos, y así merezca llegar,
por la senda de las virtudes, a la luz eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

O bien:

Oremos.

Oh, Dios, luz verdadera, autor y dador de la luz eterna,
infunde en el corazón de los fieles
el resplandor de la luz que no se extingue,
para que, cuantos son iluminados en tu templo santo
por el brillo de estos cirios,
puedan llegar felizmente a la luz de tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén. 

Asperja las candelas con agua bendita, sin decir nada, y pone el incienso para la procesión.

6. El sacerdote recibe, del diácono o de otro ministro, su propia candela encendida y comienza la procesión, después de decir el diácono (o en su defecto el propio sacerdote):

Vayamos en paz al encuentro del Señor.

O bien:

Vayamos en paz.

En cuyo caso, todos responden:
En el nombre de Cristo. Amén.

7. Durante la procesión, llevando todas las candelas encendidas, se canta alguna de las siguientes antífonas: la antífona Luz para alumbrar... con el cántico indicado (Lc 2,29-32), O la antífona Adorna... u otro canto apropiado:

I

Ant. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Ant. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador.

Ant. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

A quien has presentado ante todos los pueblos.

Ant. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

 

II

Ant. Adorna tu tálamo, Sion, y recibe a Cristo Rey: abraza a María, puerta del cielo, pues ella conduce al Rey de la gloria, luz nueva. Permanece Virgen llevando en sus manos al Hijo engendrado antes del lucero del alba, al que Simeón tomó en sus brazos y proclamó ante las naciones: Señor de la vida y de la muerte y Salvador del mundo.

 

8. Al entrar la procesión en la iglesia se canta la antífona de entrada de la misa. Llegado el sacerdote al altar, lo venera y, si parece oportuno, lo inciensa. Va a la sede, se quita la capa pluvial, si es que la ha usado en la procesión, y se pone la casulla; después del cántico del Gloria, dice la colecta. Y la misa prosigue como de costumbre.

 

Segunda forma: Entrada solemne

9. Cuando no se pueda hacer la procesión, los fieles, con las candelas en sus manos, se reúnen en la iglesia. El sacerdote, con vestiduras blancas como para la misa, acompañado de los ministros y algunos fieles, va a un lugar adecuado, bien delante de la puerta, bien dentro de la misma iglesia, con tal de que la mayor parte de los fieles puedan participar cómodamente en el rito.

10. Una vez llegados al lugar elegido para la bendición, se encienden las candelas mientras se canta la antífona: Nuestro Señor llega (n. 3) o algún otro cántico apropiado.

11. Tras el saludo y la monición, el sacerdote bendice las candelas, tal como se indica más arriba en los nn. 4-5; y se hace la procesión hacia el altar, con cánticos (nn. 6-7). Para la misa se observa lo ya indicado en el n. 8.

 

Antífona de entrada Sal 47, 10-11

Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo: como tu Nombre, oh, Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra. Tu diestra está llena de justicia.

Se dice Gloria.


Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno,
rogamos humildemente a tu majestad
que, así como tu Hijo Unigénito ha sido presentado hoy en el templo
en la realidad de nuestra carne,
nos concedas, de igual modo, ser presentados ante ti con el alma limpia.
Por nuestro Señor Jesucristo.


 LECTURAS DE LA MISA

Audio y comentario del Evangelio de hoy


PRIMERA LECTURA (opción 1)
Llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando

Lectura de la profecía de Malaquías (Mal 3, 1-4)

ESTO DICE el Señor Dios:

«Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino ante mí.

De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo. ¿Quién resistirá el día de su llegada? ¿Quién se mantendrá en pie ante su mirada? Pues es como fuego de fundidor, como lejía de lavandero. Se sentará como fundidor que refina la plata; refinará a los levitas y los acrisolará como oro y plata, y el Señor recibirá ofrenda y oblación justas.

Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en tiempos pasados, como antaño».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

 

PRIMERA LECTURA (opción 2)
Tenía que parecerse en todo a sus hermanos

Lectura de la carta a los Hebreos (Heb 2, 14-18)

LO MISMO que los hijos participan de la carne y de la sangre, así también participó Jesús de nuestra carne y sangre, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo, y liberar a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera como esclavos.

Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar los pecados del pueblo. Pues, por el hecho de haber padecido sufriendo la tentación, puede auxiliar a los que son tentados.

 

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

 
SALMO RESPONSORIAL (Sal 23, 7. 8. 9. 10 [R.: 10b])

R. El Señor, Dios del universo, él es el Rey de la gloria.
 
V. ¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las puertas eternales:
va a entrar el Rey de la gloria.

R. El Señor, Dios del universo, él es el Rey de la gloria.
 
V. ¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso,
el Señor, valeroso en la batalla.

R. El Señor, Dios del universo, él es el Rey de la gloria.
 
V. ¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las puertas eternales:
va a entrar el Rey de la gloria.

R. El Señor, Dios del universo, él es el Rey de la gloria.
 
V. ¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios del universo,
él es el Rey de la gloria.

R. El Señor, Dios del universo, él es el Rey de la gloria.


Aleluya Lc 2, 32
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. R.
 

EVANGELIO 
Mis ojos han visto a tu Salvador

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 2, 22-40)
R. Gloria a ti, Señor.

CUANDO se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


01 de febrero - MARTES DE LA IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 

    
MARTES DE LA IV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

 

PROGRAMA PARROQUIAL:
MARTES, 01 DE FEBRERO

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.

- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Eucaristía del Martes de la IV Semana del Tiempo Ordinario (a las 19.30 h.). 


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SANTORAL DE HOY

Elogio: En Kildare, de Hibernia, santa Brígida, abadesa, que fundó uno de los primeros monasterios de la isla y, según se cuenta, continuó el trabajo de evangelización iniciado por san Patricio.

Patronazgos: Patrona de Irlanda junto con los santos Patricio y Columba.

Refieren a este santo: San Conleto de Kildare, San Gildas «el Sabio», San Melis de Ardagh.

   San Trifón, mártir  

En Frigia, conmemoración de san Trifón, mártir.

   San Severo de Ravena, obispo   

En Ravena, en la región de Flaminia, san Severo, obispo.

   San Pablo de Trois-Châteaux, obispo   

En Augusta Tricastina, en la Galia Vienense, san Pablo, obispo, que dio posteriormente su actual nombre a la ciudad, Saint-Paul-Trois-Châteaux.

   San Urso, presbítero   

En Augusta Pretoria, en los Alpes Grayos, san Urso, presbítero.

   San Agripano de Le Puy, obispo y mártir   

En Anicio, en Aquitania, san Agripano, obispo y mártir, el cual, de regreso a Roma, a su llegada a dicha región fue asesinado por unos idólatras.

   San Sigeberto III, rey   

En Metz, en Austrasia, el santo rey Sigeberto III, que fundó los monasterios de Stavelot y Malmedy, así como muchos otros, y se distinguió por su liberalidad en hacer limosnas a las iglesias y a los pobres.

   San Raimundo de Fitero, abad y fundador   

En la villa de Ciruelos, en la región española de Castilla la Nueva, san Raimundo, abad de Fitero, fundador de la Orden de Calatrava, bajo la Regla del Cister, e insigne sostenedor del cristianismo.

   San Juan de Craticula, obispo   

En Saint-Malo, en Bretaña Menor, san Juan, obispo, varón de gran austeridad y justicia, que trasladó su sede episcopal desde Aleth a esa ciudad. San Bernardo lo alabó como obispo pobre, amigo de los pobres y amante de la pobreza.

   Beato Reginaldo de Orleans, religioso presbítero   

En París, en Francia, beato Reginaldo de Orleans, presbítero, quien, de paso por Roma, conmovido por la predicación de santo Domingo, entró en la Orden de Predicadores, donde atrajo a muchos con el ejemplo de sus virtudes y el ardor de su palabra.

   Santa Viridiana, virgen y reclusa

En Castro Fiorentino, en la Toscana, santa Viridiana, virgen, que vivió recluida desde la juventud hasta la ancianidad.

   Beato Andrés de Segni, religioso presbítero

En el convento de Piglio, en el Lacio, beato Andrés, de la familia de los condes de Segni, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, renunciando a altas dignidades, prefirió servir a Cristo en la humildad y simplicidad.

   Beatos Conor O`Devany y Patricio O`Lougham, mártires   

En Dublín, en Irlanda, beatos mártires Conor O'Devany, obispo de Down and Connor, de la Orden de los Hermanos Menores, y Patricio O'Lougham, presbítero, ahorcados ambos por ser católicos, bajo el reinado de Jacobo I.

   San Enrique Morse, mártir   

En Londres, en Inglaterra, san Enrique Morse, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, el cual, apresado en diversas ocasiones y exiliado por dos veces, fue encarcelado de nuevo, en tiempo del rey Carlos I, por ser sacerdote, y, después de haber celebrado la Misa en la cárcel, entregó su alma a Dios, ahorcado en Tyburn.

   Beatas Maria Ana Vaillot y cuarenta y seis compañeras, mártires   

En Avrillé, en las cercanías de Angers, en Francia, pasión de las beatas María Ana Vaillot y sus cuarenta y seis compañeras, que recibieron la corona del martirio durante la Revolución Francesa. Estos son sus nombres: Otilia Baumgarten, religiosa; Juana Gruget, Luisa Rallier de la Tertinilre, Magdalena Perrotin, María Ana Pichery y Simona Chauvigné, viudas; Francisca Pagis, Juana Fouchard, Margarita Riviére, María Cassin, María Fausseuse, María Galard, María Gasnier, María Juana Chauvigné, María Lenée, María Leroy Brevet, María Rouault, Petrina Phélippeaux, Renata Cailleau, Renata Martin y Victoria Bauduceau, esposas; Juana, Magdalena y Petrina Sailland d'Espinatz, hermanas; Gabriela, Petrina y Susanna Androuin, hermanas; María y Renata Grillard, hermanas; Ana Francisca de Villencuye, Ana Hamard, Carla Davy, Catalina Cottanceau, Francisca Bellanger, Francisca Bonneau, Francisca Michau, Jacoba Monnier, Juana Bourigault, Luisa Amata Déan de Luigné, Magdalena Blond, María Leroy, Petrina Besson, Petrina Ledoyen, Petrina Grille, Renata Valin y Rosa Quenion.

   Santos Pablo Hong Yông-ju, Juan Yi Mun-u y Bárbara Ch'oe Yong-i, mártires   

En la ciudad de Seúl, en Corea, santos mártires Pablo Hong Yông-ju, catequista, Juan Yi Mun-u, que se ocupaba de los pobres y enterraba los cuerpos de los mártires, y Bárbara Ch'oe Yong-i, la cual, siguiendo el ejemplo de sus padres y esposo muertos por el nombre de Cristo, fue decapitada al igual que los otros.

   Beata Juana Francisca de la Visitación, virgen y fundadora

En Turín, en Italia, beata Juana Francisca de la Visitación (Ana) Michelotti, virgen, que fundó el Instituto de Hermanitas del Sagrado Corazón, para servir al Señor cuidando desinteresadamente a los enfermos pobres.

   Beato Luis Variara, presbítero y fundador   

En la ciudad de Cúcuta, en Colombia, beato Luis Variara, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales, que dedicó toda su actividad en favor de los leprosos y fundó la Congregación de Hermanas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María.


LITURGIA DE HOY

Misa de feria (verde).
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-par.
- 2 Sam 18, 9-10. 14b. 24-25a. 31 — 19, 3. 
¡Hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar!
- Sal 85. R. Inclina tu oído, Señor, escúchame.
- Mc 5, 21-43. Contigo hablo, niña, levántate.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 2 de febrero, pág. 142.
CALENDARIOS: Granada-ciudad: San Cecilio, obispo y mártir (S). Granada-diócesis: (F).
Ibiza: San Juan Bosco, presbítero (MO).
Pamplona y Tudela y O. Cist.: San Raimundo de Fitero, abad (ML).
Carmelitas: Beata Candelaria de san José, virgen (ML).
Misioneros del Sagrado Corazón: Samuel Benedicto Daswa, mártir (ML).
Paúles e Hijas de la Caridad: Beatas María Ana Vaillot y Otilia Baumgarten, vírgenes y mártires (ML).
Familia Salesiana: Conmemoración de todos los difuntos de la Congregación.

Antífona de entrada Cf. Mt 19, 21
Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres, y luego ven y sígueme, dice el Señor.


Monición de entrada
La Iglesia y el mundo necesitan el testimonio de cristianos que realizan en su vida los consejos evangélicos, con una actitud de renuncia y sacrificio. Conscientes de esta necesidad, pidamos al Señor que no falten nunca en la Iglesia las vocaciones a la vida consagrada.

Oración colecta

Padre santo, aunque invitas a todos los fieles a alcanzar la caridad perfecta,
no dejas de llamar a muchos para que sigan más de cerca las huellas de tu Hijo;
concede a los que tú quieras elegir con una vocación especial,
manifestar, con su conducta, un signo claro de tu reino para la Iglesia y para el mundo.
Por nuestro Señor Jesucristo.


 LECTURAS DE LA MISA

Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)

Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)

 

PRIMERA LECTURA
¡Hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar!

Lectura del segundo libro de Samuel (2 Sam 18, 9-10. 14b. 24-25a. 31 - 19, 3)

EN AQUELLOS DÍAS, Absalón se encontró frente a los hombres de David.
Montaba un mulo y, al pasar el mulo bajo el ramaje de una gran encina, la cabeza se enganchó en la encina y quedó colgado entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que montaba siguió adelante.
Alguien lo vio y avisó a Joab:
«He visto a Absalón colgado de una encina».
Cogiendo Joab tres venablos en la mano, los clavó en el corazón de Absalón.
David estaba sentado entre las dos puertas.
El vigía subió a la terraza del portón, sobre la muralla. Alzó los ojos y vio que un hombre venía corriendo en solitario.
El vigía gritó para anunciárselo al rey.
El rey dijo:
«Si es uno solo, trae buenas noticias en su boca». Cuando llegó el cusita, dijo:
«Reciba una buena noticia el rey, mi señor: el Señor te ha hecho justicia hoy, librándote de la mano de todos los que se levantaron contra ti».
El rey preguntó:
«¿Se encuentra bien el muchacho Absalón?».
El cusita respondió:
«Que a los enemigos de mi señor, el rey, y a todos los que se han levantado contra ti para hacerte mal les ocurra como al muchacho».
Entonces el rey se estremeció. Subió a la habitación superior del portón y se puso a llorar. Decía al subir:
«¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!».
Avisaron a Joab:
«El rey llora y hace duelo por Absalón».
Así, la victoria de aquel día se convirtió en duelo para todo el pueblo, al oír decir que el rey estaba apenado por su hijo.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 85, 1b-2. 3-4. 5-6 [R.: 1b])


V. Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti.

R. Inclina tu oído, Señor, escúchame.
 
V. Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor.

R. Inclina tu oído, Señor, escúchame.
 
V. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

R. Inclina tu oído, Señor, escúchame.


Aleluya Mt 8, 17
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Cristo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades. R.


EVANGELIO
Contigo hablo, niña, levántate

╬ Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 5, 21-43)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».
Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando:
«Con solo tocarle el manto curaré».
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:
«¿Quién me ha tocado el manto?».
Los discípulos le contestaban:
«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”».
Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.
Él le dice:
«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
«No temas; basta que tengas fe».
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:
«¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida».
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco, Ángelus 1-julio-2018

En esta página del Evangelio se entrelazan los temas de la fe y de la vida nueva que Jesús ha venido a ofrecer a todos. Entrando en la casa donde la muchacha yace muerta, Él echa a aquellos que se agitan y se lamentan (cf. Mc 5, 40) y dice: «La niña no ha muerto; está dormida» (Mc 5, 39). Jesús es el Señor y delante de Él la muerte física es como un sueño: no hay motivo para desesperarse. Otra es la muerte de la que tener miedo: la del corazón endurecido por el mal. ¡De esa sí que tenemos que tener miedo! Cuando sentimos que tenemos el corazón endurecido, el corazón que se endurece y, me permito la palabra, el corazón momificado, tenemos que sentir miedo de esto. Esta es la muerte del corazón. Pero incluso el pecado, incluso el corazón momificado, para Jesús nunca es la última palabra, porque Él nos ha traído la infinita misericordia del Padre. E incluso si hemos caído, su voz tierna y fuerte nos alcanza: «Yo te digo: ¡Levántate!». Es hermoso sentir aquella palabra de Jesús dirigida a cada uno de nosotros: «yo te digo: Levántate. Ve. ¡Levántate, valor, levántate!». Y Jesús vuelve a dar la vida a la muchacha y vuelve a dar la vida a la mujer sanada: vida y fe a las dos.