12 de septiembre - DOMINGO DE LA XXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Fiesta del Dulce Nombre de la Bienaventurada Virgen María.

 


 

DOMINGO DE LA XXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO,
Fiesta del Dulce Nombre de la Bienaventurada Virgen María.

  

PROGRAMA PARROQUIAL:
DOMINGO, 12 DE SEPTIEMBRE

- Horario de la parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.

- Eucaristía del Domingo de la XXIV Semana del Tiempo Ordinario (a las 11.00 h.) 

Para ver la transmisión en directo,pincha aquí

 

- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía II Vísperas del Domingo de la XXIV Semana del Tiempo Ordinario (a las 20.30 h.)

 

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NOTICIAS DE ACTUALIDAD 


Homilía del Domingo XXIV del T. O.

(Misa de la mañana, 10.09.2021)


La mañana de este domingo, poco después de las 6:00 horas, el vuelo que lleva al Santo Padre al corazón de Europa despegó desde el aeropuerto de Fiumicino, y aterrizó en Budapest a las 7:42 horas para realizar la primera etapa de su viaje. Después de unas siete horas, el vuelo partirá hacia Eslovaquia. Con ello, ya son 54 los países del mundo visitados por el Papa Francisco desde el inicio de su pontificado.


Con las notas triunfales del himno del 52º Congreso Eucarístico Internacional, la procesión eucarística terminó en la Plaza de los Héroes de Budapest. En la víspera de la Santa Misa de clausura que presidirá el Papa Francisco hacia las 11.30 de esta mañana, la plaza se iluminó con los miles de antorchas que los fieles llevaron por las calles del centro, cantando y rezando, para acoger los dones del Espíritu Santo. Primero, frente al Parlamento húngaro, la celebración eucarística presidida por el cardenal Péter Erdő, y después la entrega de un ejemplar de la cruz misionera al arzobispo de Quito, que acogerá el próximo Congreso Eucarístico, previsto para 2024.



Dos citas ecuménicas para el Papa Francisco en el primer día de su 34º viaje: a las 10.00 horas en la Sala de Mármol del Museo de Bellas Artes de Budapest, Hungría, y a las 16.30 horas en la sala de la Nunciatura Apostólica de Bratislava, Eslovaquia. El Papa se dirigirá a los miembros del Consejo Ecuménico de las Iglesias establecido en los dos países y en el que están representadas casi todas las Iglesias no católicas. Algunas de las comunidades judías de Hungría también estarán presentes.



La mañana de este 11 de septiembre, el Papa Francisco ha dirigido un mensaje a los participantes de la XIV Peregrinación Nacional de las Familias por la Familia: “Gracias por el testimonio de comunión y alegría con el que decís al unísono que "la familia está viva".



Actualidad Comentada por el P. Santiago Martín FM (09.09.2021)

"De rodillas ante Dios solo"



SANTORAL DE HOY 

Elogio: El dulcísimo Nombre de la Bienaventurada Virgen María. En este día se recuerda el inefable amor de la Madre de Dios hacia su santísimo Hijo, y su figura de Madre del Redentor es propuesta a los fieles para su veneración.


Otros santos de este día:

    San Autónomo de Bitinia, obispo y mártir

En Bitinia, san Autónomo, obispo y mártir.

   Santos Crónidas, Leoncio y Serapión, mártires

En Alejandría de Egipto, santos Crónidas, Leoncio y Serapión, mártires en tiempo del emperador Maximino, que fueron arrojados al mar, según se dice, por confesar a Cristo.

   * San Albeo de Emly, obispo

En Emly, en la provincia de Momonia, en Hibernia, san Albeo, obispo, peregrino y predicador del Evangelio a muchas gentes.

   San Guido o Guy, peregrino

En Anderlech, en Brabante, cerca de Bruselas, san Guido o Guy, primer sacristán en la iglesia de Nuestra Señora de Laken, que fue dadivoso con los pobres y peregrinó a los santos lugares por siete años y, vuelto a su tierra, murió piadosamente.

   Beatos Apolinar Franco, Tomás Zumárraga, y cuatro compañeros, mártires

En Omura, en Japón, beatos Apolinar Franco, de la Orden de los Hermanos Menores, y Tomás Zumárraga, de la Orden de Predicadores, ambos presbíteros, mártires junto con cuatro compañeros. Todos los cuales primero fueron encarcelados por quienes odiaban su fe cristiana y luego quemados vivos. Sus nombres son: beatos Francisco de San Buenaventura y Pedro de Santa Clara, religiosos de la Orden de Hermanos Menores, Domingo Magoshichi y Mateo de Santo Tomás Chiwiato, religiosos de la Orden dominicana.

   Beato Pedro Sulpicio Cristóbal Faverge, religioso y mártir

En el litoral de Rochefort, en Francia, beato Pedro Sulpicio Cristóbal Faverge, hermano de las Escuelas Cristianas y mártir, que encarcelado durante la Revolución Francesa por ser religioso. prestó diligente ayuda a los compañeros de cautiverio hasta morir contagiado en su servicio.

   San Francisco Ch‘oe Kyong-hwam, catequista mártir

En Seúl, en Corea, san Francisco Ch'oe Kyong-hwan. mártir, que era catequista, y al no querer renegar de su fe cristiana ante el prefecto, padeció la cárcel, donde se dedicó a la oración y a la catequesis hasta consumar su vida con el martirio.

 

LITURGIA DE HOY

Misa del Domingo (verde).

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I (B).
- Is 50, 5-9a. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban.
- Sal 114. R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.
- Sant 2, 14-18. La fe, si no tiene obras, está muerta.
- Mc 8, 27-35. Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho.

Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.

Martirologio: elogs. del 13 de septiembre, pág. 550.
CALENDARIOS: Calahorra y La Calzada-Logroño: Bienaventurada Virgen María de Valvanera (S).
Cartujos de Barcelona y Valencia: Santa María de Montealegre (S).
Mondoñedo-Ferrol, ciudad de Mondoñedo: Nuestra Señora de los Remedios (S).
Marianistas y PP. Maristas: Dulce Nombre de María (S).
Misioneros de los Sagrados Corazones: Nuestra Señora de Lluc (S).


Antífona de entrada Cf. Eclo 36, 15

Señor, da la paz a los que esperan en ti, y saca veraces a tus profetas, escucha la súplica de tus siervos y de tu pueblo Israel.


Monición de entrada

Quien quiera seguir a Cristo ha de negarse a sí mismo para darse a los demás y cargar con la cruz de cada día. Los cristianos participamos de esta entrega en cruz del Señor, una entrega que actualizamos de manera singular en el sacrificio eucarístico, en el cual, junto con el pan y el vino, nos ofrecemos cada uno de nosotros.

En las lecturas de hoy vemos a Jesús como el Mesías esperado y enviado; pero su camino de salvación es el de su pasión, muerte y resurrección (Ev. y 1 lect.). Pedro, que lo había proclamado como Mesías, no quiso entender esto y fue rechazado por Jesús, que lo llamó Satanás y le dijo que pensaba como los hombres y no como Dios. Nosotros caemos muchas veces en la tentación de pensar que el camino de la Iglesia es el del triunfo y del aplauso de este mundo, olvidándonos de que el que quiera seguir a Cristo tiene que negarse a sí mismo y cargar con su cruz. Perder la vida por el Evangelio es el camino de la salvación (Ev.). Nada que ver con una vivencia facilona de una fe sin obras (cf. 2 lect.).

Acto penitencial

- Por tu Pasión y tu gloria: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

- Por tu muerte y resurrección: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.

- Por tu descenso al lugar de los muertos y tu exaltación a la derecha del Padre: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

Se dice Gloria.


Oración colecta

Míranos, oh, Dios, creador y guía de todas las cosas,
y concédenos servirte de todo corazón,
para que percibamos el fruto de tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURAS DE LA MISA

Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)

Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)


PRIMERA LECTURA 
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban

Lectura del libro de Isaías (Is 50, 5-9)

EL SEÑOR DIOS me abrió el oído;
yo no resistí ni me eché atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,
las mejillas a los que mesaban mi barba;
no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.
El Señor Dios me ayuda,
por eso no sentía los ultrajes;
por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.
Mi defensor está cerca,
¿quién pleiteará contra mí?
Comparezcamos juntos,
¿quién me acusará?
Que se acerque.
Mirad, el Señor Dios me ayuda,
¿quién me condenará?

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 114, 1-2. 3-4. 5-6. 8-9 [R.: 9])

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.

O bien: Aleluya.

V. Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.

V. Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida».

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.

V. El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.

V. Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de los vivos.

R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.


SEGUNDA LECTURA
La fe, si no tiene obras, está muerta

Lectura de la carta del apóstol Santiago (Sant 2, 14-18)

¿DE QUÉ LE SIRVE A UNO, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe?
Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de vosotros les dice: «Id en paz, abrigaos y saciaos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?
Así es también la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro.
Pero alguno dirá:
«Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


Aleluya Gá 6, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. R.

EVANGELIO
Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

╬ Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 8, 27-35)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos le contestaron:
«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».
Tomando la palabra Pedro le dijo:
«Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».
Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco

ÁNGELUS. Domingo, 16 de septiembre de 2018.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el pasaje evangélico de hoy (cf. Mc 8, 27-35) vuelve la pregunta que atraviesa todo el Evangelio de Marcos: ¿Quién es Jesús? Pero esta vez es Jesús mismo quien la hace a los discípulos, ayudándolos gradualmente a afrontar el interrogativo sobre su identidad. Antes de interpelarlos directamente, a los Doce, Jesús quiere escuchar de ellos qué piensa de Él la gente y sabe bien que los discípulos son muy sensibles a la popularidad del Maestro. Por eso, pregunta: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» (Mc 8, 27) De ahí emerge que Jesús es considerado por el pueblo como un gran profeta. Pero, en realidad, a Él no le interesan los sondeos de las habladurías de la gente. Tampoco acepta que sus discípulos respondan a sus preguntas con fórmulas prefabricadas, citando a personajes famosos de la Sagrada Escritura, porque una fe que se reduce a las fórmulas es una fe miope.

El Señor quiere que sus discípulos de ayer y de hoy establezcan con Él una relación personal, y así lo acojan en el centro de sus vidas. Por este motivo los exhorta a ponerse con toda la verdad ante sí mismos y les pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mc 8, 29). Jesús, hoy, nos vuelve a dirigir esta pregunta tan directa y confidencial a cada uno de nosotros: «¿Tú quién dices que soy? ¿Vosotros quién decís que soy? ¿Quién soy yo para ti?». Cada uno de nosotros está llamado a responder, en su corazón, dejándose iluminar por la luz que el Padre nos da para conocer a su Hijo Jesús. Y puede sucedernos a nosotros lo mismo que le sucedió a Pedro, y afirmar con entusiasmo: «Tú eres el Cristo».

Cuando Jesús les dice claramente aquello que dice a los discípulos, es decir, que su misión se cumple no en el amplio camino del triunfo, sino en el arduo sendero del Siervo sufriente, humillado, rechazado y crucificado, entonces puede sucedernos también a nosotros como a Pedro, y protestar y rebelarnos porque eso contrasta con nuestras expectativas, con las expectativas mundanas. En esos momentos, también nosotros nos merecemos el reproche de Jesús: «¡Quítate de mi vista, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres» (Mc 8, 33).

Hermanos y hermanas, la profesión de fe en Jesucristo no puede quedarse en palabras, sino que exige una auténtica elección y gestos concretos, de una vida marcada por el amor de Dios, de una vida grande, de una vida con tanto amor al prójimo. Jesús nos dice que, para seguirle, para ser sus discípulos, se necesita negarse a uno mismo (cf. Mc 8, 34), es decir, los pretextos del propio orgullo egoísta y cargar con la cruz. Después da a todos una regla fundamental. ¿Y cuál es esta regla? «Quien quiera salvar su vida, la perderá». A menudo, en la vida, por muchos motivos, nos equivocamos de camino, buscando la felicidad solo en las cosas o en las personas a las que tratamos como cosas. Pero la felicidad la encontramos solamente cuando el amor, el verdadero, nos encuentra, nos sorprende, nos cambia. ¡El amor cambia todo! Y el amor puede cambiarnos también a nosotros, a cada uno de nosotros. Lo demuestran los testimonios de los santos.

Que la Virgen María, que ha vivido su fe siguiendo fielmente a su Hijo Jesús, nos ayude también a nosotros a caminar en su camino, gastando generosamente nuestra vida por Él y por los hermanos.

 * * * * *

ÁNGELUS. Domingo 13 de septiembre de 2015.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy nos presenta a Jesús que, en camino hacia Cesarea de Filipo, interroga a los discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?» (Mc 8, 27). Ellos respondieron lo que decía la gente: algunos lo consideran Juan el Bautista, redivivo, otros Elías o uno de los grandes profetas. La gente apreciaba a Jesús, lo consideraba un «enviado de Dios», pero no lograba aún reconocerlo como el Mesías, el Mesías preanunciado y esperado por todos. Jesús mira a los apóstoles y pregunta una vez más: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mc 8, 29). Esta es la pregunta más importante, con la que Jesús se dirige directamente a aquellos que lo han seguido, para verificar su fe. Pedro, en nombre de todos, exclama con naturalidad: «Tú eres el Mesías» (Mc 8, 29). Jesús queda impresionado con la fe de Pedro, reconoce que ésta es fruto de una gracia, de una gracia especial de Dios Padre. Y entonces revela abiertamente a los discípulos lo que le espera en Jerusalén, es decir, que "el Hijo del hombre tiene que padecer mucho? ser ejecutado y resucitar a los tres días» (Mc 8, 31).

Al escuchar esto, el mismo Pedro, que acaba de profesar su fe en Jesús como Mesías, se escandaliza. Llama aparte al Maestro y lo reprende Y, ¿cómo reacciona Jesús? A su vez increpa a Pedro por esto, con palabras muy severas: «¡Aléjate de mí, Satanás!» –le dice Satanás– «tú piensas como los hombres, no como Dios» (Mc 8, 33). Jesús se da cuenta de que en Pedro, como en los demás discípulos –¡también en cada uno de nosotros!– a la gracia del Padre se opone la tentación del Maligno, que quiere apartarnos de la voluntad de Dios. Anunciando que deberá sufrir y ser condenado a muerte para después resucitar, Jesús quiere hacer comprender a quienes lo siguen que Él es un Mesías humilde y servidor. Él es el Siervo obediente a la palabra y a la voluntad del Padre, hasta el sacrificio completo de su propia vida. Por esto, dirigiéndose a toda la multitud que estaba allí, declara que quien quiere ser su discípulo debe aceptar ser siervo, como Él se ha hecho siervo, y advierte: «El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga» (Mc 8, 34).

Seguir a Jesús significa tomar la propia cruz –todos la tenemos?– para acompañarlo en su camino, un camino incómodo que no es el del éxito, de la gloria pasajera, sino el que conduce a la verdadera libertad, que nos libera del egoísmo y del pecado. Se trata de realizar un neto rechazo de esa mentalidad mundana que pone el propio «yo» y los propios intereses en el centro de la existencia: ¡eso no es lo que Jesús quiere de nosotros! Por el contrario, Jesús nos invita a perder la propia vida por Él, por el Evangelio, para recibirla renovada, realizada, y auténtica. Podemos estar seguros, gracias a Jesús, que este camino lleva, al final, a la resurrección, a la vida plena y definitiva con Dios. Decidir seguirlo a Él, nuestro Maestro y Señor que se ha hecho Siervo de todos, exige caminar detrás de Él y escucharlo atentamente en su Palabra –acordaos de leer todos los días un pasaje del Evangelio– y en los Sacramentos.

Hay jóvenes aquí, en la plaza: chicos y chicas. Yo os pregunto: ¿habéis sentido ganas de seguir a Jesús más de cerca? Pensad. Rezad. Y dejad que el Señor os hable.

Que la Virgen María, que ha seguido a Jesús hasta el Calvario, nos ayude a purificar siempre nuestra fe de falsas imágenes de Dios, para adherirnos plenamente a Cristo y a su Evangelio.

 

Papa Benedicto XVI

Ángelus. Castelgandolfo. Domingo 13 de septiembre de 2009

Queridos hermanos y hermanas:

Este domingo –XXIV del tiempo ordinario– la Palabra de Dios nos interpela con dos cuestiones cruciales que resumiría así: "¿Quién es para ti Jesús de Nazaret?". Y a continuación: "¿Tu fe se traduce en obras o no?". El primer interrogante lo encontramos en el Evangelio de hoy, cuando Jesús pregunta a sus discípulos: "Vosotros, ¿quién decís que soy yo?" (Mc 8, 29). La respuesta de Pedro es clara e inmediata: "Tú eres el Cristo", esto es, el Mesías, el consagrado de Dios enviado a salvar a su pueblo. Así pues, Pedro y los demás Apóstoles, a diferencia de la mayor parte de la gente, creen que Jesús no es sólo un gran maestro o un profeta, sino mucho más. Tienen fe: creen que en él está presente y actúa Dios. Inmediatamente después de esta profesión de fe, sin embargo, cuando Jesús por primera vez anuncia abiertamente que tendrá que padecer y morir, el propio Pedro se opone a la perspectiva de sufrimiento y de muerte. Entonces Jesús tiene que reprocharle con fuerza para hacerle comprender que no basta creer que él es Dios, sino que, impulsados por la caridad, es necesario seguirlo por su mismo camino, el de la cruz (cf. Mc 8, 31-33). Jesús no vino a enseñarnos una filosofía, sino a mostrarnos una senda; más aún, la senda que conduce a la vida.

Esta senda es el amor, que es la expresión de la verdadera fe. Si uno ama al prójimo con corazón puro y generoso, quiere decir que conoce verdaderamente a Dios. En cambio, si alguien dice que tiene fe, pero no ama a los hermanos, no es un verdadero creyente. Dios no habita en él. Lo afirma claramente Santiago en la segunda lectura de la misa de este domingo: "La fe, si no tiene obras, está realmente muerta" (St 2, 17). Al respecto me agrada citar un escrito de san Juan Crisóstomo, uno de los grandes Padres de la Iglesia que el calendario litúrgico nos invita hoy a recordar. Justamente comentando el pasaje citado de la carta de Santiago, escribe: "Uno puede incluso tener una recta fe en el Padre y en el Hijo, como en el Espíritu Santo, pero si carece de una vida recta, su fe no le servirá para la salvación. Así que cuando lees en el Evangelio: "Esta es la vida eterna: que te conozcan ti, el único Dios verdadero" (Jn 17, 3), no pienses que este versículo basta para salvarnos: se necesitan una vida y un comportamiento purísimos" (cit. en J.A. Cramer, Catenae graecorum Patrum in N.T., vol. VIII: In Epist. Cath. et Apoc., Oxford 1844).

Queridos amigos, mañana celebraremos la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, y al día siguiente la Virgen de los Dolores. La Virgen María, que creyó en la Palabra del Señor, no perdió su fe en Dios cuando vio a su Hijo rechazado, ultrajado y crucificado. Antes bien, permaneció junto a Jesús, sufriendo y orando, hasta el final. Y vio el alba radiante de su Resurrección. Aprendamos de ella a testimoniar nuestra fe con una vida de humilde servicio, dispuestos a sufrir en carne propia por permanecer fieles al Evangelio de la caridad y de la verdad, seguros de que nada de cuanto hagamos se pierde.

Se dice Credo.


Oración de los fieles

Oremos a Dios Padre. Él inclina su oído hacia nosotros.

- Por el papa y los obispos en comunión con él, encargados de velar por la autenticidad de la fe y de guiar a la Iglesia por el camino de Cristo. Roguemos al Señor.

- Por todos los responsables del gobierno de las naciones para que eviten las injusticias y todo lo que vaya contra la dignidad humana. Roguemos al Señor.

- Por los que buscan mesías, redentores, y no han descubierto al verdadero Mesías. Roguemos al Señor.

- Por nosotros, aquí reunidos, llamados a manifestar en nuestra vida lo que creemos y celebramos. Roguemos al Señor.

Sálvanos, Señor;
ayúdanos a caminar en tu presencia;
escucha nuestras súplicas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Oración sobre las ofrendas

Sé propicio a nuestras súplicas, Señor,
y recibe complacido estas ofrendas de tus siervos,
para que la oblación que ofrece cada uno en honor de tu nombre
sirva para la salvación de todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio IV Dominical del Tiempo Ordinario

Las etapas de la Historia de la Salvación en Cristo

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación 
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

Porque él, con su nacimiento, renovó la vieja condición humana;
con su pasión destruyó nuestro pecado;
al resucitar de entre los muertos, nos aseguró el acceso a la vida eterna;
y en su ascensión al Padre, abrió las puertas del cielo.

Por eso, con los ángeles
y la multitud de los santos,
te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo…


Antífona de la comunión Sal 35, 8
Qué inapreciable es tu misericordia, oh, Dios. Los humanos se acogen a la sombra de tus alas.

O bien: Cf. 1 Cor 10, 16

El cáliz de la bendición que bendecimos es comunión de la Sangre de Cristo; el pan que partimos es participación en el Cuerpo del Señor.


Oración después de la comunión

Te pedimos, Señor, que el fruto del don del cielo
penetre nuestros cuerpos y almas,
para que sea su efecto, y no nuestro sentimiento,
el que prevalezca siempre en nosotros.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

11 de septiembre - SÁBADO DE LA XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Feria

 



 

SÁBADO DE LA XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO,
Feria

   

PROGRAMA PARROQUIAL:
SÁBADO, 11 DE SEPTIEMBRE

- Horario de la parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 23.00 h.

- ERMITA DE MONTEMAYOR:

  * Durante septiembre y octubre la Virgen está en la Parroquia. Por tanto, NO HAY MISA EN LA ERMITA.

- SAN FRANCISCO:

       * Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h) y Eucaristía I Vísperas del Domingo                  XXIV del Tiempo Ordinario (a las 20.30 h.)

- PARROQUIA:

       * Eucaristía – Comunidades Neocatecumenales (a las 21.30 h.)

           


NOTICIAS DE ACTUALIDAD 

 

Actualidad Comentada por el P. Santiago Martín FM (09.09.2021)

"De rodillas ante Dios solo"





SANTORAL DE HOY 

Santos Proto y Jacinto, mártires
(† s. III)


Elogio: En Roma, en el cementerio de Basila, de la vía Salaria Antigua, sepultura de los santos mártires Proto y Jacinto, a quienes el papa san Dámaso, después de recuperar sus túmulos ocultos bajo tierra, dedicó unos versos, y donde, quince siglos más tarde, se encontró el sepulcro intacto de san Jacinto y su cuerpo abrasado.


Otros santos de este día:

   Santos Félix y Régula, mártires

En la antigua ciudad de Turico, entre los helvecios, santos mártires Félix y Régula.

   San Pafnucio, obispo y confesor

Conmemoración de san Pafnucio, obispo en Egipto, que fue uno de aquellos confesores que en tiempo del emperador Galerio Maximino fueron torturados sacándoles el ojo derecho, desjarretándoles la panto-rrilla izquierda y condenados luego a las minas. A pesar de ello, pudo asistir después al Concilio de Nicea y no cejó de luchar denodadamente por la fe católica contra el arrianismo.

   San Paciente de Lyon, obispo

En Lyon, de la Galia, san Paciente, obispo, que, movido por la caridad, distribuyó gratuitamente alimentos por todas las ciudades a orillas del Ródano y del Saona, ayudando a los pueblos oprimidos por el hambre. Ejerció el apostolado por doquier, para conversion de herejes y cuidado de los necesitados.

   San Sacerdote de Lyon, obispo

En París, también en la Galia, tránsito de san Sacerdote, obispo de Lyon, que vivió en el amor y temor de Dios, y murió en aquella ciudad durante un concilio.

   * San Daniel de Bangor, abad y obispo

En la isla de Bardsey, en el litoral de Cambria septentrional, san Daniel, obispo y abad de Bangor.

   * San Adelfio, abad

En el monasterio de Luxeuil, en Burgundia, tránsito de san Adelfio, abad del monasterio de Remiremont, que lloró profusamente por una disensión de menor importancia.

   * San Leudino o Bodón de Toul, monje y obispo

En Toul, de Austrasia, san Leudino o Bodón, obispo, que estando casado se hizo monje, y después también su esposa Odila, aconsejada por él, abrazó la vida monástica.

   * San Elías Espeleota, abad

En el monasterio de Aulinas, en la Calabria, san Elías, conocido con el sobrenombre de «Espeleota», insigne promotor de la vida eremítica y cenobítica.

   Beatos Gaspar Koteda, Francisco Takeya y Pedro Shichiemon, mártires

En Nagasaki, en Japón, beatos Gaspar Koteda, catequista, y los niños Francisco Takeya y Pedro Shichiemon, mártires, cuyos padres habían sufrido igualmente el martirio el día anterior. Todos ellos, allí mismo y con igual firmeza, sufrieron por Cristo idéntico suplicio de decapitación.

   Beato Buenaventura de Barcelona, religioso

En Roma, beato Buenaventura de Barcelona (Miguel) Gran, religioso de la Orden de Hermanos Menores, que, amante de la observancia regular, instituyó conventos para retiros espirituales en muchos lugares del territorio romano, y mostró siempre máxima austeridad de vida y caridad para con los pobres.

   Beato Francisco Mayaudon, presbítero y mártir

En el litoral de Francia, cerca de Rochefort, en una nave anclada en el mar, beato Francisco Mayaudon, presbítero y mártir, que, encarcelado en tiempo de la Revolución Francesa por ser sacerdote, murió finalmente en ese barco-prisión, consumido por agotamiento físico.

   San Juan Gabriel Perboyre, presbítero y mártir

En Wuchang, en la provincia de Hebei, en China, san Juan Gabriel Perboyre, presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que, dedicado a la predicación del Evangelio según costumbre del lugar, durante una persecución sufrió prolongada cárcel, fue atormentado y, finalmente, colgado en una cruz y estrangulado.

   Beato Pedro de Alcántara Villanueva Larráyoz, religioso y mártir

En Barcelona, en España, beato Pedro de Alcántara (Lorenzo) Villanueva Larráyoz, religioso de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios y mártir, que por su condición de religioso obtuvo el martirio durante la despiadada persecución religiosa de aquel tiempo.

   Beato José María Segura Penadés, presbítero y mártir

En la localidad de Genovés, de la provincia de Valencia, también en España, beato José María Segura Penadés, presbítero y mártir, que derramó su sangre por Cristo en la misma persecución.

   Beato Antonio González Alonso, mártir

En Los Areneros, en Oviedo, Asturias, beato Antonio González Alonso, laico perteneciente a la Adoración Nocturna, mártir en la cruel persecución religiosa que acompañó a la contienda civil.

   Beato Joan Roig Diggle, mártir

En Sant Coloma de Gramenet, Barcelona, España, beato Joan Roig Diggle, mártir en la persecución religiosa que acompañó la guerra civil.

   Beato Francisco Juan Bonifacio, presbítero y mártir

En Krasica, Croacia, beato Francisco Juan Bonifacio, presbítero y mártir.

 

LITURGIA DE HOY


(Hasta la hora nona)

Misa de sábado (verde) o de la memoria (blanco).

MISAL: para el sábado cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria del común de la bienaventurada Virgen María o de las «Misas de la Virgen María», o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.

LECC.: vol. III-impar.

- 1 Tim 1, 15-17. Vino al mundo para salvar a los pecadores.
- Sal 112. R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
- Lc 6, 43-49. ¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?
o bien: cf. vol. IV, o bien cf. Leccionario de las «Misas de la Virgen María».

Liturgia de las Horas: oficio de sábado o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 12 de septiembre, pág. 548.

CALENDARIOS: Segorbe-Castellón: Nuestra Señora de la Cueva Santa (F).
Burgos, Calahorra y La Calzada-Logroño y Osma-Soria: Santo Domingo de Silos, abad (MO).
León: Santos Vicente y Ramiro, presbíteros, y compañeros, mártires (MO).
Tarazona: Santos Félix y Régula, mártires (MO).
Tarragona y Franciscanos: Beato Buenaventura Gran, religioso (MO). Capuchinos: (ML).
Vitoria: Beato Tomás del Espíritu Santo, mártir (MO).
Paúles e Hijas de la Caridad: San Juan Gabriel Perboyre, presbítero y mártir (MO).
Oviedo: San Vicente, abad y mártir (ML).
Sigüenza-Guadalajara: Beata María de Jesús López de Rivas, virgen (ML).
Zaragoza: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Manuel Ureña Pastor, arzobispo, emérito (1988).

 

LECTURAS DE LA MISA

Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)

Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)


PRIMERA LECTURA
Vino al mundo para salvar a los pecadores

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1 Tim 1, 15-17)

QUERIDO HERMANO:

Es palabra digna de crédito y merecedora de total aceptación que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero; pero por esto precisamente se compadeció de mí: para que yo fuese el primero en el que Cristo Jesús mostrase toda su paciencia y para que me convirtiera en un modelo de los que han de creer en él y tener vida eterna.
Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

 
SALMO RESPONSORIAL (Sal 112, 1b-2. 3-4. 5a y 6-7 [R.: cf. 2])

R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
 
V. Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre.
 
R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
 
V. De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. 
 
R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
 
V. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se baja para mirar
al cielo y a la tierra?
 
R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
 
V. Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre. 
 
R. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.
 

Aleluya Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra -dice el Señor-,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.

 

EVANGELIO
¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 6, 43-49)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, decía Jesús a sus discípulos:

«No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.

El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.

¿Por qué me llamáis Señor, Señor , y no hacéis lo que digo? Todo el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cayó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.

El que escucha y no pone en práctica se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y enseguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».


Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


San Beda, In Lucae Evangelium expositio, 2, 6.

El tesoro del corazón es lo mismo que la raíz del árbol. La persona que tiene un tesoro de paciencia y de perfecta caridad en su corazón produce excelentes frutos: ama a su prójimo y reúne las otras cualidades que enseña Jesús; ama a los enemigos, hace el bien a quien le odia, bendice a quien le maldice, reza por el que le calumnia, no se rebela contra quien le golpea o le despoja, da siempre cuando le piden, no reclama lo que le quitaron, desea no juzgar y no condenar, corrige con paciencia y con cariño a los que yerran. Pero la persona que tiene en su corazón un tesoro de maldad hace exactamente lo contrario: odia a sus amigos, habla mal de quien le quiere, y todas las demás cosas condenadas por el Señor.

 


(Después de la hora nona)

DOMINGO DE LA XXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Cuarta semana del salterio

Misa vespertina del XXIV Domingo del tiempo ordinario (verde).

10 de septiembre - VIERNES DE LA XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

 


VIERNES DE LA XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

 

PROGRAMA PARROQUIAL:
VIERNES, 10 DE SEPTIEMBRE

- Horario de la parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 22.30 h.

- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Viernes de la XXIII Semana del Tiempo Ordinario (a las 20.30 h.) 

Para ver la transmisión en directo, pincha aquí

 

 

 

NOTICIAS DE ACTUALIDAD 

 

Homilía del Jueves 10.09.2021



SANTORAL DE HOY

San Nicolás de Tolentino, religioso presbítero
(1245 - †1305) 

Elogio: En Tolentino, del Piceno, san Nicolás, presbítero, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, el cual, fraile de rigurosa penitencia y oración asidua, severo consigo y comprensivo con los demás, se autoimponía muchas veces la penitencia de otros.

Patronazgos: patrono de de varias ciudades europeas y americanas, protector de los presos, los náufragos, y las almas del purgatorio; para pedir la libertad, y el pan cotidiano.

Tradiciones, refranes, devociones: Los «panecillos de san Nicolás», que el santo daba a los enfermos exhortando a confiar en la protección de la Virgen, se siguen distribuyendo en la basílica dedicada al santo en Tolentino, y se bendicen con unas fórmulas aprobadas, tal como en otros signos sacramentales asociados a la devoción de los santos. Se elaboran de grano y agua, sin levadura.

Refieren a este santo: Beato Antonio Migliorati, San Bienvenido Scotivoli.

Oración

Concédenos, Señor Todopoderoso Dios, que tu Iglesia, honrada con la gloria de las maravillas y milagros del bendito Nicolás, confesor tuyo, pueda, por sus méritos y su intercesión, gozar de paz y unidad perpetuas, por Cristo Nuestro Señor. Amén (oración litúrgica).


Otros santos de este día:

   San Nemesio, mártir

En Alejandría de Egipto, san Nemesio, mártir, que, acusado falsamente de ladrón, fue llevado a juicio y absuelto por el juez, pero después, en la persecución desencadenada bajo el emperador Decio, fue acusado de nuevo ante el juez Emiliano de profesar la religión cristiana, motivo por el cual le atormentaron con reiterados suplicios y, después, fue quemado junto a unos ladrones, a semejanza del Salvador, que sufrió la cruz entre ellos.

   Santos Nemesiano, Félix, Lucio, otro Félix, Liteo, Poliano, Víctor, Jaderes y Dativo, mártires

Conmemoración de los santos Nemesiano y compañeros Félix, Lucio, otro Félix, Liteo, Poliano, Víctor, Jaderes y Dativo, todos los cuales, como obispos, presbíteros y diáconos, en la violenta persecución que se levantó en Africa siendo emperadores Valeriano y Galieno, fueron apaleados por confesar a Cristo y después, atados con grilletes, llevados a cavar en minas de metal, donde, entretanto, recibían cartas exhortativas de san Cipriano para que se mantuvieran firmes en los preceptos del Señor y soportaran las cadenas del suplicio.

   Santa Pulqueria, emperatriz

En Constantinopla, santa Pulqueria, defensora y promotora de la fe ortodoxa.

   San Agabio de Novara, obispo

En Novara, región de la Liguria, san Agabio, obispo.

   San Salvio de Albi, monje y obispo

En Albi, de Aquitania, san Salvio, obispo, que, procedente de la vida claustral, fue promovido a la sede a su pesar y, al declararse una fuerte epidemia, como buen pastor no quiso ausentarse de su ciudad.

   San Teodardo de Tongres, obispo y mártir

Cerca de Spira, en la Renania, en Germania, pasión de san Teodardo, obispo de Tongres y mártir, que fue asesinado yendo a visitar al rey Childerico.

   San Autberto de Avranches, obispo

En Avranches, de Neustria, san Autberto, obispo, promotor del culto a san Miguel Arcángel en el monte Tumba.

   Beato Oglerio, abad

En el monasterio de Locedio, en Vercelli, del Piamonte, beato Oglerio, abad de la Orden Cisterciense.

   Beatos Sebastián Kimura, Francisco Morales, y cincuenta compañeros, mártires

En Nagasaki, en Japón, beatos Sebastián Kimura, de la Orden de la Compañía de Jesús, Francisco Morales, de la Orden de Predicadores, presbíteros ambos, y cincuenta compañeros, mártires, entre sacerdotes, religiosos, matrimonios, jóvenes, catequistas, viudas y niños, todos los cuales murieron por Cristo, martirizados con crueles tormentos en una colina ante ingente multitud. Estos son sus nombres: beatos Ángel Orsucci, Alfonso de Mena, José de San Jacinto Salvanés, Jacinto Orfanell, presbíteros dominicos, y Domingo del Rosario y Alejo, religiosos de la misma Orden; Ricardo de Santa Ana y Pedro de Avila, presbíteros de la Orden de Hermanos Menores, y Vicente de San José, religioso de la misma Orden; Carlos Espínola, presbítero jesuita, y Gonzalo Fusai, Antonio Kiuni, Tomás del Rosario, Tomás Akahoshi, Pedro Sampo, Miguel Shumpo, Luis Kawara, Juan Chugoku, religiosos también jesuitas; León de Satsuma, Lucía de Freitas; Antonio Sanga, catequista, y Magdalena, cónyuges; Antonio Coreano, catequista, y María, cónyuges, con sus hijos Juan y Pedro; Pablo Nagaishi y Tecla, cónyuges, con su hijo Pedro; Pablo Tanaka y María, cónyuges; Domingo Yamada y Clara, cónyuges; Isabel Fernández, viuda del beato Domingo Jorge, con su hijo Ignacio; María, viuda del beato Andrés Tokuan; Inés, viuda del beato Cosme Takeya; María, viuda del beato Juan Shoun; Dominica Ogata, María Tanaura, Apolonia y Catalina, viudas; Domingo Nakano, hijo del beato Matías Nakano; Bartolomé Kawano Shichiemon; Damián Yamichi Tanda y su hijo Miguel; Tomás Shichiro, Rufo Ishimoto; Clemente (Bosio) Vom y su hijo Antonio.

   San Ambrosio Eduardo Barlow, monje mártir

En Londres, en Inglaterra, san Ambrosio Eduardo Barlow, presbítero de la Orden de San Benito y mártir, que durante veinticuatro años confirmó en la fe y piedad a los católicos de la región de Lancaster, pero apresado, bajo el reinado de Carlos I, el día de Pascua mientras predicaba, fue condenado a muerte y, después de un tiempo de cárcel, subió al patíbulo en Tyburn.

   Beato Jacobo Gagnot, presbítero y mártir

En aguas marítimas, frente a Rochefort, en la costa de Francia, beato Jacobo Gagnot, presbítero de la Orden Carmelita y mártir, que, durante la Revolución Francesa, por razón de su sacerdocio fue inhumanamente embarcado en una mísera nave, donde, ayudando a los enfermos concautivos, desfalleció consumido y contagiado de enfermedades.

 

LITURGIA DE HOY

Misa de feria (verde).
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-impar.
- 1 Tim 1, 1-2. 12-14. Antes era un blasfemo, pero Dios tuvo compasión de mí.
- Sal 15. R. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
- Lc 6, 39-42. ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 11 de septiembre, pág. 546.
CALENDARIOS: Agustinos: San Nicolás de Tolentino, presbítero (F).
Alcalá de Henares: Beatos José de San Jacinto y compañeros, mártires (MO).
Galicia: San Pedro de Mezonzo, obispo (MO).
Huelva: Beato Vicente de San José de Ayamonte, mártir (MO).
Dominicos: Beatos Alfonso de Navarrete, presbítero, y compañeros, mártires (MO).
Barcelona, Sant Feliu de Llobregat: Beatos Domingo Castellet y Luis Eixarc, presbíteros y mártires (ML).
Bilbao, San Sebastián y Jesuitas: Beato Francisco Gárate, religioso (ML).
Calahorra y La Calzada-Logroño: Beatos Alfonso de Mena y Alfonso Navarrete, religiosos y mártires (ML).
Getafe y San Sebastián: San Pedro Claver, presbítero (ML).
Madrid: Beatos Francisco Morales Sedeño y José de Salvanés de San Jacinto, presbíteros, y compañeros, mártires (ML), o san Pedro Claver, presbítero (ML).
Tortosa: Beato Jacinto Orfanell, presbítero y mártir (ML).
O. Cist. y OCSO: Beato Oglerio de Locedio, abad cisterciense (ML).
San Sebastián: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. José Ignacio Munilla Aguirre, obispo (2006).

 

 LECTURAS DE LA MISA

Audio y comentario del Evangelio de hoy

Audio y comentario del Evangelio de hoy


PRIMERA LECTURA
Antes era un blasfemo, pero Dios tuvo compasión de mí

Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1 Tim 1, 1-2. 12-14)

PABLO, APÓSTOL DE CRISTO JESÚS por mandato de Dios, Salvador nuestro, y de Cristo Jesús, esperanza nuestra, a Timoteo, verdadero hijo en la fe: gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Doy gracias a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me hizo capaz, se fio de mí y me confió este ministerio, a mí, que antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí porque no sabía lo que hacía, pues estaba lejos de la fe; sin embargo, la gracia de nuestro Señor sobreabundó en mí junto con la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11 [Cf.: 5a])

R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.

V. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.

R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
 
V. Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
 
V. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
 

Aleluya Cf. Jn 17, 17b.a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad. R.

 

EVANGELIO
¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 6, 39-42)
R. Gloria a ti, Señor. 

EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano».

 
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco, Ángelus 3 de marzo de 2019.

Muchas veces, lo sabemos, es más fácil o más cómodo percibir y condenar los defectos y los pecados de los demás, sin darnos cuenta de los nuestros con la misma claridad. Siempre escondemos nuestros defectos, también a nosotros mismos; en cambio, es fácil ver los defectos de los demás. La tentación es ser indulgente con uno mismo ?manga ancha con uno mismo? y duro con los demás. Siempre es útil ayudar a otros con consejos sabios, pero mientras observamos y corregimos los defectos de nuestro prójimo, también debemos ser conscientes de que tenemos defectos. Si creo que no los tengo, no puedo condenar o corregir a los demás. Todos tenemos defectos: todos. Debemos ser conscientes de ello y, antes de condenar a los otros, mirar dentro de nosotros mismos. Así, podemos actuar de manera creíble, con humildad, dando testimonio de la caridad.