PROGRAMA PARROQUIAL:
VIERNES, 10 DE SEPTIEMBRE
- Horario de la parroquia:
abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 22.30 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Viernes de la XXIII Semana del Tiempo Ordinario (a las 20.30 h.)
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NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Elogio: En Tolentino, del Piceno, san Nicolás, presbítero, religioso de la Orden de Ermitaños de San Agustín, el cual, fraile de rigurosa penitencia y oración asidua, severo consigo y comprensivo con los demás, se autoimponía muchas veces la penitencia de otros.
Patronazgos: patrono de de varias ciudades europeas y americanas, protector de los presos, los náufragos, y las almas del purgatorio; para pedir la libertad, y el pan cotidiano.
Tradiciones, refranes, devociones: Los «panecillos de san Nicolás», que el santo daba a los enfermos exhortando a confiar en la protección de la Virgen, se siguen distribuyendo en la basílica dedicada al santo en Tolentino, y se bendicen con unas fórmulas aprobadas, tal como en otros signos sacramentales asociados a la devoción de los santos. Se elaboran de grano y agua, sin levadura.
Refieren a este santo: Beato Antonio Migliorati, San Bienvenido Scotivoli.
Oración
Concédenos, Señor Todopoderoso Dios, que tu Iglesia, honrada con la gloria de las maravillas y milagros del bendito Nicolás, confesor tuyo, pueda, por sus méritos y su intercesión, gozar de paz y unidad perpetuas, por Cristo Nuestro Señor. Amén (oración litúrgica).
Otros santos de este día:
En Alejandría de Egipto, san Nemesio, mártir, que, acusado falsamente de
ladrón, fue llevado a juicio y absuelto por el juez, pero después, en la
persecución desencadenada bajo el emperador Decio, fue acusado de nuevo ante el
juez Emiliano de profesar la religión cristiana, motivo por el cual le
atormentaron con reiterados suplicios y, después, fue quemado junto a unos
ladrones, a semejanza del Salvador, que sufrió la cruz entre ellos.
Conmemoración de los santos Nemesiano y compañeros Félix, Lucio, otro
Félix, Liteo, Poliano, Víctor, Jaderes y Dativo, todos los cuales, como
obispos, presbíteros y diáconos, en la violenta persecución que se levantó en
Africa siendo emperadores Valeriano y Galieno, fueron apaleados por confesar a
Cristo y después, atados con grilletes, llevados a cavar en minas de metal,
donde, entretanto, recibían cartas exhortativas de san Cipriano para que se
mantuvieran firmes en los preceptos del Señor y soportaran las cadenas del
suplicio.
En Constantinopla, santa Pulqueria, defensora y promotora de la fe
ortodoxa.
En Novara, región de la Liguria, san Agabio, obispo.
En Albi, de Aquitania, san Salvio, obispo, que, procedente de la vida
claustral, fue promovido a la sede a su pesar y, al declararse una fuerte
epidemia, como buen pastor no quiso ausentarse de su ciudad.
Cerca de Spira, en la Renania, en Germania, pasión de san Teodardo,
obispo de Tongres y mártir, que fue asesinado yendo a visitar al rey
Childerico.
En Avranches, de Neustria, san Autberto, obispo, promotor del culto a san
Miguel Arcángel en el monte Tumba.
En el monasterio de Locedio, en Vercelli, del Piamonte, beato Oglerio,
abad de la Orden Cisterciense.
En Nagasaki, en Japón, beatos Sebastián Kimura, de la Orden de la
Compañía de Jesús, Francisco Morales, de la Orden de Predicadores, presbíteros
ambos, y cincuenta compañeros, mártires, entre sacerdotes, religiosos,
matrimonios, jóvenes, catequistas, viudas y niños, todos los cuales murieron
por Cristo, martirizados con crueles tormentos en una colina ante ingente
multitud. Estos son sus nombres: beatos Ángel Orsucci, Alfonso de Mena, José de
San Jacinto Salvanés, Jacinto Orfanell, presbíteros dominicos, y Domingo del
Rosario y Alejo, religiosos de la misma Orden; Ricardo de Santa Ana y Pedro de
Avila, presbíteros de la Orden de Hermanos Menores, y Vicente de San José, religioso
de la misma Orden; Carlos Espínola, presbítero jesuita, y Gonzalo Fusai,
Antonio Kiuni, Tomás del Rosario, Tomás Akahoshi, Pedro Sampo, Miguel Shumpo,
Luis Kawara, Juan Chugoku, religiosos también jesuitas; León de Satsuma, Lucía
de Freitas; Antonio Sanga, catequista, y Magdalena, cónyuges; Antonio Coreano,
catequista, y María, cónyuges, con sus hijos Juan y Pedro; Pablo Nagaishi y
Tecla, cónyuges, con su hijo Pedro; Pablo Tanaka y María, cónyuges; Domingo
Yamada y Clara, cónyuges; Isabel Fernández, viuda del beato Domingo Jorge, con
su hijo Ignacio; María, viuda del beato Andrés Tokuan; Inés, viuda del beato
Cosme Takeya; María, viuda del beato Juan Shoun; Dominica Ogata, María Tanaura,
Apolonia y Catalina, viudas; Domingo Nakano, hijo del beato Matías Nakano;
Bartolomé Kawano Shichiemon; Damián Yamichi Tanda y su hijo Miguel; Tomás
Shichiro, Rufo Ishimoto; Clemente (Bosio) Vom y su hijo Antonio.
En Londres, en Inglaterra, san Ambrosio Eduardo Barlow, presbítero de la
Orden de San Benito y mártir, que durante veinticuatro años confirmó en la fe y
piedad a los católicos de la región de Lancaster, pero apresado, bajo el
reinado de Carlos I, el día de Pascua mientras predicaba, fue condenado a
muerte y, después de un tiempo de cárcel, subió al patíbulo en Tyburn.
En aguas marítimas, frente a Rochefort, en la costa de Francia, beato
Jacobo Gagnot, presbítero de la Orden Carmelita y mártir, que, durante la
Revolución Francesa, por razón de su sacerdocio fue inhumanamente embarcado en
una mísera nave, donde, ayudando a los enfermos concautivos, desfalleció
consumido y contagiado de enfermedades.
LITURGIA DE HOY
Liturgia de las Horas: oficio de feria.
Audio y comentario del Evangelio de hoy
Audio y comentario del Evangelio de hoy
Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1 Tim 1,
1-2. 12-14)
SALMO RESPONSORIAL (Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11 [Cf.: 5a])
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
V. Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
V. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Aleluya Cf. Jn 17, 17b.a
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad. R.
¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?
R. Gloria a ti, Señor.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Muchas veces, lo sabemos, es más fácil o más cómodo percibir y condenar
los defectos y los pecados de los demás, sin darnos cuenta de los nuestros con
la misma claridad. Siempre escondemos nuestros defectos, también a nosotros
mismos; en cambio, es fácil ver los defectos de los demás. La tentación es ser
indulgente con uno mismo ?manga ancha con uno mismo? y duro con los demás.
Siempre es útil ayudar a otros con consejos sabios, pero mientras observamos y
corregimos los defectos de nuestro prójimo, también debemos ser conscientes de
que tenemos defectos. Si creo que no los tengo, no puedo condenar o corregir a
los demás. Todos tenemos defectos: todos. Debemos ser conscientes de ello y,
antes de condenar a los otros, mirar dentro de nosotros mismos. Así, podemos
actuar de manera creíble, con humildad, dando testimonio de la caridad.
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