o San Pío de Pietrelcina, presbítero (M.O.)
PROGRAMA PARROQUIAL:
JUEVES, 23 DE SEPTIEMBRE
- Horario de la
parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 22.00 h.
- Horario de
despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Jueves de la XXV Semana del Tiempo Ordinario (a las 20.30 h.):
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
La pandemia es una oportunidad para construir una sociedad más fraternal
SANTORAL DE HOY
(1887 - †1968)
Otros santos de este día:
Santos Zacarías e Isabel, santos del NT
Conmemoración de los santos Zacarías e Isabel, padres de san Juan
Bautista, Precursor del Señor. Isabel, al recibir a su pariente María en su
casa, llena del Espíritu Santo saludó a la Madre del Señor como bendita entre
todas las mujeres, y Zacarías, sacerdote lleno de espíritu profético, ante el
hijo nacido alabó a Dios redentor y predicó la próxima aparición de Cristo, que
procede de lo Alto.
En Roma, conmemoración de san Lino, papa, a quien, según testimonio de
san Ireneo, los santos apóstoles le encomendaron el episcopado de la Iglesia
fundada en la Urbe. Pablo apóstol lo recuerda como compañero.
En Capo Miseno, lugar de Campania, san Sosso, diácono y mártir, el cual,
al decir del papa san Símaco, al desear proteger de la muerte a su obispo,
consiguió también él mismo el martirio con igual precio y gloria.
En Ancona, del Piceno, conmemoración de san Constancio, mansionario de la
iglesia, conspicuo más por la humildad que por el don de milagros.
En el monasterio de Hy, en la isla de Iona, en Escocia, san Adamnano,
presbítero y abad, varón docto en conocimientos bíblicos y amantísimo de la
unidad y de la paz, que tanto en Escocia como en Irlanda persuadió a muchos con
su predicación para celebrar la Pascua según la tradición romana.
En África, santos Andrés, Juan, Pedro y Antonio, mártires, los cuales,
hechos cautivos en Siracusa, fueron deportados y sometidos a suplicio por los
sarracenos.
En Venecia, beato Pedro Acotanto, monje, que recusó humildemente el cargo
de abad y prefirió vivir recluso en el monasterio.
En Bolonia, en la región de la Emilia, en Italia, beata Elena Duglioli
Dall'Olio, que después de un matrimonio llevado con admirable concordia con su
cónyuge, al enviudar vivió una vida ejemplar.
En Tlaxcala, en México, santos Cristóbal, Antonio y Juan, mártires, que
alegres dieron su asentimiento a la fe cristiana en tiempo de la primera evangelización
de América, por lo cual fueron martirizados por sus antiguos correligionarios.
En Kingston, a orillas del Támesis, en Inglaterra, beato Guillermo Way,
presbítero y mártir, condenado a muerte y colgado en el patíbulo, bajo el
reinado de Isabel I, por haber entrado en Inglaterra en calidad de sacerdote.
En Montreal, en la provincia de Quebec, en Canadá, beata María Emilia
Tavernier, religiosa, que, al perder al marido y a los hijos, se entregó a
cuidar a los necesitados, para lo cual fundó la Congregación de Hermanas de la
Divina Providencia, en favor de los huérfanos, ancianos y débiles mentales.
En Três Pontas, Minas Gerais, Brasil, beato Francisco de Paula Victor,
presbítero.
En Benissa, de la provincia de Valencia, en España, beato Vicente
Ballester Far, presbítero y mártir, que en los días de persecución religiosa
libró un buen combate por Cristo.
En Benicalap, también en la provincia española de Valencia, beatas Sofía
Ximénez Ximénez, madre de familia, María de la Purificación de San José Ximénez
y María Josefa del Río Mesa, vírgenes del Instituto de Carmelitas de la
Caridad, mártires, que llegaron todas ellas al triunfo de la gloria sufriendo
el combate del martirio.
En Cracovia, en Polonia, beata Bernardina Jablonska, virgen, fundadora de
la Congregación de la Tercera Orden Franciscana Siervas de los Pobres, siempre
solícita para con los necesitados y enfermos.
En Varsovia, también en Polonia, beato José Stanek, presbítero de la
Sociedad Apostolado Católico y mártir, el cual sufrió, en tiempo de guerra, el martirio
al ser ahorcado por los perseguidores de la fe.
En Seleucia, de Cilicia, santa Tecla, virgen y mártir, originaria de
Iconio, en Licaonia.
LITURGIA DE HOY
Misa de la memoria (blanco).
Monición de entrada
Hacemos memoria en esta
celebración de san Francisco Forgione, conocido popularmente como san Pío de
Pietrelcina, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Nació
en Pietrelcina (Italia), el año 1887. En el convento de San Giovanni Rotondo,
en la región italiana de Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los
fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención
particular hacia los pobres y necesitados. Tal día como hoy del año 1968
terminó su peregrinación terrena, configurándose con Cristo crucificado.
Dios todopoderoso y eterno,
que concediste a san Pío, presbítero,
la gracia singular de participar en la cruz de tu Hijo,
y por su ministerio renovaste las maravillas de tu misericordia,
concédenos, por su intercesión, que, asociados
siempre a los sufrimientos de Cristo,
lleguemos felizmente a la gloria de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)
Audio y comentario del Evangelio de ho(II)
«Esto dice el Señor del universo: Este pueblo anda diciendo:
“No es momento de ponerse a construir la casa del Señor”».
La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo:
«¿Y es momento de vivir en casas lujosas mientras que el templo es una ruina?
Ahora pues, esto dice el Señor del universo:
Pensad bien en vuestra situación.
Sembrasteis mucho y recogisteis poco;
coméis y no os llenáis;
bebéis y seguís con sed;
os vestís y no entráis en calor;
el trabajador guarda su salario en saco roto.
Esto dice el Señor del universo:
Pensad bien en vuestra situación.
Subid al monte,
traed madera,
construid el templo.
Me complaceré en él
y seré glorificado,
dice el Señor».
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b (R.: 4a])
R. El Señor ama a su pueblo.
O bien: Aleluya.
R. El Señor ama a su pueblo.
R. El Señor ama a su pueblo.
R. Gloria a ti, Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Es una gracia sentir que la conciencia nos acusa, nos dice algo. Además, ninguno de nosotros es santo y todos nos sentimos tentados a mirar los pecados de los demás y no los nuestros, compadeciendo quizá a quien sufre la guerra o a causa de dictadores que matan a la gente. Debemos -permitidme la palabra- “bautizar” la llaga, darle un nombre. ¿Dónde tienes la llaga? ¿Qué hago para quitármela? Lo primero, rezar: Señor, ten piedad de mí que soy un pecador. El Señor escucha tu oración. Luego examinar tu vida. Pero, si no veo cómo ni dónde está ese dolor, de dónde viene, qué síntomas tiene, ¿qué hago? Pide ayuda a alguien que te ayude a sacarla; que salga la llaga y luego darle nombre. Tengo este remordimiento de conciencia porque he hecho esto concreto; la concreción. Esa es la verdadera humildad ante Dios, y Dios se conmueve ante lo concreto.
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