15 de noviembre - LUNES DE LA XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, SAN ALBERTO MAGNO (obispo y doctor de la Iglesia)


 

LUNES DE LA XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
o SAN ALBERTO MAGNO, obispo y doctor de la Iglesia, (ML)

 

PROGRAMA PARROQUIAL:
LUNES, 15 DE NOVIEMBRE

- Horario de la parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.

- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.)

HOY LUNES, MAÑANA Y PASADO NO TENDREMOS LA MISA. YA EL JUEVES SÍ

 


 NOTICIAS DE ACTUALIDAD


Homilía del Domingo XXXIII del T. O.
(Misa de la mañana, 14.11.2021)

Portada

Entrevistamos al historiador y Premio Ratzinger, experto en Edad Media, Islam y judaísmo

Con la cultura woke «tenemos mil confesiones, pero sin que haya nunca absolución», avisa Rémi Brague

Entrevista al padre Justo Lofeudo, Premio ReL Nueva Evangelización 2021

«Sé por experiencia que no hay mejor exorcismo para un lugar que una capilla de Adoración Perpetua»

Mara Grace es dominica de Nashville, un auténtico fenómeno vocacional

Su convento rebosa de jóvenes y ella es la encargada de las vocaciones, pero ¿cómo surgió la suya?

Vídeos

  Cuba: llamamiento a los represores

  Hogares Lázaro: 4 vidas cambiadas

  Francisco entregó los Premios Ratzinger

  TuFirma.org: activismo católico

  Escena clave en la película provida

Otras noticias

  Una mujer preguntó al director de Religión En Libertad: ¿cómo hago para acercar mi hijo a Dios?

  Ángelus del Papa: «¿En qué invertimos la vida? ¿En cosas que pasan? De esto no nos llevaremos nada»

  San Gil: «Es el momento de comprometernos todos en la defensa de nuestros fundamentos cristianos»

  El Papa, en la Jornada Mundial de los Pobres: «Jesús quiere arrancarnos de la angustia y del miedo»

Opinión

  ¿Cómo hago para que mi hijo se acerque a Dios? , por Carmen Castiella

Blogs

  Hoy el reto del amor es estar unos minutos con el Señor , por El Reto Del Amor

  Mirada en lo eterno. Comentario para Matrimonios: Marcos 13, 24-32 , por ProyectoAmorConyugal.es

  Derribo y destrucción de las iglesias de Manresa , por Victor in vínculis

  REFLEXIÓN DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO , por La alegría de la Buena Noticia

  La esperanza es Cristo. Sólo Él es la Luz del mundo. , por La divina proporción


SANTORAL DE HOY

Elogio: San Alberto, llamado «Magno», obispo y doctor de la Iglesia, que ingresó en la Orden de Predicadores en París, enseñó de palabra y en sus escritos las disciplinas filosóficas y divinas, y fue maestro de santo Tomás de Aquino, uniendo maravillosamente la sabiduría de los santos con la ciencias humanas y naturales. Después se vio obligado a aceptar la sede episcopal de Ratisbona, desde la cual se esforzó asiduamente en fortalecer la paz entre los pueblos, aunque al cabo de un año prefirió la pobreza de la Orden a toda clase de honores, y murió santamente en Colonia, en la Lotaringia Germánica.

Patronazgos: patrono de teólogos, filósofos, técnicos médicos, científicos de ciencias exactas y naturales, estudiantes, escolares, mineros.

Refieren a este santo: Beato Ambrosio Sansedoni, Beato Inocencio V, Beato Jordán de Sajonia, Beato Juan de Vercelli, Santo Tomás de Aquino.


Otros santos de este día:

   Santos Fidenciano, Valeriana, Victoria y diecisiete compañeros, mártires  

En Hipona Regia, de Numidia, los veinte santos mártires cuya fe victoriosa celebró san Agustín y de los cuales solo se recuerdan los nombres del obispo Fidenciano, de Valeriana y de Victoria.

   Santos Gurias y Samonas, mártires  

En Edesa, de la región de Osroene, santos mártires Gurias, asceta, y Samonas, que bajo Diocleciano, después de prolongados y crueles tormentos, fueron condenados a muerte por el prefecto Misiano y decapitados.

   San Félix de Nola, obispo  

En Nola, de la Campania, san Félix, con cuyos cuidados pastorales y devoción se honra la ciudad.

   San Maclovio de Alet, obispo  

En Bretaña Menor, san Maclovio o Macuto, obispo de Alet, que, nacido en Cambria, murió en Saintes.

   San Desiderio de Cahors, obispo  

En Cahors, lugar de Aquitania, san Desiderio, obispo, que construyó iglesias, monasterios y edificios para el bien común, sin olvidarse de preparar las almas para su celeste Esposo, como verdaderos templos de Cristo.

   San Sidonio, abad

En Rouen, de Neustria, san Sidonio, abad, oriundo de Irlanda, que hizo vida monástica primero en Jumièges, después en el monasterio de Herio, en la isla de Noirmoutier, bajo la dirección de san Filiberto, y finalmente en el monasterio de Saint-Saens, fundado por él mismo.

   Santos Marino y Aniano, mártires

En el monte Irschenberg, en Baviera, santos Marino, obispo, y Aniano, mártires.

   San Fintano, monje  

En Rheinau, en la región de Helvecia, san Fintano, procedente de Irlanda, que vivió mucho tiempo en un monasterio, pero se recluyó después en una pequeña celda, junto a la iglesia, escondido por amor de Dios.

   San Leopoldo el Piadoso, laico  

En el cenobio de Klosterneuburg, sepultura de san Leopoldo, príncipe de ese territorio, a quien se honró, aún en vida, con el sobrenombre de «Piadoso», pues fue siempre portador de paz y amigo de los pobres y del clero.

   Beatos Hugo Faringdon, Juan Eynon y Juan Rugg, mártires  

En Reading, en Inglaterra, beatos mártires Hugo Faringdon o Cook, abad de la Orden de San Benito, Juan Eynon y Juan Rugg, presbíteros, los cuales opusieron tenaz resistencia al rey Enrique VIII, que intentaba apropiarse de la autoridad de la Iglesia, y por esa causa, acusados de traición, delante del monasterio fueron ahorcados y descuartizados.

   Beatos Ricardo Whiting, Rogelio James y Juan Thorne, mártires  

En Glastonbury, también en Inglaterra, beatos mártires Ricardo Whiting, abad, Rogelio James y Juan Thorne, presbíteros de la Orden de San Benito, que, acusados falsamente de traición y sacrilegio, durante el mismo reinado fueron ahorcados también y descuartizados.

   Beata Lucía Brocadelli, religiosa  

En Ferrara, de la Emilia, beata Lucía Broccadelli, religiosa, que tanto en el matrimonio como en el monasterio de la Tercera Orden Dominicana sobrellevó con paciencia muchos dolores y vejaciones.

   Beato Cayo Coreano, catequista mártir  

En Nagasaki, del Japón, beato Cayo Coreano, mártir, que, siendo catequista, por confesar a Cristo fue condenado a la hoguera.

   Santos Roque González y Alfonso Rodríguez, presbíteros y mártires  

En Caaró, del Paraguay, santos Roque González y Alfonso Rodríguez, presbíteros de la Orden de la Compañía de Jesús y mártires, que ganaron para Cristo a los pueblos indígenas abandonados, fundando las llamadas «reducciones», donde el trabajo y la vida social se compaginaban libremente con los valores del cristianismo, y por esto fueron asesinados a traición por el sicario de un personaje adicto a las artes mágicas.

   San José Pignatelli, religioso presbítero (1 coms.)  

En Roma, san José Pignatelli, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que trabajó mucho para reforzarla en un momento peligroso de extinción, y se significó por su caridad e integridad de costumbres, siempre con las miras puestas en la mayor gloria de Dios.

   San José Mkasa Balikuddembé, mártir  

En Mengo, lugar de Uganda, san José Mkasa Balikuddembé, mártir, que, estando al frente del palacio real, una vez recibido el bautismo ganó a muchos jóvenes para Cristo y defendió a los niños de la corte de las pasiones viciosas del rey Mwenga, por lo que el rey, enfurecido, ordenó decapitarle a los veinticinco años de edad.

   Beata María de la Pasión de Chappotin de Neuville, virgen y fundadora  

En San Remo, de la Liguria, en Italia, beata María de la Pasión (Helena) de Chappotin de Neuville, virgen, que, enamorada de la humildad y sencillez de san Francisco, fundó las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, para el servicio de la mujer en tierras de misión.

   San Rafael de San José Kalinowski, religioso presbítero

En Wadowice, en Polonia, san Rafael de San José (José) Kalinowski, presbítero, que durante la guerra, en la insurrección del pueblo contra el opresor, fue hecho prisionero por los enemigos y deportado a Siberia; después de sufrir muchas calamidades, por fin recuperada la libertad, ingresó en la Orden de Carmelitas Descalzos, que promovió notablemente.

   Beato Miguel Díaz Sánchez, presbítero y mártir

En Almansa, Albacete, España, beato Miguel Díaz Sánchez, presbítero diocesano y mártir.


LITURGIA DE HOY

Misa de feria (verde) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de pastores (para un obispo) o de doctores, o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-impar.
- 1 Mac 1, 10-15. 41-43. 54-57. 62-64. Una cólera terrible se abatió sobre Israel.
- Sal 118. R. Dame vida, Señor, para que observe tus preceptos.
- Lc 18, 35-43. «¿Qué quieres que haga por ti?» «Señor, que recobre la vista». 

o bien: cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 16 de noviembre, pág. 670.
CALENDARIOS: Bernabitas y HH. Angélicas de San Pablo: Santa María Virgen, Madre de la Divina Providencia (S). Monfortianos: (MO).
Toledo: San Eugenio de Toledo, obispo (F).
Dominicos: San Alberto Magno, obispo y doctor de la Iglesia (F).
Franciscanas Misioneros de María: Beata María de la Pasión, virgen (F).
Hijos de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad y Hermanas Sacramentinas Ciegas: Nuestra Señora de la Divina Providencia (F).
Salesianas: Beata Magdalena Morano, virgen (MO). Salesianos: (ML).
Jesuitas: San Leandro, obispo (ML).
Carmelitas: Conmemoración de todos los difuntos de la Orden.

Antífona de entrada Cf. 1 Sam 2, 35

Suscitaré un sacerdote fiel, que obre según mi corazón y mis deseos, dice el Señor.

O bien: Cf. Lc 12, 42

Este es el administrador fiel y prudente a quien el Señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas.

 

Monición de entrada

Conmemoramos en esta celebración a san Alberto, llamado «Magno», obispo y doctor de la Iglesia. Nació en Alemania, alrededor del año 1206. Ingresó en la Orden de Predicadores y fue maestro de santo Tomás de Aquino en la Universidad de París. Años después se vio obligado a aceptar la sede episcopal de Ratisbona, desde la cual se esforzó en fortalecer la paz entre los pueblos y, al cabo de un año, prefirió la pobreza de la Orden a toda clase de honores. Murió en Colonia el año 1280.

 

Oración colecta

Oh, Dios, que has hecho grande al obispo san Alberto Magno al conciliar la sabiduría humana con la fe divina, concédenos aceptar de tal modo el magisterio de su doctrina que, a través del progreso de las ciencias, lleguemos a conocerte y a amarte más profundamente. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

PRIMERA LECTURA 
Una cólera terrible se abatió sobre Israel

Lectura del primer libro de los Macabeos (1 Mac 1,10-15. 41-43. 54-57. 62-64)

EN AQUELLOS DÍAS, brotó un vástago perverso Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco. Había estado en Roma como rehén y subió al trono el año ciento treinta y siete de la era seléucida.

Por entonces surgieron en Israel hijos apóstatas que convencieron a muchos:

«Vayamos y pactemos con las naciones vecinas, pues desde que que nos hemos aislado de ellas nos han venido muchas desgracias».

Les gustó la propuesta y algunos del pueblo decidieron acudir al rey.

El rey les autorizó a adoptar la legislación pagana; y entonces, acomodándose a las costumbres de los gentiles, construyeron en Jerusalén un gimnasio, disimularon la circuncisión, apostataron de la alianza santa, se asociaron a los gentiles y se vendieron para hacer el mal.

El rey decretó la unidad nacional para todos los súbditos de su reino, obligando a cada uno a abandonar la legislación propia. Todas las naciones acataron la orden del rey e incluso muchos israelitas adoptaron la religión oficial: ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado.

El día quince de casleu del año ciento cuarenta y cinco, el rey Antíoco mandó poner sobre el altar de los holocaustos la abominación de la desolación; y fueron poniendo aras por todas las poblaciones judías del contorno.

Quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las plazas. Rasgaban y echaban al fuego los libros de la ley que encontraban; al que le descubrían en casa un libro de la Alianza, y a quien vivía de acuerdo con la ley, lo ajusticiaban según el decreto real.

Pero hubo muchos israelitas que resistieron, haciendo el firme propósito de no comer alimentos impuros. Prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos y profanar la Alianza Santa. Y murieron.
Una cólera terrible se abatió sobre Israel.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 118, 53. 61. 134. 150. 155. 158)

R. Dame vida, Señor, para que conserve tus preceptos.
 V. Sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu ley.

R. Dame vida, Señor, para que conserve tus preceptos.
 
V. Los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu ley.

R. Dame vida, Señor, para que conserve tus preceptos.
 
V. Líbrame de la opresión de los hombres,
y guardaré tus mandatos.

R. Dame vida, Señor, para que conserve tus preceptos.
 
V. Ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu ley.

R. Dame vida, Señor, para que conserve tus preceptos.
 
V. La salvación está lejos de los malvados
que no buscan tus decretos.

R. Dame vida, Señor, para que conserve tus preceptos.
 
V. Viendo a los renegados, sentí asco,
porque no guardan tus palabras.

R. Dame vida, Señor, para que conserve tus preceptos.
 

Aleluya Jn 18, 12b
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo soy la luz del mundo -dice el Señor-; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.
 

EVANGELIO
«¿Qué quieres que haga por ti?». «Señor, que recobre la vista»

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas ( Lc 18, 35-43)
R. Gloria a ti, Señor.

CUANDO se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:

«Pasa Jesús el Nazareno».

Entonces empezó a gritar:

«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».

Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:

«Hijo de David, ten compasión de mí!».

Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.

Cuando estuvo cerca, le preguntó:

«¿Qué quieres que haga por ti?».

Él dijo:

«Señor, que recobre la vista».

Jesús le dijo:

«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».

Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco, Audiencia general 15-junio-2016

El ciego pide poder ver de nuevo y su deseo es atendido: «Recobra la vista, tu fe te ha salvado» (Lc 18, 42). Él mostró su fe invocando a Jesús y queriendo encontrarse con Él de todos los modos posibles, y esto le dio como don la salvación. Gracias a la fe ahora puede ver y, sobre todo, se siente amado por Jesús. Por ello el relato termina diciendo que el ciego «lo seguía glorificando a Dios» (Lc 18, 43): se convierte en discípulo. De mendigo a discípulo, también este es nuestro camino: todos nosotros somos mendigos, todos. Siempre tenemos necesidad de salvación. Y todos nosotros, todos los días, debemos dar este paso: de mendigos a discípulos. Y así, el ciego se pone en camino siguiendo al Señor y entrando a formar parte de su comunidad. Aquel a quien querían hacer callar, ahora testimonia a gran voz su encuentro con Jesús de Nazaret, y «todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios» (Lc 18, 43). Tiene lugar un segundo milagro: lo que sucedió al ciego hace que, al final, también la gente vea. La misma luz ilumina a todos congregándolos en la oración de alabanza. 

 

 

14 de noviembre - DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

 


 
DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO B)

  

DOMINGO, 14 DE OCTUBRE

- Horario de la parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.

- Eucaristía del Domingo de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario (a las 11.00 h.) 

 - Rezo del Santo Rosario (a las 10.00 h.) y Eucaristía II Vísperas del Domingo de la XXVI Semana del Tiempo Ordinario (a las 19.30 h.)

Esta tarde no retransmitiremos la Eucaristía


 

 NOTICIAS DE ACTUALIDAD



Portada

Interesante análisis del sociólogo Jérôme Fourquet sobre el catolicismo en Francia, pero no sólo

¿Misión o bastión?: dos vías para los católicos de Occidente de cara a su futura supervivencia

En Tufirma.org exigen la dimisión del presidente de Bolivia por su complicidad y pasividad

Lanzan una dura campaña ciudadana ante el escandaloso caso de la niña secuestrada para que abortase

Scott Hahn y la misa llevaron a Bob Blundell a la conversión, el «día más feliz» de su vida

Durante 20 años rechazó la fe, pero en la mayor oscuridad «Dios nunca se rindió» y se hizo católico

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Opinión

  Libertades en peligro , por Rafael Sánchez Saus

Blogs

  Medallista en su casa de cartón , por Un alma para el mundo

  Como barco Velero , por Una fe con chispa

  «Cristiandad e Hispanidad: su sentido y su vigencia» , por Victor in vínculis

  Hoy el reto del amor es pedirle a Jesús ese asombro para vivir el día. , por El Reto Del Amor

  El epitafio. Comentario para Matrimonios: Lucas, 17, 26-37 , por ProyectoAmorConyugal.es



SANTORAL DE HOY

San Esteban Teodoro Cuénot

   San Teodoto, mártir

En Heraclea, de Tracia, san Teodoto mártir.

   San Hipacio de Gangres, obispo y mártir  

En Gangres, de Paflagonia, san Hipacio, obispo, que murió mártir, lapidado en un camino por los herejes novacianos.

   San Rufo de Aviñón, obispo

En Aviñón, de la Provenza, san Rufo, considerado como el primero que estuvo al frente de la comunidad cristiana de esta ciudad.

   San Dubricio de Bardsey, abad y obispo  

En la isla de Bardsey, en la costa de Cambria septentrional, san Dubricio, obispo y abad.

   San Juan de Traù, eremita y obispo

En Traù, en Dalmacia, san Juan, obispo, que, siendo ermitaño en un monasterio camaldulense, fue ordenado obispo y defendió felizmente la ciudad de la destrucción decretada por el rey Colomano.

   Beato Juan de Tufaria, eremita

En el cenobio de Santa María de Gualdo Mazocca, cerca de Campobasso, beato Juan de Tufaria, eremita.

   San Lorenzo O´Toole, obispo  

En la localidad de Eu, en Normandía, tránsito de san Lorenzo O'Toole, obispo de Dublín, que entre las dificultades de su tiempo promovió valerosamente la disciplina regular de la Iglesia, procuró poner paz entre los príncipes y, finalmente, habiendo ido a visitar a Enrique, rey de Inglaterra, consiguió los gozos de la paz eterna.

   San Siardo, abad

En Mariëngaarde, en Frisia, san Siardo, abad, de la Orden Premonstratense, notable por su observancia regular y por su prodigalidad para con los pobres.

   San Serapión, religioso y mártir (3 coms.)  

En Argel, de África septentrional, san Serapión, de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, en la cual fue el primero que para la redención de los fieles cautivos y predicación de la fe cristiana mereció la palma del martirio.

   Santos Nicolás Tavelic, Deodato Aribert, Esteban de Cúneo y Pedro de Narbone, presbíteros y mártires  

En Jerusalén, santos Nicolás Tavelic, Deodato Aribert, Esteban de Cúneo y Pedro de Narbone, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores y mártires, que por predicar libremente en la plaza pública la religión cristiana a los sarracenos y confesar constantemente a Cristo como Hijo de Dios, fueron quemados vivos.

   Beato Juan de Licio, religioso presbítero  

En Cáccamo, lugar de Sicilia, beato Juan de Licio, presbítero de la Orden de Predicadores, eminente por su gran caridad hacia el prójimo, por la propagación del rezo del Rosario y por la observancia de la disciplina regular. Descansó en el Señor a los ciento once años de edad.

   Beatos Gaspar Nishi Genka, Úrsula y Juan Mataichi Nishi, mártires  

En Ikitsuki, Hirado, martirio del samurai Gaspar Nishi Genka, con su esposa Úrsula y su hijo primogénito Juan Mataichi Nishi.

   San Esteban Teodoro Cuénot, obispo y mártir (1 coms.)  

En la fortaleza de Binh Dinh, en Cochinchina, san Esteban Teodoro Cuénot, obispo de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que tras veinticinco años de trabajos apostólicos, durante la feroz persecución bajo el emperador Tu Duc fue arrojado a una cuadra de elefantes, donde murió agotado de sufrimientos.

   Beata María Merkert, virgen y fundadora  

En Nysa, Polonia, beata María Luisa Merkert, virgen, cofundadora, junto con Clara Wolff, de las Hermanas de Santa Isabel.

   Beata María Teresa de Jesús, virgen y fundadora  

En Florencia, Italia, beata María Teresa de Jesús (Maria Scrilli), virgen, fundadora de la congregación de Hermanas de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

 

LITURGIA DE HOY

Misa del Domingo (verde).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I (B).
- Dan 12, 1-3. Entonces se salvará tu pueblo.
- Sal 15. R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
- Heb 10, 11-14. 18. Con una sola ofrenda ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados.
- Mc 13, 24-32. Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos.

Cercano ya el fin del año litúrgico, el tema fundamental de este domingo es la segunda venida del Hijo del hombre, con gran poder y majestad al fin de los tiempos. Volverá para reunir a sus elegidos de todo el mundo y salvarlos de la gran tribulación de los últimos días (Ev.). Ya el profeta Daniel anunció la resurrección de los muertos, unos para vida perpetua, otros para ignominia perpetua (1 lect.). Hoy hay, pues, una llamada a vivir responsablemente nuestra vida cristiana, ya que no sabemos ni el día ni la hora en que volverá el Señor. Mientras tanto hemos de confiar en él, llenos de esperanza: «Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha» (sal. resp.).

* JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES (pontificia). Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la oración universal.
Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.

Martirologio: elogs. del 15 de noviembre, pág. 668.
CALENDARIOS: Plasencia: Aniversario de la muerte de Mons. Juan Pedro Zarranz Pueyo, obispo (1973).


Antífona de entrada Cf. Jer 29, 11-12.14

Dice el Señor: «Tengo designios de paz y no de aflicción, me invocaréis y yo os escucharé; os congregaré sacándoos de los países y comarcas por donde os dispersé».

Se dice Gloria.


Monición de entrada

Nuestra asamblea dominical es ya signo de la asamblea de todos los redimidos al final de los tiempos. Nuestra fe nos dice que este mundo llegará a su fin para gozar eternamente de la presencia de Dios, con la venida última del Señor, el juicio final y la resurrección definitiva. Esta firme convicción ha de ser un motivo para vivir más intensamente con alegría, ilusión y esperanza.


Acto penitencial
- Apresura tu venida: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Reúne a los dispersos: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Alienta nuestra esperanza: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.


Oración colecta

Concédenos, Señor, Dios nuestro,
alegrarnos siempre en tu servicio,
porque en dedicarnos a ti, autor de todos los bienes,
consiste la felicidad completa y verdadera.
Por nuestro Señor Jesucristo.


PRIMERA LECTURA 
Entonces se salvará tu pueblo

Lectura de la profecía de Daniel (Dn 12, 1-3)

POR AQUEL TIEMPO se levantará Miguel, el gran príncipe que se ocupa de los hijos de tu pueblo; serán tiempos difíciles como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los que se encuentran inscritos en el libro.
Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán: unos para vida eterna, otros para vergüenza e ignominia perpetua.
Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11 [R.: 1b])

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

V. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

V. Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

V. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.


SEGUNDA LECTURA
Con una sola ofrenda ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados

Lectura de la carta a los Hebreos (Hb 10, 11-14. 18)

TODO sacerdote ejerce su ministerio diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.
Pero Cristo, después de haber ofrecido por los pecados un único sacrificio, está sentado para siempre jamás a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados.
Ahora bien, donde hay perdón, no hay ya ofrenda por los pecados.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


Aleluya Lc 21, 36
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Estad despiertos en todo tiempo, pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre. R.


EVANGELIO
Reunirá a sus elegidos de los cuatro viento

╬ Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 13, 24-32)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos:
«En aquellos días, después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco
ÁNGELUS. Domingo, 18 de noviembre de 2018

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el pasaje evangélico de este domingo (cf. Mc 13, 24-32), el Señor quiere instruir a sus discípulos sobre los eventos futuros. No se trata principalmente de un discurso sobre el fin del mundo, sino que es una invitación a vivir bien el presente, a estar atentos y siempre preparados para cuando nos pidan cuentas de nuestra vida. Jesús dice: «Por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo» (versículos 24-25). Estas palabras nos hacen pensar en la primera página del Libro de Génesis, la historia de la creación: el sol, la luna, las estrellas, que desde el principio del tiempo brillan en su orden y dan luz, signo de vida, aquí están descritas en su decadencia, mientras caen en la oscuridad y el caos, signo del fin. En cambio, la luz que brillará en ese último día será única y nueva: será la del Señor Jesús que vendrá en gloria con todos los santos. En ese encuentro finalmente veremos su rostro a la plena luz de la Trinidad; un rostro radiante de amor, ante el cual todo ser humano también aparecerá en su verdad total.
La historia de la humanidad, como la historia personal de cada uno de nosotros, no puede entenderse como una simple sucesión de palabras y hechos que no tienen sentido. Tampoco se puede interpretar a la luz de una visión fatalista, como si todo estuviera ya preestablecido de acuerdo con un destino que resta todo espacio de libertad, impidiendo tomar decisiones que son el resultado de una elección verdadera. En el Evangelio de hoy, más bien, Jesús dice que la historia de los pueblos y de los individuos tiene una meta y una meta que debe alcanzarse: el encuentro definitivo con el Señor. No sabemos el tiempo ni las formas en que sucederá; el Señor ha reiterado que «nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo ni el Hijo» (v. 32). Todo se guarda en el secreto del misterio del Padre. Sin embargo, sabemos un principio fundamental con el que debemos enfrentarnos: «El cielo y la tierra pasarán, dice Jesús, pero mis palabras no pasarán"» (v. 31). El verdadero punto crucial es este. En ese día, cada uno de nosotros tendrá que entender si la Palabra del Hijo de Dios ha iluminado su existencia personal, o si le ha dado la espalda, prefiriendo confiar en sus propias palabras. Será más que nunca el momento en el que nos abandonemos definitivamente al amor del Padre y nos confiemos a su misericordia.
¡Nadie puede escapar de este momento, ninguno de nosotros! La astucia, que a menudo utilizamos en nuestro comportamiento para avalar la imagen que queremos ofrecer, será inútil; de la misma manera, el poder del dinero y de los medios económicos con los que pretendemos, con presunción, que compramos todo y a todos, ya no se podrá utilizar. No tendremos con nosotros nada más que lo que hemos logrado en esta vida creyendo en su Palabra: el todo y la nada de lo que hemos vivido o dejado de hacer. Solo llevaremos con nosotros lo que hemos dado.
Invoquemos la intercesión de la Virgen María, para que la constatación de nuestra temporalidad en la tierra y de nuestros límite no nos haga caer en la angustia, sino que nos llame a la responsabilidad con nosotros mismos, con nuestro prójimo, con el mundo entero.

ÁNGELUS, Domingo 15 de noviembre de 2015

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este penúltimo domingo del año litúrgico propone una parte del discurso de Jesús sobre los últimos eventos de la historia humana, orientada hacia la plena realización del Reino de Dios (cf. Mc 13, 24-32). Es un discurso que Jesús pronunció en Jerusalén, antes de su última Pascua. Contiene algunos elementos apocalípticos, como guerras, carestías, catástrofes cósmicas: «El sol se oscurecerá, la luna no dará su esplendor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán» (vv. 24-25). Sin embargo, estos elementos no son la cosa esencial del mensaje. El núcleo central en torno al cual gira el discurso de Jesús es Él mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección, y su regreso al final de los tiempos.
Nuestra meta final es el encuentro con el Señor resucitado. Yo os quisiera preguntar: ¿cuántos de vosotros pensáis en esto? Habrá un día en que yo me encontraré cara a cara con el Señor. Y ésta es nuestra meta: este encuentro. Nosotros no esperamos un tiempo o un lugar, vamos al encuentro de una persona: Jesús. Por lo tanto, el problema no es «cuándo» sucederán las señales premonitorias de los últimos tiempos, sino el estar preparados para el encuentro. Y no se trata ni si quiera de saber «cómo» sucederán estas cosas, sino «cómo» debemos comportarnos, hoy, mientras las esperamos. Estamos llamados a vivir el presente, construyendo nuestro futuro con serenidad y confianza en Dios. La parábola de la higuera que germina, como símbolo del verano ya cercano, (cf. vv. 28-29), dice que la perspectiva del final no nos desvía de la vida presente, sino que nos hace mirar nuestros días con una óptica de esperanza. Es esa virtud tan difícil de vivir: la esperanza, la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte. Y nuestra esperanza tiene un rostro: el rostro del Señor resucitado, que viene «con gran poder y gloria» (v. 26), que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El triunfo de Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de que el sacrificio de uno mismo por amor al prójimo y a imitación de Cristo, es el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y tragedias del mundo.
El Señor Jesús no es sólo el punto de llegada de la peregrinación terrena, sino que es una presencia constante en nuestra vida: siempre está a nuestro lado, siempre nos acompaña; por esto cuando habla del futuro y nos impulsa hacia ese, es siempre para reconducirnos en el presente. Él se contrapone a los falsos profetas, contra los visionarios que prevén la cercanía del fin del mundo y contra el fatalismo. Él está al lado, camina con nosotros, nos quiere. Quiere sustraer a sus discípulos de cada época de la curiosidad por las fechas, las previsiones, los horóscopos, y concentra nuestra atención en el hoy de la historia. Yo tendría ganas de preguntaros –pero no respondáis, cada uno responda interiormente–: ¿cuántos de vosotros leéis el horóscopo del día? Cada uno que se responda.. Y cuando tengas de leer el horóscopo, mira a Jesús, que está contigo. Es mejor, te hará mejor. Esta presencia de Jesús nos llama a la espera y la vigilancia, que excluyen tanto la impaciencia como el adormecimiento, tanto las huidas hacia delante como el permanecer encarcelados en el momento actual y en lo mundano.
También en nuestros días no faltan las calamidades naturales y morales, y tampoco la adversidad y las desgracias de todo tipo. Todo pasa –nos recuerda el Señor–; sólo Él, su Palabra permanece como luz que guía, anima nuestros pasos y nos perdona siempre, porque está al lado nuestro. Sólo es necesario mirarlo y nos cambia el corazón. Que la Virgen María nos ayude a confiar en Jesús, el sólido fundamento de nuestra vida, y a perseverar con alegría en su amor.


Papa Benedicto XVI
ÁNGELUS, Domingo 18 de noviembre de 2012

Queridos hermanos y hermanas:
En este penúltimo domingo del año litúrgico, se proclama, en la redacción de San Marcos, una parte del discurso de Jesús sobre los últimos tiempos (cf. Mc 13, 24-32). Este discurso se encuentra, con algunas variaciones, también en Mateo y Lucas, y es probablemente el texto más difícil del Evangelio. Tal dificultad deriva tanto del contenido como del lenguaje: se habla de un porvenir que supera nuestras categorías, y por esto Jesús utiliza imágenes y palabras tomadas del Antiguo Testamento, pero sobre todo introduce un nuevo centro, que es Él mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección. También el pasaje de hoy se abre con algunas imágenes cósmicas de género apocalíptico: "El sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán" (v. 24-25); pero este elemento se relativiza por cuanto le sigue: "Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria" (v. 26). El "Hijo del hombre" es Jesús mismo, que une el presente y el futuro; las antiguas palabras de los profetas por fin han hallado un centro en la persona del Mesías nazareno: es Él el verdadero acontecimiento que, en medio de los trastornos del mundo, permanece como el punto firme y estable.
Ello se confirma con otra expresión del Evangelio del día. Jesús afirma: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (v. 31). En efecto, sabemos que en la Biblia la Palabra de Dios está en el origen de la creación: todas las criaturas, empezando por los elementos cósmicos –sol, luna, firmamento–, obedecen a la Palabra de Dios, existen en cuanto que son "llamados" por ella. Esta potencia creadora de la Palabra divina se ha concentrado en Jesucristo, Verbo hecho carne, y pasa también a través de sus palabras humanas, que son el verdadero "firmamento" que orienta el pensamiento y el camino del hombre en la tierra. Por esto Jesús no describe el fin del mundo, y cuando utiliza imágenes apocalípticas, no se comporta como un "vidente". Al contrario, Él quiere apartar a sus discípulos –de toda época– de la curiosidad por las fechas, las previsiones, y desea en cambio darles una clave de lectura profunda, esencial, y sobre todo indicar el sendero justo sobre el cual caminar, hoy y mañana, para entrar en la vida eterna. Todo pasa –nos recuerda el Señor–, pero la Palabra de Dios no muta, y ante ella cada uno de nosotros es responsable del propio comportamiento. De acuerdo con esto seremos juzgados.
Queridos amigos: tampoco en nuestros tiempos faltan calamidades naturales, y lamentablemente ni siquiera guerras y violencias. Hoy necesitamos también un fundamento estable para nuestra vida y nuestra esperanza, tanto más a causa del relativismo en el que estamos inmersos. Que la Virgen María nos ayude a acoger este centro en la Persona de Cristo y en su Palabra.


Se dice Credo.

Oración de los fieles

Oremos a Dios Padre. Nuestra suerte está en su mano.

- Por la Iglesia, para que, acogiendo a todos los hombres en la diversidad de razas y culturas, sea signo de la convocación de Cristo. Roguemos al Señor.

- Por los que gobiernan, por todos los que trabajan por lograr la paz, fruto de la justicia, para que colaboren con su tarea en la construcción de un mundo nuevo según el proyecto de Dios. Roguemos al Señor.

- Por los que viven sumergidos en el mundo de la droga o del alcohol, para que encuentren el camino y la fuerza necesaria para salir de esa situación.

- Por los pobres, los que están en desempleo, los enfermos, los que carecen de cultura y formación, los que viven solos, los que no tienen alimentos o agua potable, los que no tienen un hogar digno, los que han tenido que migrar, para que encuentren en nosotros comprensión, consuelo y ayuda. Roguemos al Señor.

- Por nosotros, aquí reunidos, para que sepamos llevar a todos la esperanza gozosa de la venida del Señor, que está siempre cerca, a la puerta. Roguemos al Señor.

Escucha, Señor, nuestras súplicas;
enséñanos el sendero de la vida,
sácianos de gozo en tu presencia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Oración sobre las ofrendas

Concédenos, Señor, que estos dones,
ofrecidos ante la mirada de tu majestad,
nos consigan la gracia de servirte
y nos obtengan el fruto de una eternidad dichosa.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO III DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
EL HOMBRE SALVADO POR UN HOMBRE

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque reconocemos como obra de tu poder admirable
no sólo socorrer a los mortales con tu divinidad,
sino haber previsto el remedio en nuestra misma condición humana,
y de lo que era nuestra ruina haber hecho nuestra salvación,
por Cristo, Señor nuestro.

Por él, los coros de los ángeles
adoran tu gloria eternamente, gozosos en tu presencia.
Permítenos asociarnos a sus voces cantando con ellos tu alabanza:

Santo, Santo, Santo…


Antífona de comunión Sal 72, 28
Para mí lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor Dios mi refugio.

O bien: Cf. Mc 11, 23. 24

En verdad os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo obtendréis, dice el Señor.

Oración después de la comunión

Señor, después de recibir el don sagrado del sacramento,
te pedimos humildemente que nos haga crecer en el amor 
o que tu Hijo nos mandó realizar en memoria suya.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.