21 de noviembre - DOMINGO DE LA XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Solemnidad Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo

 


DOMINGO DE LA XXXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO,
Solemnidad Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo

 

PROGRAMA PARROQUIAL:
DOMINGO, 21 DE NOVIEMBRE

- Horario de la parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.

- Eucaristía del Domingo de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario (a las 11.00 h.).

- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Eucaristía II Vísperas de la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo (a las 19.30 h.). 

 

 NOTICIAS DE ACTUALIDAD

Solemnidad de Cristo Rey
por Padre Ángel Espinosa de los Monteros



Portada

«Ella vendrá» decían los demonios resignados ante el poder de María

Un exorcista relata cómo «la luz radiante» de la Virgen expulsó a los demonios de una joven poseída

Sus novelas sobre el Padre Elías, obras maestras de la literatura apocalíptica

Michael O'Brien escribe a impulsos de la gracia las novelas que concibe rezando ante el Santísimo

Las hermanas del Santo Niño Jesús se dedican a la educación como principal arma contra la pobreza

A 49 grados, en pleno caos y oyendo el silbido de las balas: así evangelizan estas 4 monjas en Chad

Vídeos

  ¿Comulgar en gracia sin medios para ello?

  Yotuel, Grammy: ante todo, «gracias a Dios»

  Una pregunta esencial en el film provida

  «Soy fuego»: así era el padre Henry

  La vida religiosa vista por un dominico

Otras noticias

  Marcelo Olima, Premio ReL 2021 de música católica: «Dios usa un videoclip para tocar los corazones»

  Concluye el caso de la florista católica tras 8 años defendiendo su fe ante el colectivo LGTB

  Un estudiante católico es perseguido por afirmar fuera de su escuela que solo hay dos géneros

Opinión

  Nada más , por Enrique García-Máiquez

Blogs

  Hoy el reto del amor es que, cuando te entren ganas de “correr” de algo , por El Reto Del Amor

  Más que signos. Comentario para Matrimonios: Lucas 20, 27-40 , por ProyectoAmorConyugal.es


SANTORAL DE HOY



Elogio: Memoria de la Presentación de santa María Virgen. Al día siguiente de la dedicación de la basílica de Santa María la Nueva, construida junto al muro del antiguo templo de Jerusalén, se celebra la dedicación que de sí misma hizo a Dios la futura Madre del Señor, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su Concepción Inmaculada.


Otros santos de este día:

   San Rufo, santo del NT  

Conmemoración de san Rufo, de quien el bienaventurado apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, dice que fue un elegido del Señor.

   San Mauro de Porec, obispo y mártir  

En Porec, de Istria, san Mauro, obispo y mártir.

   San Agapio, mártir  

En Cesarea de Palestina, san Agapio, mártir, que puesto con frecuencia bajo suplicios, pero enviado cada vez a mayores pruebas, en presencia del mismo emperador Maximino, durante los juegos del anfiteatro, fue entregado a un oso para que lo devorara, y como aún quedó con vida, al día siguiente le ataron piedras a los pies y lo echaron al mar.

   San Gelasio I, papa

Junto a la basílica de San Pedro, en Roma, san Gelasio I, papa, esclarecido por su doctrina y santidad, el cual, para que la autoridad imperial no perjudicara la unidad de la Iglesia, aclaró a fondo las características propias de las dos potestades y su mutua independencia. Movido por su caridad sin medida y las necesidades de los indigentes, murió en la más extrema pobreza.

   San Mauro de Cesana, obispo (1 coms.)  

En Cesana, de la Flaminia, san Mauro, obispo.

   Beata María de Jesús Buen Pastor de Siedliska, virgen y fundadora  

En Roma, beata María de Jesús Buen Pastor (Francisca) de Siedliska, virgen, que dejó Polonia por los problemas con los gobernantes y fundó el Instituto de Hermanas de la Santa Familia de Nazaret, al servicio de los emigrantes de su patria.

   Beata Clelia Merloni, fundadora  

En Roma, Italia, beata Clelia Merloni, fundadora de la congregación de Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús


LITURGIA DE HOY

Solemnidad de nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. A él el poder, la gloria y la majestad para siempre, por los siglos de los siglos (elog. del Martirologio Romano).


Misa de la solemnidad (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. prop. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. I (B).
- Dan 7, 13-14. Su poder es un poder eterno.
- Sal 92. R. El Señor reina, vestido de majestad.
- Ap 1, 5-8. El príncipe de los reyes de la tierra nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios.
- Jn 18, 33b-37. Tú lo dices: soy rey.

Jesucristo es Rey del universo en quien el Padre ha querido recapitular todas las cosas (1.ª orac.). Él es Rey, pero su reino no es de este mundo (Ev.). No está basado en el poder político, en el económico o en la fuerza de las armas. Habiéndose ofrecido en el altar de la cruz, Cristo ha entregado al Padre un reino eterno y universal, el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz (Pf.). Así, su poder es eterno, no cesará (1 lect.). Sus mandatos son fieles y seguros (sal. resp.). Obedeciendo los mandatos de Cristo, rey del universo, podremos vivir eternamente con él en el reino del cielo (cf. orac. después de la comunión).

Hoy no se permiten otras celebraciones, tampoco la misa exequial.


Liturgia de las Horas: oficio de la solemnidad. Te Deum. Comp. Dom. II.

Martirologio: elogs. del 22 de noviembre, pág. 681.



Antífona de entrada Ap 5, 12; 1, 6
Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos.


Monición de entrada

Celebramos hoy la solemnidad de Cristo Rey. Con este domingo concluimos el ciclo del año cristiano. Cristo es el centro de la historia; hacia él nos encaminamos. El es también al que recordamos y celebramos siempre. En su nombre nos reunimos. El nos convoca, nos habla y nos sienta a su mesa. Y quiere también hacerse presente en nuestra vida. A él la gloria por los siglos.


Acto penitencial

- Tú, que eres la salvación de Dios para todos los hombres: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Tú, que eres el hombre modelo de la humanidad futura: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Tú, que atraes hacia ti los corazones de todos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

Se dice Gloria.


Oración colecta

Dios todopoderoso y eterno,
que quisiste recapitular todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del Universo,
haz que la creación entera, liberada de la esclavitud,
sirva a tu majestad y te glorifique sin fin.
Él, que vive y reina contigo.


PRIMERA LECTURA
Su poder es un poder eterno

Lectura de la profecía de Daniel (Dan 7, 13-14)

SEGUÍ MIRANDO. Y en mi visión nocturna
vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.
A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.
Su poder es un poder eterno, no cesará.
Su reino no acabará.

 
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 92, 1ab. 1c-2. 5 [R.: 1a])

R. El Señor reina, vestido de majestad.

V. El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. 

R. El Señor reina, vestido de majestad.

V. Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.

R. El Señor reina, vestido de majestad.
 
V. Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.

R. El Señor reina, vestido de majestad.

 

SEGUNDA LECTURA
El príncipe de los reyes de la tierra nos ha reino y sacerdotes de Dios

Lectura del libro del Apocalipsis (Ap 1, 5-8)

JESUCRISTO es el testigo fiel,
el primogénito de entre los muertos,
el príncipe de los reyes de la tierra.

Al que nos ama,
y nos ha librado de nuestros pecados con su sangre,
y nos ha hecho reino y sacerdotes para Dios, su Padre.
A él, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Mirad: viene entre las nubes. Todo ojo lo verá, también los que lo traspasaron. Por él se lamentarán todos los pueblos de la tierra.
Sí, amén.

Dice el Señor Dios:

«Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y ha de venir, el todopoderoso».

 

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

 

Aleluya Mc 11, 9b-10a
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David! R. 

 

EVANGELIO 
Tú lo dices: soy rey

╬ Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 18, 33-37)
R. Gloria a ti, Señor. 

EN AQUEL TIEMPO, Pilato dijo a Jesús:

«¿Eres tú el rey de los judíos?».

Jesús le contestó:

«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».

Pilato replicó:

«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».

Jesús le contestó:

«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».

Pilato le dijo:

«Entonces, ¿tú eres rey?».

Jesús le contestó:

«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
 

Papa Francisco
ÁNGELUS. Plaza de San Pedro. Domingo, 25 de noviembre de 2018

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La solemnidad de Jesucristo Rey del universo, que celebramos hoy, se coloca al final del año litúrgico y recuerda que la vida de la creación no avanza de forma aleatoria, sino que procede hacia una meta final: la manifestación definitiva de Cristo, Señor de la historia y de toda la creación. La conclusión de la historia será su reino eterno. El pasaje evangélico de hoy (cf. Juan 18, 33b-37) nos habla de este reino, el reino de Cristo, el reino de Jesús, relatando la situación humillante en la que se encontró Jesús después de ser arrestado en el Getsemaní: atado, insultado, acusado y conducido frente a las autoridades de Jerusalén. Y después, es presentado al procurador romano, como uno que atenta contra el poder político, para convertirse en el rey de los judíos. Pilato entonces hace su petición y en un interrogatorio le pregunta al menos dos veces si Él era un rey (cf. vv. 33b.37).
Y Jesús en primer lugar responde que su reino «no es de este mundo» (v. 36). después afirma: «sí, como dices, soy Rey» (v.37). Es evidente, por toda su vida, que Jesús no tiene ambiciones políticas. Recordemos que tras la multiplicación de los panes, la gente, entusiasmada por el milagro, quería proclamarlo rey para que derrotara al poder romano y restableciese el reino de Israel. Pero, para Jesús, el reino es otra cosa y no se alcanza con revueltas, con violencia ni con la fuerza de las armas. Por eso, se retiró solo al monte a rezar (cf. Juan 6, 5-15). Ahora, respondiendo a Pilato, le hace notar que sus discípulos no han combatido para defenderlo. Dice: «Si mi reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos» (v. 36). Jesús quiere hacer entender que por encima del poder político hay otro mucho más grande que no se obtiene con medios humanos. Él vino a la tierra para ejercer este poder, que es el amor, para dar testimonio de la verdad (cf. v. 37). Se trata de la verdad divina que, en definitiva, es el mensaje esencial del Evangelio: «Dios es amor» y quiere establecer en el mundo su reino de amor, de justicia y de paz. Este es el Reino del que Jesús es Rey, y que se extiende hasta el final de los tiempos.
La historia enseña que los reinos fundados sobre el poder de las armas y sobre la prevaricación son frágiles y antes o después terminan quebrando. Pero el Reino de Dios se fundamenta sobre el amor y se radica en los corazones, ofreciendo a quien lo acoge paz, libertad y plenitud de vida. Todos nosotros queremos paz, queremos libertad, queremos plenitud. ¿Cómo se consigue? Basta con que dejes que el amor de Dios se radique en el corazón y tendrás paz, libertad y tendrás plenitud
Jesús hoy nos pide que dejemos que Él se convierta en nuestro rey. Un Rey que, con su palabra, con su ejemplo y con su vida inmolada en la Cruz, nos ha salvado de la muerte, e indica —este rey— el camino al hombre perdido, da luz nueva a nuestra existencia marcada por la duda, por el miedo y por la prueba de cada día. Pero no debemos olvidar que el reino de Jesús no es de este mundo. Él dará un sentido nuevo a nuestra vida, en ocasiones sometida a dura prueba también por nuestros errores y nuestros pecados, solamente con la condición de que nosotros no sigamos las lógicas del mundo y de sus «reyes».
Que la Virgen María nos ayude a acoger a Jesús como rey de nuestra vida y a difundir su reino, dando testimonio a la verdad que es el amor.


Papa Benedicto XVI
ÁNGELUS, Plaza de San Pedro, Domingo 22 de noviembre de 2009

Queridos hermanos y hermanas:
En este último domingo del año litúrgico celebramos la solemnidad de Jesucristo, Rey del universo, una fiesta de institución relativamente reciente, pero que tiene profundas raíces bíblicas y teológicas. El título de "rey", referido a Jesús, es muy importante en los Evangelios y permite dar una lectura completa de su figura y de su misión de salvación. Se puede observar una progresión al respecto: se parte de la expresión "rey de Israel" y se llega a la de rey universal, Señor del cosmos y de la historia; por lo tanto, mucho más allá de las expectativas del pueblo judío. En el centro de este itinerario de revelación de la realeza de Jesucristo está, una vez más, el misterio de su muerte y resurrección. Cuando crucificaron a Jesús, los sacerdotes, los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo: "Es el rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él" (Mt 27, 42). En realidad, precisamente porque era el Hijo de Dios, Jesús se entregó libremente a su pasión, y la cruz es el signo paradójico de su realeza, que consiste en la voluntad de amor de Dios Padre por encima de la desobediencia del pecado. Precisamente ofreciéndose a sí mismo en el sacrificio de expiación Jesús se convierte en el Rey del universo, como declarará él mismo al aparecerse a los Apóstoles después de la resurrección: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra." (Mt 28, 18).
Pero, ¿en qué consiste el "poder" de Jesucristo Rey? No es el poder de los reyes y de los grandes de este mundo; es el poder divino de dar la vida eterna, de librar del mal, de vencer el dominio de la muerte. Es el poder del Amor, que sabe sacar el bien del mal, ablandar un corazón endurecido, llevar la paz al conflicto más violento, encender la esperanza en la oscuridad más densa. Este Reino de la gracia nunca se impone y siempre respeta nuestra libertad. Cristo vino "para dar testimonio de la verdad" (Jn 18, 37) –como declaró ante Pilato–: quien acoge su testimonio se pone bajo su "bandera", según la imagen que gustaba a san Ignacio de Loyola. Por lo tanto, es necesario –esto sí– que cada conciencia elija: ¿a quién quiero seguir? ¿A Dios o al maligno? ¿La verdad o la mentira? Elegir a Cristo no garantiza el éxito según los criterios del mundo, pero asegura la paz y la alegría que sólo él puede dar. Lo demuestra, en todas las épocas, la experiencia de muchos hombres y mujeres que, en nombre de Cristo, en nombre de la verdad y de la justicia, han sabido oponerse a los halagos de los poderes terrenos con sus diversas máscaras, hasta sellar su fidelidad con el martirio.
Queridos hermanos y hermanas, cuando el ángel Gabriel llevó el anuncio a María, le predijo que su Hijo heredaría el trono de David y reinaría para siempre (cf. Lc 1, 32-33). Y la Virgen santísima creyó antes de darlo al mundo. Sin duda se preguntó qué nuevo tipo de realeza sería la de Jesús, y lo comprendió escuchando sus palabras y sobre todo participando íntimamente en el misterio de su muerte en la cruz y de su resurrección. Pidamos a María que nos ayude también a nosotros a seguir a Jesús, nuestro Rey, como hizo ella, y a dar testimonio de él con toda nuestra existencia.

 

Monición al Credo

Se dice Credo. Puede introducirse con la siguiente monición.

Confesamos la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en la unidad de la santa Iglesia.


Oración de los fieles

Dirijamos al Padre las súplicas que hace suyas Jesucristo, Rey del universo.

- Por la Iglesia, para que sea testigo del reino de Cristo en el mundo. Roguemos al Señor
- Por los que ejercen autoridad en las naciones, para que se hagan servidores del bien de los demás. Roguemos al Señor.

- Por los que se sienten despreciados y oprimidos, para que todos aprendamos a respetar su dignidad y la de toda persona humana. Roguemos al Señor.

- Por los que sufren injusticia, para que sepamos defender sus justos derechos. Roguemos al Señor.

- Por nosotros, para que busquemos sinceramente la verdad, la justicia y la paz, y contribuyamos así a la extensión del reino de Jesucristo en el mundo. Roguemos al Señor.

Escucha benigno, Señor y Dios nuestro,
las oraciones de tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Oración sobre las ofrendas

Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, pedimos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la paz y de la unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio
Cristo, Rey del Universo

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque consagraste Sacerdote eterno y Rey del Universo
a tu Hijo unigénito, nuestro Señor Jesucristo,
ungiéndolo con óleo de alegría,
para que, ofreciéndose a sí mismo,
como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz,
consumara el misterio de la redención humana
y, sometiendo a su poder la creación entera,
entregara a tu majestad infinita un reino eterno y universal:
el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia,
el reino de la justicia, el amor y la paz.

Por eso, con los ángeles y arcángeles,
tronos y dominaciones, y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

R. Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión Sal 28, 10-11

El Señor se sienta como rey eterno, el Señor bendice a su pueblo con la paz.


Oración después de la comunión

Después de recibir el alimento de la inmortalidad, te pedimos, Señor,
que quienes nos gloriamos de obedecer los mandatos de Cristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en el reino del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


20 de noviembre - SÁBADO DE LA XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, o SANTA MARÍA EN SÁBADO

 

 

SÁBADO DE LA XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO,
o SANTA MARÍA EN SÁBADO (ML)

Principio del formulario

 


PROGRAMA PARROQUIAL:
SÁBADO 20,  DE NOVIEMBRE

- Horario de la parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 23.00 h.

- ERMITA DE MONTEMAYOR:

 - Rezo del Santo Rosario (a las 16.30 h.) y Eucaristía I Vísperas del Domingo de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario (a las 17.00 h.).

- SAN FRANCISCO:  

- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Eucaristía I Vísperas del Domingo de la XXXIV Semana del Tiempo Ordinario (a las 19.30 h.).

- Eucaristía – Comunidades Neocatecumenales (a las 20.30 h.).



 NOTICIAS DE ACTUALIDAD


Portada

La fulminante conversión de Alessio, que pasará 30 años en la cárcel

Está en prisión por asesinato: el obispo le tomó allí tres votos que ha hecho para expiar su crimen

Abusos al inicio, soledad al final: Austin Ruse analiza dos impactantes reportajes

¿Por qué algunos gays no temen desvelar el «lado oscuro» de la vida homosexual? Una interpretación

La película de dibujos sobre la Virgen de Guadalupe trata bien al sabio obispo franciscano

El buen obispo Zumárraga, que molesta a izquierdas y nacionalistas, un gran personaje en «Tepeyac»

Vídeos

  «Soy fuego»: así era el padre Henry

  La vida religiosa vista por un dominico

  Sarah: qué le espera a la Iglesia en Europa

  Si Dios te pide un imposible... hazlo

  Corrección política: así fue el congreso

Otras noticias

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  A los 14 años trabajaba en una fábrica, con 37 se doctora en Roma: la historia de un cura de aldea

  «La violencia contra cristianos en la India debe ser perseguida», denuncia el premiado padre Prakash

  Youtube cierra La Contra TV, un canal con una cosmovisión cristiana que tiene 300.000 suscriptores

Opinión

  La respuesta a la cancelación , por Rafael Sánchez Saus

Blogs

  Hoy el reto del amor es descubrir el “sabor” de quien tienes al lado. , por El Reto Del Amor

  Pequeños potentes. Comentario para Matrimonios: Lucas 19, 45-48 , por ProyectoAmorConyugal.es

 



SANTORAL DE HOY


Elogio: En Inglaterra, san Edmundo, mártir, que, siendo rey de los anglos orientales, cayó prisionero en la batalla contra los invasores normandos y, por profesar la fe cristiana, fue coronado con el martirio.

Patronazgos: protector contra la peste.

   San Basilio de Antioquía, mártir

En Antioquía de Siria, san Basilio, mártir.

   San Crispín de Écija, obispo y mártir  

En la población de Écija, en la provincia hispánica de la Bética, san Crispín, obispo y mártir.

   San Dasio, mártir (1 coms.)  

En Silistra, de Mesia, san Dasio, mártir.

   Santos Octavio, Solutor y Adventor, mártires (1 coms.)  

En Turín, de la Liguria, santos Octavio, Solutor y Adventor, mártires.

   San Teonesto, mártir  

En Vercelli, también en la Liguria, san Teonesto, mártir, en cuyo honor edificó san Eusebio una basílica.

   San Doro de Benevento, obispo

En Benevento, de la Campania, san Doro, obispo.

   San Silvestre de Châlon-sur-Saône, obispo

En Châlon-sur-Saône, en Burgundia, san Silvestre, obispo, que a los cuarenta años de su sacerdocio, lleno de Dios y virtudes, voló al Señor.

   San Hipólito de Condat, abad y obispo

En los montes del Jura, en la región de la Galia lugdunense, san Hipólito, abad y obispo.

   San Gregorio Decapolita, monje  

En Constantinopla, san Gregorio Decapolita, monje, que primeramente abrazó la vida monástica y después la de anacoreta. Más tarde, peregrinando, permaneció bastante tiempo en Tesalónica, y finalmente se afincó en Constantinopla, donde, luchando fuertemente en defensa de las imágenes sagradas, entregó su alma al Señor.

   San Bernwardo de Hildesheim, obispo  

En Hildesheim, de Sajonia, en Germania, san Bernwardo, obispo, que defendió a sus fieles de las incursiones, restauró la disciplina del clero en numerosos sínodos y fomentó la vida monástica.

   San Cipriano de Calamizzi, abad

En Calabria, san Cipriano, abad de Calamizzi, que conservó con ejemplar fidelidad las tradiciones de Oriente y que, severo consigo mismo, era sin embargo generoso para con los pobres y buen consejero para todo el mundo.

   San Francisco Javier Can, catequista mártir  

En Hanoi, en Tonkin, san Francisco Javier Can, mártir, que, siendo catequista, a causa de su fe fue estrangulado y decapitado en tiempo del emperador Minh Mang.

   Beata María Fortunata Viti, monja  

En Veroli, cerca de Frosinone, en el Lacio, de Italia, beata María Fortunata (Ana Felicia) Viti, de la Orden de San Benito, que casi toda su vida estuvo al cuidado del ropero, intentando solamente ajustarse de todo corazón al cumplimiento de la Regla.

   Beatas Ángela de San José Lloret Martí y catorce compañeras, vírgenes y mártires (1 coms.)  

Cerca de Valencia, en España, beata Angela de San José (Francisca) Lloret Martí y catorce compañeras, vírgenes y mártires. Una era superiora general, y las demás, religiosas de la Congregación de Hermanas de la Doctrina Cristiana. Todas ellas padecieron a causa de la fe en Cristo durante la persecución contra la Iglesia, en la devastadora guerra civil. Sus nombres son: beata María del Sufragio (Antonia María) Orts Baldó, María de los Dolores (María de Montserrat) Llimona Planas, Teresa de San José (Ascensión) Duart y Roig, Isabel Ferrer Sabriá, María de la Asunción (Josefa) Mongoche Homs, María de la Concepción (Emilia) Martí Lacal, María Gracia (Paula) de San Antonio, Corazón de Jesús (María de la Purificación) Gómez Vives, María del Socorro (Teresa) Jiménez Baldoví, María de los Dolores (Gertrudis) Suris Brusola, Ignacia del Santísimo Sacramento (Josefa) Pascual Pallardó, María del Rosario (Catalina) Calpe Ibáñez, María de la Paz (María Isabel) López García y Marcela de Santo Tomás (Áurea) Navarro.

   Beata María de los Milagros Ortells Gimeno, virgen y mártir  

En el Picadero de Paterna, también en la región de Valencia, en España, beata María de los Milagros Ortells Gimeno, virgen de la Orden de las Clarisas Capuchinas y mártir en testimonio de Cristo durante la citada persecución.


LITURGIA DE HOY


(Hasta la hora nona)


Misa de sábado (verde) o de la memoria (blanco).
MISAL: para el sábado cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria del común de la bienaventurada Virgen María o de las «Misas de la Virgen María», o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.

LECC.: vol. III-impar.
- 1 Mac 6, 1-13. Por las desgracias que hice en Jerusalén, muero de tristeza. 

- Sal 9. R. Gozaré con tu salvación, Señor.
- Lc 20, 27-40. No es Dios de muertos, sino de vivos.
o bien: cf. vol. IV, o bien cf. Leccionario de las «Misas de la Virgen María».

Liturgia de las Horas: oficio de sábado o de la memoria.

Martirologio: elog. prop. de la solem. de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, pág. 45, y elogs. del 21 de noviembre, pág. 680.
CALENDARIOS: Hospitalarios de San Juan de Dios: Patrocinio de santa María Virgen sobre la Orden Hospitalaria (S).
Ciudad Rodrigo: Dedicación de la iglesia-catedral (F).
Palencia: Beatos Anselmo Polanco, obispo, y compañeros, mártires (MO).
OFM: Beatos Pascual Fortuni y compañeros, mártires (MO).
Orihuela-Alicante: Beatas Ángeles de San José, María del Sufragio, vírgenes, y compañeras, mártires (ML).
Sant Feliu de Llobregat: Beatas Isabel Ferrer Sabriá y compañeras, vírgenes y mártires (ML).
Valencia: Beatas Ángeles Lloret Martí y compañeras, mártires (ML).
Legionarios de Cristo: Beato José Sánchez del Río, mártir (ML).
Hermanas de la Cruz: Conmemoración de todas las Hermanas, familiares y bienhechores.

Antífona de entrada Cf. Hch 1, 14

Los discípulos perseveraban unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.


Monición de entrada

El titulo de Madre de la Iglesia, aplicado a la Virgen María, fue proclamado por el beato papa Pablo VI en el Concilio Vaticano II. Nos recuerda una verdad muy antigua, contenida en la tradición de la Iglesia: que María, por ser Madre de Cristo, es también verdadera Madre de todos los fieles, que, incorporados a Cristo en su Iglesia, formamos con él un solo cuerpo. Ella, como segunda Eva, nos dio a luz a nosotros, sus hijos, con dolores de parto al pie de la cruz. Y siempre que celebramos el memorial de la cruz en la eucaristía, está ella presente como nuestra madre y corredentora.


Oración colecta

Oh, Dios, Padre de misericordia,
cuyo Unigénito, clavado en la cruz,
proclamó a santa María Virgen, su Madre,
como Madre también nuestra,
concédenos, por su cooperación amorosa,
que tu Iglesia, cada día más fecunda,
se llene de gozo por la santidad de sus hijos
y atraiga a su seno a todas las familias de los pueblos.
Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
Por las desgracias que hice en Jerusalén muero de tristeza

Lectura del primer libro de los Macabeos (1 Mac 6, 1-13)

EN AQUELLOS DÍAS, el rey Antíoco recorría las provincias del norte cuando se enteró de que había en Persia una ciudad llamada Elimaida, famosa por su riqueza en plata y oro, con un templo lleno de tesoros: escudos dorados, lorigas y armas depositadas allí por Alejandro el de Filipo, rey de Macedonia, primer rey de los griegos.

Antíoco fue allá e intentó apoderarse de la ciudad y saquearla; pero no pudo, porque los de la ciudad, dándose cuenta de lo que pretendía, salieron a atacarlo.

Antíoco tuvo que huir y emprendió apesadumbrado el viaje de vuelta a Babilonia.

Cuando él se encontraba todavía en Persia, llegó un mensajero con la noticia de que la expedición militar contra Judea había fracasado y que Lisias, que en un primer momento se había presentado como caudillo de un poderoso ejército, había huido ante los judíos; estos, sintiéndose fuertes con las armas, pertrechos y el enorme botín de los campamentos saqueados, habían derribado la abominación de la desolación construida sobre el altar de Jerusalén, habían levantado en torno al santuario una muralla alta como la de antes y habían hecho lo mismo en Bet Sur, ciudad que pertenecía al rey.

Al oír este informe, el rey se asustó y se impresionó de tal forma que cayó en cama y enfermó de tristeza, porque no le habían salido las cosas como quería.

Allí pasó muchos días, cada vez más triste. Pensó que se moría, llamó a todos sus Amigos y les dijo:

«El sueño ha huido de mis ojos y estoy abrumado por las preocupaciones, y me digo: “A qué tribulación he llegado, en qué violento oleaje estoy metido, yo, que era feliz y querido cuando era poderoso! Pero ahora me viene a la memoria el daño que hice en Jerusalén, robando todo el ajuar de plata y oro que había allí, y enviando gente que exterminase sin motivo a los habitantes de Judea. Reconozco que por eso me han venido estas desgracias. Ya veis, muero de tristeza en tierra extranjera”».

 
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 9, 2-3. 4 y 6. 16 y 19 [R.: cf. 15b])

R. Gozaré, Señor, de tu salvación.
 
V. Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo,
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo.

R. Gozaré, Señor, de tu salvación.
 
V. Porque mis enemigos retrocedieron,
cayeron y perecieron ante tu rostro.
Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.

R. Gozaré, Señor, de tu salvación.
 
V. Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron.
Él no olvida jamás al pobre,
ni la esperanza del humilde perecerá.

R. Gozaré, Señor, de tu salvación.

 

Aleluya Cf. 2 Tm 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte, e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.

 

EVANGELIO
No es Dios de muertos, sino de vivos

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 20, 27-40)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:

«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».

Jesús les dijo:

«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre ¡os muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.

Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».

Intervinieron unos escribas:

«Bien dicho, Maestro».

Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco, Ángelus 6-noviembre-2016

Los «hijos del cielo y de la resurrección» no son unos pocos privilegiados, sino que son todos los hombres y todas las mujeres, porque la salvación traída por Jesús es para cada uno de nosotros. Y la vida de los resucitados será parecida a la de los ángeles (cf. Lc 20, 36), es decir, toda inmersa en la luz de Dios, toda dedicada a su alabanza, en una eternidad llena de alegría y de paz. ¡Pero cuidado! La resurrección no es sólo el hecho de resurgir después de la muerte, sino que es una nueva clase de vida que ya experimentamos hoy; es la victoria sobre la nada que ya podemos pregustar. ¡La resurrección es el fundamento de la fe y de la esperanza cristiana! Si no hubiera referencia al Paraíso y a la vida eterna, el cristianismo se reduciría a una ética, a una filosofía de vida. En cambio, el mensaje de la fe cristiana viene del cielo, es revelado por Dios y va más allá de este mundo. Creer en la resurrección es esencial, para que cada acto de nuestro de amor cristiano no sea efímero y sin más utilidad, sino que se convierta en una semilla destinada a florecer en el jardín de Dios, y producir frutos de vida eterna.


(Después de la hora nona)


TRIGESIMOCUARTA O ÚLTIMA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Segunda semana del salterio


Misa vespertina de la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo (blanco).
Liturgia de las Horas: I Vísp. de la solemnidad. Comp. Dom. I.