18 de septiembre - DOMINGO DE LA XXV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)


 
  DOMINGO DE LA XXV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO,
  Oficio del Domingo de la Semana I del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas Laudes - TerciaSexta     Nona Vísperas - Completas)
 




NOTICIAS DE ACTUALIDAD

Ángelus del Papa Francisco
(18.09.2022)



    Portada

El padre Maurizio Botta, creador de los "Cinco pasos", y la importancia de ir a la frontera

«Los jóvenes tienen una visión menos ideológica de la religión, es un terreno potencialmente fértil»

Financiada por Amazon, tendrá 5 temporadas; los críticos comentan 2 capítulos iniciales

Estrenan «Los Anillos de Poder», la teleserie más cara de la historia: ¿cuánto mantiene de Tolkien?

Laurent Gay da testimonio en colegios y prisiones

Drogadicto, con VIH y en la cárcel, iba a suicidarse: antes clamó a Dios por primera vez y fue oído

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  El Rosario, en Alto Élfico de Tolkien

  Nicaragua: la Iglesia, baluarte de libertad

  Ayuso: «Tiene que abortar, desde luego»

  Impresionante «O Magnum Mysterium»

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Opinión

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  Hoja parroquial infantil va-ti para el domingo 23º del Tiempo Ordinario , por Tres patas

  Hoy el reto del amor es compartir un detalle pequeño. , por El Reto Del Amor

  Un vino insuperable. Comentario para Matrimonios: Lucas 5, 33-39 , por ProyectoAmorConyugal.es

  Los sustratos ideológicos del transhumanismo. , por Benigno Blanco


SANTORAL DE HOY

Para ver el video pincha aquí


San Juan Macías, religioso O.P.


Otros santos de este día:

   San Océano, mártir

En Nicomedia, de Bitinia, san Océano, mártir.

   Santa Ariadna, mártir

En Prymnesso, de Frigia, santa Ariadna, mártir.

   San Ferréolo, mártir

En el territorio de la Galia Vienense, san Ferréolo, mártir, que, según la tradición, gozando de la potestad propia de los tribunos rehusó detener a cristianos, por lo cual, apresado por mandato del prefecto, fue cruelmente azotado y encarcelado. Evadido y capturado de nuevo por sus perseguidores, finalmente fue decapitado, y recibió así la palma del martirio.

   San Eustorgio I de Milán, obispo

En Milán, en la Liguria, san Eustorgio, obispo, a quien san Atanasio elogia por confesar la verdadera fe contra el error arriano.

   San Senario de Avranches, obispo

En Avranches, en el límite de la Bretaña Menor, san Senario, obispo.

   San Ferréolo de Limoges, obispo

En Limoges, de Aquitania, san Ferréolo, obispo, que libró de un inminente peligro a Marcos, refrendario del rey Childeberto, a quien quería matar el populacho.

   San Eumenio de Gortina, obispo

En Gortina, en la isla de Creta, san Eumenio, obispo.

   Santa Ricarda, reina

En Andlau, de la Baja Lotaringia, santa Ricarda, la cual, siendo reina, despreció el poder terreno para servir a Dios en el monasterio fundado por ella misma.

   San José de Cupertino, religioso presbítero

En Osimo, en el Piceno, san José de Cupertino, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, célebre, en circunstancias difíciles, por su pobreza, humildad y caridad para con los necesitados de Dios.

   Santo Domingo Trach, presbítero y mártir

En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín, santo Domingo Trach, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, decapitado en tiempo del emperador Minh Mang por preferir la muerte a pisotear la cruz.

   Beatos David Okelo y Gildo Irwa, catequistas mártires

En la aldea de Paimol, cerca de la misión de Kalongi, en Uganda, beatos David Okelo y Gildo Irwa, catequistas y mártires, que, habiéndose ofrecido espontáneamente para anunciar el Evangelio al pueblo, fueron alanceados hasta la muerte, y así, en el martirio, manifestaron la fuerza de Cristo.

   Beato Carlos Eraña Guruceta, religioso y mártir

En Ciudad Real, en España, beato Carlos Eraña Guruceta, religioso de la Compañía de María y mártir, que, detenido por milicianos, fue fusilado sin previo juicio durante la cruel persecución contra sacerdotes y religiosos.

   Beatos Fernando García Sendra y José García Mas, presbíteros y mártires

Cerca de Gandía, en la provincia de Valencia, también en España, beatos Fernando García Sendra, y José García Mas, presbíteros y mártires, que confirmaron su fidelidad al Señor durante la misma persecución religiosa

   Beatos Ambrosio Chuliá Ferrandis, Valentín Jaunzarás Gómez, Francisco Lerma Martínez, Ricardo López Mora y Modesto Gay Zarzo, religiosos mártires

En el lugar llamado Montserrat, en la región de Valencia, de nuevo en España, beatos mártires Ambrosio (Salvador) Chuliá Ferrandis y Valentín (Vicente) Jaunzarás Gómez, presbíteros, y Francisco (Justo) Lerma Martínez, Ricardo (José) López Mora y Modesto (Vicente) Gay Zarzo, religiosos, de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores, todos ellos coronados por su testimonio de Cristo durante la misma contienda.

   Beato José Kut, presbítero y mártir

En el campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, en Baviera, de Alemania, beato José Kut, presbítero y mártir, que, oriundo de Polonia y sometido a dura custodia, bien cimentado en la fe, voló al cielo víctima de crueles tormentos.



LITURGIA DE HOY

Misa del Domingo (verde).

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.

LECC.: vol. I (C).

- Am 8, 4-7. Contra los que compran al indigente por plata.

- Sal 112. R. Alabad al Señor, que alza al pobre.

- 1 Tim 2, 1-8. Que se hagan oraciones por toda la humanidad a Dios, que quiere que todos los hombres se salven.

- Lc 16, 1-13. No podéis servir a Dios y al dinero.

La liturgia de este domingo se centra en el amor a Dios y al prójimo (cf. 1.ª orac.). No podemos anteponer nada al amor de Dios y a su servicio. El dinero es incompatible con el servicio a Dios porque es un falso ídolo al que, sin darnos cuenta, le rendimos pleitesía (cf. Ev.). Anclados en él, nos incapacitamos para amar a los más pobres, a quienes con frecuencia explotamos e intentamos comprar para nuestros intereses (cf. 1 lect.). La única salida que tenemos es ganarnos amigos con el dinero injusto, haciendo limosnas o invirtiendo, por ejemplo, en obras sociales, para que nos reciban en las moradas eternas (Ev.). La 2 lect. nos llama a pedir por todos los hombres a Dios, que quiere que todos se salven. La oración de los fieles es un buen momento para ello.


* JORNADA MUNDIAL DEL TURISMO (pontificia y dependiente de la CEE, optativa): Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y en la hom., intención en la orac. univ.

Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.

Martirologio: elogs. del 19 de septiembre, pág. 562.

CALENDARIOS: Teruel-Albarracín: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. José Antonio Satué Huerto, obispo (2021).


Antífona de entrada
Yo soy la salvación del pueblo, dice el Señor. Cuando me invoquen en la tribulación, los escucharé y seré para siempre su Señor.

Monición de entrada

El domingo es el día en que recordamos la resurrección de Cristo, y por la participación en la eucaristía su salvación llega hasta nosotros. Por eso, nuestra respuesta agradecida ha de ser siempre una constante conversión que nos lleve a que él sea el centro de nuestras vidas y a servirle con todo el corazón sin que nada en este mundo nos aparte de este propósito.

 

Acto penitencial

- Salvador nuestro: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Redentor nuestro: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Mediador nuestro: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

Se dice Gloria.


Oración colecta

Oh, Dios, que has puesto la plenitud de la ley divina en el amor a ti y al prójimo, concédenos cumplir tus mandamientos, para que merezcamos llegar a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURAS DE LA MISA


PRIMERA LECTURA 
Contra los que “compran al indigente por plata”


Lectura de la profecía de Amós (Am 8, 4-7)

ESCUCHAD ESTO, los que pisoteáis, al pobre

y elimináis a los humildes del país, diciendo:

«¿Cuándo pasará la luna nueva,

para vender el grano,

y el sábado, para abrir los sacos de cereal

—reduciendo el peso y aumentando el precio,

y modificando las balanzas con engaño—

para comprar al indigente por plata

y al pobre por un par de sandalias,

para vender hasta el salvado del grano?».

El Señor lo ha jurado por la Gloria de Jacob:

«No olvidaré jamás ninguna de sus acciones».

 

Palabra de Dios.

R. Te alabamos, Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 112, 1-2. 4-6. 7-8 (R.: cf. 1a et 7b])


R. Alabad al Señor, que alza al pobre.


V. Alabad, siervos del Señor,

alabad el nombre del Señor.

Bendito sea el nombre del Señor,

ahora y por siempre.


R. Alabad al Señor, que alza al pobre.


V. El Señor se eleva sobre todos los pueblos,

su gloria sobre los cielos.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,

que habita en las alturas

y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?


R. Alabad al Señor, que alza al pobre.


V. Levanta del polvo al desvalido,

alza de la basura al pobre,

para sentarlo con los príncipes,

los príncipes de su pueblo.


R. Alabad al Señor, que alza al pobre.

 

SEGUNDA LECTURA
Que se hagan oraciones por toda la humanidad a Dios,
que quiere que todos los hombres se salven


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1 Tim 2, 1-8)

QUERIDO HERMANO:

Ruego, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto.

Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos; este es un testimonio dado a su debido tiempo y para el que fui constituido heraldo y apóstol —digo la verdad, no miento—, maestro de las naciones en la fe y en la verdad.

Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, alzando unas manos limpias, sin ira ni divisiones.

 

Palabra de Dios.

R. Te alabamos, Señor.

 

Aleluya 2 Cor 8, 9
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre para enriqueceros con su pobreza. R.
 
EVANGELIO (opción 1)
No podéis servir a Dios y al dinero

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 16, 1-13)

R. Gloria a ti, Señor.

 

EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos:

«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:

“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.

El administrador se puso a decir para sí:

“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:

“¿Cuánto debes a mi amo?”.

Este respondió:

“Cien barriles de aceite”.

Él le dijo:

“Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.

Luego dijo a otro:

“Y tú, ¿cuánto debes?”.

Él contestó:

“Cien fanegas de trigo”.

Le dice:

“Toma tu recibo y escribe ochenta”.

Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz.

Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.

Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».

 

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti, Señor Jesús.

 

EVANGELIO (opción 2)
No podéis servir a Dios y al dinero


╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 16, 10-13)

R. Gloria a ti, Señor.

 

EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos:

«El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.

Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».

 

Palabra del Señor.

R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco
ÁNGELUS. Domingo, 22 de septiembre de 2019

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La parábola contenida en el Evangelio de este domingo (cf. Lc 16, 1-13) tiene como protagonista a un administrador astuto y poco honrado que, acusado de haber despilfarrado los bienes del patrono, está a punto de ser despedido. En esta difícil situación, no recrimina, no busca justificación ni se deja desanimar, sino que busca una salida para asegurarse un futuro tranquilo. Al principio reacciona con lucidez, reconociendo sus propios límites: «Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza» (Lc 16, 3); luego actúa con astucia, robando a su amo por última vez. En efecto, llama a los deudores y reduce las deudas que tienen con el amo, para congraciárselos y luego ser recompensados por ellos. Se trata de hacer amigos con la corrupción y obtener gratitud con la corrupción, como desgraciadamente es habitual hoy en día.

Jesús presenta este ejemplo no como una exhortación a la deshonestidad, sino como una astucia. De hecho, enfatiza: «El señor alabó a ese administrador injusto, porque había obrado astutamente» (Lc 16, 8), es decir, con esa mezcla de inteligencia y astucia, que te permite superar situaciones difíciles. La clave para leer esta historia está en la invitación de Jesús al final de la parábola: «Haceos amigos con las riquezas injustas, para que, cuando lleguen a faltar, os reciban en las eternas moradas» (Lc 16, 9). Esto parece un poco confuso, pero no lo es: las "riquezas injustas" son el dinero ?también llamado "estiércol del diablo"? y en general los bienes materiales.

La riqueza puede empujar a la gente a construir muros, crear divisiones y discriminación. Jesús, por el contrario, invita a sus discípulos a invertir el curso: "Hacer amigos con las riquezas". Es una invitación a saber transformar bienes y riquezas en relaciones, porque las personas valen más que las cosas y cuentan más que las riquezas que poseen. En la vida, en efecto, no son los que tienen tantas riquezas los que dan fruto, sino los que crean y mantienen vivos tantos lazos, tantas relaciones, tantas amistades a través de las diferentes "riquezas", es decir, de los diferentes dones con los que Dios los ha dotado. Pero Jesús indica también el fin último de su exhortación: "Haceos amigos con las riquezas injustas para que os reciban en las moradas eternas". Si somos capaces de transformar las riquezas en instrumentos de fraternidad y solidaridad, nos acogerá en el Paraíso no solamente Dios, sino también aquellos con los que hemos compartido, administrándolo bien lo que el Señor ha puesto en nuestras manos.

Hermanos y hermanas, esta página evangélica hace resonar en nosotros la pregunta del administrador deshonesto, expulsado por su amo: «¿Qué haré pues?» (Lc 16, 3). Frente a nuestras carencias y fracasos, Jesús nos asegura que siempre estamos a tiempo para sanar el mal hecho con el bien. Que los que han causado lágrimas hagan felices a alguien; que los que han quitado indebidamente, done a los necesitados. Al hacerlo, seremos alabados por el Señor "porque hemos obrado astutamente", es decir, con la sabiduría de los que se reconocen como hijos de Dios y se ponen en juego por el Reino de los cielos.

Que la Santísima Virgen nos ayude a ser astutos para asegurarnos no el éxito mundano, sino la vida eterna, para que en el momento del juicio final las personas necesitadas a las que hemos ayudado sean testigos de que en ellas hemos visto y servido al Señor.


ÁNGELUS, Domingo 18 de septiembre de 2016

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy Jesús nos lleva a reflexionar sobre dos estilos de vida contrapuestos: el mundano y el del Evangelio. El espíritu del mundo no es el espíritu de Jesús. Y lo hace mediante la narración de la palabra del administrador infiel y corrupto, que es alabado por Jesús, a pesar de su deshonestidad (cf. Lc 16, 1-13).
Es necesario precisar inmediatamente que este administrador no se presenta como modelo a seguir, sino como ejemplo de astucia.
Este hombre es acusado de mala administración de los negocios de su señor y, antes de ser apartado, busca astutamente ganarse la benevolencia de sus deudores, condonando parte de la deuda para asegurarse, así, un futuro. Comentando este comportamiento, Jesús observa: «los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz» (Lc 16, 8).
Ante tal astucia mundana nosotros estamos llamados a responder con la astucia cristiana, que es un don del Espíritu Santo. Se trata de alejarse del espíritu de los valores del mundo, que tanto gustan al demonio, para vivir según el Evangelio. Y la mundanidad, ¿cómo se manifiesta? La mundanidad se manifiesta con actitudes de corrupción, de engaño, de abuso, y supone el camino más equivocado, el camino del pecado, ¡porque uno te lleva al otro! Es como una cadena, aunque sí –es verdad– es el camino más cómodo de recorrer generalmente.
En cambio el espíritu del Evangelio requiere un estilo de vida serio –¡serio pero alegre, lleno de alegría!–, serio y de duro trabajo, basado en la honestidad, en la certeza, en el respeto de los demás y su dignidad, en el sentido del deber. Y ¡esta es la astucia cristiana! El recorrido de la vida necesariamente conlleva una elección entre dos caminos: entre la honestidad y deshonestidad, entre fidelidad e infidelidad, entre egoísmo y altruismo, entre bien y mal. No se puede oscilar entre el uno y el otro, porque se mueven en lógicas distintas y contrastantes. El profeta Elías decía al pueblo de Israel que iba por estos dos caminos: «¡Vosotros cojeáis con dos pies!» (cf. 1R 18, 21). Es una imagen bonita. Es importante decidir qué dirección tomar y después, una vez elegida la adecuada, caminar con soltura y determinación, confiando en la gracia del Señor y en el apoyo de su Espíritu. Fuerte y categórica es la conclusión del pasaje evangélico: «Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro» (Lc 16, 13).
Con esta enseñanza, Jesús hoy nos exhorta a elegir claramente entre Él y el espíritu del mundo, entre la lógica de la corrupción, del abuso y de la avidez y la de la rectitud, de la humildad y del compartir. Alguien se comporta con la corrupción como con las drogas: piensa poderla usar y dejarla cuando quiera. Se empieza con poco: una propina por aquí, un soborno por allá… Y entre esta y aquella lentamente se pierde la propia libertad. También la corrupción produce adicción, y genera pobreza, explotación, sufrimiento. Y ¡cuántas víctimas hay hoy por el mundo! Cuántas víctimas de esta difusa corrupción.
Cuando en cambio intentamos seguir la lógica evangélica de la integridad, de la transparencia, en las intenciones y en los comportamientos, de la fraternidad, nosotros nos convertimos en artesanos de justicia y abrimos horizontes de esperanza para la humanidad. Con la gratuidad y la donación de nosotros mismos a los hermanos, servimos al dueño justo: Dios.
Que la Virgen María nos ayude a elegir en cada ocasión y cueste lo que cueste el camino justo, encontrando también el valor de ir contracorriente, con el fin de seguir a Jesús y a su Evangelio.

Del Papa Benedicto XVI
HOMILÍA, Domingo 23 de septiembre de 2007

(...) Queridos hermanos y hermanas, sé que os habéis preparado para mi visita con un intenso camino espiritual, adoptando como lema un versículo muy significativo de la primera carta de san Juan: "Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él" (1 Jn 4, 16). Deus caritas est, Dios es amor: con estas palabras comienza mi primera encíclica, que atañe al centro de nuestra fe: la imagen cristiana de Dios y la consiguiente imagen del hombre y de su camino.
Me alegra que, como guía del itinerario espiritual y pastoral de la diócesis, hayáis escogido precisamente esta expresión: "Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él". Hemos creído en el amor: esta es la esencia del cristianismo. Por tanto, nuestra asamblea litúrgica de hoy no puede por menos de centrarse en esta verdad esencial, en el amor de Dios, capaz de dar a la existencia humana una orientación y un valor absolutamente nuevos.
El amor es la esencia del cristianismo; hace que el creyente y la comunidad cristiana sean fermento de esperanza y de paz en todas partes, prestando atención en especial a las necesidades de los pobres y los desamparados. Esta es nuestra misión común: ser fermento de esperanza y de paz porque creemos en el amor. El amor hace vivir a la Iglesia, y puesto que es eterno, la hace vivir siempre, hasta el final de los tiempos.
En los domingos pasados, san Lucas, el evangelista que más se preocupa de mostrar el amor que Jesús siente por los pobres, nos ha ofrecido varios puntos de reflexión sobre los peligros de un apego excesivo al dinero, a los bienes materiales y a todo lo que impide vivir en plenitud nuestra vocación y amar a Dios y a los hermanos.
También hoy, con una parábola que suscita en nosotros cierta sorpresa porque en ella se habla de un administrador injusto, al que se alaba (cf. Lc 16, 1-13), analizando a fondo, el Señor nos da una enseñanza seria y muy saludable. Como siempre, el Señor toma como punto de partida sucesos de la crónica diaria: habla de un administrador que está a punto de ser despedido por gestión fraudulenta de los negocios de su amo y, para asegurarse su futuro, con astucia trata de negociar con los deudores. Ciertamente es injusto, pero astuto: el evangelio no nos lo presenta como modelo a seguir en su injusticia, sino como ejemplo a imitar por su astucia previsora. En efecto, la breve parábola concluye con estas palabras: "El amo felicitó al administrador injusto por la astucia con que había procedido" (Lc 16, 8).
Pero, ¿qué es lo que quiere decirnos Jesús con esta parábola, con esta conclusión sorprendente? Inmediatamente después de esta parábola del administrador injusto el evangelista nos presenta una serie de dichos y advertencias sobre la relación que debemos tener con el dinero y con los bienes de esta tierra. Son pequeñas frases que invitan a una opción que supone una decisión radical, una tensión interior constante.
En verdad, la vida es siempre una opción: entre honradez e injusticia, entre fidelidad e infidelidad, entre egoísmo y altruismo, entre bien y mal. Es incisiva y perentoria la conclusión del pasaje evangélico: "Ningún siervo puede servir a dos amos: porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo". En definitiva —dice Jesús— hay que decidirse: "No podéis servir a Dios y al dinero" (Lc 16, 13). La palabra que usa para decir dinero —"mammona"— es de origen fenicio y evoca seguridad económica y éxito en los negocios. Podríamos decir que la riqueza se presenta como el ídolo al que se sacrifica todo con tal de lograr el éxito material; así, este éxito económico se convierte en el verdadero dios de una persona.
Por consiguiente, es necesaria una decisión fundamental para elegir entre Dios y "mammona"; es preciso elegir entre la lógica del lucro como criterio último de nuestra actividad y la lógica del compartir y de la solidaridad. Cuando prevalece la lógica del lucro, aumenta la desproporción entre pobres y ricos, así como una explotación dañina del planeta. Por el contrario, cuando prevalece la lógica del compartir y de la solidaridad, se puede corregir la ruta y orientarla hacia un desarrollo equitativo, para el bien común de todos.
En el fondo, se trata de la decisión entre el egoísmo y el amor, entre la justicia y la injusticia; en definitiva, entre Dios y Satanás. Si amar a Cristo y a los hermanos no se considera algo accesorio y superficial, sino más bien la finalidad verdadera y última de toda nuestra vida, es necesario saber hacer opciones fundamentales, estar dispuestos a renuncias radicales, si es preciso hasta el martirio. Hoy, como ayer, la vida del cristiano exige valentía para ir contra corriente, para amar como Jesús, que llegó incluso al sacrificio de sí mismo en la cruz.
Así pues, parafraseando una reflexión de san Agustín, podríamos decir que por medio de las riquezas terrenas debemos conseguir las verdaderas y eternas. En efecto, si existen personas dispuestas a todo tipo de injusticias con tal de obtener un bienestar material siempre aleatorio, ¡cuánto más nosotros, los cristianos, deberíamos preocuparnos de proveer a nuestra felicidad eterna con los bienes de esta tierra! (cf. Discursos 359, 10).
Ahora bien, la única manera de hacer que fructifiquen para la eternidad nuestras cualidades y capacidades personales, así como las riquezas que poseemos, es compartirlas con nuestros hermanos, siendo de este modo buenos administradores de lo que Dios nos encomienda. Dice Jesús: "El que es fiel en lo poco, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho" (Lc 16, 10).
De esa opción fundamental, que es preciso realizar cada día, también habla hoy el profeta Amós en la primera lectura. Con palabras fuertes critica un estilo de vida típico de quienes se dejan absorber por una búsqueda egoísta del lucro de todas las maneras posibles y que se traduce en afán de ganancias, en desprecio a los pobres y en explotación de su situación en beneficio propio (cf. Am 4, 5).
El cristiano debe rechazar con energía todo esto, abriendo el corazón, por el contrario, a sentimientos de auténtica generosidad. Una generosidad que, como exhorta el apóstol san Pablo en la segunda lectura, se manifiesta en un amor sincero a todos y en la oración.
En realidad, orar por los demás es un gran gesto de caridad. El Apóstol invita, en primer lugar, a orar por los que tienen cargos de responsabilidad en la comunidad civil, porque —explica— de sus decisiones, si se encaminan a realizar el bien, derivan consecuencias positivas, asegurando la paz y "una vida tranquila y apacible, con toda piedad y dignidad" para todos (1 Tm 2, 2). Por consiguiente, no debe faltar nunca nuestra oración, que es nuestra aportación espiritual a la edificación de una comunidad eclesial fiel a Cristo y a la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
(...) Que María nos libre de la codicia de las riquezas, y haga que, elevando al cielo manos libres y puras, demos gloria a Dios con toda nuestra vida (cf. Colecta). Amén.

 

ÁNGELUS, Domingo 23 de septiembre de 2007

Queridos hermanos y hermanas

Durante la solemne celebración eucarística, comentando los textos litúrgicos, he reflexionado sobre el uso correcto de los bienes terrenos, un tema que en estos domingos el evangelista san Lucas ha vuelto a proponer de diversos modos a nuestra atención. 

Narrando la parábola de un administrador injusto, pero muy astuto, Cristo enseña a sus discípulos cuál es el mejor modo de utilizar el dinero y las riquezas materiales, es decir, compartirlos con los pobres, granjeándose así su amistad con vistas al reino de los cielos. "Haceos amigos con el dinero injusto -dice Jesús-, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas" (Lc 16, 9). El dinero no es "injusto" en sí mismo, pero más que cualquier otra cosa puede encerrar al hombre en un egoísmo ciego. Se trata, pues, de realizar una especie de "conversión" de los bienes económicos en vez de usarlos sólo para el propio interés, es preciso pensar también en las necesidades de los pobres, imitando a Cristo mismo, el cual, como escribe san Pablo, "siendo rico, por vosotros se hizo pobre, a fin de que os enriquecierais con su pobreza" (2Co 8, 9). Parece una paradoja Cristo no nos ha enriquecido con su riqueza, sino con su pobreza, es decir, con su amor, que lo impulsó a entregarse totalmente a nosotros. 

Aquí podría abrirse un vasto y complejo campo de reflexión sobre el tema de la riqueza y de la pobreza, incluso a escala mundial, en el que se confrontan dos lógicas económicas la lógica del lucro y la lógica de la distribución equitativa de los bienes, que no están en contradicción entre sí, con tal de que su relación esté bien ordenada. La doctrina social católica ha sostenido siempre que la distribución equitativa de los bienes es prioritaria. El lucro es naturalmente legítimo y, en una medida justa, necesario para el desarrollo económico. 

En la encíclica Centesimus Annus escribió Juan Pablo II "La moderna economía de empresa comporta aspectos positivos, cuya raíz es la libertad de la persona, que se expresa en el campo económico y en otros campos" (n. 32). Sin embargo -añadió-, no se ha de considerar el capitalismo como el único modelo válido de organización económica (cf. ib., 35). La emergencia del hambre y la emergencia ecológica muestran cada vez con más evidencia que cuando predomina la lógica del lucro aumenta la desproporción entre ricos y pobres y una dañosa explotación del planeta. En cambio, cuando predomina la lógica del compartir y de la solidaridad, es posible corregir la ruta y orientarla hacia un desarrollo equitativo y sostenible. 

María santísima, que en el Magníficat proclama el Señor "a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos" (Lc 1, 53), ayude a los cristianos a usar con sabiduría evangélica, es decir, con generosa solidaridad, los bienes terrenos, e inspire a los gobernantes y a los economistas estrategias clarividentes que favorezcan el auténtico progreso de todos los pueblos.


Se dice Credo.

 

Oración de los fieles

Oremos a Dios Padre, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. El apóstol Pablo nos sugiere algunas intenciones de oración, que hoy hacemos nuestras.
- Por la Iglesia, para que sepa dar testimonio de Cristo en medio de nuestro mundo. Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes de todas las naciones, para que sus esfuerzos por la paz y la justicia no sean en vano. Roguemos al Señor.
- Por los marginados, por los parados, por los más pobres, para que encuentren una solución justa para sus problemas. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, para que no caigamos en la tentación de la codicia y no se apegue nuestro corazón a las riquezas. Roguemos al Señor.

Que podamos llevar, Señor, una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto, alzando hacia ti nuestras manos, limpias de ira y divisiones. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Oración sobre las ofrendas
Recibe, Señor, en tu bondad las ofrendas de tu pueblo, para que cuanto creemos por la fe lo alcancemos por el sacramento celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO V DOMINICAL DEL TIEMPO ORDINARIO
LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque creaste el universo entero
y estableciste el continuo retorno de las estaciones,
y al hombre, formado a tu imagen y semejanza,
sometiste las maravillas del mundo,
para que, en tu nombre, dominara la creación
y, al contemplar tus grandezas, en todo momento te alabara,
por Cristo, Señor nuestro.

Por eso, te alabamos con todos los ángeles,
aclamándote llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…


Antífona de la comunión Sal 118, 4-5

Tú, Señor, promulgas tus decretos para que se observen exactamente; ojalá esté firme mi camino para cumplir tus consignas.

O bien: Jn 10, 14

Yo soy el Buen Pastor, dice el Señor, que conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.


Oración después de la comunión

Señor, apoya bondadoso con tu ayuda continua a los que alimentas con tus sacramentos, para que consigamos el fruto de la salvación en los sacramentos y en la vida diaria. Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

17 de septiembre - SÁBADO DE LA XXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO o SANTA MARÍA EN SÁBADO (ML) o SAN ROBERTO BELARMINO, obispo y doctor de la Iglesia (ML)

 

 
  SÁBADO DE LA XXIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
  o SAN ROBERTO BELARMINO, obispo y doctor de la Iglesia (ML)
  Oficio del Sábado de la Semana IV del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas Laudes - TerciaSexta     Nona Vísperas - Completas)
 


Presentación de la nueva página web
de nuestras Parroquias




SANTORAL DE HOY

Elogio: San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia, miembro de la Orden de la Compañía de Jesús, que intervino de modo conspicuo, con sutiles y peculiares aportaciones, en las disputas teológicas de su tiempo. Fue cardenal, y durante algún tiempo también obispo entregado al ministerio pastoral de la diócesis de Capua, en Italia. Finalmente, desempeñó en la Curia romana múltiples actividades relacionadas con la defensa doctrinal de la fe.

Refieren a este santo: Beato Juan Juvenal Ancina, San Luis Gonzaga.


Elogio: En el monasterio de Rupertsberg, cerca de Bingen, en Hesse, santa Hildegardis, virgen y doctora de la Iglesia, que expuso y describió piadosamente en libros los conocimientos conseguidos experimentalmente, tanto sobre ciencias naturales, médicas y musicales, como de contemplación mística.

Patronazgos: patrona de los lingüistas y científicos de la naturaleza.

Refieren a este santo: Beato Eugenio III, San Gerlaco, Santa Isabel de Schönau, San Ruperto.


Otros santos de este día:

   San Sátiro, laico

En Milán, de la Liguria, sepultura de san Sátiro, cuyos insignes méritos relata su hermano san Ambrosio. Cuando aún no estaba iniciado en los misterios cristianos, sufrió un naufragio sin temor a la muerte, pero, salvado de las aguas, entró en la Iglesia de Dios para no morir con las manos vacías. Unido en íntima y mutua fraternidad a su hermano Ambrosio, fue enterrado por el obispo de Milán junto al mártir san Víctor.

   San Lamberto de Maastricht, obispo y mártir

En Lieja, de Austrasia, pasión de san Lamberto, obispo de Maastricht y mártir, que, desterrado, se retiró al monasterio de Stavelot, y tiempo después, restituido a la sede, siendo inocente fue asesinado por los enemigos de la Iglesia mientras desempeñaba brillantemente la función pastoral.

   San Rodingo, abad

En el bosque de la región de Argona, a orillas del Mosa, en Austrasia, san Rodingo, abad, fundador y piadoso pre-pósito del monasterio de Beaulieu, cercano a Lyon.

   Santa Columba, virgen y mártir

En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, santa Columba, virgen y mártir, que en la persecución desencadenada por los musulmanes confesó espontáneamente su fe ante el juez y demás magistrados, por lo que fue decapitada frente a las puertas del palacio.

   San Reinaldo, eremita

En Mélinais, en el territorio de Angers, en la Galia, san Reinaldo, que abrazó la vida eremítica en las montañas de Craon, para mejor vivir los preceptos del Señor.

   Santa Hildegardis, virgen y doctora de la Iglesia

En el monasterio de Rupertsberg, cerca de Bingen, en Hesse, santa Hildegardis, virgen y doctora de la Iglesia, que expuso y describió piadosamente en libros los conocimientos conseguidos experimentalmente, tanto sobre ciencias naturales, médicas y musicales, como de contemplación mística.

   Beato Querubín Testa, religioso presbítero

En Avigliana, en el territorio de Turín, en el Piamonte, beato Querubín Testa, presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, devotísimo de la pasión del Señor.

   San Pedro Arbués, presbítero y mártir

En Zaragoza, en el reino de Aragón, san Pedro Arbués, presbítero y mártir, canónigo regular de la Orden de San Agustín. que, dedicado en dicho reino a combatir supersticiones y herejías. fue asesinado ante el altar de la iglesia catedral a manos de algunos afectados por su oficio de inquisidor.

   San Estanislao de Jesús y María Papczynski, presbítero y fundador

En Gora Kalwaria, Polonia, san Estanislao de Jesús y María (Juan Papczynski), presbítero y fundador de la congregación de Clérigos de la Inmaculada Concepción de la Ssima. Virgen María.

   San Manuel Nguyen Van Triêu, presbítero y mártir   

En Hue, de Annam, pasión de san Manuel Nguyen Van Triêu, presbítero, mártir bajo el régimen del emperador Canh Thinh.

   San Francisco María de Camporosso, religioso

En Génova, de la región de la Liguria, san Francisco María de Camporosso, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que fue eximio por su caridad para con los pobres, así como por su entrega al bien y salvación de sus vecinos enfermos de una peste arrasadora, de la cual también él mismo se hizo ofrenda como víctima.

   San Segismundo Félix Felinski, obispo y fundador

En Cracovia, ciudad de Polonia, san Segismundo Félix Felinski, obispo de Varsovia, que en medio de grandes dificultades trabajó por la libertad y la instauración de la Iglesia, y para atender a las necesidades del pueblo fundó la Congregación de Hermanas Franciscanas de la Familia de María.

   Beato Juan Ventura Solsona, presbítero y mártir

En la población de Castillo de Villamalefa, en la provincia de Castellón de la Región Valenciana, en España, beato Juan Ventura Solsona, presbítero y mártir, que, perseverante en su fe, emigró a la gloria celestial durante la cruel persecución religiosa.

   Beato Timoteo Valero Pérez, presbítero y mártir

En Madrid, de nuevo en España, beato Timoteo Valero Pérez, presbítero de los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores y mártir, que en la misma contienda libró su buen combate por la fe de Cristo.

   Beato Segismundo Sajna, presbítero y mártir

En los bosques de Palmiry, cerca de Varsovia, en Polonia, beato Segismundo Sajna, presbítero y mártir, fusilado en tiempo de guerra por no abdicar de su fe bajo un régimen extranjero hostil a Dios.

   Beata Leonella Sgorbati, religiosa mártir

En Mogadishu, Somalia, Leonella Sgorbati, en el siglo Rosa María, mártir, misionera del Instituto de las Hermanas Misioneras de la Consolata.


LITURGIA DE HOY

 (Hasta la Hora Nona)

Misa de sábado (verde) o de una de las memorias (blanco).

MISAL: para el sábado cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria de santa María en sábado del común de la bienaventurada Virgen María o de las «Misas de la Virgen María», o de un domingo del T.O. / para la memoria de san Roberto 1.ª orac. prop. y el resto del común de pastores (para un obispo) o de doctores, o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.


LECC.: vol. III-par.

- 1 Cor 15, 35-37. 42-49. Se siembra un cuerpo corruptible, resucita incorruptible.
- Sal 55. R. Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.
- Lc 8, 4-15. Lo de la tierra buena son los que guardan la palabra y dan fruto con perseverancia.

o bien: cf. vol. IV, o bien cf. Leccionario de las «Misas de la Virgen María».

Liturgia de las Horas: oficio de sábado o de una de las memorias.

Martirologio: elogs. del 18 de septiembre, pág. 560.

CALENDARIOS: Mérida-Badajoz y Vic: Dedicación de la iglesia-catedral (F).
Carmelitas: San Alberto de Jerusalén, obispo (F).
Familia Franciscana: Impresión de las llagas de san Francisco de Asís (F).
Osma-Soria y Sigüenza-Guadalajara: San Martín de Finojosa, obispo (MO). O. Cist. y OCSO: (ML).
Zaragoza: San Pedro Arbúes, mártir (MO). Canónigos Regulares de Letrán: (ML).
Jesuitas: San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia (MO).
Benedictinos y O. Cist.: Santa Hildegarda, virgen y doctora de la Iglesia (ML).
Escolapios: Beato Antonio María Schwartz, presbítero (ML).

Memoria de santa María:

Común de la B. V. María I. Tiempo ordinario 1.


Antífona de entrada

Salve, Madre Santa, Virgen, Madre del Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos.

Monición de entrada

Alegrémonos todos al celebrar la memoria de la Virgen María. En ella encontramos el modelo del orante que escucha la Palabra de Dios y de la acogida incondicional de esa Palabra, que hace carne los designios de Dios. La alabamos glorificando la obra del Altísimo en ella; rezamos cantando su Magníficat y recurrimos a ella confiando en su intercesión maternal, pues es tradición de la comunidad cristiana dirigirse directamente a ella invocando su ayuda en las horas difíciles. En la escuela de la Madre de Dios, los cristianos aprendemos el estilo de vida de la gratuidad, de un amor que no espera, sino que se adelanta a las necesidades del otro, de una caridad que alcanza al hermano en lo concreto y le transmite no solo la vida, sino el gozo y el sentido de la misma vida.


Oración colecta

Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de santa María, siempre Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

 

Memoria de san Roberto:

17 de septiembre

San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia

 

Antífona de entrada Cf. Ez 34, 11. 23-24

Buscaré a mis ovejas, dice el Señor, y suscitaré un pastor que las apaciente: yo, el Señor, seré su Dios.

O bien: Cf. Lc 12, 42

Este es el administrador fiel y prudente a quien el Señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas

 

Monición de entrada

Recordamos en esta celebración a san Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia, miembro de la Orden de la Compañía de Jesús. Nació el año 1542. Intervino sabiamente, con sutiles y peculiares aportaciones, en las disputas teológicas de su tiempo. Fue cardenal y, durante algún tiempo, también obispo de la diócesis de Capua, en Italia. Finalmente, desempeñó en la Curía romana múltiples actividades relacionadas con la defensa doctrinal de la fe. Entregó su alma a Dios el año 1621.

 

Oración colecta

Oh, Dios, que dotaste a san Roberto Belarmino, obispo, de admirable sabiduría y santidad para defender la fe de tu Iglesia, concede a tu pueblo, por su intercesión, alegrarse siempre en la integridad de esta misma fe. Por nuestro Señor Jesucristo.


LECTURAS DE LA MISA


PRIMERA LECTURA 
Se siembra un cuerpo corruptible, resucita incorruptible

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1 Cor 15, 35-37. 42-49)

HERMANOS:
Alguno preguntará: «¿Y cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?». Insensato, lo que tú siembras no recibe vida si (antes) no muere. Y al sembrar, no siembras el cuerpo que llegará a ser, sino un simple grano, de trigo, por ejemplo, o de cualquier otra planta.
Lo mismo es la resurrección de los muertos: se siembra un cuerpo corruptible, resucita incorruptible; se siembra un cuerpo sin gloria, resucita glorioso; se siembra un cuerpo débil, resucita lleno de fortaleza; se siembra un cuerpo animal, resucita espiritual. Si hay un cuerpo animal, lo hay también espiritual.
Efectivamente, así está escrito: el primer hombre, Adán, se convirtió en ser viviente. El último Adán, en espíritu vivificante. Pero no fue primero lo espiritual, sino primero lo material y después lo espiritual. El primer hombre, que proviene de la tierra, es terrenal; el segundo hombre es del cielo. Como el hombre terrenal, así son los de la tierra; como el celestial, así son los del cielo, Y lo mismo que hemos llevado la imagen del hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL Sal 55, 10. 11-12. 13-14 (R.: cf. 14cd)

R. Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.

V. Que retrocedan mis enemigos
cuando te invoco,
y así sabré que eres mi Dios.

R. Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.

V. En Dios, cuya promesa alabo,
en el Señor, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo;
¿qué podrá hacerme un hombre?

R. Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.

V. Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias;
porque libraste mi alma de la muerte,
mis pies de la caída;
para que camine en presencia de Dios
a la luz de la vida.

R. Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.


Aleluya Cf. Lc 8, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dioscon un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia. R.

EVANGELIO 
Los de la tierra buena son los que guardan la palabra y dan fruto con perseverancia

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 8, 4-15)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, habiéndose reunido una gran muchedumbre y gente que salía de toda la ciudad, dijo Jesús en parábola:
«Salió el sembrador a sembrar su semilla.
Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de brotar, se secó por falta de humedad.
Otra parte cayó entre abrojos, y los abrojos, creciendo al mismo tiempo, la ahogaron.
Y otra parte cayó en tierra buena, y, después de brotar, dio fruto al ciento por uno».
Dicho esto, exclamó:
«El que tenga oídos para oír, que oiga».
Entonces le preguntaron los discípulos qué significaba esa parábola.
Él dijo:
«A vosotros se os ha otorgado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás, en parábolas, “para que viendo no vean y oyendo no entiendan”.
El sentido de la parábola es este: la semilla es la palabra de Dios.
Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven.
Los del terreno pedregoso son los que, al oír, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan.
Lo que cayó entre abrojos son los que han oído, pero, dejándose llevar por los afanes, riquezas y placeres de la vida, se quedan sofocados y no llegan a dar fruto maduro.
Lo de la tierra buena son los que escuchan la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Crisóstomo in Mat. hom. 4

Así como las espinas no permiten que nazca la semilla, sino que la sofocan por su espesor, así los cuidados de la vida presente, no permiten que fructifique la semilla espiritual. Reprensible sería el labrador que sembrase sobre espinas punzantes, sobre piedras y en el camino. Porque no es posible que la piedra se haga tierra, ni que el camino deje de ser camino, ni que las espinas dejen de ser espinas. Al contrario, no sucede lo mismo en las cosas espirituales, pues es posible que la piedra se convierta en tierra rica, que el camino no se pise y que las espinas desaparezcan.

 


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Cuando se introduce la palabra divina en una inteligencia limpia de los cuidados mundanos, echa raíces profundas, produce espigas y crece oportunamente» (San Cirilo de Alejandría).

«La semilla del Evangelio fecunda la historia de los hombres y anuncia una cosecha abundante. Jesús hace asimismo una advertencia: sólo en el corazón bien dispuesto germina la Palabra de Dios» (San Juan Pablo II).

«La invocación del santo Nombre de Jesús es el camino más sencillo de la oración continua. Repetida con frecuencia por un corazón humildemente atento, no se dispersa en ‘palabrerías’, sino que ‘conserva la Palabra y fructifica con perseverancia (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.668).


(Después de la Hora Nona)

VIGESIMOQUINTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Primera semana del Salterio

Misa vespertina del XXV Domingo del tiempo ordinario (verde).
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio dominical. Comp. Dom. I.