Tiempo de la Octava de Navidad:
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
En el tiempo de Navidad106. En el tiempo de Navidad, la Iglesia celebra el misterio de la manifestación del Señor: su humilde nacimiento en Belén, anunciado a los pastores, primicia de Israel que acoge al Salvador; la manifestación a los Magos, "venidos de Oriente" (Mt 2,1), primicia de los gentiles, que en Jesús recién nacido reconocen y adoran al Cristo Mesías; la teofanía en el río Jordán, donde Jesús fue proclamado por el Padre "hijo predilecto" (Mt 3,17) y comienza públicamente su ministerio mesiánico; el signo realizado en Caná, con el que Jesús "manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él" (Jn 2,11).
107. Durante el tiempo navideño, además de estas celebraciones, que muestran su sentido esencial, tienen lugar otras que están íntimamente relacionadas con el misterio de la manifestación del Señor: el martirio de los Santos Inocentes (28 de Diciembre), cuya sangre fue derramada a causa del odio a Jesús y del rechazo de su reino por parte de Herodes; la memoria del Nombre de Jesús, el 3 de Enero; la fiesta de la Sagrada Familia (domingo dentro de la octava), en la que se celebra el santo núcleo familiar en el que "Jesús crecía en sabiduría, edad y gracia ante Dios y antes los hombres" (Lc 2, 52); la solemnidad del 1 de Enero, memoria importante de la maternidad divina, virginal y salvífica de María; y, aunque fuera ya de los límites del tiempo navideño, la fiesta de la Presentación del Señor (2 de Febrero), celebración del encuentro del Mesías con su pueblo, representado en Simeón y Ana, y ocasión de la profecía mesiánica de Simeón.
108. Gran parte del rico y complejo misterio de la manifestación del Señor encuentra amplio eco y expresiones propias en la piedad popular. Esta muestra una atención particular a los acontecimientos de la infancia del Salvador, en los que se ha manifestado su amor por nosotros. La piedad popular capta de un modo intuitivo:
- el valor de la "espiritualidad del don", propia de la Navidad: "un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado" (Is 9,5), don que es expresión del amor infinito de Dios que "tanto amó al mundo que nos ha dado a su Hijo único" (Jn 3,16);
- el mensaje de solidaridad que conlleva el acontecimiento de Navidad: solidaridad con el hombre pecador, por el cual, en Jesús, Dios se ha hecho hombre "por nosotros los hombres y por nuestra salvación"; solidaridad con los pobres, porque el Hijo de Dios "siendo rico se ha hecho pobre" para enriquecernos "por medio de su pobreza" (2 Cor 8,9);
- el valor sagrado de la vida y el acontecimiento maravilloso que se realiza en el parto de toda mujer, porque mediante el parto de María, el Verbo de la vida ha venido a los hombres y se ha hecho visible (cfr. 1 Jn 1,2);
- el valor de la alegría y de la paz mesiánicas, aspiraciones profundas de los hombres de todos los tiempos: los Ángeles anuncian a los pastores que ha nacido el Salvador del mundo, el "Príncipe de la paz" (Is 9,5) y expresan el deseo de "paz en la tierra a los hombres que ama Dios" (Lc 2,14);
- el clima de sencillez, y de pobreza, de humildad y de confianza en Dios, que envuelve los acontecimientos del nacimiento del niño Jesús.
La piedad popular, precisamente porque intuye los valores que se esconden en el misterio de la Navidad, está llamada a cooperar para salvaguardar la memoria de la manifestación del Señor, de modo que la fuerte tradición religiosa vinculada a la Navidad no se convierta en terreno abonado para el consumismo ni para la infiltración del neopaganismo.
La Noche de Navidad
109. En el tiempo que discurre entre las primeras Vísperas de Navidad y la celebración eucarística de media noche, junto con la tradición de los villancicos, que son instrumentos muy poderosos para transmitir el mensaje de alegría y paz de Navidad, la piedad popular propone algunas de sus expresiones de oración, distintas según los países, que es oportuno valorar y, si es preciso, armonizar con las celebraciones de la Liturgia. Se pueden presentar, por ejemplo:
- los "nacimientos vivientes", la inauguración del nacimiento doméstico, que puede dar lugar a una ocasión de oración de toda la familia: oración que incluya la lectura de la narración del nacimiento de Jesús según San Lucas, en la cual resuenen los cantos típicos de la Navidad y se eleven las súplicas y las alabanzas, sobre todo las de los niños, protagonistas de este encuentro familiar;
- la inauguración del árbol de Navidad. También se presta a un acto de oración familiar semejante al anterior. Independientemente de su origen histórico, el árbol de Navidad es hoy un signo fuertemente evocador, bastante extendido en los ambientes cristianos; evoca tanto el árbol de la vida, plantado en el jardín del Edén (cfr. Gn 2,9), como el árbol de la cruz, y adquiere así un significado cristológico: Cristo es el verdadero árbol de la vida, nacido de nuestro linaje, de la tierra virgen Santa María, árbol siempre verde, fecundo en frutos. El adorno cristiano del árbol, según los evangelizadores de los países nórdicos, consta de manzanas y dulces que cuelgan de sus ramos. Se pueden añadir otros "dones"; sin embargo, entre los regalos colocados bajo el árbol de Navidad no deberían faltar los regalos para los pobres: ellos forman parte de toda familia cristiana;
- la cena de Navidad. La familia cristiana que todos los días, según la tradición, bendice la mesa y da gracias al Señor por el don de los alimentos, realizará este gesto con mayor intensidad y atención en la cena de Navidad, en la que se manifiestan con toda su fuerza la firmeza y la alegría de los vínculos familiares.
En el tiempo de Navidad
106. En el tiempo de Navidad, la Iglesia celebra el misterio de la manifestación del Señor: su humilde nacimiento en Belén, anunciado a los pastores, primicia de Israel que acoge al Salvador; la manifestación a los Magos, "venidos de Oriente" (Mt 2,1), primicia de los gentiles, que en Jesús recién nacido reconocen y adoran al Cristo Mesías; la teofanía en el río Jordán, donde Jesús fue proclamado por el Padre "hijo predilecto" (Mt 3,17) y comienza públicamente su ministerio mesiánico; el signo realizado en Caná, con el que Jesús "manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él" (Jn 2,11).
107. Durante el tiempo navideño, además de estas celebraciones, que muestran su sentido esencial, tienen lugar otras que están íntimamente relacionadas con el misterio de la manifestación del Señor: el martirio de los Santos Inocentes (28 de Diciembre), cuya sangre fue derramada a causa del odio a Jesús y del rechazo de su reino por parte de Herodes; la memoria del Nombre de Jesús, el 3 de Enero; la fiesta de la Sagrada Familia (domingo dentro de la octava), en la que se celebra el santo núcleo familiar en el que "Jesús crecía en sabiduría, edad y gracia ante Dios y antes los hombres" (Lc 2, 52); la solemnidad del 1 de Enero, memoria importante de la maternidad divina, virginal y salvífica de María; y, aunque fuera ya de los límites del tiempo navideño, la fiesta de la Presentación del Señor (2 de Febrero), celebración del encuentro del Mesías con su pueblo, representado en Simeón y Ana, y ocasión de la profecía mesiánica de Simeón.
108. Gran parte del rico y complejo misterio de la manifestación del Señor encuentra amplio eco y expresiones propias en la piedad popular. Esta muestra una atención particular a los acontecimientos de la infancia del Salvador, en los que se ha manifestado su amor por nosotros. La piedad popular capta de un modo intuitivo:
- el valor de la "espiritualidad del don", propia de la Navidad: "un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado" (Is 9,5), don que es expresión del amor infinito de Dios que "tanto amó al mundo que nos ha dado a su Hijo único" (Jn 3,16);
- el mensaje de solidaridad que conlleva el acontecimiento de Navidad: solidaridad con el hombre pecador, por el cual, en Jesús, Dios se ha hecho hombre "por nosotros los hombres y por nuestra salvación"; solidaridad con los pobres, porque el Hijo de Dios "siendo rico se ha hecho pobre" para enriquecernos "por medio de su pobreza" (2 Cor 8,9);
- el valor sagrado de la vida y el acontecimiento maravilloso que se realiza en el parto de toda mujer, porque mediante el parto de María, el Verbo de la vida ha venido a los hombres y se ha hecho visible (cfr. 1 Jn 1,2);
- el valor de la alegría y de la paz mesiánicas, aspiraciones profundas de los hombres de todos los tiempos: los Ángeles anuncian a los pastores que ha nacido el Salvador del mundo, el "Príncipe de la paz" (Is 9,5) y expresan el deseo de "paz en la tierra a los hombres que ama Dios" (Lc 2,14);
- el clima de sencillez, y de pobreza, de humildad y de confianza en Dios, que envuelve los acontecimientos del nacimiento del niño Jesús.
La piedad popular, precisamente porque intuye los valores que se esconden en el misterio de la Navidad, está llamada a cooperar para salvaguardar la memoria de la manifestación del Señor, de modo que la fuerte tradición religiosa vinculada a la Navidad no se convierta en terreno abonado para el consumismo ni para la infiltración del neopaganismo.
La Noche de Navidad
109. En el tiempo que discurre entre las primeras Vísperas de Navidad y la celebración eucarística de media noche, junto con la tradición de los villancicos, que son instrumentos muy poderosos para transmitir el mensaje de alegría y paz de Navidad, la piedad popular propone algunas de sus expresiones de oración, distintas según los países, que es oportuno valorar y, si es preciso, armonizar con las celebraciones de la Liturgia. Se pueden presentar, por ejemplo:
- los "nacimientos vivientes", la inauguración del nacimiento doméstico, que puede dar lugar a una ocasión de oración de toda la familia: oración que incluya la lectura de la narración del nacimiento de Jesús según San Lucas, en la cual resuenen los cantos típicos de la Navidad y se eleven las súplicas y las alabanzas, sobre todo las de los niños, protagonistas de este encuentro familiar;
- la inauguración del árbol de Navidad. También se presta a un acto de oración familiar semejante al anterior. Independientemente de su origen histórico, el árbol de Navidad es hoy un signo fuertemente evocador, bastante extendido en los ambientes cristianos; evoca tanto el árbol de la vida, plantado en el jardín del Edén (cfr. Gn 2,9), como el árbol de la cruz, y adquiere así un significado cristológico: Cristo es el verdadero árbol de la vida, nacido de nuestro linaje, de la tierra virgen Santa María, árbol siempre verde, fecundo en frutos. El adorno cristiano del árbol, según los evangelizadores de los países nórdicos, consta de manzanas y dulces que cuelgan de sus ramos. Se pueden añadir otros "dones"; sin embargo, entre los regalos colocados bajo el árbol de Navidad no deberían faltar los regalos para los pobres: ellos forman parte de toda familia cristiana;
- la cena de Navidad. La familia cristiana que todos los días, según la tradición, bendice la mesa y da gracias al Señor por el don de los alimentos, realizará este gesto con mayor intensidad y atención en la cena de Navidad, en la que se manifiestan con toda su fuerza la firmeza y la alegría de los vínculos familiares.
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Elogio: Fiesta de san Esteban, protomártir, varón lleno de fe y de Espiritu Santo, que fue el primero de los siete diáconos que los apóstoles eligieron como cooperadores de su ministerio, y también fue el primero de los discípulos del Señor que en Jerusalén derramó su sangre, dando testimonio de Cristo Jesús al afirmar que veía al Señor sentado en la gloria a la derecha del Padre, al ser lapidado mientras oraba por los perseguidores.
Patronazgos: patrono de Roma, de los caballos, los mozos de cuadra, cocheros, canteros, albañiles, carpinteros, tejedores, sastres, toneleros, y protector contra la obsesión, las piedras y cálculos, la pleuresía, los dolores de cabeza, y para pedir una buena muerte.Tradiciones, refranes, devociones: Refrán en catalán: "Per Nadal un pas de pardal i per Sant Esteve un pas de llebre."(Por Navidad un paso de gorrión y por San Esteban un paso de liebre, en relación a que los días se van alargando).
Posiblemente relacionado con el mismo fenómeno de alargarse los días está la versión castellana "Por San Esteban, un paso de liebre lleva, por San Antonio un paso de demonio."
El Diccionario de la Lengua recoge la expresión «ver (alguien) los cielos abiertos" con el significado de "presentársele ocasión o coyuntura favorable para salir de un apuro o conseguir lo que deseaba.", que proviene sin duda de la expresión de Hechos 7,56 en boca del propio Esteban, aunque también se utiliza en otros pasajes bíblicos.
Refieren a este santo: San Felipe el diácono, Santos Pedro y Pablo, Santos Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás.
Otros santos de este día: San Dionisio, papa
En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, san Dionisio, papa, el cual, después de la persecución bajo el emperador Valeriano, consoló con piadosas cartas y con su presencia a los hermanos y a los afligidos, con dinero redimió de los sufrimientos a los cautivos, y enseñó a los ignorantes los principios de la fe, brillando en toda virtud.
San Zenón de Mayuma, obispo
Conmemoración de san Zenón, obispo de Mayuma, en Palestina, que edificó una basílica a sus sobrinos mártires Eusebio, Nestabio y Zenón, y hasta el fin de su vida trabajó como tejedor para procurarse el sustento y ayudar a los pobres.
San Zósimo, papa
En Roma, en la vía Tiburtina, junto a San Lorenzo, sepultura del papa san Zósimo.
San Eutimio de Sardes, obispo y mártir
En Sardes, de Lidia, san Eutimio, obispo y mártir, a quien el emperador Miguel el Iconoclasta desterró a causa del enfrentamiento motivado por el culto de las sagradas imágenes, y más tarde, durante el imperio de Teófilo, tras ser castigado inhumanamente con azotes, consumó el martirio.
Santa Vicenta María López Vicuña, virgen y fundadora
En Madrid, en España, santa Vicenta María López Vicuña, virgen, que fundó y propagó el Instituto de Hijas de María Inmaculada, para que cuidaran del cuerpo y del alma de las jóvenes que, por razón del servicio doméstico, se encontraban alejadas de sus familias.
Beatas Inés Phila, Lucía Khambang y compañeras, mártires
En el pueblo de Song-Khon, en Tailandia, beatas mártires Inés Phila y Lucía Khambang, vírgenes de la Congregación de Hermanas Amantes de la Cruz, y también Agueda Phutta, Cecilia Butsi, Bibiana Hampai y María Phon, todas las cuales, al no querer negar la fe cristiana, fueron fusiladas en el cementerio del pueblo.
Beato Segundo Pollo, presbítero
En el lugar llamado Dragali, en Montenegro, beato Segundo Pollo, presbítero de Vercelli, que ejerciendo de capellán castrense durante la guerra, al asistir a un soldado moribundo fue herido, y poco después murió desangrado.
San Dionisio, papa
En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, san Dionisio, papa, el cual, después de la persecución bajo el emperador Valeriano, consoló con piadosas cartas y con su presencia a los hermanos y a los afligidos, con dinero redimió de los sufrimientos a los cautivos, y enseñó a los ignorantes los principios de la fe, brillando en toda virtud.
San Zenón de Mayuma, obispo
Conmemoración de san Zenón, obispo de Mayuma, en Palestina, que edificó una basílica a sus sobrinos mártires Eusebio, Nestabio y Zenón, y hasta el fin de su vida trabajó como tejedor para procurarse el sustento y ayudar a los pobres.
San Zósimo, papa
En Roma, en la vía Tiburtina, junto a San Lorenzo, sepultura del papa san Zósimo.
San Eutimio de Sardes, obispo y mártir
En Sardes, de Lidia, san Eutimio, obispo y mártir, a quien el emperador Miguel el Iconoclasta desterró a causa del enfrentamiento motivado por el culto de las sagradas imágenes, y más tarde, durante el imperio de Teófilo, tras ser castigado inhumanamente con azotes, consumó el martirio.
Santa Vicenta María López Vicuña, virgen y fundadora
En Madrid, en España, santa Vicenta María López Vicuña, virgen, que fundó y propagó el Instituto de Hijas de María Inmaculada, para que cuidaran del cuerpo y del alma de las jóvenes que, por razón del servicio doméstico, se encontraban alejadas de sus familias.
Beatas Inés Phila, Lucía Khambang y compañeras, mártires
En el pueblo de Song-Khon, en Tailandia, beatas mártires Inés Phila y Lucía Khambang, vírgenes de la Congregación de Hermanas Amantes de la Cruz, y también Agueda Phutta, Cecilia Butsi, Bibiana Hampai y María Phon, todas las cuales, al no querer negar la fe cristiana, fueron fusiladas en el cementerio del pueblo.
Beato Segundo Pollo, presbítero
En el lugar llamado Dragali, en Montenegro, beato Segundo Pollo, presbítero de Vercelli, que ejerciendo de capellán castrense durante la guerra, al asistir a un soldado moribundo fue herido, y poco después murió desangrado.
LITURGIA DE HOY
LITURGIA DE HOY
Fiesta de san Esteban, protomártir,
varón lleno de fe y de Espíritu Santo, que fue el primero de los siete diáconos
que los apóstoles eligieron como cooperadores de su ministerio, y también fue
el primero de los discípulos del Señor que en Jerusalén derramó su sangre,
dando testimonio de Cristo Jesús al afirmar que veía al Señor sentado en la
gloria a la derecha del Padre, al ser lapidado mientras oraba por los
perseguidores (elog. del Martirologio Romano).
Misa de la fiesta (rojo).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl.,
Pf. Nav., embolismos props. de la Octava en las PP. EE. Conveniente PE I. No se
puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- Hch 6, 8-10; 7, 54-59. Veo los
cielos abiertos.
- Sal 30. R. A
tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
- Mt 10, 17-22. No seréis
vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.
* Hoy no se permiten las misas de
difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum. Vísp. como II Vísp. del día 25 y props. Comp. Dom. I o II.
Martirologio: elogs. del 27 de
diciembre, pág. 736.
CALENDARIOS: Girona: Aniversario de
la muerte de Mons. Jaume Camprodón Rovira, obispo, emérito (2016).
SAN ESTEBAN, PROTOMARTIR
Fiesta
Antífona de entrada
Las puertas del cielo se han abierto para san Esteban, el primero de los
mártires, y por eso triunfa coronado en el cielo.
Monición de entrada
En este primer día de la Octava de la Natividad del
Señor celebramos la fiesta de san Esteban, protomártir, varón lleno de fe y de
Espíritu Santo, que fue el primero de los siete diáconos que los apóstoles
eligieron como cooperadores de su ministerio. También fue el primero de los
discípulos del Señor que en Jerusalén derramó su sangre, dando testimonio de
Cristo. Como el Señor en el momento de su muerte, oraba por sus perseguidores
mientras era lapidado. Ocurrió en el siglo I.
Se dice Gloria.
para que aprendamos a amar a los enemigos,
al celebrar el nacimiento para el cielo
de quien supo orar también por los perseguidores.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)
Audioy comentario del Evangelio de hoy (II)
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (Hch 6, 8-10; 7, 54-60)
EN AQUELLOS DÍAS, Esteban, lleno de gracia y poder,
realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la
sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y
Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la
sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Oyendo sus palabras se recomían en sus corazones y
rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la
mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de
Dios, y dijo:
«Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie
a la derecha de Dios».
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y,
como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y
se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven
llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
«Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 30,
3cd-4. 6 y 8ab. 16bc-17 [R.: 6a)
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame.
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás;
tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en mi aflicción.
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Líbrame de los enemigos que me persiguen.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Aleluya Sal 117, 26a
y 27a
R. Aleluya,
aleluya, aleluya.
V. Bendito
el que viene en nombre del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina. R.
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos:
«¡Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los
tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante
gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los
gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais
a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que
decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de
vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el
padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre;
pero el que persevere hasta el final, se salvará».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Del Papa Francisco, Audiencia general
7-mayo-2014
En la intimidad con Dios y en la escucha de su
Palabra, poco a poco, dejamos a un lado nuestra lógica personal, impuesta la
mayoría de las veces por nuestras cerrazones, nuestros prejuicios y nuestras
ambiciones, y aprendemos, en cambio, a preguntar al Señor: ¿cuál es tu deseo?,
¿cuál es tu voluntad?, ¿qué te gusta a ti? De este modo madura en nosotros una
sintonía profunda, casi connatural en el Espíritu y se experimenta cuán
verdaderas son las palabras de Jesús que nos presenta el Evangelio de Mateo:
"No os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel
momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los
que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros"
(Mt 10, 19-20). Es el Espíritu quien nos aconseja, pero nosotros debemos dejar
espacio al Espíritu, para que nos pueda aconsejar. Y dejar espacio es rezar,
rezar para que Él venga y nos ayude siempre.
Como todos los demás dones del Espíritu, también el de consejo constituye un
tesoro para toda la comunidad cristiana. El Señor no nos habla sólo en la
intimidad del corazón, nos habla sí, pero no sólo allí, sino que nos habla
también a través de la voz y el testimonio de los hermanos. Es verdaderamente
un don grande poder encontrar hombres y mujeres de fe que, sobre todo en los
momentos más complicados e importantes de nuestra vida, nos ayudan a iluminar
nuestro corazón y a reconocer la voluntad del Señor.
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