06 de octubre - MIÉRCOLES DE LA XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria o SAN BRUNO, presbítero

  

MIÉRCOLES DE LA XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria o SAN BRUNO, presbítero (ML)

 

PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 06 DE OCTUBRE

- Horario de la parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 22.00 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.

- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Eucaristía del Miércoles de la XVIII Semana del Tiempo Ordinario (a las 19.30 h.).

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NOTICIAS DE ACTUALIDAD 





SANTORAL DE HOY

San Bruno, abad y fundador
(1030 - †1101)

Elogio: San Bruno, presbítero, el cual, oriundo de Colonia, ciudad de Lotaringia, enseñó ciencias eclesiásticas en la Galia, aunque después, deseando llevar vida solitaria, con algunos discípulos se instaló en el apartado valle de Cartuja, en los Alpes, donde dio origen a una Orden que conjuga la soledad de los eremitas con la vida común de los cenobitas. Llamado por el papa Urbano II a Roma, para que le ayudase en las necesidades de la Iglesia, pasó los últimos años de su vida como eremita en el cenobio de La Torre, en Calabria, en la actual Italia.

refieren a este santo: San Hugo de Grenoble, Beato Lanuino, Beato Urbano II.


Otros santos de este día:

   San Ságar de Laodicea, obispo y mártir  

En Laodicea, de Frigia, san Ságar, obispo y mártir, que padeció en tiempo de Servilio Paulo, procónsul de Asia.

   Santa Fe, mártir  

En Agen, ciudad de Aquitania, santa Fe, mártir.

   San Renato de Sorrento, obispo   

En la ciudad de Sorrento, en la Campania, san Renato, obispo.

   San Román de Auxerre, obispo

En Auxerre, de Neustria, san Román, obispo.

   Beato Magno de Venecia, obispo

En Venecia, conmemoración del beato Magno, obispo, quien, al tomar los lombardos su sede episcopal de Opitergio, con la mayor parte de su grey se trasladó junto a la laguna veneta, donde fundó la nueva ciudad de Heraclia o Eraclea, así como varias iglesias en el lugar donde más tarde se levantó la ciudad de Venecia.

   San Ywio, monje (2 coms.)  

En Bretaña Menor, san Ywio, diácono y monje, discípulo de san Cutberto, obispo de Lindisfarne, que pasó de Inglaterra a esta región, donde vivió entregado a las vigilias y ayunos.

   San Pardulfo, abad

En Guéret, en la región de Limoges, en Aquitania, san Pardulfo, abad, del cual, ilustre por su santidad de vida, se cuenta que hizo huir de su iglesia a los sarracenos que retrocedían ante Carlos Martel.

   San Juan Xenos, monje

En Nazogyrea, en la isla de Creta, san Juan, llamado «Xenos», que propagó por toda la isla la vida monástica.

   San Adalberón de Würzburg, monje y obispo

En el monasterio de Lambach, en Baviera, muerte de san Adalberón, obispo de Würzburg, que, por defender la Sede Apostólica, tuvo que sufrir mucho por parte de los cismáticos y, expulsado varias veces de su sede, pasó en paz sus últimos años en dicho monasterio de Lambach, que él mismo había fundado.

   San Artaldo de Belley, monje y obispo  

En la Cartuja de Arvières, en la Borgoña, fundada por él mismo, san Artaldo, obispo de Belley. Tenía cerca de noventa años cuando, a su pesar, fue elegido obispo, aunque a los dos años renunció y volvió a la vida monástica, donde falleció a la edad de ciento seis años.

   Beatos Juan Hashimoto, Tecla, Luisa, Marta y 48 compañeros, mártires  

En Miyaco, Kyoto, beatos Juan Hashimoto, Samurai, Tecla, su esposa, Luisa, Marta, hijas suyas, y sus otros cuatro hijos, y 44 compañeros, la mayoría gente común, varias de ellas madres jóvenes con sus hijos, todos mártires.

   Santa María Francisca de las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo, virgen  

En Nápoles, de la Campania, santa María Francisca de las Llagas de Nuestro Señor Jesucristo (Ana María) Gallo, virgen de la Tercera Orden Regular de San Francisco, que soportó muchas y continuas pruebas, mostrando gran paciencia, penitencia y amor a Dios y a las almas.

   Beato Francisco Hunot, presbítero y mártir  

Frente a Rochefort, en el litoral de Francia, beato Francisco Hunot, presbítero y mártir, que, por su condición de sacerdote, durante la persecución contra la Iglesia fue encarcelado en una vieja nave anclada, donde murió víctima de las fiebres.

   Beata María Rosa Durocher, virgen y fundadora  

En la localidad de Longueuil, en Canadá, beata María Rosa (Eulalia) Durocher, virgen, fundadora de la Congregación de Hermanas de los Santos Nombres de Jesús y María, para la formación humana y cristiana de las jóvenes.

   San Francisco Tran Van Trung, mártir  

En An-Hoa, en Annam, san Francisco Tran Van Trung, mártir, que, siendo soldado, resistió enérgicamente las propuestas de apostatar de la fe cristiana, por lo cual el emperador Tu Duc le hizo decapitar.

   Beato Isidoro de San José de Loor, religioso  

En Courtrai, en Bélgica, beato Isidoro de San José de Loor, religioso de la Congregación de la Pasión, que cumplió con fidelidad las funciones que se le encomendaron y, habiendo enfermado, fue ejemplo para sus hermanos al soportar terribles dolores.


LITURGIA DE HOY

Misa de feria (verde) o de la memoria (blanco).

MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de santos (para un monje) o de pastores (para un pastor), o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.

LECC.: vol. III-impar.

- Jon 4, 1-11. Tú te compadeces del ricino, ¿y no me he de compadecer yo de Nínive, la gran ciudad?
- Sal 85. R. Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.
- Lc 11, 1-4. Señor, enséñanos a orar. 

o bien: cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 7 de octubre, pág. 599.

CALENDARIOS: Cartujos: San Bruno, presbítero (S). OCSO: (MO).
Almería: Dedicación de la iglesia-catedral (F).
Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor: Beata María Ana Mogas y Fontcuberta, virgen (F). Madrid: (ML).
Lugo y Tarazona: Témporas de acción de gracias y de petición (MO).
Burgos: Beato Diego Luis de San Vítores, presbítero y mártir (ML).
Osma-Soria y Pamplona-Tudela: Beato Juan de Palafox y Mendoza, obispo (ML).
Clérigos Regulares de Somasca y TOR: Santa María Francisca de las cinco llagas, virgen (ML).
Dominicos: Beato Bartolomé Long (ML).
Pasionistas: Beato Isidoro de San José Loor, religioso (ML).


Antífona de entrada Cf. Sal 91, 13-14
Donde se reúnen los hermanos para glorificar a Dios, allí el Señor les dará la bendición.

O bien: Cf. Sal 70, 8. 23

Llena está mi boca de tu alabanza para poder cantar. Se alegrarán mis labios, mientras canto para ti.

Oración colecta

Oh, Dios, que llamaste a san Bruno
para que te sirviera en la soledad,
concédenos, por su intercesión, estar siempre disponibles para ti
en medio de las vicisitudes de este mundo.
Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA 
Tú te compadeces del ricino, ¿y no me he de compadecer yo de Nínive, la gran ciudad?

Lectura de la profecía de Jonás (Jon 4, 1-11)

JONÁS se disgustó y se indignó profundamente. Y rezó al Señor en estos términos:

«¿No lo decía yo, Señor, cuando estaba en mi tierra? Por eso intenté escapar a Tarsis, pues bien sé que eres un Dios bondadoso, compasivo, paciente y misericordioso, que te arrepientes del mal. Así que, Señor, toma mi vida, pues vale más morir que vivir».

Dios le contestó:

«¿Por qué tienes ese disgusto tan grande?».

Salió Jonás de la ciudad y se instaló al oriente. Armó una choza y se quedó allí, a su sombra, hasta ver qué pasaba con la ciudad.

Dios hizo que una planta de ricino surgiera por encima de Jonás, para dar sombra a su cabeza y librarlo de su disgusto. Jonás se alegró y se animó mucho con el ricino.

Pero Dios hizo que, al día siguiente, al rayar el alba, un gusano atacase al ricino, que se secó.

Cuando salió el sol, hizo Dios que soplase un recio viento solano; el sol pegaba en la cabeza de Jonás, que desfallecía y se deseaba la muerte:

«Más vale morir que vivir», decía.

Dios dijo entonces a Jonás:

«¿Por qué tienes ese disgusto tan grande por lo del ricino?».

Él contestó:

«Lo tengo con toda razón. Y es un disgusto de muerte».

Dios repuso:

«Tú te compadeces del ricino, que ni cuidaste ni ayudaste a crecer, que en una noche surgió y en otra desapareció, ¿y no me he de compadecer yo de Nínive, la gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas, que no distinguen la derecha de la izquierda, y muchísimos animales?».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 85, 3-4. 5-6. 9-10 [R.: cf. 15])

R. Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.

V. Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor.

R. Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.

V. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

R. Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.

V. Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»

R. Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.

 

Aleluya Rm 8, 15bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». R.

 
EVANGELIO
Señor, enséñanos a orar

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 11, 1-4)
R. Gloria a ti, Señor.

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:

«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».

Él les dijo:

«Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios 145.

En el Evangelio, revivimos esa escena en la que Jesús se ha retirado en oración, y los discípulos están cerca, probablemente contemplándole. Cuando terminó, uno se decidió a suplicarle: Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos. Y Jesús les respondió: cuando os pongáis a orar, habéis de decir: Padre, sea santificado tu nombre (Lc 11, 1-2).
Notad lo sorprendente de la respuesta: los discípulos conviven con Jesucristo y, en medio de sus charlas, el Señor les indica cómo han de rezar; les revela el gran secreto de la misericordia divina: que somos hijos de Dios, y que podemos entretenernos confiadamente con El, como un hijo charla con su padre.

 

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