17 de octubre - LUNES DE LA XXIX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, obispo y mártir (MO)


  
  LUNES DE LA XXIX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO,
  o SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, obispo y mártir (MO)
  Oficio del Lunes de la I Semana del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo IV: Oficio de Lecturas Laudes - TerciaSexta     Nona Vísperas - Completas)
 


El Tweet del Papa:


SANTORAL DE HOY

Elogio: Memoria de san Ignacio, obispo y mártir, discípulo del apóstol san Juan y segundo sucesor de san Pedro en la sede de Antioquía, que en tiempo del emperador Trajano fue condenado al suplicio de las fieras y trasladado a Roma, donde consumó su glorioso martirio. Durante el viaje, mientras experimentaba la ferocidad de sus centinelas, semejante a la de los leopardos, escribió siete cartas dirigidas a diversas Iglesias, en las cuales exhortaba a los hermanos a servir a Dios unidos con el propio obispo, y a que no le impidiesen poder ser inmolado como víctima por Cristo.

Refieren a este santo: San Policarpo de Esmirna.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, tú has querido que el testimonio de tus mártires glorificara a toda la Iglesia, cuerpo de Cristo; concédenos que, así como el martirio que ahora conmemoramos fue para san Ignacio de Antioquía causa de gloria eterna, nos merezca también a nosotros tu protección constante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

Otros santos de este día:

    San Oseas, santo del AT  

Conmemoración de san Oseas, profeta, que no sólo con sus palabras, sino con su misma vida mostró al Señor al pueblo infiel de Israel, como Esposo siempre fiel y movido por una misericordia infinita.

   Santos Rufo y Zósimo, mártires  

Conmemoración de los santos Rufo y Zósimo, mártires, acerca de los cuales san Policarpo, como compañeros de martirio de san Ignacio, confirmó, al escribir a los filipenses, que «participaron en la pasión del Señor, no amaron la vida presente, sino a Aquel que por ellos y por todos los hombres murió y resucitó».

   Santos Mártires Volitanos, mártires

En África Proconsular, santos mártires Volitanos, a los que san Agustín celebró en un sermón.

   San Juan de Licópolis, eremita  

En Licópolis, de Egipto, san Juan, eremita, que entre sus muchas virtudes se distinguió por su espíritu profético.

   San Dulcidio de Agen, obispo

En Agen, ciudad de Aquitania, san Dulcidio, obispo, que luchó denodadamente por la fe católica contra la herejía arriana.

   San Florencio de Orange, obispo

En la ciudad de Orange, en la Provenza, de la Galia, san Florencio, obispo.

   San Gilberto, abad

En Toulouse, de nuevo en la Galia, muerte de san Gilberto, abad de Citeaux, el cual, nacido en Inglaterra, varón ilustre por su saber, defendió a santo Tomás Becket.

   Beato Baltasar Ravaschieri de Chiavari, religioso presbítero  

En Binasco, de la Lombardía, beato Baltasar de Chiavari Ravaschieri, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores.

   San Ricardo Gwyn, mártir  

En Wrexham, en el País de Gales, san Ricardo Gwyn, mártir, que siendo padre de familia y maestro de escuela, devoto de la fe católica, le encarcelaron bajo la acusación de animar a otras personas a la conversión, y tras repetidas torturas, manteniéndose en su fe, fue ahorcado y, mientras aun respiraba, descuartizado.

   Beato Pedro de la Natividad de Santa María Virgen Casani, religioso presbítero  

En Roma, beato Pedro de la Natividad de Santa María Virgen Casani, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, que orientò sus dotes naturales y de la gracia a la educación de los niños, contento de servir a Dios en los párvulos.

   Santa Margarita María Alacoque, virgen  

En Paray-le-Monial, en la región de Autun, en Francia, muerte de santa Margarita María Alacoque, virgen, cuya memoria se celebró ayer.

   Beato Jacobo Burin, presbítero y mártir

En la región de Laval, también en Francia, beato Jacobo Burin, presbítero y mártir, que durante la Revolución Francesa ejerció su ministerio pastoral a escondidas, debiendo pasar de casa en casa, hasta que fue fusilado mientras sostenía en sus manos el cáliz.

   Beatas María Natalia de San Luis Vanot y cuatro compañeras, vírgenes y mártires  

En Valenciennes, igualmente de Francia, beatas María Natalia de San Luis (María Luisa Josefa) Vanot y cuatro compañeras, vírgenes de la Orden de las Ursulinas y mártires, que, durante la Revolución Francesa, fueron condenadas a muerte por quienes odiaban la fe católica, y subieron al patíbulo recitando el salmo Miserere. Sus nombres son: beatas María Laurentina de San Estanislao (Juana Regina) Prin, María Úrsula de San Bernardino (Jacinta Agustina Gabriela) Bourla, María Luisa de San Francisco (María Genoveva) Ducrez y María Agustina del Sagrado Corazón de Jesús (María Magdalena) Déjardin.

   San Isidoro Gagelin, presbítero y mártir  

En Hué, en Annam, san Isidoro Gagelin, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que por su fe en Cristo fue estrangulado en tiempo del emperador Minh Mang.

   Beato Contardo Ferrini, laico  

En la localidad de Suna, junto al lago Maggiore, en Italia, beato Contardo Ferrini, que, dedicado a la educación de la juventud, superó con la fe y la vida cristiana las ciencias humanas.

   Beato Fidel Fuidio Rodríguez, religioso y mártir  

En Ciudad Real, en España, beato Fidel Fuidio Rodríguez, religioso de la Sociedad de María y mártir, que durante la persecución religiosa descansó en el Señor al ser fusilado.

   Beato Raimundo Esteban Bou Pascual, presbítero y mártir  

En la localidad de La Nucía, cerca de Alicante, también en España, beato Ramón Esteban Julio Bou Pascual, presbítero y mártir, que durante la misma persecución mereció, cual discípulo fiel, ser redimido por la sangre de Cristo.

   Beata Tarsila Córdoba Belda, mártir  

En Algemesí, en la región de Valencia, igualmente en España, beata Tarsila Córdoba Belda, mártir, que, siendo madre de familia, pasó a la gloria del Señor en la misma persecución.

 

LITURGIA DE HOY

Misa de la memoria (rojo).

MISAL: ants. y oracs. props., Pf. común o de la memoria. Conveniente PE I.

LECC.: vol. III-par.

- Ef 2, 1-10. Nos ha hecho revivir con Cristo y nos ha sentado en el cielo.
- Sal 99. R. El Señor nos hizo y somos suyos.
- Lc 12, 13-21. ¿De quién será lo que has preparado?

o bien: cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria.

Martirologio: elogs. del 18 de octubre, pág. 619.


17 de octubre

San Ignacio de Antioquia, obispo y mártir

Memoria

 

Antífona de entrada Ga 2, 19-20

Estoy crucificado con Cristo, vivo yo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.

 

Monición de entrada

Hoy se celebra la memoria de san Ignacio, obispo y mártir, discípulo del apóstol san Juan y segundo sucesor de san Pedro en la sede de Antioquía. En tiempo del emperador Trajano fue condenado al suplicio de las fieras y trasladado a Roma, donde consumó su glorioso martirio el año 107. Durante el viaje, escribió siete cartas dirigidas a diversas Iglesias, en las cuales exhortaba a los hermanos a servir a Dios unidos con el propio obispo, y a que no le impidiesen ser inmolado como víctima por Cristo.

 

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
que embelleces el cuerpo místico de tu Iglesia
con el testimonio de los santos mártires,
haz que el glorioso martirio que hoy celebramos
nos alcance protección constante,
como fue causa de gloria eterna
para san Ignacio de Antioquía.
Por nuestro Señor Jesucristo.


LECTURAS DE LA MISA

Audio y comentario del Evangelio de hoy


PRIMERA LECTURA
Nos ha hecho revivir con Cristo y nos ha sentado en el cielo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (Ef 2, 1-10)

HERMANOS:
Un tiempo estabais muertos por vuestras culpas y pecados, cuando seguíais el proceder de este mundo, según el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora actúa en los rebeldes contra Dios. Como ellos, también nosotros vivíamos en el pasado siguiendo las tendencias de la carne, obedeciendo los impulsos del instinto y de la imaginación; y, por naturaleza, estábamos destinados a la ira, como los demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo —estáis salvados por pura gracia—; nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el cielo con él, para revelar en los tiempos venideros la inmensa riqueza de su gracia, mediante su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe. Y esto no viene de vosotros: es don de Dios. Tampoco viene de las obras, para que nadie pueda presumir. Somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que de antemano dispuso él que practicásemos.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 99, 1b-2. 3. 4. 5 [R.: 3b])

R. El Señor nos hizo y somos suyos.

V. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

R. El Señor nos hizo y somos suyos.

V. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

R. El Señor nos hizo y somos suyos.

V. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre.

R. El Señor nos hizo y somos suyos.

V. El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.

R. El Señor nos hizo y somos suyos.


Aleluya Mt 5, 3

R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.

EVANGELIO
De quién será lo que has preparado?

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 12, 13-21)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dije a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
“¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo:
“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.
Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco, Ángelus 4-agosto-2019

Se trata de tender hacia una vida vivida no en el estilo mundano, sino en el estilo evangélico: amar a Dios con todo nuestro ser, y amar al prójimo como Jesús lo amó, es decir, en el servicio y en el don de sí mismo. La codicia de bienes, el deseo de tener bienes, no satisface al corazón, al contrario, causa más hambre. La codicia es como esos caramelos buenos: tomas uno y dices: «¡Ah, qué bien!», y luego tomas el otro; y uno tira del otro. Así es la avaricia: nunca estar satisfecho. ¡Tened cuidado! El amor así comprendido y vivido es la fuente de la verdadera felicidad, mientras que la búsqueda ilimitada de bienes materiales y riquezas es a menudo fuente de inquietud, de adversidad, de prevaricaciones, de guerra. Tantas guerras comienzan con la codicia.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Me ha decepcionado, Cristo mío, mi exagerada presunción: de las alturas he caído muy bajo. Pero, vuelve a levantarme ahora, pues veo que me engañé a mí mismo» (San Gregorio Nacianceno).

«Las realidades de la verdad y del amor —nuestro auténtico camino— no se encuentran en el mundo de las cantidades» (Benedicto XVI).

«La economía de la Ley y de la Gracia aparta el corazón de los hombres de la codicia y de la envidia (…). El Dios de las promesas puso desde el comienzo al hombre en guardia contra la seducción de lo que, desde entonces, aparece como ‘bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría’ (Gen 3,6)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.541).


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