NOTICIAS DE ACTUALIDAD
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SANTORAL DE HOY
Elogio: San Martín de Porres, religioso de la Orden de Predicadores, hijo de un español y de una mujer de raza negra, quien, ya desde niño, a pesar de las limitaciones provenientes de su condición de hijo ilegítimo y mulato, aprendió la medicina que, después, siendo religioso, ejerció generosamente en Lima, ciudad del Perú, a favor de los pobres. Entregado al ayuno, a la penitencia y a la oración, vivió una existencia austera y humilde, pero irradiante de caridad.
Patronazgos: patrono del Perú, de los peluqueros, de la limpieza pública, de los farmacéuticos, de los enfermeros, de la televisión, de la raza negra.
Santos Germán, Teófilo y Cirilo, mártires
En Cesarea de Capadocia, santos Germán, Teófilo y Cirilo, mártires.
San Libertino de Agrigento, obispo y mártir
En Agrigento, de Sicilia, san Libertino, obispo y mártir.
San Pápulo, mártir
En la región de Lauragais, en la Galia Narbonense, san Pápulo, venerado como mártir.
Santos Valentín e Hilario, mártires
En Viterbo, del Lacio, santos Valentín, presbítero, e Hilario, diácono, mártires.
San Guenael, abad
En la Bretaña Menor, san Guenael, venerado como abad de Landevenec.
Santa Silvia, madre de familia
En Roma, conmemoración de santa Silvia, madre del papa san Gregorio I Magno, de la que el mismo Pontífice dejó escrito que había alcanzado la cima de la oración y de la penitencia, siendo óptimo ejemplo para todos los demás.
San Pirmino, abad y obispo
En el monasterio de Hornbach, junto a Estrasburgo, en Burgundia, sepultura de san Pirmino, obispo y abad de Reichenau, que evangelizó a alamanes y bávaros, fundó muchos monasterios y compuso para sus discípulos un libro para catequizar a los campesinos.
San Juanicio, monje
En el cenobio de Antidio, en Bitinia, san Juanicio, monje, que, después de más de veinte años al servicio de las armas, vivió solitario en varias montañas del Olimpo, y solía acompañar su oración con estas palabras: «Dios es mi esperanza, Cristo mi refugio, el Espíritu Santo mi protector».
Santa Odrada, virgen
En Alem, de Flandes, conmemoración de santa Odrada, virgen.
San Ermengol de Urgel, obispo
En Urgel, en la región hispánica de Cataluña, san Ermengol, obispo, uno de los preclaros pastores que se cuidaron de restablecer la Iglesia en las tierras rescatadas del yugo de los sarracenos. Construyó un puente poniendo los materiales y su mano de obra, pero, resbalándose de lo alto, murió entre las piedras por fractura del cráneo.
Beato Berardo de Mársica, obispo
En el territorio de los marsos, en el Abruzo, beato Berardo, obispo, que sobresalió en la extirpación de la simonía, la restauración de la disciplina clerical y la sustentación y protección de los pobres.
Beata Alpaide, virgen
En Cudot, en la región de Sens, en Francia, beata Alpaide, virgen, que, siendo jovencita, cruelmente herida y abandonada por los suyos, vivió recluida en una minúscula celda hasta la ancianidad.
Santa Ida, reclusa
Cerca del monasterio de Fieschingen, santa Ida, reclusa.
Beato Simón Balachi, religioso
En Rímini, de la provincia de Flaminia, beato Simón Balachi, religioso de la Orden de Predicadores, que entregó toda su vida al servicio de los hermanos, dedicado a la penitencia y a la oración.
San Carlos Borromeo, obispo
En Milán, de la Lombardía, muerte de san Carlos Borromeo, obispo, cuya memoria se celebra mañana.
San Pedro Francisco Nerón, presbítero y mártir
Junto a la fortaleza Xa Doai, en Tonquín, san Pedro Francisco Nerón, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que, en tiempo del emperador Tu Duc, vivió tres meses encerrado en una cueva estrechísima, donde, herido atrozmente con varas, se abstuvo durante tres semanas de todo alimento y consumó su martirio al ser finalmente decapitado.
Beato Manuel Lozano Garrido, laico
En Linares, de Jaén, España, beato Manuel Lozano Garrido, llamado popularmente «Lolo», periodista, que dio alegre testimonio del Evangelio en medio del sufrimiento de una parálisis progresiva.
Santos Germán, Teófilo y Cirilo, mártires
En Cesarea de Capadocia, santos Germán, Teófilo y Cirilo, mártires.
San Libertino de Agrigento, obispo y mártir
En Agrigento, de Sicilia, san Libertino, obispo y mártir.
San Pápulo, mártir
En la región de Lauragais, en la Galia Narbonense, san Pápulo, venerado como mártir.
Santos Valentín e Hilario, mártires
En Viterbo, del Lacio, santos Valentín, presbítero, e Hilario, diácono, mártires.
San Guenael, abad
En la Bretaña Menor, san Guenael, venerado como abad de Landevenec.
Santa Silvia, madre de familia
En Roma, conmemoración de santa Silvia, madre del papa san Gregorio I Magno, de la que el mismo Pontífice dejó escrito que había alcanzado la cima de la oración y de la penitencia, siendo óptimo ejemplo para todos los demás.
San Pirmino, abad y obispo
En el monasterio de Hornbach, junto a Estrasburgo, en Burgundia, sepultura de san Pirmino, obispo y abad de Reichenau, que evangelizó a alamanes y bávaros, fundó muchos monasterios y compuso para sus discípulos un libro para catequizar a los campesinos.
San Juanicio, monje
En el cenobio de Antidio, en Bitinia, san Juanicio, monje, que, después de más de veinte años al servicio de las armas, vivió solitario en varias montañas del Olimpo, y solía acompañar su oración con estas palabras: «Dios es mi esperanza, Cristo mi refugio, el Espíritu Santo mi protector».
Santa Odrada, virgen
En Alem, de Flandes, conmemoración de santa Odrada, virgen.
San Ermengol de Urgel, obispo
En Urgel, en la región hispánica de Cataluña, san Ermengol, obispo, uno de los preclaros pastores que se cuidaron de restablecer la Iglesia en las tierras rescatadas del yugo de los sarracenos. Construyó un puente poniendo los materiales y su mano de obra, pero, resbalándose de lo alto, murió entre las piedras por fractura del cráneo.
Beato Berardo de Mársica, obispo
En el territorio de los marsos, en el Abruzo, beato Berardo, obispo, que sobresalió en la extirpación de la simonía, la restauración de la disciplina clerical y la sustentación y protección de los pobres.
Beata Alpaide, virgen
En Cudot, en la región de Sens, en Francia, beata Alpaide, virgen, que, siendo jovencita, cruelmente herida y abandonada por los suyos, vivió recluida en una minúscula celda hasta la ancianidad.
Santa Ida, reclusa
Cerca del monasterio de Fieschingen, santa Ida, reclusa.
Beato Simón Balachi, religioso
En Rímini, de la provincia de Flaminia, beato Simón Balachi, religioso de la Orden de Predicadores, que entregó toda su vida al servicio de los hermanos, dedicado a la penitencia y a la oración.
San Carlos Borromeo, obispo
En Milán, de la Lombardía, muerte de san Carlos Borromeo, obispo, cuya memoria se celebra mañana.
San Pedro Francisco Nerón, presbítero y mártir
Junto a la fortaleza Xa Doai, en Tonquín, san Pedro Francisco Nerón, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que, en tiempo del emperador Tu Duc, vivió tres meses encerrado en una cueva estrechísima, donde, herido atrozmente con varas, se abstuvo durante tres semanas de todo alimento y consumó su martirio al ser finalmente decapitado.
Beato Manuel Lozano Garrido, laico
En Linares, de Jaén, España, beato Manuel Lozano Garrido, llamado popularmente «Lolo», periodista, que dio alegre testimonio del Evangelio en medio del sufrimiento de una parálisis progresiva.
LITURGIA DE HOY
Misa de feria (verde) o de la memoria (blanco).
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de santos (para religiosos), o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- Flp 3, 3-8a. Todo eso que para mí era ganancia, lo consideré
pérdida a causa de Cristo.
- Sal 104. R. Que se alegren los que buscan al Señor.
- Lc 15, 1-10. Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador
que se convierta.
o bien: cf. vol. IV.
Liturgia de las Horas: oficio de feria
o de la memoria.
Martirologio: elogs. del 4 de noviembre, pág. 649.
CALENDARIOS: Urgell: San Ermengol, obispo (S). Solsona: (MO).
Zaragoza: Santa Engracia, virgen y mártir, y los protomártires de
Zaragoza (F).
Dominicos: San Martín de Porres, religioso (F).
Sevilla: Todos los santos hispalenses (MO).
Barbastro-Monzón y Tarazona: San Gaudioso, obispo (ML).
Jaén: Beato Manuel Lozano Garrido (ML).
Vic: San Pedro Almato, presbítero y mártir (ML).
Jesuitas: Beato Ruperto Mayer, presbítero (ML).
Pasionistas: Beato Pío de San Luis, religioso (ML).
Escolapios, Mínimos y Salesas: Conmemoración de los difuntos de la
Orden.
Misa de la memoria:
3 de noviembre
San Martín de Porres, religioso
Antífona de entrada Sal 15, 5
El Señor es el
lote de mi heredad y mi copa: tú eres el que restituyes mi heredad.
Monición de entrada
Conmemoramos en esta celebración a san Martín de
Porres, religioso de la Orden de Predicadores, hijo de español y de peruana,
nacido en Lima (Perú) el año 1579. Ya desde niño, a pesar de su condición
social, considerada baja en la época, aprendió la medicina que, después, siendo
religioso, ejerció generosamente en favor de los pobres. Entregado al ayuno, a
la penitencia y a la oración, vivió una existencia austera y humilde, pero
irradiante de caridad. Murió el año 1639.
Oración colecta
Oh, Dios, que has conducido a san Martín de Porres a la gloria celeste por
el camino de la humildad, concédenos seguir ahora sus admirables ejemplos para
que merezcamos ser elevados con él a los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.
Audio y comentario del Evangelio de hoy
Audio y comentario del Evangelio de hoy
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Fílipenses (Flp 3, 3-8a)
HERMANOS:
Los circuncisos somos nosotros, los que damos culto en el Espíritu de Dios y
ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús, sin confiar en la carne. Aunque también
yo tendría motivos para confiar en ella. Y si alguno piensa que puede hacerlo,
yo mucho más: circuncidado a los ocho días, del linaje de Israel, de la tribu
de Benjamín, hebreo hijo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a
celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la ley,
irreprochable.
Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia, lo consideré pérdida a causa de
Cristo. Más aún: todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL Sal 104, 2-3. 4-5. 6-7 (R.: 3b)
R. Que se alegren los que buscan al Señor.
O bien: Aleluya.
V. Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.
Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
R. Que se alegren los que buscan al Señor.
V. Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.
R. Que se alegren los que buscan al Señor.
V. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.
R. Que se alegren los que buscan al Señor.
╬ Lectura del santo Evangelio según san
Lucas (Lc 15, 1-10)
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores
a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las
noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la
encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento;
y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”.
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que
se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una
lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando
la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:
“Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”.
Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador
que se convierta».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Ángelus 15-septiembre-2019
¿Cómo podemos derrotar el mal? Aceptando el perdón de Dios y el perdón de nuestros hermanos. Pasa cada vez que nos confesamos: allí recibimos el amor del Padre que vence nuestro pecado: desaparece, Dios se olvida de él. Dios, cuando perdona, pierde la memoria, olvida nuestros pecados, olvida. ¡Dios es tan bueno con nosotros! No como nosotros, que después de decir "no pasa nada", a la primera oportunidad recordamos con intereses el mal que nos han hecho. No, Dios borra el mal, nos renueva en nosotros y así renace en nosotros la alegría, no la tristeza, no la oscuridad en el corazón, no la sospecha, sino la alegría.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«¿Por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos» (San Juan Crisóstomo).
«¡Seremos finalmente revestidos de la alegría, de la paz y del amor de Dios en modo completo, sin ningún límite, y estaremos cara a cara con Él! ¡Es bello pensar esto! Pensar en el cielo es bello. ¡Da fuerza al alma!» (Francisco).
«La comunión con los difuntos. La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo, honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones, pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados. Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 958).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«¿Por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos» (San Juan Crisóstomo).
«¡Seremos finalmente revestidos de la alegría, de la paz y del amor de Dios en modo completo, sin ningún límite, y estaremos cara a cara con Él! ¡Es bello pensar esto! Pensar en el cielo es bello. ¡Da fuerza al alma!» (Francisco).
«La comunión con los difuntos. La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo, honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones, pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados. Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 958).
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