«Gracias por tanto»
Queridos diocesanos:
El Día de la Iglesia diocesana vuelve a llamar nuestra atención hacia el misterio de nuestra Iglesia particular: «La diócesis es una porción del Pueblo de Dios que se confía a un Obispo para que la apaciente con la cooperación del presbiterio, de forma que unida a su pastor y reunida por él en el Espíritu Santo por el Evangelio y la Eucaristía, constituye una Iglesia particular, en la que verdaderamente está y obra la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica» ( Christus Dominus, 11).
Es un momento de gratitud al Señor. Primero, porque nos hace vivir esta misteriosa comunión eclesial, que nos permite concretar lo que Él demanda de nosotros como miembros vivos de su Cuerpo. Además, nos hace experimentar en la oración la comunión de los santos, que abre nuestro corazón a un horizonte que va más allá de nuestros lugares cercanos y de las personas con las que nos relacionamos diariamente. Con la vivencia de la diocesaneidad se nos abre un mundo más amplio, universal o católico, que enriquece nuestra vivencia cristiana.
Es un momento de gratitud porque nuestro seguimiento de Cristo en la comunidad diocesana nos da la oportunidad de entregar nuestro tiempo y nuestras cualidades al Señor, para evangelizar ofreciendo lo mejor de nosotros mismos.
Y nuestra gratitud al Señor alcanza igualmente al hecho de la generosidad que Él pone en nuestros corazones, incluso para compartir nuestros bienes materiales como una expresión viva del amor para anunciar a Cristo, testimoniar su caridad y extender su Reino. Con la gratitud al Señor, en este Día de la Iglesia diocesana, surge también el agradecimiento a todos sus miembros que, a través de su oración, su ofrecimiento en tiempo y capacidades, o desde grandes aportaciones económicas hasta aquellas que recuerdan “al óbolo de la viuda”, forman ese entramado de la comunicación cristiana de bienes que hace posible lo que la Iglesia diocesana es y hace, reflejado en los datos que se aportan de su actividad celebrativa, pastoral, evangelizadora, educativa, caritativa y asistencial.
Gracias por tanto a Dios y a todos los miembros de la comunidad diocesana. A Él porque genera el obrar en nosotros, para continuar las obras de Cristo como prolongación de su Cuerpo que somos. Y a los miembros de la Iglesia que caminan en nuestra Diócesis porque con su generosidad lo hacen posible, como queda reflejado en los datos de su actividad pastoral y en el balance económico. Con motivo de este Día de la Iglesia Diocesana, vuestro Obispo os agradece cuanto hacéis por nuestra Iglesia particular de Huelva y os anima a seguir haciendo posible que el Señor sea anunciado, celebrado y testimoniado en nuestra tierra. + Santiago Gómez Sierra,Obispo de Huelva.
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
Homilía del Papa Francisco en el estadio «Bahrain National Stadium» (05.11.2022)
SANTORAL DE HOY
Elogio: En Colonia, de Lotaringia, en Germania, san Engelberto, obispo, que por defender la justicia y libertad de la Iglesia, yendo de camino fue asaltado por unos sicarios, que le hirieron hasta causarle la muerte.
San Prosdócimo de Padua, obispo
En Padua, de la región de Venecia, san Prosdócimo, a quien se tiene por el primer obispo de esta Iglesia.
San Atenodoro de Neocesarea, obispo
En Neocesarea, del Ponto, san Atenodoro, obispo, hermano de san Gregorio Taumaturgo, que fue tan aventajado en las letras divinas, que, pese a su juventud, se le consideró digno de ejercer el ministerio episcopal.
San Amaranto, mártir
En Albi, de Aquitania, conmemoración de san Amaranto, mártir.
San Hierón y sus numerosos compañeros, mártires
En Melitene, de Armenia, san Hierón y sus numerosos compañeros.
San Herculano de Perugia, obispo y mártir
En Perugia, de la Umbría, san Herculano, obispo y mártir, que, por orden de Totila, rey de los godos, fue decapitado.
San Baldo de Tours, obispo
En Tours, de Neustria, san Baldo, obispo, que distribuyó en limosnas para los pobres el dinero que le había dejado su predecesor.
San Cungaro, abad
En el lugar después llamado Congresbury, en Inglaterra, san Cungaro, abad, bretón de origen, con cuyo nombre se honran muchas poblaciones e iglesias.
San Florencio de Estrasburgo, obispo
En Estrasburgo, de Burgundia, conmemoración de san Florencio, obispo, sucesor de san Arbogasto.
San Wilibordo de Utrecht, abad y obispo
En Echternach, de Austrasia, sepultura de san Wilibordo, inglés de nacimiento, que ordenado obispo de Utrecht por el papa san Sergio I, predicó el Evangelio en Frisia y en Dinamarca, y fundó sedes episcopales y monasterios hasta que, agobiado de trabajo y gastado por la edad, se durmió en el Señor dentro de los muros de un monasterio por él levantado.
San Lázaro el estilita, monje
En el monte Galesio, cercano a Éfeso, san Lázaro, estilita, que, en diversos lugares, vivió muchos años sobre una columna, cargado además de hierros y cadenas, y contento, con solo pan y agua, con esta forma de vida tan austera atrajo a muchos fieles.
Beato Antonio Baldinucci, religioso presbítero
En la aldea de Pofi, en el Lacio, beato Antonio Baldinucci, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, totalmente dedicado a la predicación de misiones populares.
Santos Jacinto María Castañeda y Vicente Lê Quang Liêm, presbíteros y mártires
En la ciudad de Ket Cho, en Tonquín, santos Jacinto María Castañeda y Vicente Lê Quang Liêm, presbíteros de la Orden de Predicadores y mártires, que coronaron los trabajos evangélicos con el derramamiento de su sangre en tiempo del reinado de Trinh Sâm.
San Pedro Wu Guosheng, catequista mártir
En Zunyi, provincia de Guizhou, en China, san Pedro Wu Guosheng, catequista y mártir, que fue estrangulado por su fidelidad a Cristo.
San Vicente Grossi, presbítero y fundador
En Cremona, de Italia, san Vicente Grossi, presbítero, que, dedicado al ministerio parroquial, fundó la Congregación de Hijas del Oratorio.
Beatos Isabelino Carmona Fernández y cinco compañeros, mártires
En Paracuellos de Jarama, Madrid, España, beatos Isabelino Carmona Fernández, Alfredo Fanjul Acebal, Juan Mendibelzúa Ocerín, Vicente Rodríguez Fernández, presbíteros, y José Delgado Pérez, todos religiosos de la Orden de Predicadores, y Manuel Marín Pérez, religioso de los Salesianos de Don Bosco, mártires.
Beato José Vega Riaño, presbítero y mártir
En Paracuellos de Jarama, Madrid, España, beato José Vega Riaño, sacerdote profeso de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, muerto en tiempos de la Guerra Civil por venerar el nombre de Cristo.
Beato Serviliano Riaño Herrero, religioso y mártir
En Soto de Aldovea, Torrejón de Ardoz, Madrid, España, beato Serviliano Riaño Herrero, clérigo profeso de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, muerto en tiempos de la Guerra Civil por venerar el nombre de Cristo.
San Ernesto de Zwiefalten, abad y mártir
En La Meca, san Ernesto, abad del monasterio de Zwiefalten y mártir, que se unió a la cruzada y recibió la muerte por su fe a manos de los sarracenos.
San Prosdócimo de Padua, obispo
En Padua, de la región de Venecia, san Prosdócimo, a quien se tiene por el primer obispo de esta Iglesia.
San Atenodoro de Neocesarea, obispo
En Neocesarea, del Ponto, san Atenodoro, obispo, hermano de san Gregorio Taumaturgo, que fue tan aventajado en las letras divinas, que, pese a su juventud, se le consideró digno de ejercer el ministerio episcopal.
San Amaranto, mártir
En Albi, de Aquitania, conmemoración de san Amaranto, mártir.
San Hierón y sus numerosos compañeros, mártires
En Melitene, de Armenia, san Hierón y sus numerosos compañeros.
San Herculano de Perugia, obispo y mártir
En Perugia, de la Umbría, san Herculano, obispo y mártir, que, por orden de Totila, rey de los godos, fue decapitado.
San Baldo de Tours, obispo
En Tours, de Neustria, san Baldo, obispo, que distribuyó en limosnas para los pobres el dinero que le había dejado su predecesor.
San Cungaro, abad
En el lugar después llamado Congresbury, en Inglaterra, san Cungaro, abad, bretón de origen, con cuyo nombre se honran muchas poblaciones e iglesias.
San Florencio de Estrasburgo, obispo
En Estrasburgo, de Burgundia, conmemoración de san Florencio, obispo, sucesor de san Arbogasto.
San Wilibordo de Utrecht, abad y obispo
En Echternach, de Austrasia, sepultura de san Wilibordo, inglés de nacimiento, que ordenado obispo de Utrecht por el papa san Sergio I, predicó el Evangelio en Frisia y en Dinamarca, y fundó sedes episcopales y monasterios hasta que, agobiado de trabajo y gastado por la edad, se durmió en el Señor dentro de los muros de un monasterio por él levantado.
San Lázaro el estilita, monje
En el monte Galesio, cercano a Éfeso, san Lázaro, estilita, que, en diversos lugares, vivió muchos años sobre una columna, cargado además de hierros y cadenas, y contento, con solo pan y agua, con esta forma de vida tan austera atrajo a muchos fieles.
Beato Antonio Baldinucci, religioso presbítero
En la aldea de Pofi, en el Lacio, beato Antonio Baldinucci, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, totalmente dedicado a la predicación de misiones populares.
Santos Jacinto María Castañeda y Vicente Lê Quang Liêm, presbíteros y mártires
En la ciudad de Ket Cho, en Tonquín, santos Jacinto María Castañeda y Vicente Lê Quang Liêm, presbíteros de la Orden de Predicadores y mártires, que coronaron los trabajos evangélicos con el derramamiento de su sangre en tiempo del reinado de Trinh Sâm.
San Pedro Wu Guosheng, catequista mártir
En Zunyi, provincia de Guizhou, en China, san Pedro Wu Guosheng, catequista y mártir, que fue estrangulado por su fidelidad a Cristo.
San Vicente Grossi, presbítero y fundador
En Cremona, de Italia, san Vicente Grossi, presbítero, que, dedicado al ministerio parroquial, fundó la Congregación de Hijas del Oratorio.
Beatos Isabelino Carmona Fernández y cinco compañeros, mártires
En Paracuellos de Jarama, Madrid, España, beatos Isabelino Carmona Fernández, Alfredo Fanjul Acebal, Juan Mendibelzúa Ocerín, Vicente Rodríguez Fernández, presbíteros, y José Delgado Pérez, todos religiosos de la Orden de Predicadores, y Manuel Marín Pérez, religioso de los Salesianos de Don Bosco, mártires.
Beato José Vega Riaño, presbítero y mártir
En Paracuellos de Jarama, Madrid, España, beato José Vega Riaño, sacerdote profeso de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, muerto en tiempos de la Guerra Civil por venerar el nombre de Cristo.
Beato Serviliano Riaño Herrero, religioso y mártir
En Soto de Aldovea, Torrejón de Ardoz, Madrid, España, beato Serviliano Riaño Herrero, clérigo profeso de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, muerto en tiempos de la Guerra Civil por venerar el nombre de Cristo.
San Ernesto de Zwiefalten, abad y mártir
En La Meca, san Ernesto, abad del monasterio de Zwiefalten y mártir, que se unió a la cruzada y recibió la muerte por su fe a manos de los sarracenos.
LITURGIA DE HOY
Por la Iglesia local
Comienzo de la
carta del apóstol san Pablo a Tito (Tit 1, 1-9)
R. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL (Sal 23, 1b-2. 3-4ab. 5-6 [R.: cf. 6])
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
R. Esta es la
generación que busca tu rostro, Señor.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Brilláis como lumbreras del mundo, manteniendo firme la palabra de la vida. R.
Si siete veces en un día vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás
R. Gloria a ti, Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Cristo, al morir, tuvo que acatar la ley del sepulcro; al resucitar, en cambio, la derogó, hasta tal punto que echó por tierra la perpetuidad de la muerte y la convirtió de eterna en temporal» (San León Magno).
«Nosotros estamos en camino, en peregrinación hacia la vida plena, y esa vida plena es la que ilumina nuestro camino» (Francisco).
«Ser testigo de Cristo es ser ‘testigo de su Resurrección’ (Hch 1,22), ‘haber comido y bebido con Él después de su Resurrección de entre los muertos’ (Hch 10,41). La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como Él, con Él, por Él» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 995).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Cristo, al morir, tuvo que acatar la ley del sepulcro; al resucitar, en cambio, la derogó, hasta tal punto que echó por tierra la perpetuidad de la muerte y la convirtió de eterna en temporal» (San León Magno).
«Nosotros estamos en camino, en peregrinación hacia la vida plena, y esa vida plena es la que ilumina nuestro camino» (Francisco).
«Ser testigo de Cristo es ser ‘testigo de su Resurrección’ (Hch 1,22), ‘haber comido y bebido con Él después de su Resurrección de entre los muertos’ (Hch 10,41). La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como Él, con Él, por Él» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 995).
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