26 de marzo - DOMINGO V DE CUARESMA (CICLO A)



  DOMINGO V DE CUARESMA (CICLO A)
  Oficio del Domingo de la Semana I del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo III: Oficio de Lecturas Laudes - TerciaSexta     Nona Vísperas - Completas)
 


PROGRAMA PARROQUIAL:
DOMINGO, 26 DE MARZO

PARROQUIA DEL CARMEN:

- Eucaristía del Domingo de la V Semana de Cuaresma, en la Parroquia (11.00 h.).

PARROQUIA DE LOS DOLORES:

- Eucaristía del Domingo de la V Semana de Cuaresma, en la Parroquia (a las 12.30 h.).



NOTICIAS DE ACTUALIDAD



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SANTORAL DE HOY

Elogio: En Roma, en la vía Labicana, san Cástulo, mártir.

Patronazgos: patrono de los pastores; contra el riesgo de rayos, agua o incendios en el campo, contra el robo de caballos y la erisipela.

Refieren a este santo: San Sebastián.


   Santos Manuel, Sabino, Codrato y Teodosio, mártires   

En Anatolia, santos Manuel, Sabino, Codrato y Teodosio, mártires. († s. inc.)

   Santos Montano y Máxima, mártires

En la región de Sirmia, en Panonia, santos mártires Montano, presbítero, y Máxima, su esposa, que por confesar ambos su fe en Cristo Señor, fueron precipitados al mar por unos infieles. († c. 304)

   San Eutiquio, subdiácono mártir   

Conmemoración de la pasión de san Eutiquio, subdiácono alejandrino, que en tiempo del emperador Constancio, y bajo el obispo arriano Jorge, murió por la fe católica. († 356)

   San Pedro de Sebaste, obispo   

En Sebaste, en Armenia, san Pedro, obispo, hermano menor de san Basilio Magno, fue un eximio defensor de la fe ortodoxa ante los arrianos. († c. 391)

   San Bercario, abad

En Montier-en-Der, en la región de la Champaña, san Bercario, primero abad de Hautvillers y después de Der, que, violentamente apuñalado el día de Jueves Santo por un monje al que había reprendido, pasó al cielo el día de la Resurrección. († 685)

   Santos Baroncio y Desiderio, eremitas   

En el Monte Albano, en la Toscana, santos Baroncio y Desiderio, ermitaños. († s. VII)

   San Liudgero de Münster, abad y obispo   

En el monasterio de Werden, en Sajonia, tránsito de san Liudgero, obispo, que fue discípulo de Alcuino. Predicó el Evangelio en Frisia, Dinamarca y Sajonia, estableció la sede de Münster y fundó varios monasterios, que se convirtieron en centros para la propagación de la fe. († 809)

   Beata Magdalena Catalina Morano, virgen   

En Catania, de Sicilia, en Italia, beata Magdalena Catalina Morano, virgen del Instituto de Hijas de María Auxiliadora, que se dedicó a impartir catequesis y recorrió sin cesar toda esta región. († 1908)


LITURGIA DE HOY

Misa del Domingo (morado).

MISAL: ants. y oracs. props., sin Gl., Cr., Pf. prop. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. I (A).

- Ez 37, 12-14. Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis.

- Sal 129. R. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

- Rom 8, 8-11. El Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros.
- Jn 11, 1-45. Yo soy la resurrección y la vida.

Cercanos ya los días de la pasión del Señor, la oración colecta de este domingo nos recuerda que fue el amor el que movió al Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Pero vencerá a la muerte resucitando para que nosotros participemos en su resurrección: «Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis» (1 Lect). Se trata del mismo Espíritu Santo que resucitó a Jesús de entre los muertos y que, si habita en nosotros por la gracia, también vivificará nuestros cuerpos (2 Lect). En el Evangelio Cristo se nos revela como laresurrección y la vida: «el que cree en mí no morirá para siempre».

- Este domingo se celebra el tercer escrutinio preparatorio al bautismo para los catecúmenos que en la Vigilia pascual serán admitidos a los sacramentos de la Iniciación cristiana, con oraciones e intercesiones propias.
- La costumbre de cubrir las cruces y las imágenes de la iglesia desde este domingo puede conservarse. Las cruces permanecerán cubiertas hasta después de la celebración de la Pasión del Señor, el Viernes Santo, y las imágenes hasta el comienzo de la Vigilia pascual.
- Hoy no se permiten otras celebraciones, tampoco la misa exequial.

Liturgia de las Horas: oficio dominical. No se dice Te Deum. Comp. Dom. II.

Martirologio: elogs. del 27 de marzo, pág. 225.

CALENDARIOS: Canarias: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Cristóbal Déniz Hernández, obispo auxiliar (2022).


RITOS INICIALES

Antífona de entrada Sal 42, 1-2

Señor, hazme justicia. Defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre injusto y malvado, tú que eres mi Dios y mi defensa.

No se dice Gloria.


Oración colecta

TE ROGAMOS, Señor Dios nuestro, que, con tu auxilio, avancemos animosamente hacia aquel grado de amor con el que tu Hijo, por la salvación del mundo, se entregó a la muerte. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis
Lectura de la profecía de Ezequiel Ez 37, 12-14
ESTO dice el Señor Dios:
«Yo mismo abriré vuestros sepulcros,
y os sacaré de ellos, pueblo mío,
y os llevaré a la tierra de Israel.
Y cuando abra vuestros sepulcros
y os saque de ellos, pueblo mío,
comprenderéis que soy el Señor.
Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis;
os estableceré en vuestra tierra
y comprenderéis que yo, el Señor,
lo digo y lo hago —oráculo del Señor—».
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

 

Salmo responsorial Sal 129, 1b-2. 3-4. 5-7ab. 7cd-8 (R: 7cd)
R/.Del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa.
V/. Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.
V/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor. R/.
V/. Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. R/.
V/. Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/.
 
SEGUNDA LECTURA
El Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos Rom 8, 8-11
HERMANOS:
Los que están en la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia. Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
 
Versículo antes del Evangelio

V/. Yo soy la resurrección y la vida —dice el Señor—;
el que cree en mí no morirá para siempre.
 

EVANGELIO
Yo soy la resurrección y la vida
Lectura del santo Evangelio según san Juan Jn 11, 1-45
EN AQUEL TIEMPO, había caído enfermo un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro.
Las hermanas le mandaron recado a Jesús diciendo:
«Señor, el que tú amas está enfermo».
Jesús, al oírlo, dijo:
«Esta enfermedad no es para la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo se quedó todavía dos días donde estaba.
Solo entonces dijo a sus discípulos:
«Vamos otra vez a Judea».
Los discípulos le replicaron:
«Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver de nuevo allí?».
Jesús contestó:
«¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche tropieza, porque la luz no está en él».
Dicho esto, añadió:
«Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo».
Entonces le dijeron sus discípulos:
«Señor, si duerme, se salvará».
Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural.
Entonces Jesús les replicó claramente:
«Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su encuentro».
Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos:
«Vamos también nosotros y muramos con él».
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos quince estadios; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano.
Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús:
«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo:
«Tu hermano resucitará».
Marta respondió:
«Sé que resucitará en la resurrección en el último día».
Jesús le dijo:
«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».
Ella le contestó:
«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja:
«El Maestro está ahí y te llama».
Apenas lo oyó se levantó y salió adonde estaba él, porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole:
«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano».
Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió en su espíritu, se estremeció y preguntó:
«¿Dónde lo habéis enterrado?».
Le contestaron:
«Señor, ven a verlo».
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban:
«¡Cómo lo quería!».
Pero algunos dijeron:
«Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que este muriera?».
Jesús, conmovido de nuevo en su interior, llegó a la tumba. Era una cavidad cubierta con una losa. Dijo Jesús:
«Quitad la losa».
Marta, la hermana del muerto, le dijo:
«Señor, ya huele mal porque lleva cuatro días».
Jesús le replicó:
«¿No te he dicho que si crees verás la gloría de Dios?».
Entonces quitaron la losa.
Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:
«Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».
Y dicho esto, gritó con voz potente:
«Lázaro, sal afuera».
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo:
«Desatadlo y dejadlo andar».
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Palabra del Señor.
Gloria a Ti, Señor Jesús.

 

DOMINGO DE LA V SEMANA DE CUARESMA CICLO A

Aunque centraremos principalmente nuestra atención en el Evangelio -la resurrección de Lázaro-, veamos también la lección de la primera lectura: restauración del pueblo que vive en el exilio y en la segunda lectura: la promesa de la restauración de cada uno de nosotros: El que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales...

¡El poder de Cristo es capaz de renovar totalmente la creación entera y al hombre que fue rey de la creación y que es víctima del pecado y sus consecuencias, al pueblo de Israel desecho también por sus infidelidades a Dios!

Constatar las consecuencias de su infidelidad a Dios ha sido frecuentemente lo que ha llevado al pueblo de Dios a volver a Él y en su grado también en la historia de la Iglesia y de la humanidad.

Si buscamos las razones del porqué Dios deja para el fin de los tiempos la plena restauración del hombre en la resurrección de los cuerpos, una muy clara es la gran lección de la muerte en la que tan claramente se palpa que sólo Dios se es y que nosotros por nosotros mismos somos nada.

Veamos algunos pensamientos de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia (del libro Frutos de oración):

1.169. La muerte es la rendición del hombre ante Dios, que, con la destrucción de su ser, le dice: Tú sólo eres de por ti, y lo que no eres Tú, no es más que lo que Tú quieres que sea, en tiempo, realidad y ser. (8-5-1970)

1.170. Un hombre muerto está diciendo a Dios con su destrucción, en demostración de su total impotencia: Tú sólo eres. (8-5-1970)

1.171. La soberbia del hombre termina con y en su destrucción el día de la muerte, sometiéndose al que Es, en manifestación de su nada ante el Todo, que para serlo todo, se es en sí, por sí y para sí mismo. (8-5-1970).

1.172. Gracias, Señor, por el descanso que me das, al saber que un día, con mi muerte, yo seré una demostración visible de que Tú sólo eres, y de que yo no soy. (8-5-1970).

1.173. El día que el hombre dijo a Dios que «no», murió; y con su muerte, en rendición total, clamó escalofriantemente: Tú sólo eres, y todo lo que no eres Tú, a ti te está sometido. Yo hoy lo demuestro con mi destrucción y fracaso total, pues, si Tú no me resucitas, ya nada soy capaz de ser ni hacer. (8-5-1970).

1.175. La muerte es la consecuencia del «NO TE SERVIRE», y la rendición del hombre, diciendo con su destrucción: «Tú sólo eres de por ti, y yo dependo total y exclusivamente de tu voluntad; lo reconozco, en ti espero». (8-5-1970).

¡Bonita lección que brota de la promesa de restauración de la sociedad en general y de nuestra restauración!

Pero metámonos en el Evangelio: resurrección de Lázaro. Sigamos un poco el diálogo: le comunican a Jesús la enfermedad sin duda muy grave de Lázaro y Jesús se quedó todavía dos días donde estaba. Por lo que aparece después estaba sin duda lejos: en Galilea o en la Decápolis donde se había refugiado ante las hostilidades de los judíos.

La aparente indiferencia de Jesús tiene su explicación. Él sabe que ha muerto y quiere que pasen más de tres días para que la resurrección sea más asimilable, tratándose de un cadáver en descomposición, como subraya también Marta: Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.

Jesús ha querido probar la fe de Marta y María y ha querido también dar una muestra clara de su divinidad: Padre te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que Tú me has enviado. Antes había dicho: esta enfermedad no acabará con la muerte, sino para la gloria de Dios...; las lágrimas de Jesús: sollozó y, muy conmovido, preguntó. Más adelante: Jesús, sollozando de nuevo y un poco antes: Jesús se echó a llorar.

Este llorar de Jesús, señalado por tres veces, dice sin duda mucho en torno a su sensibilidad humana y viendo más allá de la escena presente la capacidad de Jesús de llorar ante las consecuencias tremendas y el sufrimiento que lleva consigo el pecado para toda la humanidad.

Qué bien vienen aquí las frases de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia: (Opúsculo nº 2 del libro Luz en la noche. El misterio de la fe dado en sabiduría amorosa):

Pero a Dios, al mirar al hombre en la situación en que se encuentra después de haberse rebelado contra su Creador en el Paraíso terrenal, por instigación del diablo, se le mueven las honduras de sus entrañas en compasión, se le remueve la médula de su ser infinito, se siente estremecer en el amor del Espíritu Santo. Las tres divinas Personas, mirándose entre sí, hubieran roto a llorar –si en Dios cupiera el llanto, que no cabe–, ante la catástrofe espeluznante en que el hombre está envuelto: ¡aquella criatura que con ternura infinita fue creada por su mano omnipotente; aquella que, llena de los dones del Espíritu Santo, era capaz de ser, por participación, lo que Él mismo era; la criatura en la que Él había ido poniendo los reflejos de su serse sabiduría, de su serse Padre, de su serse amor candente en las llamas del Espíritu Santo...!

Y fue ¡tanto, tanto, tanto! el destrozo del hombre ante Dios que no puede llorar, que, para poder llorar, Dios se hace Hombre. ¡Porque había que llorar, como fuera, ante aquella respuesta de la criatura a su Creador!

Y Dios, a pesar de no poder realizar en sí, por la plenitud de su ser y la grandeza de su subsistencia, la necesidad de padecer y llorar por la situación escalofriante en que el hombre se encontraba, inventó, de una manera portentosa y maravillosa, el modo de poder realizar aquello que el «no» de la criatura clamaba ante la rotura de los planes eternos.

«Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado»17.

«Lloró Jesús, y los judíos decían: ¡Cómo le amaba!»18.

Y «al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella diciendo: ¡Si al menos en este día conocieras también tú lo que te traigo para la paz...! Pero no: está escondido a tus ojos»19.

17 Heb 5, 7. 18 Jn 11, 35-36. 19 Lc 19, 41-42.

 


LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

Oración sobre las ofrendas
ESCÚCHANOS, Dios todopoderoso, y concede a tus siervos,
en quienes infundiste la sabiduría de la fe cristiana,
quedar purificados, por la eficacia de este sacrificio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Cuando no se lee el evangelio de la resurrección de Lázaro, se dice el prefacio I o II de Cuaresma. En cambio, cuando se lee el evangelio de la resurrección de Lázaro, se dice el siguiente:


PREFACIO
La resurrección de Lázaro

℣ El Señor esté con vosotros.
℟ Y con tu espíritu.
℣ Levantemos el corazón.
℟ Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣ Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟ Es justo y necesario.

EN VERDAD es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque él mismo,
por el misterio de la encarnación,
condujo al género humano, que caminaba en tinieblas, a la luz de la fe,
y a quienes nacían esclavos del pecado los elevó, renacidos por el bautismo,
a la dignidad de hijos de adopción.
Por eso, todas tus creaturas,
en el cielo y en la tierra,
te adoran entonando un cántico nuevo,
y también nosotros, unidos a los ángeles,
te aclamamos, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
 
Antífona de la comunión Cfr. Jn 11, 26
Todo el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre, dice el Señor.

Oración después de la comunión
TE ROGAMOS, Dios todopoderoso,
que  podamos contarnos siempre entre los miembros de aquel
cuyo Cuerpo y Sangre acabamos de comulgar.
El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración sobre el pueblo
BENDICE, Señor, a tu pueblo,
que espera los dones de tu misericordia,
y concédele recibir de tu mano generosa
lo que tú mismo lo mueves a pedir.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Para que te confieses, Dios da una gran voz, te llama con una gracia extraordinaria. Y así como el difunto salió aún atado, lo mismo el que va a confesarse todavía es reo. Para que quede desatado de sus pecados dijo el Señor a los ministros: ‘Desatadle y dejadle andar’. ¿Qué quiere decir desatadle y dejadle andar? Lo que desatareis en la tierra, será desatado también en el cielo» (San Agustín).

«Cristo no se resigna a los sepulcros que nos hemos construido con nuestras elecciones de mal y de muerte, con nuestros errores, con nuestros pecados. Él nos invita a que salgamos de la tumba: ‘Sal fuera’. Es una bella invitación a la verdadera libertad» (Francisco).

«Las palabras atar y desatar significan: aquel a quien excluyáis de vuestra comunión, será excluido de la comunión con Dios; aquel a quien que recibáis de nuevo en vuestra comunión, Dios lo acogerá también en la suya. La reconciliación con la Iglesia es inseparable de la reconciliación con Dios» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.445).

 

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