¡¡AVISO DEL NUEVO HORARIO!!
A PARTIR DE MAÑANA, DÍA 1 DE ABRIL, LAS MISAS DE LA TARDE SERÁN
A LAS 20.30 HORAS
PROGRAMA PARROQUIAL:
JUEVES, 31 DE MARZO
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.
- Misa exequial de +MARÍA TERESA TELLO MORALES, en la Parroquia (a las 16.30 h.).
- Exposición del Santísimo y Rezo de Vísperas (a las 18.00 h.).
- Rezo del Santo Rosario en la Parroquia (a las 19.00 h.) y Eucaristía del Jueves de la IV Semana de Cuaresma (a las 19.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Elogio: En el lugar de Argol, en Persia, san Benjamín, diácono, que, por predicar insistentemente la palabra de Dios, consumó su martirio con cañas puntiagudas clavadas bajo las uñas, en tiempo del rey Vararane V.
Santa Balbina, virgen
En Roma, conmemoración de santa Balbina, cuyo título erigido en el Aventino muestra la veneración que se tributó a su nombre. († a. 595)
San Agilolfo de Colonia, obispo
En Colonia, ciudad de Austrasia, san Agilolfo, obispo, ilustre por la austeridad de su vida y por la predicación. († 751)
San Guido, abad
En Borgo San Domnino, en las cercanías de Parma, san Guido, abad del monasterio de Pomposa, en donde recibió a muchos discípulos y restauró los edificios. Se preocupó de modo especial por la oración, la contemplación y el culto divino, y buscó vivir en la soledad, atento sólo a Dios. († 1046)
Beata Juana de Toulouse, virgen
En Toulouse, en Francia, beata Juana, virgen, de la Orden de las Carmelitas. († c. 1286 o s.XIV-XV)
Beato Buenaventura de Forli, religioso presbítero
En Udine, en el territorio de Venecia, beato Buenaventura de Forli, presbítero de la Orden de los Siervos de María, que con su predicación por diversas regiones de Italia movió al pueblo a la penitencia. Falleció ya octogenario, mientras predicaba un sermón cuaresmal. († 1491)
Beato Cristóbal Robinson, presbítero y mártir
En Carlisle, en Inglaterra, conmemoración del beato Cristóbal Robinson, presbítero y mártir, que fue testigo del martirio de san Juan Boste y, finalmente, bajo el reinado de Isabel I, en día no precisado, sólo por el hecho de ser sacerdote, también fue ajusticiado, recibiendo de esta forma la palma de la gloria. († 1597)
Beata Natalia Tulasiewicz, mártir
En la aldea de Ravensbrück, en Alemania, beata Natalia Tulasiewicz, mártir, que, al ser ocupada militarmente Polonia, su patria, por un régimen contrario a Dios y a la dignidad humana, fue recluida en un campo de concentración, donde, en una cámara de gas, entregó su alma al Señor. († 1945)
LITURGIA DE HOY
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Cuaresma.
LECC.: vol. II.
-
Éx 32, 7-14. Arrepiéntete de la amenaza contra tu
pueblo.
- Sal 105. R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
- Jn 5, 31-47. Hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis
vuestra esperanza.
Liturgia de las Horas: oficio de
feria.
Martirologio: elogs.
del 1 de abril, pág. 232.
Antífona de entrada Sal 104, 3-4
Que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro.
Oración colecta
Imploramos deseosos, Señor, tu perdón,
para que tus siervos, corregidos por la penitencia
y educados por las buenas obras,
nos mantengamos fieles a tus mandamientos,
para llegar, bien dispuestos, a las fiestas de Pascua.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
EN AQUELLOS DÍAS, el Señor dijo a Moisés:
«Anda, baja de la montaña, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de
Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han
hecho un becerro de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y
proclaman:
“Este es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto”».
Y el Señor añadió a Moisés:
«Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va
a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo».
Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios:
«¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de
Egipto, con gran poder y mano robusta? ¿Por qué han de decir los egipcios: “Con
mala intención los sacó, para hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de
la superficie de la tierra”? Aleja el incendio de tu ira, arrepiéntete de la
amenaza contra tu pueblo. Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a
quienes juraste por ti mismo: “Multiplicaré vuestra descendencia como las
estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra
descendencia para que la posea por siempre”».
Entonces se arrepintió el Señor de la amenaza que había pronunciado contra su
pueblo.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 105, 19-20. 21-22. 23 [R.: cf. 4ab])
R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
V. En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba.
R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
V. Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam,
portentos junto al mar Rojo.
R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
V. Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio.
R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, Jesús dijo a los judíos:
«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.
Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.
Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no lo creéis.
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ese sí lo recibiréis.
¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa:
Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Ex. Ap. Evangelii gaudium 93.
La mundanidad espiritual, que se esconde detrás de
apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, es buscar, en lugar
de la gloria del Señor, la gloria humana y el bienestar personal. Es lo que el
Señor reprochaba a los fariseos: «¿Cómo es posible que creáis, vosotros que os
glorificáis unos a otros y no os preocupáis por la gloria que sólo viene de
Dios?» (Jn 5, 44). Es un modo sutil de buscar «sus propios intereses y no los
de Cristo Jesús» (Flp 2, 21). Toma muchas formas, de acuerdo con el tipo de
personas y con los estamentos en los que se enquista. Por estar relacionada con
el cuidado de la apariencia, no siempre se conecta con pecados públicos, y por
fuera todo parece correcto. Pero, si invadiera la Iglesia, «sería infinitamente
más desastrosa que cualquiera otra mundanidad simplemente moral» (H. de Lubac, Méditation
sur l’Église, Paris 1968, 231).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
««No se trata de conocer algo de Dios, sino de tener a Dios en el alma» (San Gregorio de Nisa).
«Haced que brille vuestra luz en nuestra sociedad, en la política, en el mundo de la economía, en el mundo de la cultura y de la investigación. Aunque sea una lucecita en medio de tantos fuegos artificiales, recibe su fuerza y su esplendor de la gran Estrella de la mañana, Cristo resucitado» (Benedicto XVI).
«Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado. Invitan a creer en Jesús (…). Los milagros fortalecen la fe en Aquél que hace las obras de su Padre (…). Pero también pueden ser ‘ocasión de escándalo’ (Mt 11,6). No pretenden satisfacer la curiosidad ni los deseos mágicos. A pesar de tan evidentes milagros, Jesús es rechazado por algunos; incluso se le acusa de obrar movido por los demonios» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 548)).