PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 16 DE MARZO
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.00 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.
- Rezo del Santo Rosario, en la Parroquia (a las 19.00 h.) y Eucaristia del Miércoles de la II Semana de Cuaresma (a las 19.30 h.).
Frase de San Agustín para el día de hoy:
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
Es presidente del Consejo Asesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria, vicepresidente del Instituto de Investigación Conde de Floridablanca, vocal de la Junta Directiva del Foro de la Sociedad Civil, miembro del patronato del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado y de la Comisión Académica de la Fundación Transición Española. Es Miembro del Consejo Editorial de la revista La Ilustración Liberal, del Consejo Asesor de Revista de Libros, del Consejo Asesor de la revista Pasado y Memoria, del Consejo Asesor de Infomedio.
SANTORAL DE HOY
Elogio: En Aquilea, en el territorio de Venecia, santos Hilario, obispo, y Taciano, mártires.
San Papas, mártir
En Seleucia, en Persia, san Papas, oriundo de Licaonia, que, tras muchos suplicios, afrontó el martirio por la fe de Cristo. († s. IV)
San Julián de Anazarbo, mártir
En Anazarbo, en Cilicia, san Julián, quien, tras padecer tormentos durante largo tiempo por orden del gobernador Marciano, fue introducido en un saco lleno de serpientes y precipitado al mar. († s. IV)
Santa Eusebia de Hamay, abadesa
En Artois, de Neustria, santa Eusebia, abadesa de Hamay-sur-la-Scarpe, que, tras la muerte de su padre, con su santa madre Rictrude se retiró a la vida monástica y, todavía adolescente, fue elegida abadesa, después de su abuela santa Gertrudis. († c. 680)
San Heriberto de Colonia, obispo
En Colonia, en Alemania, san Heriberto, obispo, que, siendo canciller del emperador Otón III, fue elegido contra su voluntad para la sede episcopal, desde donde iluminó constantemente al clero y al pueblo con el ejemplo de sus virtudes y su predicación. († 1021)
Beato Juan Sordi, obispo y mártir
En Vicenza, en el territorio de Venecia, beato Juan Sordi o Cacciafronte, obispo y mártir, que, siendo abad, fue condenado al exilio por su fidelidad al Papa. Elegido tiempo después obispo de Mantua, fue trasladado finalmente a la sede de Vicenza, donde murió en defensa de la libertad eclesiástica, asesinado por un sicario. († 1181)
Beatos Juan Amias y Roberto Dalby, presbíteros y mártires
En York, en Inglaterra, beatos Juan Amias y Roberto Dalby, presbíteros y mártires, que durante el reinado de Isabel I fueron condenados a la pena capital por ser sacerdotes, suplicio que aceptaron con alegría. († 1589)
San Juan de Brébeuf, mártir
En la región de los hurones, perteneciente entonces al Canadá, pasión de san Juan de Brébeuf, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, quien, enviado desde Francia a la misión del Hurón, murió por Cristo, después de ingentes trabajos, atormentado con gran crueldad por algunos paganos del lugar. Su memoria, junto con la de los compañeros en el martirio, se celebra el día diecinueve de octubre. († 1649)
LITURGIA DE HOY
Misa de feria (morado).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Cuaresma.
LECC.: vol. II.
- Jer 18, 18-20. Venga, vamos a hablar mal de él.
- Sal 30. R. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
- Mt 20, 17-28. Lo condenarán a muerte.
Liturgia de las Horas: oficio de feria.
Martirologio: elogs. del 17 de marzo, pág. 209.
CALENDARIOS: Asidonia-Jerez: Aniversario de la muerte de Mons.
Rafael Bellido Caro, obispo, emérito (2004).
Antífona de entrada Cf. Sal 37, 22-23
No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes lejos; ven a socorrerme, Señor mío, mi fuerza y salvación.
Señor, guarda a tu familia instruida en las buenas obras
y, confortada en sus necesidades temporales,
condúcela propicio hacia los bienes eternos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Lectura del libro de Jeremías (Jer 18, 18-20)
Ellos dijeron:
«Venga, tramemos un plan contra Jeremías porque no faltará la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta. Venga, vamos a hablar mal de él y no hagamos caso de sus oráculos».
Hazme caso, Señor,
escucha lo que dicen mis oponentes.
¿Se paga el bien con el mal?,
¡pues me han cavado una fosa!
Recuerda que estuve ante ti,
pidiendo clemencia por ellos,
para apartar tu cólera.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 30, 5-6. 14. 15-16 [R.: 17b])
V. Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
R. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
V. Oigo el cuchicheo de la gente,
y todo me da miedo;
se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida.
R. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
V. Pero yo confío en ti, Señor;
te digo: «Tú eres mi Dios».
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen.
R. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
Yo soy la luz del mundo –dice el Señor–;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Lo condenarán a muerte
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa 15
También a nosotros nos llama, y nos pregunta, como a Santiago y a Juan: Potestis bibere calicem, quem ego bibiturus sum? (Mt 20, 22): ¿Estáis dispuestos a beber el cáliz –este cáliz de la entrega completa al cumplimiento de la voluntad del Padre– que yo voy a beber? Possumus! (Mt 20, 22); ¡sí, estamos dispuestos!, es la respuesta de Juan y de Santiago. Vosotros y yo, ¿estamos seriamente dispuestos a cumplir, en todo, la voluntad de nuestro Padre Dios? ¿Hemos dado al Señor nuestro corazón entero, o seguimos apegados a nosotros mismos, a nuestros intereses, a nuestra comodidad, a nuestro amor propio? ¿Hay algo que no responde a nuestra condición de cristianos, y que hace que no queramos purificarnos? Hoy se nos presenta la ocasión de rectificar.
Pensamientos para el
Evangelio de hoy
«¡Oh exuberante
amor para con los hombres! Cristo fue el que recibió los clavos en sus
inmaculadas manos y pies, sufriendo grandes dolores, y a mí, sin experimentar
ningún dolor ni ninguna angustia, se me dio la salvación por la comunión de sus
dolores» (San Cirilo de Jerusalén)
«Al que
arriesga, el Señor no lo defrauda» (Francisco)
«Jesús acogió
la confesión de fe de Pedro que le reconocía como el Mesías anunciándole la
próxima pasión del Hijo del Hombre. Reveló el auténtico contenido de su realeza
mesiánica en la identidad transcendente del Hijo del Hombre ‘que ha bajado del
cielo’ (Jn 3,13) a la vez que en su misión redentora como Siervo sufriente: ‘el
Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como
rescate por muchos’ (Mt 20,28). Por esta razón el verdadero sentido de su
realeza no se ha manifestado más que desde lo alto de la Cruz» (Catecismo de la
Iglesia Católica, nº 440).
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