30 de marzo - MIÉRCOLES DE LA IV SEMANA DE CUARESMA, feria

 



MIÉRCOLES DE LA IV SEMANA DE CUARESMA, feria


La Cuaresma:
Escuchar al Hijo y creer en el Padre es obtener la luz y la vida


PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 30 DE MARZO

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.

- Rezo del Santo Rosario, en la Parroquia (a las 19.00 h.) y Eucaristia del Miércoles de la IV Semana de Cuaresma (a las 19.30 h.).



NOTICIAS DE ACTUALIDAD



    Portada

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SANTORAL DE HOY




Elogio: En el monte Sinaí, san Juan, abad, que compuso la célebre obra «Escala del Paraíso», para la instrucción de los monjes, en la que señalaba el camino del progreso espiritual a modo de una ascensión por treinta peldaños hacia Dios, debido a lo cual recibió el sobrenombre de «Clímaco».

Refieren a este santo: San Anastasio del Monte Sinaí.

Elogio: En Siracusa, de Sicilia, san Zósimo, obispo, que, primero, fue humilde custodio del sepulcro de santa Lucía, y después, abad del monasterio de esta población.


Elogio: En Aguilera, en el reino de Castilla, san Pedro de Valladolid Regalado, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, insigne por su humildad y el rigor de su penitencia, construyó dos cenobios, en los que sólo debían vivir doce hermanos en total soledad.


   San Segundo, mártir

En Asti, en la región transpadana, san Segundo, mártir. († s. inc)

   San Domnino, mártir

En Tesalónica, ciudad de Macedonia, san Domnino, mártir. († s. IV)

   San Régulo de Senlis, obispo   

En Senlis, en la Galia lugdunense, san Régulo, obispo. († s. IV)

   Santos Mártires de Constantinopla, mártires   

Conmemoración de muchos santos mártires, que en Constantinopla, en tiempo del emperador Constancio, por orden del obispo arriano Macedonio fueron desterrados o torturados con toda clase de suplicios. († s. IV)

   Santa Osburga, abadesa   

En Coventry, en Inglaterra, santa Osburga, primera abadesa del monasterio de este lugar. († c. 1018)

   San Clino, abad   

Cerca de Aquino, en la región del Lacio, san Clino, abad del monasterio de san Pietro della Foresta. († d. 1030)

   Beato Amadeo IX de Saboya, laico   

En Vercelli, en el Piamonte, beato Amadeo IX, duque de Saboya, que durante su gobierno fomentó por todos los medios la paz, y con su ayuda y celo sostuvo las causas de los pobres, las viudas y los huérfanos. († 1472)

   Santos Antonio Daveluy, obispo, y compañeros, mártires   

En la aldea de Su-Ryong, en Corea, santos mártires Antonio Daveluy, obispo, Pedro Aumaître, Martín Lucas Huin, presbíteros, José Chang Chu-gi, Tomás Son Cha-son y Lucas Hwang Sok-tu, catequistas, que por su fe en Cristo murieron decapitados. († 1866)

   San Luis de Casoria, religioso presbítero   

En Nápoles, en Italia, san Luis (Arcángel) Palmentieri de Casoria, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, impulsado por el ardor de la caridad hacia los pobres de Cristo, instituyó dos congregaciones: los Hermanos de la Caridad y las Hermanas Franciscanas de Santa Isabel. († 1885)

   San Leonardo Murialdo, presbítero

En Turín, también en Italia, san Leonardo Murialdo, presbítero, que fundó la Pía Sociedad de San José, para educar en la fe y la caridad cristianas a los niños abandonados. († 1900)

   San Julio Álvarez Mendoza, presbítero y mártir

En la aldea de San Julián, en el territorio de Guadalajara, en México, san Julio Álvarez Mendoza, presbítero y mártir, que en la cruel persecución contra la religión atestiguó con su sangre su fidelidad a Cristo. († 1927)

   Beata María Restituta Kafka, virgen y mártir   

Cerca de Viena, de Austria, beata María Restituta (Hélena) Kafka, virgen de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Caridad Cristiana y mártir, la cual, originaria de Moravia, ejerció el servicio de enfermera en un hospital y, detenida en tiempo de guerra por los enemigos de la fe, murió decapitada. († 1943)


LITURGIA DE HOY

Misa de feria (morado).

MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Cuaresma.

LECC.: vol. II.

- Is 49, 8-15. Te he constituido alianza del pueblo para restaurar el país.
- Sal 144. R. El Señor es clemente y misericordioso.
- Jn 5, 17-30. Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 31 de marzo, pág. 230.


Antífona de entrada Sal 68, 14
Mi oración se dirige a ti, Señor, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude.


Oración colecta

Oh, Dios, que concedes a los justos el premio de sus méritos,
y a los pecadores, por la penitencia, les perdonas sus pecados,
ten piedad de nosotros,
para que la humilde confesión de nuestras culpas
nos obtenga tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo.

LECTURAS DE LA MISA


PRIMERA LECTURA 
Te he constituido alianza del pueblo para restaurar el país

Lectura del libro de Isaías (Is 49, 8-15)

ESTO DICE el Señor:
«En tiempo de gracia te he respondido,
en día propicio te he auxiliado;
te he defendido y constituido alianza del pueblo,
para restaurar el país,
para repartir heredades desoladas,
para decir a los cautivos: “Salid”,
a los que están en tinieblas: “Venid a la luz”.
Aun por los caminos pastarán,
tendrán praderas en todas las dunas;
no pasarán hambre ni sed,
no les hará daño el bochorno ni el sol;
porque los conduce el compasivo
y los guía a manantiales de agua.
Convertiré mis montes en caminos,
y mis senderos se nivelarán.
Miradlos venir de lejos;
miradlos, del Norte y del Poniente,
y los otros de la tierra de Sin.
Exulta, cielo; alégrate, tierra;
romped a cantar, montañas,
porque el Señor consuela a su pueblo
y se compadece de los desamparados».
Sion decía: «Me ha abandonado el Señor,
mi dueño me ha olvidado».
¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta,
no tener compasión del hijo de sus entrañas?
Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 144, 8-9. l3cd-14. 17-18 [R.: 8a])

V. El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

R. El Señor es clemente y misericordioso.

V. El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

R. El Señor es clemente y misericordioso.

V. El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

R. El Señor es clemente y misericordioso.


Versículo antes del Evangelio Jn 11, 25a. 26
Yo soy la resurrección y la vida –dice el Señor–;
el que cree en mí no morirá para siempre.


EVANGELIO
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida,
así también el Hijo da vida a los que quiere

╬ Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 5, 17-30)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, Jesús dijo a los judíos:
«Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo». Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque
no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
Jesús tomó la palabra y les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.
En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.
Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.
Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Papa Francisco, Homilía en santa Marta 6-febrero-2017

Cuando Jesús dice: mi Padre actúa siempre; y yo también actúo siempre (Cfr. Jn 5, 17) , los doctores de la ley se escandalizaron y querían matarlo por eso. ¿Por qué? ¡Porque no sabían recibir las cosas de Dios como don! Solo como justicia: "Estos son los Mandamientos. Pero son pocos; hagamos más". Y en vez de abrir el corazón al don, se esconden, buscan refugio en la rigidez de los Mandamientos, que ellos habían multiplicado hasta 500 o más… No sabían recibir el don. Porque el don solo se recibe con libertad, y esos rígidos tenían miedo de la libertad que Dios nos da, ¡tenían miedo del amor!

Por eso dice el Evangelio que, después de que Jesús dijo eso, querían matarlo (cfr. (Jn 5, 18). Porque dijo que el Padre hizo esta maravilla como don. ¡Recibir el don del Padre! Y por eso hoy hemos alabado al Padre: ¡Dios mío, qué grande eres! Te quiero tanto, porque me has hecho este don. Me has salvado, me has creado. Esa la oración de alabanza, la plegaria de alegría, la oración que nos da la alegría de la vida cristiana. Y no aquella oración cerrada, triste, de la persona que nunca sabe recibir un don porque tiene miedo de la libertad que siempre porta consigo un don. Solo sabe cumplir el deber, pero el deber cerrado. Esclavos del deber, pero no del amor. Cuando te haces esclavo del amor, ¡eres libre! ¡Es una hermosa esclavitud! Pero aquellos no lo entendían.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Cristo, al morir, tuvo que acatar la ley del sepulcro, al resucitar, en cambio, la derogó, hasta tal punto que echó por tierra la perpetuidad de la muerte y la convirtió de eterna en temporal, ya que si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida» (San León Magno).

«Cristo es un juez divino con un corazón humano, un juez que desea dar la vida. Sólo el empecinamiento impenitente en el mal puede impedirle hacer este don, por el cual Él no dudó en afrontar la muerte» (San Juan Pablo II).

«Cristo es Señor de la vida eterna. El pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres pertenece a Cristo como Redentor del mundo (…). El Hijo no ha venido para juzgar sino para salvar y para dar la vida que hay en Él. Es por el rechazo de la gracia en esta vida por lo que cada uno se juzga ya a sí mismo; y puede incluso condenarse eternamente al rechazar el Espíritu de amor» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 679).

 

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