PROGRAMA PARROQUIAL:
SÁBADO, 06 AGOSTO- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 20.30 h. a 23.00 h.
- ERMITA DE MONTEMAYOR:
- NO HAY MISA PORQUE SE TRASLADA A MAÑANA, (A LAS 10.00 H.) QUE SERÁ RETRANSMITIDA POR CANALSUR
- Boda de FRANCISCO JOSÉ y KATHERINE, en la Parroquia (a las 19.00 h.).
- SAN FRANCISCO:
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.), y Eucaristía del Domingo XIX del T. O. (a las 20.30 h.).
- PARROQUIA:
- Eucaristía con las Comunidades Neocatecumenales, en la Parroquia (a las 21.30 h.).
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 20.30 h. a 23.00 h.
- ERMITA DE MONTEMAYOR:
- NO HAY MISA PORQUE SE TRASLADA A MAÑANA, (A LAS 10.00 H.) QUE SERÁ RETRANSMITIDA POR CANALSUR
- Boda de FRANCISCO JOSÉ y KATHERINE, en la Parroquia (a las 19.00 h.).
- SAN FRANCISCO:
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.), y Eucaristía del Domingo XIX del T. O. (a las 20.30 h.).
- PARROQUIA:
- Eucaristía con las Comunidades Neocatecumenales, en la Parroquia (a las 21.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Otros santos de este día:
Santos Sixto II, papa, y compañeros, mártires
En la vía Apia de Roma, en el cementerio de Calixto, pasión de san Sixto II, papa, y de sus compañeros, cuya memoria se celebra mañana.
Santos Justo y Pastor, mártires
En Compluto (hoy Alcalá de Henares), en la Hispania Cartaginense, santos mártires Justo y Pastor, los cuales, todavía niños, abandonando en la escuela sus tablillas de escritura, corrieron voluntariamente al encuentro del martirio, y detenidos y azotados de inmediato, por orden del juez fueron degollados por su amor a Cristo, mientras se confortaban mutuamente con recíprocas exhortaciones.
San Hormisda, papa
En Roma, en la basílica de San Pedro, sepultura de san Hormisda, papa, que, abanderado de la paz, consiguió acabar con el cisma de Acacio en Oriente, y en Occidente hizo respetar por las nuevas poblaciones los derechos de la Iglesia.
Beato Octaviano de Savona, obispo
En Savona, de la Liguria, beato Octaviano, obispo y hermano del papa Calixto II, que tanto en el claustro como en la cátedra buscó con ahínco servir a Dios y a los hermanos.
Beato Escelino, eremita
En el territorio de Luxemburgo, beato Escelino, eremita, que vivió en un bosque sin techo ni vestidos, confiado sólo en Dios, que en la intemperie puede ofrecer también refugio.
Santo Domingo de Guzmán, presbítero y fundador
En Bolonia, de la Emilia, muerte de santo Domingo, presbítero, cuya memoria se celebra el día ocho de agosto.
Beata María Francisca de Jesús Rubatto, virgen y fundadora
En Montevideo, en Uruguay, beata María Francisca de Jesús (Ana María) Rubatto, virgen, que en la ciudad de Loano, cerca de Savona, en Italia, fundó el Instituto de Hermanas Terciarias Capuchinas, y después, habiéndose trasladado a América Latina, puso todo su empeño en el servicio a los pobres.
Beato Carlos López Vidal, mártir
En las cercanías de Gandía, población de Valencia, en España, beato Carlos López Vidal, mártir, que en tiempo de persecución contra la fe alcanzó la gloria celestial.
Beato Tadeo Dulny, mártir
Cerca de Munich, en la región alemana de Baviera, beato Tadeo Dulny, mártir, el cual, al ser ocupada militarmente Polonia, su patria, por su fe en Cristo fue llevado al campo de concentración de Dachau, donde, víctima de crueles tormentos, emigró a la gloria celestial.
San Pablo VI, papa
En Castelgandolfo, san Pablo VI, papa, que llevó a término el Concilio Ecuménico Vaticano II, convocado por su predecesor, y supo testimoniar, en años difíciles, la fe en Jesucristo. Su memoria litúrgica se celebra el 29 de mayo.
LITURGIA DE HOY
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
554 Una visión anticipada del Reino: La Transfiguración.
A partir del día en que Pedro confesó que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, el Maestro "comenzó a mostrar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén, y sufrir … y ser condenado a muerte y resucitar al tercer día" (Mt 16, 21): Pedro rechazó este anuncio (cf. Mt 16, 22-23), los otros no lo comprendieron mejor (cf. Mt 17, 23; Lc 9, 45). En este contexto se sitúa el episodio misterioso de la Transfiguración de Jesús (cf. Mt 17, 1-8 par. : 2P 1, 16-18), sobre una montaña, ante tres testigos elegidos por él: Pedro, Santiago y Juan. El rostro y los vestidos de Jesús se pusieron fulgurantes como la luz, Moisés y Elías aparecieron y le "hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén" (Lc 9, 31). Una nube les cubrió y se oyó una voz desde el cielo que decía: "Este es mi Hijo, mi elegido; escuchadle" (Lc 9, 35).
555 Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en su gloria" (Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. Moisés y Elías habían visto la gloria de Dios en la Montaña; la Ley y los profetas habían anunciado los sufrimientos del Mesías (cf. Lc 24, 27). La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios (cf. Is 42, 1). La nube indica la presencia del Espíritu Santo: "Tota Trinitas apparuit: Pater in voce; Filius in homine, Spiritus in nube clara" ("Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa" (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2):
"Tú te has transfigurado en la montaña, y, en la medida en que ellos eran capaces, tus discípulos han contemplado Tu Gloria, oh Cristo Dios, a fin de que cuando te vieran crucificado comprendiesen que Tu Pasión era voluntaria y anunciasen al mundo que Tú eres verdaderamente la irradiación del Padre" (Liturgia bizantina, Kontakion de la Fiesta de la Transfiguración,)
556 En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en el de la Pascua, la Transfiguración. Por el bautismo de Jesús "fue manifestado el misterio de la primera regeneración": nuestro bautismo; la Transfiguración "es el sacramento de la segunda regeneración": nuestra propia resurrección (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2). Desde ahora nosotros participamos en la Resurrección del Señor por el Espíritu Santo que actúa en los sacramentos del Cuerpo de Cristo. La Transfiguración nos concede una visión anticipada de la gloriosa venida de Cristo "el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo" (Flp 3, 21). Pero ella nos recuerda también que "es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios" (Hch 14, 22):
"Pedro no había comprendido eso cuando deseaba vivir con Cristo en la montaña (cf. Lc 9, 33). Te ha reservado eso, oh Pedro, para después de la muerte. Pero ahora, él mismo dice: Desciende para penar en la tierra, para servir en la tierra, para ser despreciado y crucificado en la tierra. La Vida desciende para hacerse matar; el Pan desciende para tener hambre; el Camino desciende para fatigarse andando; la Fuente desciende para sentir la sed; y tú, ¿vas a negarte a sufrir?" (S. Agustín, serm. 78, 6).
(Hasta la Hora Nona:)
TRANSFIGURACIÓN DEL
SEÑOR, fiesta
Fiesta de la
Transfiguración del Señor, en la que Jesucristo, el Unigénito, el amado del
Eterno Padre, manifestó su gloria ante los santos apóstoles Pedro, Santiago y
Juan, con el testimonio de la Ley y los Profetas, para mostrar nuestra
admirable transformación por la gracia en la humildad de nuestra naturaleza
asumida por Él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme a la cual fue
creado el hombre, y que, corrompida en Adán, fue renovada por Cristo (elog. del
Martirologio Romano).
Misa de la fiesta (blanco).
MISAL: ants. y oracs.
props., Gl., Pf. prop. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- Dan 7, 9-10.
13-14. Su vestido era blanco como nieve.
o bien: 2 Pe 1, 16-19. Esta
voz del cielo es la que oímos.
- Sal 96. R. El Señor
reina, Altísimo sobre toda la tierra.
- Lc 9, 28b-36. Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió.
* Hoy no se permiten las
misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.
Martirologio: elogs. del 7 de agosto,
pág. 471.
CALENDARIOS: Canónigos
Regulares de Letrán y Brígidas: Transfiguración del Señor (S).
Alcalá de Henares: Santos Justo y
Pastor, mártires (S).
6 de agosto
TRANSFIGURACIÓN DEL
SEÑOR.
Fiesta
Antífona de entrada Cf. Mt 17, 5
Se manifestó el Espíritu Santo en una nube
luminosa y se oyó la voz del Padre que dijo: «Este es mi Hijo, el amado, en
quien me complazco. Escuchadlo».
Monición de entrada
Celebramos hoy la fiesta de la
Transfiguración del Señor, en la que Jesucristo manifestó su gloria ante los
discípulos Pedro, Santiago y Juan, con el testimonio de la Ley y los Profetas,
para evitar que se sintieran escandalizados por que él iba a ser crucificado.
También nosotros hemos sido convocados aquí para ser testigos de Cristo, de su
gloria.
Acto penitencial
- Por tu pasión y tu
gloria: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Por tu muerte y resurrección: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Por tu descenso al lugar de los muertos y tu exaltación a la
derecha del Padre: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Se dice Gloria.
confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los que lo precedieron
y prefiguraste maravillosamente la perfecta adopción de los hijos,
concede a tus siervos que, escuchando la voz de tu Hijo amado,
merezcamos ser sus coherederos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
Audio y comentario del Evangelio de hoy
Lectura de la profecía de Daniel (Dan 7,
9-10. 13-14)
DURANTE LA VISIÓN, vi que colocaban unos
tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera
como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río
impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban
a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Mientras miraba, en la visión nocturna vi
venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y
se presentó ante él.
Le dieron poder real y dominio; todos los
pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su
reino no tendrá fin.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos Señor.
QUERIDOS HERMANOS:
CUANDO os dimos a conocer el poder y la
última venida de nuestro Señor Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas
fantásticas, sino que habíamos sido testigos oculares de su grandeza.
Él recibió de Dios Padre honra y gloria,
cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi
predilecto.» Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en
la montaña sagrada.
Esto nos confirma la palabra de los
profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que
brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día, y el lucero nazca en
vuestros corazones.
R. Te alabamos, Señor.
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a
Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras
oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De
repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo
con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus
compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos
hombres que estaban con él.
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a
Jesús:
-«Maestro, qué bien se está aquí. Haremos
tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía lo que
decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se
asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía:
-«Éste es mi Hijo, el escogido,
escuchadle».
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús
solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de
lo que habían visto.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Ángelus 17-marzo-2019
La Transfiguración de Cristo nos muestra
la prospectiva cristiana del sufrimiento. No es un sadomasoquismo el
sufrimiento: es un pasaje necesario pero transitorio. El punto de llegada al
que estamos llamados es luminoso como el rostro de Cristo transfigurado: en Él
está la salvación, la beatitud, la luz, el amor de Dios sin límites. Mostrando
así su gloria, Jesús nos asegura que la cruz, las pruebas, las dificultades con
las que nos enfrentamos tienen su solución y quedan superadas en la Pascua. Por
ello (...) subamos también al monte con Jesús. ¿Pero en qué modo? Con la
oración. Subamos al monte con la oración: la oración silenciosa, la oración del
corazón, la oración siempre buscando al Señor. Permanezcamos algún momento en
recogimiento, cada día un poquito, fijemos la mirada interior en su rostro y
dejemos que su luz nos invada y se irradie en nuestra vida. En efecto el
Evangelista Lucas insiste en el hecho que Jesús se transfiguró «mientras oraba»
(Lc 9, 29). Se había sumergido en un coloquio íntimo con el Padre, en el que
resonaban también la Ley y los profetas –Moisés y Elías– y mientras se adhería
con todo su ser a la voluntad de salvación del Padre, incluida la cruz, la
gloria de Dios lo invadió transparentándose también externamente. Es así,
hermanos y hermanas: Cuántas veces hemos encontrado personas que iluminan, que
emanan luz de los ojos, que tienen una mirada luminosa. Rezan, y la oración
hace esto: nos hace luminosos con la luz del Espíritu Santo.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa» (Santo Tomás de Aquino).
«Con Pedro, Santiago y Juan, subimos también nosotros hoy en el monte de la Transfiguración y nos detenemos en contemplación del rostro de Jesús, para recoger el mensaje y aplicarlo en nuestra vida; para que también nosotros podamos ser transfigurados por el amor» (Francisco).
«En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en umbral de la Pascua, la Transfiguración (…) nos concede una visión anticipada de la gloriosa venida de Cristo, ‘el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo’ (Flp 3,21). Pero ella nos recuerda también que ‘es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios’ (Hch 14,22)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 556).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa» (Santo Tomás de Aquino).
«Con Pedro, Santiago y Juan, subimos también nosotros hoy en el monte de la Transfiguración y nos detenemos en contemplación del rostro de Jesús, para recoger el mensaje y aplicarlo en nuestra vida; para que también nosotros podamos ser transfigurados por el amor» (Francisco).
«En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en umbral de la Pascua, la Transfiguración (…) nos concede una visión anticipada de la gloriosa venida de Cristo, ‘el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo’ (Flp 3,21). Pero ella nos recuerda también que ‘es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios’ (Hch 14,22)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 556).
(Después de la Hora Nona:)
DECIMONOVENA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Tercera semana del Salterio
Misa vespertina del XIX Domingo del tiempo ordinario (verde).
Liturgia de las Horas: II Vísp. de la fiesta de la Transfiguración del Señor. Comp. Dom. I.
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