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La Virgen de Montemayor
ya está en la Parroquia
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SANTORAL DE HOY
Elogio: Memoria de la Bienaventurada Virgen María, Reina, que engendró al Hijo de Dios, Príncipe de la paz, cuyo reino no tendrá fin, y que es saludada por el pueblo cristiano como Reina del cielo y Madre de misericordia.
Oración
Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y como Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el Reino de los Cielos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Otros santos de este día:
En Autun, en la Galia Lugdubense, san Simforiano, mártir, al que, mientras era llevado al suplicio, desde la muralla de la ciudad su madre exhortaba con estas palabras: «Hijo, hijo, Simforiano, pon tu pensamiento en Dios vivo. Hoy no se te quita la vida, sino que se te cambia por una mejor».
En Roma, en la vía Ostiense, en el cementerio que lleva su nombre, san Timoteo, mártir.
En Todi, de la Umbría, san Felipe Benizi, presbítero de Florencia, varón de gran humildad y propagador de la Orden de los Siervos de María, que consideraba a Cristo crucificado como su único libro.
En Bevagna, también en la Umbría, beato Jacobo Bianconi, presbítero de la Orden de Predicadores, que fundó en aquel lugar un convento y refutó los errores de los nicolaítas.
En Ocre, cerca de Fossa dell’Aquila, en el Abruzo, beato Timoteo de Monticchio, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, insigne por la austeridad de su vida y el fervor de su oración.
En York, en Inglaterra, beato Tomás Percy, mártir, conde de Northumberland, que, por su fidelidad a la Iglesia de Roma, durante el reinado de Isabel I consiguió la palma del martirio al ser decapitado.
En el mismo lugar y durante el mismo reinado, beatos Guillermo Lacey y Ricardo Kirkman, presbíteros y mártires, que, condenados a muerte por haber entrado en Inglaterra como sacerdotes, fueron ajusticiados en el patíbulo.
En Worchester, también en Inglaterra, san Juan Wall, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, que tras haber ejercido clandestinamente su ministerio pastoral durante más de veinte años, en tiempo del rey Carlos II, por el hecho de ser sacerdote, fue ahorcado y después descuartizado.
En Hereford, de nuevo en Inglaterra, en el mismo día y año, san Juan Kemble, presbítero y mártir, que en tiempo de persecución ejerció el ministerio pastoral durante más de cincuenta años y finalmente, ya octogenario, fue ahorcado por ser sacerdote, consumando así el martirio.
En Ofida, en el Piceno, de Italia, beato Bernardo (Domingo) Peroni, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, célebre por su simplicidad de corazón, inocencia de vida y admirable caridad para con los pobres.
En el mar frente a Rochefort, en Francia, beato Elías Leymarie de Laroche, presbítero y mártir, que durante la Revolución Francesa, encarcelado en una sórdida nave y cruelmente maltratado, exhaló su espíritu aquejado de enfermedad.
En la localidad de Starunya, en el territorio de Stanislaviv (hoy Ivanofrankivsk), en Ucrania, beato Simeón Lukac, obispo y mártir, quien, durante un gobierno hostil a la fe, ejerció clandestinamente su ministerio en favor de la grey de católicos de rito bizantino, y con una muerte fiel proclamó la gloria y el honor de Cristo el Señor y de Dios.
LITURGIA DE HOY
Misa de la memoria (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. I de la BVM (en la fiesta).
LECC.: vol. III-par.
- 2 Tes 1, 1-5. 11b-12. El nombre del Señor será glorificado en
vosotros y vosotros en él.
- Sal 95. R. Contad las maravillas del Señor a todas las
naciones.
- Mt 23, 13-22. ¡Ay de vosotros, guías ciegos!
o bien: cf. vol. IV.
Liturgia
de las Horas: oficio de la memoria.
Martirologio: elogs. del 23 de agosto, pág. 507.
CALENDARIOS: Misioneras de la Caridad: Inmaculado Corazón de la
bienaventurada Virgen María (S).
22 de agosto
Santa María Virgen,
Reina
Memoria
Antífona de entrada Cf. Sal 44, 10. 14
De pie, a tu derecha está la Reina, vestida de
oro, rodeada de esplendor.
Monición de entrada
Hoy es la memoria de la bienaventurada
Virgen María Reina, título atribuido por la tradición cristiana a María desde
comienzos del siglo IV. Ella engendró al Hijo de Dios, Príncipe de la paz, cuyo
reino no tendrá fin, y es saludada por el pueblo cristiano como Reina del cielo
y Madre de misericordia. Hace ocho días, celebramos su Asunción a los cielos,
que inaugura lo que conmemoramos hoy: si a los cristianos se nos promete la
herencia del reino de Dios, María ha conseguido ya esta corona de gloria, que
es el premio o conclusión de la fidelidad a Cristo y del amor de Dios.
como Madre y como Reina a la Madre de tu Hijo,
concédenos por tu bondad que, ayudados por su intercesión,
alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)
Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (2 Tes 1, 1-5. 11b-12)
PABLO, Silvano y Timoteo a la Iglesia de
los Tesalonicenses en Dios, nuestro Padre, y en el Señor Jesucristo.
A vosotros gracia y paz de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
Debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo,
pues vuestra fe crece vigorosamente y sigue aumentando el amor mutuo de todos y
cada uno de vosotros.
Esto hace que nos mostremos orgullosos de vosotros ante las iglesias de Dios
por vuestra paciencia y vuestra fe en medio de todas las persecuciones y tribulaciones
que estáis soportando.
Así se pone de manifiesto el justo juicio divino, de manera que lleguéis a ser
dignos del reino de Dios, por el cual padecéis.
Nuestro Dios os haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo
propósito de hacer el bien y la tarea de la fe. De este modo, el nombre de
nuestro Señor Jesús será glorificado en vosotros y vosotros en él, según la
gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 95, 1-2a. 2b-3. 4-5 [R.: cf. 3])
V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.
V. Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
V. Porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles no son nada,
mientras que el Señor ha hecho el cielo.
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el
reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar
para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna”
el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Jurar por el templo no obliga, jurar
por el oro del templo sí obliga”! Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el
templo que consagra el oro?
O también: “Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el
altar sí obliga”. ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la
ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien
jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el
cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Orígenes, homilia
25 in Matthaeum
Jesucristo, como Hijo verdadero de Aquel que dio la ley, según la semejanza de las bendiciones que se conceden por la ley, explicó las felicidades de los que se salvan; y según la semejanza de las maldiciones expuestas en la ley, dice ¡ay! contra los pecadores, cuando añade: "¡Mas ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!" Los que creen que es bueno decir esto contra los pecadores, comprendan que el propósito de Dios es semejante cuando maldice por medio de su ley; aquella maldición de la ley como el "ay" del Señor recaen sobre el pecador, no por causa del que los pronuncia, sino por causa de sus pecados, por los cuales se vuelve digno de escuchar estas cosas que Dios pronunció para corregir, a fin de que los hombres se conviertan al bien. Así como el padre cuando reprende al hijo pronuncia algunas veces palabras de maldición, aunque no desea que el hijo sea digno de ellas, sino más bien que le sirva para separarle de lo malo, así el Señor explica la causa de esta amenaza cuando dice: "Que cerráis el reino de los cielos", etc. Estos dos preceptos son naturalmente inseparables, porque el hecho de que alguno no permita que entren los demás es causa suficiente para que él mismo quede excluido.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo, ricos y pobres, esclavos y libres, sanos y enfermos; y una sola es la cabeza de la que todo deriva: Jesucristo. Y como sucede con los miembros de un solo cuerpo, cada uno debe ocuparse de los demás, y todos de todos» (San Gregorio Nacianceno).
«Dios —como un regalo— nos ha revelado su Santo Nombre: debemos guardarlo en la memoria, en un silencio de amorosa adoración. Sin embargo, de ninguna palabra se ha abusado tanto como de la palabra “Dios”» (Benedicto XVI).
«La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.111).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo, ricos y pobres, esclavos y libres, sanos y enfermos; y una sola es la cabeza de la que todo deriva: Jesucristo. Y como sucede con los miembros de un solo cuerpo, cada uno debe ocuparse de los demás, y todos de todos» (San Gregorio Nacianceno).
«Dios —como un regalo— nos ha revelado su Santo Nombre: debemos guardarlo en la memoria, en un silencio de amorosa adoración. Sin embargo, de ninguna palabra se ha abusado tanto como de la palabra “Dios”» (Benedicto XVI).
«La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, por ejemplo, cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas, por otra parte, legítimas o necesarias (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.111).
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