PROGRAMA PARROQUIAL:
VIERNES, 19 DE AGOSTO
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Viernes de la XX Semana del Tiempo Ordinario (a las 20.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
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SANTORAL DE HOY
Otros santos de este día:
San Magno, mártir
En el lugar denominado «Fabrateria Vetus»,
cerca de Ceccano, en el Lacio, san Magno, mártir. († s. inc.)
San Magín, mártir
En Tarragona, en Hispania, san Magín,
mártir. († s. inc.)
San Timoteo de Gaza, mártir
En Gaza, en Palestina, san Timoteo,
mártir, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano y el prefecto
Urbano, tras superar victoriosamente muchos tormentos, fue quemado a fuego
lento. († c. 305)
Santos Andrés, el tribuno, y
compañeros, mártires
En Cilicia, san Andrés, tribuno, y
compañeros soldados, que, según la tradición, obtenida con la ayuda divina una
victoria sobre los persas, se convirtieron a la fe de Cristo y, acusados por
este crimen, en tiempo del emperador Maximiliano recibieron una muerte cruel en
los desfiladeros del monte Tauro, a manos del ejército del prefecto Seleuco. (†
s. IV)
San Sixto III, papa
En Roma, en la vía Tiburtina, junto a San
Lorenzo, sepultura de san Sixto III, papa, que restableció la concordia entre
el Patriarcado de Antioquía y el de Alejandría, y en la Urbe erigió para el
pueblo de Dios la basílica de Santa María la Mayor, en el monte Esquilino. (†
440)
San Donato, presbítero y eremita
En la localidad de Sisteron, en Francia,
san Donato, presbítero, de quien se dice que llevó vida de anacoreta durante
muchos años. († s. VI)
San Bertulfo, abad
En el monasterio de Bobbio, en la Liguria,
san Bertulfo, abad, sucesor de san Atalo en el gobierno de este cenobio. (†
639)
San Sebaldo, eremita
En Nüremberg, en la Franconia, san
Sebaldo, eremita. († s. IX/X)
San Bartolomé de Simero, abad y
presbítero
En Calabria, san Bartolomé de Simeri,
presbítero y abad, que, después de haber llevado vida eremítica, fundó el
monasterio de los Griegos. († 1130)
Beato Guerrico, abad
En el cenobio de Igny, en Francia, beato
Guerrico, abad, el cual, verdadero discípulo de san Bernardo, al no poder dar
ejemplo en el trabajo a sus hermanos por la fragilidad de su cuerpo, los
confortaba en la humildad y caridad con reiteradas exhortaciones espirituales.
(† 1151/1157)
Beato León II, abad
En el monasterio de Cava dei Tirreni, en
la Campania, beato León II, abad. († 1295)
San Luis de Toulouse, obispo
En Brignoles, en la Provenza, muerte de
san Luis, obispo, el cual, sobrino del rey san Luis, prefirió la pobreza
evangélica a las alabanzas y honores del mundo y, aún joven en años pero maduro
en virtud, fue elevado a la sede de Tolosa, mas debido a su delicada salud,
descansó prontamente en la paz del Señor. († 1297)
Beato Jordán de Pisa, religioso
presbítero
En Piacenza, en la Emilia, beato Jordán de
Pisa, presbítero de la Orden de Predicadores, que en lenguaje popular expuso al
pueblo la más alta doctrina con la máxima sencillez. († c. 1311)
Beato Ángel [camaldulense],
eremita
En Acquapagana, en el Piceno, beato Ángel,
eremita de la Orden de los Camaldulenses. († 1313)
Beato Damián de Hagi, catequista
mártir
En Hagi, Japón, beato Damián, catequista
ciego, que muere decapitado, de rodillas y orando, por defender y propagar la
fe. († 1605)
Beatos Luis Flores, Pedro de
Zúñiga y trece compañeros, mártires
En Nagasaki, en Japón, beatos mártires
Luis Flores, presbítero de la Orden de Predicadores, Pedro de Zúñiga,
presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, y trece compañeros,
marineros japoneses, que, desembarcados en el puerto y detenidos de inmediato
por su fe cristiana, tras variadas torturas sufrieron todos un único martirio.
Son sus nombres: Beatos Joaquín Hirayama, León Sukeyemon, Miguel Diaz, Antonio
Yamada, Marcos Takenoshima Shinyemon, Tomás Koyanagi, Jacobo Matsuo Denshi,
Lorenzo Rokuyemon, Pablo Sankichi, Juan Yago, Juan Nagata Mataktichi y
Bartolomé Mohioye. († 1622)
Beato Hugo Green, presbítero y
mártir
En Dorchester, en Inglaterra, beato Hugo
Green, presbítero y mártir, que, ordenado en Duoai, ejerció el ministerio en su
patria a lo largo de treinta años, hasta que, durante el reinando de Carlos I,
al ser despedazado cruelmente, mereció ser asociado a la pasión de Cristo. (†
1642)
Beato Francisco Ibáñez Ibáñez,
presbítero y mártir
En la localidad llamada Llosa de Ranes, en
la provincia de Valencia, en España, beato Francisco Ibáñez Ibáñez, presbítero
y mártir, que, en el furor de la persecución contra la fe, terminó su vida en
adhesión a Cristo hasta la muerte. († 1936)
Beato Tomás Sitjar Fortiá,
presbítero y mártir
En la ciudad de Gandía, también en región
valenciana, beato Tomás Sitjar Fortiá, presbítero de la Orden de la Compañía de
Jesús y mártir, que en la misma persecución derramó su sangre por Cristo. (†
1936)
Beatas Elvira de la Natividad de
Nuestra Señora Torrentallé Paraire y ocho compañeras, vírgenes y mártires
En la localidad llamada El Saler,
igualmente en la región de Valencia, beatas Elvira de la Natividad de Nuestra
Señora Torrentallé Paraire y compañeras, vírgenes del Instituto de Hermanas
Carmelitas de la Caridad y mártires, que en la prueba de la fe en Cristo
Esposo, obtuvieron el premio de la vida eterna. Sus nombres son: María de
Nuestra Señora de la Providencia Calaf Miracle, Francisca de Santa Teresa de
Amezua Ibaibarriaga, María de los Abandonados del Santísimo Sacramento Giner
Lister, Teresa de la Madre del Divino Pastor Chambó Palés, Agueda de Nuestra
Señora de las Virtudes Hernández Amorós, María de los Dolores de San Francisco
Javier Vidal Cervera, María de las Nieves de la Santísima Trinidad Crespo López
y Rosa de Nuestra Señora del Buen Consejo Pedret Rull. († 1936)
Beato Benigne de Canet de Mar,
presbítero y mártir
En Horta, Barcelona, beato Benigne de
Canet de Mar (Miquel Sagré Fornaguera), presbítero, capuchino mártir en la
persecución religiosa durante la Guerra Civil. († 1936)
Beato Tarsici de Miralcamp,
presbítero y mártir
En Lleida, beato Tarsici de Miralcamp
(Josep Vilalta Saumell), presbítero, capuchino mártir en la persecución
religiosa durante la Guerra Civil. († 1936)
Beato José Becerra Sánchez,
presbítero y mártir
En Málaga, España, beato José Becerra
Sánchez, presbítero y mártir, víctima de la cruel persecusión religiosa que
acompañó a la Guerra Civil Española. († 1936)
LITURGIA DE HOY
Memoria de san Juan
Eudes:
LECTURAS DE LA MISA
Audio y comentario del Evangelio de hoy
Audio y comentario del Evangelio de hoy
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Tú me preguntas por qué razón y con qué método o medida debe ser amado Dios. Yo contesto: la razón para amar a Dios es Dios; el método y la medida es amarle sin método ni medida» (San Bernardo).
«Nada debe anteponerse al servicio de Dios. Tal “sometimiento” a Dios no es destructivo de la criatura. La creación está configurada de tal manera que invita a esta adoración. El ritmo de nuestra vida sólo vibra correctamente si está imbuido por esta fuerza» (Benedicto XVI).
«Adorar a Dios es reconocer, en el respeto y la sumisión absoluta, la “nada de la criatura”, que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el “Magnificat” (…). La adoración del Dios único libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.097).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Tú me preguntas por qué razón y con qué método o medida debe ser amado Dios. Yo contesto: la razón para amar a Dios es Dios; el método y la medida es amarle sin método ni medida» (San Bernardo).
«Nada debe anteponerse al servicio de Dios. Tal “sometimiento” a Dios no es destructivo de la criatura. La creación está configurada de tal manera que invita a esta adoración. El ritmo de nuestra vida sólo vibra correctamente si está imbuido por esta fuerza» (Benedicto XVI).
«Adorar a Dios es reconocer, en el respeto y la sumisión absoluta, la “nada de la criatura”, que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el “Magnificat” (…). La adoración del Dios único libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.097).
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