PROGRAMA PARROQUIAL:
DOMINGO, 15 DE ENERO
PARROQUIA DEL CARMEN:
- Eucaristía del Domingo II del Tiempo Ordinario, en la Parroquia (11.00 h.).
PARROQUIA DE LOS DOLORES:
- Eucaristía del Domingo II del Tiempo Ordinario, en la Parroquia, (a las 12.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
SANTORAL DE HOY
Patronazgos: Patrono de cargadores, sastres, zapateros, carboneros y caldereros, protector contra la ronquera, secreción nasal, dolor de cabeza, gota, reumatismo y parálisis.
Refieren a este santo: San Benito de Nursia.
Santa Secundina, virgen y mártir
En la ciudad de Anagni, en el Lacio, santa Secundina, virgen y mártir.
San Juan Calibita, asceta
En Constantinopla, san Juan Calibita, de quien se cuenta que durante un tiempo vivió en un rincón de la casa paterna, y después en una choza (kalyba) completamente dado a la contemplación, pasando desapercibido incluso ante sus propios padres, que después de su muerte sólo le reconocieron por un ejemplar del Evangelio, adornado en oro, que ellos mismos le habían regalado.
Santa Ita, virgen y fundadora
En el monasterio de Clúain Creedla, en Hibernia, santa Ita, virgen y fundadora de este mismo cenobio.
San Probo de Rieti, obispo
En la ciudad de Rieti, en la Sabina, conmemoración de san Probo, obispo, elogiado por el papa san Gregorio Magno.
Santa Tarsicia, virgen y mártir
En la región de Rodez, también en la Galia, santa Tarsicia, virgen y mártir.
San Ableberto de Cambrai, obispo
En la aldea de Hamme, en Brabante, san Ableberto o Emeberto, obispo de Cambrai.
San Malardo de Chartres, obispo
En la ciudad de Chartres, en Neustria, san Malardo, obispo.
San Romedio, eremita
En Val de Non, en la región de Trento, san Romedio, anacoreta, quien, después de entregar a la Iglesia todos sus bienes, llevó vida penitente en el lugar que aún lleva su nombre.
San Bonito de Clermont, monje y obispo
En Lyon, ciudad de la Galia, muerte de san Bonito, obispo de los arvernios. Era prefecto de Marsella en el momento de ser elevado al episcopado para ocupar el lugar de su hermano, san Avito, pero diez años más tarde renunció a la sede, se retiró al monasterio de Manglieu y, al regreso de una peregrinación a Roma, murió en Lyon.
San Arsenio de Arno, eremita
En Armo, cerca de Reggio Calabria, san Arsenio, eremita, célebre por su espíritu de oración y por su austeridad.
Beato Pedro de Castelnau, presbítero y mártir
En Saint-Gilles-les-Boucheries, en la región de Provenza, beato Pedro de Castelnau, presbítero y mártir, que, habiendo ingresado en el monasterio cisterciense de Fontfroide, fue encargado por el papa Inocencio III para que anunciara en aquella región la paz e instruyera sobre la verdadera fe, pero murió herido por una lanza de algunos herejes.
Beato Jacobo «Limosnero», religioso
En Città della Pieve, en la Umbría, beato Jacobo, llamado «Limosnero», que se mostró buen abogado de pobres y oprimidos.
Beato Ángel, eremita
En el territorio de Gualdo Tadino, también en la Umbría, beato Ángel, eremita.
San Francisco Fernández de Capillas, presbítero y mártir
En la ciudad de Fu'an, en la provincia de Fujián, en China, san Francisco Fernández de Capillas, presbítero de la Orden de Predicadores y mártir, el cual anunció el nombre de Cristo primero en las islas Filipinas y después en Fujián, donde durante la persecución bajo los tártaros fue encarcelado por largo tiempo y finalmente decapitado.
San Arnoldo Janssen, presbítero y fundador
En la aldea de Steyl, en los Países Bajos, san Arnoldo Janssen, presbítero, quien, para difundir la fe en las misiones, fundó la Sociedad del Verbo Divino.
Beatos Valentín Palencia Marquina y cuatro compañeros, mártires
Cerca de Suances, en Cantabria, beatos Valentín Palencia Marquina, presbítero, y Donato Rodríguez García, Germán García Y García, Zacarías Cuesta Campo y Emilio Huidobro Corrales, laicos, de la diócesis de Burgos, mártires en la persecución religiosa desatada en España en época de la Guerra Civil.
Beato Nicolás Gross, mártir
En Berlín, en Alemania, beato Nicolás Gross, padre de familia y mártir, que, dedicado a las cuestiones sociales, se enfrentó con un régimen contrario a la dignidad humana y a la religión. Por no querer actuar en contra de los preceptos de Dios, fue encarcelado y ahorcado, y obtuvo, así, su participación en la victoria de Cristo.
LITURGIA DE HOY
LITURGIA DE HOY
Misa del Domingo (verde).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.
LECC.: vol. I (A).
- Is 49, 3. 5-6. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación.
- Sal 39. R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
- 1 Cor 1, 1-3. A vosotros, gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
- Jn 1, 29-34. Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Cristo es la luz de las naciones que ha venido a rescatarnos de la oscuridad de nuestros pecados (1 Lect). Y lo va a hacer desde la obediencia a la voluntad de Dios en todo, hasta la ofrenda de su vida en la cruz (Sal resp) Ese debe ser siempre nuestro propósito que pedimos en el Padrenuestro: «Hágase tu voluntad». Él es el Cordero que quita el pecado del mundo a quien invocamos en el rito de la comunión pidiéndole que tenga piedad de nosotros y nos dé su paz. Él es el Hijo de Dios que nos ha bautizado con el Espíritu Santo (Ev).
- JORNADA Y COLECTA DE LA INFANCIA MISIONERA (mundial y pontificia: OMP): Liturgia del día, alusión en la mon. de entrada y n la hom., intención en la orac. univ. y colecta.
- Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.
Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.
Martirologio: elogs. del 16 de enero, pág. 113.
CALENDARIOS: Misioneros del Verbo Divino y Siervas del Espíritu Santo: San Arnaldo Janssen (S).
Toledo: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Francisco César García Magán, obispo auxiliar (2022).
INTRODUCCIÓN
La expresión Cordero de Dios evoca, en los hebreos, la imagen del siervo de Yahvé, que aparece como el cordero conducido al matadero. Es la imagen del cordero del sacrificio pascual. Siguiendo la cronología de san Juan, Jesús fue llevado a la muerte en la vigilia de la fiesta de los ácimos, vale decir en la vigilia de la pascua. En el mediodía, a la misma hora en la cual, según las prescripciones de la ley, se inmolaban en el Templo los corderos.
Después de la muerte no le fueron quebradas las piernas como a los otros condenados y, en este hecho, el evangelista ve la norma ritual que concierne al cordero de la pascua. (Jn 19, 36; Ex 12, 46).
En otras palabras, Jesús es el cordero de la nueva pascua, que con su muerte inaugura nuestra salvación. Es en esta luz que se debe leer la primera lectura. El siervo es una figura simbólica que incorpora en sí todo el destino de un pueblo, que mediante su misión revela a Dios como Salvador.
La tarea del siervo de Yahvé tiene una dimensión universal, es liberación definitiva, hasta los extremos de la Tierra. La misión del siervo es anunciar la salvación, no solamente a los descendientes carnales de Abraham, sino a toda la gente hasta los confines del mundo.
El Bautista, mandado por Dios a preparar los caminos a Jesús, Mesías y Salvador, lo muestra como el Cordero de Dios, la víctima que rescata al mundo del pecado.
Él viene en la plenitud y total posesión del Espíritu, que comunicará a los bautizados para que se salven y lleguen a ser hijos de Dios, extirpando las raíces del mal, dando a los hombre la fuerza de la gracia para liberarse, sanando los pensamientos y el corazón, Jesús da origen a una humanidad nueva.
En el inicio de la primera carta a los fieles de Corinto, Pablo habla de su propia vocación, señalándoles a los cristianos que también ellos están llamados a la fe, santificados en Cristo Jesús, es decir, consagrados a Dios, por el Bautismo. Están llamados a construir la Iglesia y a ser dignos miembros de ella, renovando y purificando incesantemente su Espíritu.
Antífona de entrada Cf. Sal 65, 4
Toda la tierra se postra ante ti, Señor, y canta en tu honor, en honor de tu nombre.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
que gobiernas el cielo y la tierra,
escucha las súplicas de tu pueblo
y concede tu paz a nuestro tiempo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Te hago luz de las naciones,
para que seas mi salvación
Lectura del libro de Isaías (Is 49, 3.5-6)
EL SEÑOR me dijo:
«Tú eres mi siervo (Israel), de quien estoy orgulloso.»
Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-. «Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 39, 2. 4ab. 7-10)
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V/. Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V/. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy.»
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V/. Como está escrito en mi libro:
«Para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero
y llevo tu ley en las entrañas.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
V/. He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
SEGUNDA LECTURA
Gracia y paz os dé Dios,
nuestro Padre, y Jesucristo, nuestro Señor
Comienzo de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios (1, 1-3)
YO, PABLO, llamado a ser apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, escribimos a la Iglesia de Dios en Corinto, a los consagrados por Jesucristo, al pueblo santo que él llamó y a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro y de ellos.
La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación al Evangelio (Jn
1, 14a. 12a)
R/. Aleluya, aleluya,
aleluya.
V/. La Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
A todos los que la
recibieron les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Aleluya.
EVANGELIO
Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo
╬ Lectura del santo Evangelio según San Juan (1, 29-34)
JUAN BAUTISTA vio acercarse a Jesús y dijo: “Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A Él me refería, cuando dije:
Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.
Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que Él fuera manifestado a Israel”.
Y Juan dio este testimonio: “He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre Él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo”.
Yo lo he visto y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios”.
Palabra del Señor.
Gloria, a Ti, Señor Jesús.
HOMILÍA DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
VISITA PASTORAL A LA
PARROQUIA ROMANA
"SACRO CUORE DI GESÙ A
CASTRO PRETORIO"
Domingo 19 de enero de 2014
Es hermoso este pasaje del Evangelio. Juan que bautizaba; y Jesús, que había sido bautizado antes —algunos días antes—, se acercaba, y pasó delante de Juan. Y Juan sintió dentro de sí la fuerza del Espíritu Santo para dar testimonio de Jesús. Mirándole, y mirando a la gente que estaba a su alrededor, dijo: «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo». Y da testimonio de Jesús: éste es Jesús, éste es Aquél que viene a salvarnos; éste es Aquél que nos dará la fuerza de la esperanza.
Jesús es llamado el Cordero: es el Cordero que quita el pecado del mundo. Uno puede pensar: ¿pero cómo, un cordero, tan débil, un corderito débil, cómo puede quitar tantos pecados, tantas maldades? Con el Amor, con su mansedumbre. Jesús no dejó nunca de ser cordero: manso, bueno, lleno de amor, cercano a los pequeños, cercano a los pobres. Estaba allí, entre la gente, curaba a todos, enseñaba, oraba. Tan débil Jesús, como un cordero. Pero tuvo la fuerza de cargar sobre sí todos nuestros pecados, todos. «Pero, padre, usted no conoce mi vida: yo tengo un pecado que..., no puedo cargarlo ni siquiera con un camión...». Muchas veces, cuando miramos nuestra conciencia, encontramos en ella algunos que son grandes. Pero Él los carga. Él vino para esto: para perdonar, para traer la paz al mundo, pero antes al corazón. Tal vez cada uno de nosotros tiene un tormento en el corazón, tal vez tiene oscuridad en el corazón, tal vez se siente un poco triste por una culpa... Él vino a quitar todo esto, Él nos da la paz, Él perdona todo. «Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado»: quita el pecado con la raíz y todo. Ésta es la salvación de Jesús, con su amor y con su mansedumbre. Y escuchando lo que dice Juan Bautista, quien da testimonio de Jesús como Salvador, debemos crecer en la confianza en Jesús.
Muchas veces tenemos confianza en un médico: está bien, porque el médico está para curarnos; tenemos confianza en una persona: los hermanos, las hermanas, nos pueden ayudar. Está bien tener esta confianza humana, entre nosotros. Pero olvidamos la confianza en el Señor: ésta es la clave del éxito en la vida. La confianza en el Señor, confiémonos al Señor. «Señor, mira mi vida: estoy en la oscuridad, tengo esta dificultad, tengo este pecado...»; todo lo que tenemos: «Mira esto: yo me confío a ti». Y ésta es una apuesta que debemos hacer: confiarnos a Él, y nunca decepciona. ¡Nunca, nunca! Oíd bien vosotros muchachos y muchachas que comenzáis ahora la vida: Jesús no decepciona nunca. Jamás. Éste es el testimonio de Juan: Jesús, el bueno, el manso, que terminará como un cordero, muerto. Sin gritar. Él vino para salvarnos, para quitar el pecado. El mío, el tuyo y el del mundo: todo, todo.
Y ahora os invito a hacer una cosa: cerremos los ojos, imaginemos esa escena, a la orilla del río, Juan mientras bautiza y Jesús que pasa. Y escuchemos la voz de Juan: «Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Miremos a Jesús en silencio, que cada uno de nosotros le diga algo a Jesús desde su corazón. En silencio. (Pausa de silencio).
Que el Señor Jesús, que es manso, es bueno —es un cordero—, y vino para quitar los pecados, nos acompañe por el camino de nuestra vida. Así sea.
Se dice Credo.
Oración de los fieles
Oremos, hermanos, al Señor, y pidámosle que escuche compasivamente nuestras plegarias.
- Por la santa Iglesia, para que Dios, nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad y la proteja en todo el mundo, roguemos al Señor.
- Por los gobernantes de nuestra patria y de todas las naciones, para que Dios, nuestro Señor, dirija sus pensamientos y decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al Señor.
- Por los que están en camino de conversión y por los que se preparan a recibir el Bautismo, para que Dios, nuestro Señor, les abra la puerta de su misericordia y les dé parte en la vida nueva de Cristo Jesús, roguemos al Señor.
- Por nuestros familiares y amigos que no están ahora aquí con nosotros, para que Dios, nuestro Señor, escuche sus oraciones y lleve a la realidad sus deseos, roguemos al Señor.
Padre todopoderoso que, en Cristo,
Cordero Pascual y luz de las naciones,
invitas a todos los hombres a formar parte
del pueblo de la nueva alianza,
escucha nuestras oraciones
y, con la fuerza de tu espíritu,
afianza en nosotros la gracia del bautismo,
para que toda nuestra vida manifieste
el mensaje alegre del Evangelio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las ofrendas
Concédenos, Señor, participar dignamente de estos misterios,
ues cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo,
se realiza la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión (Cf. Sal 22, 5)
Tú preparas ante mí una
mesa, y mi copa rebosa.
Oración después de la comunión
Infunde en nosotros, Padre, tu espíritu de amor,
para que, saciados con el único Pan de vida,
permanezcamos unidos en la misma fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PALABRAS DEL SANTO PADRE
«La Iglesia, en todos los tiempos, está llamada a hacer lo que hizo Juan el Bautista, mostrar a Jesús a la gente diciendo: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». ¡Él es el único Salvador! Él es el Señor, humilde en medio de los pecadores, pero es Él. Él, no hay ningún otro, poderoso, que viene. No, es Él. ¡Ay de la Iglesia cuando se anuncia a sí misma! Pierde la brújula, no sabe dónde va. La Iglesia anuncia a Cristo; no se lleva a sí misma, lleva a Cristo. (Ángelus del 15 de enero de 2017)».
PALABRAS DEL SANTO PADRE
«La Iglesia, en todos los tiempos, está llamada a hacer lo que hizo Juan el Bautista, mostrar a Jesús a la gente diciendo: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». ¡Él es el único Salvador! Él es el Señor, humilde en medio de los pecadores, pero es Él. Él, no hay ningún otro, poderoso, que viene. No, es Él. ¡Ay de la Iglesia cuando se anuncia a sí misma! Pierde la brújula, no sabe dónde va. La Iglesia anuncia a Cristo; no se lleva a sí misma, lleva a Cristo. (Ángelus del 15 de enero de 2017)».
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