LUNES DE LA I SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO,
feria
PROGRAMA PARROQUIAL:
LUNES, 10 DE ENERO
- Horario de la
parroquia: abierta de 10.00 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.
- Horario de
despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.
- Rezo del Santo
Rosario (a las 19.00 h.).
HOY LUNES, NO TENDREMOS LA MISA.
YA EL MARTES SÍ
El tiempo ordinario
43. Además de los tiempos que tienen un carácter propio, quedan 33 o 34 semanas en el curso del año, en las cuales no se celebra algún aspecto peculiar del misterio de Cristo; sino más bien se recuerda el mismo misterio de Cristo en su plenitud, principalmente los domingos. Este periodo de tiempo recibe el nombre de tiempo ordinario.
44. El tiempo ordinario comienza el lunes que sigue al domingo posterior al 6 de enero y se extiende hasta el martes antes de Cuaresma, inclusive; de nuevo comienza el lunes después del domingo de Pentecostés y termina antes de las primeras Vísperas del domingo I de Adviento.
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Elogio: En la Tebaida, san Pablo, eremita, uno de los primeros en abrazar la vida monástica.
Patronazgos: patrono de colchoneros y canasteros.
Refieren a este santo: San Pablo «el Simple».
Elogio: En la ciudad de Nisa, en la región de Capadocia, san Gregorio, obispo, hermano de san Basilio Magno, admirable por su vida y doctrina, que por haber confesado la recta fe fue expulsado de su sede por el emperador arriano Valente.
Refieren a este santo: San Basilio Magno, Santos Basilio y Emelia, San Cirilo de Jerusalén, Santa Macrina, San Pedro de Sebaste.
San Melquíades, papa
En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, san Melquíades, papa, oriundo de África. Conoció la paz concedida por el emperador Constantino a la Iglesia, pero víctima de los ataques de los donatistas, se distinguió por sus esfuerzos encaminados a obtener la concordia.
San Juan de Jerusalén, obispo
En Jerusalén, san Juan, obispo, que en el tiempo de la controversia acerca de la doctrina ortodoxa, trabajó denodadamente en favor de la fe católica y de la paz en la Iglesia.
San Petronio de Die, monje y obispo
En la ciudad de Die, en la Galia Vienense, san Petronio, obispo, que antes había abrazado la vida monástica en la isla de Lérins.
San Marciano, presbítero
En Constantinopla, san Marciano, presbítero, que se distinguió por la ornamentación realizada en las iglesias y por la ayuda prestada a los pobres.
San Valerio, eremita
En la ciudad de Limoges, en Aquitania, san Valerio, que llevó vida solitaria.
San Domiciano de Melitene, obispo
En Melitene, en la antigua Armenia, san Domiciano, obispo, que trabajó con ahínco en la conversión de los persas.
San Agatón, papa
En Roma, en la basílica de San Pedro, san Agatón, papa, que mantuvo íntegra la fe ante los errores de los monotelitas y promovió la unidad de la Iglesia con la convocatoria de diversos sínodos.
San Arconte de Viviers, obispo
En la región de Viviers, cerca del Ródano, san Arconte, obispo.
San Pedro Urséolo, monje eremita
En el monasterio de Cuixá, en los Pirineos, san Pedro Urseolo, que, siendo dux de Venecia, se hizo monje. Se distinguió por su piedad y austeridad, y vivió en un eremitorio cercano al monasterio.
Beato Benincasa, abad
En el monasterio de Cava dei Tirreni, en la Campania, beato Benincasa, abad, que envió cien monjes a Sicilia para restaurar la vida regular en el abandonado cenobio de Monreale.
San Guillermo de Bourges, abad y obispo
En la ciudad de Bourges, en Aquitania, san Guillermo, obispo, que, deseoso de soledad y meditación, se hizo monje en el monasterio cisterciense de Pontigny. Más tarde fue abad de Chaalis y, posteriormente, elegido obispo de Bourges. Mantuvo siempre la austeridad de la vida monástica y se distinguió por su amor a los clérigos, a los cautivos y a los desgraciados.
Beato Gonzalo de Amarante, religioso presbítero
En Amarante, lugar de Portugal, beato Gonzalo, presbítero de Braga, quien, después de una larga peregrinación por Tierra Santa, ingresó en la Orden de Predicadores, retirándose a una ermita, ayudó a construir un puente y trabajó en bien de los habitantes del lugar con su oración y predicación.
Beato Gregorio X, papa
En la ciudad de Arezzo, en la Toscana, beato Gregorio X, papa, que, siendo arcediano de Lieja, fue elevado a la sede de Pedro, desde donde favoreció enérgicamente la comunión con los griegos; para aplacar las divergencias entre los cristianos y recuperar Tierra Santa, convocó el Concilio II de Lyon.
Beato Egidio Di Bello, religioso
En Laurenzana, en la Lucania, beato Egidio (Bernardino) Di Bello, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que vivió retirado en una cueva.
Beata Ana de los Ángeles Monteagudo, virgen
En Arequipa, en Perú, beata Ana de los Ángeles Monteagudo, virgen de la Orden de Predicadores, que con sus dones de consejo y profecía se dedicó a promover el bien de toda la ciudad.
Beata Adèle de Batz de Trenquelléon, fundadora
En Agen, Francia, beata Adèle de Batz de Trenquelléon, en religión María de la Concepción, cofundadora de las Hijas de María Inmaculada (Religiosas Marianistas), junto al beato Chaminade.
Santa Francisca de Sales Aviat, virgen y fundadora
En Perugia, en Italia, santa Francisca de Sales (Leonia) Aviat, virgen, que se dedicó, con maternal amor y solicitud, a la educación de las jóvenes e instituyó las Oblatas de San Francisco de Sales.
Beata María Dolores Rodríguez Sopeña, virgen y fundadora
En Madrid, capital de España, beata María Dolores Rodríguez Sopeña, virgen, la cual dio muestras de su gran caridad cristiana al dedicarse a los más abandonados de la sociedad de su tiempo, acercándose especialmente a los suburbios de las mayores ciudades, y para anunciar el Evangelio y atender a los pobres y a los obreros en cuestiones sociales, fundó el Instituto de la Damas Catequistas y la Obra de la Doctrina.
Elogio: En la Tebaida, san Pablo, eremita, uno de los primeros en abrazar la vida monástica.
Patronazgos: patrono de colchoneros y canasteros.
Refieren a este santo: San Pablo «el Simple».
Elogio: En la ciudad de Nisa, en la región de Capadocia, san Gregorio, obispo, hermano de san Basilio Magno, admirable por su vida y doctrina, que por haber confesado la recta fe fue expulsado de su sede por el emperador arriano Valente.
Refieren a este santo: San Basilio Magno, Santos Basilio y Emelia, San Cirilo de Jerusalén, Santa Macrina, San Pedro de Sebaste.
San Melquíades, papa
En Roma, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia, san Melquíades, papa, oriundo de África. Conoció la paz concedida por el emperador Constantino a la Iglesia, pero víctima de los ataques de los donatistas, se distinguió por sus esfuerzos encaminados a obtener la concordia.
San Juan de Jerusalén, obispo
En Jerusalén, san Juan, obispo, que en el tiempo de la controversia acerca de la doctrina ortodoxa, trabajó denodadamente en favor de la fe católica y de la paz en la Iglesia.
San Petronio de Die, monje y obispo
En la ciudad de Die, en la Galia Vienense, san Petronio, obispo, que antes había abrazado la vida monástica en la isla de Lérins.
San Marciano, presbítero
En Constantinopla, san Marciano, presbítero, que se distinguió por la ornamentación realizada en las iglesias y por la ayuda prestada a los pobres.
San Valerio, eremita
En la ciudad de Limoges, en Aquitania, san Valerio, que llevó vida solitaria.
San Domiciano de Melitene, obispo
En Melitene, en la antigua Armenia, san Domiciano, obispo, que trabajó con ahínco en la conversión de los persas.
San Agatón, papa
En Roma, en la basílica de San Pedro, san Agatón, papa, que mantuvo íntegra la fe ante los errores de los monotelitas y promovió la unidad de la Iglesia con la convocatoria de diversos sínodos.
San Arconte de Viviers, obispo
En la región de Viviers, cerca del Ródano, san Arconte, obispo.
San Pedro Urséolo, monje eremita
En el monasterio de Cuixá, en los Pirineos, san Pedro Urseolo, que, siendo dux de Venecia, se hizo monje. Se distinguió por su piedad y austeridad, y vivió en un eremitorio cercano al monasterio.
Beato Benincasa, abad
En el monasterio de Cava dei Tirreni, en la Campania, beato Benincasa, abad, que envió cien monjes a Sicilia para restaurar la vida regular en el abandonado cenobio de Monreale.
San Guillermo de Bourges, abad y obispo
En la ciudad de Bourges, en Aquitania, san Guillermo, obispo, que, deseoso de soledad y meditación, se hizo monje en el monasterio cisterciense de Pontigny. Más tarde fue abad de Chaalis y, posteriormente, elegido obispo de Bourges. Mantuvo siempre la austeridad de la vida monástica y se distinguió por su amor a los clérigos, a los cautivos y a los desgraciados.
Beato Gonzalo de Amarante, religioso presbítero
En Amarante, lugar de Portugal, beato Gonzalo, presbítero de Braga, quien, después de una larga peregrinación por Tierra Santa, ingresó en la Orden de Predicadores, retirándose a una ermita, ayudó a construir un puente y trabajó en bien de los habitantes del lugar con su oración y predicación.
Beato Gregorio X, papa
En la ciudad de Arezzo, en la Toscana, beato Gregorio X, papa, que, siendo arcediano de Lieja, fue elevado a la sede de Pedro, desde donde favoreció enérgicamente la comunión con los griegos; para aplacar las divergencias entre los cristianos y recuperar Tierra Santa, convocó el Concilio II de Lyon.
Beato Egidio Di Bello, religioso
En Laurenzana, en la Lucania, beato Egidio (Bernardino) Di Bello, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que vivió retirado en una cueva.
Beata Ana de los Ángeles Monteagudo, virgen
En Arequipa, en Perú, beata Ana de los Ángeles Monteagudo, virgen de la Orden de Predicadores, que con sus dones de consejo y profecía se dedicó a promover el bien de toda la ciudad.
Beata Adèle de Batz de Trenquelléon, fundadora
En Agen, Francia, beata Adèle de Batz de Trenquelléon, en religión María de la Concepción, cofundadora de las Hijas de María Inmaculada (Religiosas Marianistas), junto al beato Chaminade.
Santa Francisca de Sales Aviat, virgen y fundadora
En Perugia, en Italia, santa Francisca de Sales (Leonia) Aviat, virgen, que se dedicó, con maternal amor y solicitud, a la educación de las jóvenes e instituyó las Oblatas de San Francisco de Sales.
Beata María Dolores Rodríguez Sopeña, virgen y fundadora
En Madrid, capital de España, beata María Dolores Rodríguez Sopeña, virgen, la cual dio muestras de su gran caridad cristiana al dedicarse a los más abandonados de la sociedad de su tiempo, acercándose especialmente a los suburbios de las mayores ciudades, y para anunciar el Evangelio y atender a los pobres y a los obreros en cuestiones sociales, fundó el Instituto de la Damas Catequistas y la Obra de la Doctrina.
LITURGIA DE HOY
Comienza a utilizarse el volumen III de la Liturgia de las Horas.
En la misa dominical: volumen I-C del Leccionario.
En la misa ferial: volumen III-par del Leccionario.
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-par.
- Sal 115. R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
- Mc 1, 14-20. Convertíos y creed en el Evangelio.
Liturgia de las Horas: oficio de feria.
CALENDARIOS: Instituto Catequista Dolores Sopeña: Beata Dolores Rodríguez Sopeña, virgen (F). Almería, Bilbao, Madrid y Toledo: (ML).
Dominicos: Beata Ana de los Ángeles Monteagudo, virgen (MO).
Hijos de la Sagrada Familia: Hallazgo de Jesús en el templo (MO).
Benedictinos: San Gregorio de Nisa, obispo (ML).
O. Cist. y OCSO: San Gregorio de Nisa, obispo, o san Guillermo, obispo cisterciense (ML).
Antífona de entrada
Oración colecta
Te pedimos, Señor, que atiendas con tu bondad los deseos del pueblo que te suplica, para que vea lo que tiene que hacer y reciba la fuerza necesaria para cumplirlo. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS
DE LA MISA
Audioy comentario del Evangelio de hoy (I)
Audio
y comentario del Evangelio de hoy (II)
Comienzo del primer libro de Samuel (1 Sam 1, 1-8)
HABÍA un hombre de Ha Ramatáin Sufín, en la montaña de Efraín, llamado
Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Suf, efrateo.
Tenía dos mujeres: la primera se llamaba Ana y la otra Feniná. Feniná tenía
hijos, pero Ana no los tenía.
Ese hombre subía desde su ciudad de año en año a adorar y ofrecer
sacrificios al Señor del universo en Siló, donde estaban de sacerdotes del
Señor los dos hijos de Elí: Jofní y Pinjás.
Llegado el día, Elcaná ofrecía sacrificios y entregaba porciones de la
víctima a su esposa Feniná y a todos sus hijos e hijas, mientras que a Ana le
entregaba una porción doble porque la amaba, aunque el Señor la había hecho
estéril. Su rival la importunaba con insolencia hasta humillarla, pues el Señor
la había hecho estéril.
Así hacía Elcaná año tras año, cada vez que subía a la casa del Señor; y
así Feniná la molestaba del mismo modo. Por tal motivo, ella lloraba y no
quería comer.
Su marido Elcaná le preguntaba:
«Ana, ¿por qué lloras y por qué no comes? ¿Por qué está apenado tu
corazón? ¿Acaso no soy para ti mejor que diez hijos?».
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 115 12-13. 14 y 17. 18-19 [R.: 17a])
R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
O bien: R. Aleluya.
V. ¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor.
R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
V. Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
V. Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
R. Gloria a ti, Señor (Mc 1, 14-20)
DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar
el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y
creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de
Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.
R. Gloria ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Homilía
21-enero-2018
Jesús camina la ciudad con sus discípulos y comienza a ver, a escuchar, a
prestar atención a aquellos que habían sucumbido bajo el manto de la
indiferencia, lapidados por el grave pecado de la corrupción. Comienza a
develar muchas situaciones que asfixiaban la esperanza de su pueblo suscitando
una nueva esperanza. Llama a sus discípulos y los invita a ir con Él, los
invita a caminar la ciudad, pero les cambia el ritmo, les enseña a mirar lo que
hasta ahora pasaban por alto, les señala nuevas urgencias. Conviértanse, les
dice, el Reino de los Cielos es encontrar en Jesús a Dios que se mezcla
vitalmente con su pueblo, se implica e implica a otros a no tener miedo de
hacer de esta historia, una historia de salvación.
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