26 de enero - MIÉRCOLES DE LA III SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Santos Timoteo y Tito, obispos

 


MIÉRCOLES DE LA III SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, 
SANTOS TIMOTEO Y TITO, obispos (MO)


PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 26 DE ENERO

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 21.00 h.

- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Eucaristía del Miércoles de la III Semana del Tiempo Ordinario (a las 19.30 h.). 


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SANTORAL DE HOY


Elogio: Memoria de san Timoteo y san Tito, obispos, que, discípulos del apóstol san Pablo y colaboradores suyos en el ministerio, presidieron las Iglesias de Éfeso, el primero, y de Creta, el segundo. Su maestro les dirigió cartas con sabias advertencias para la formación de los pastores y de los fieles.

Patronazgos: (Timoteo): protector contra los dolores de estómago (seguramente por 1Tim 5,23)

Refieren a este santo: Santos Pedro y Pablo.


   San Teógenes, mártir   

En la ciudad de Hipona, en Numidia, san Teógenes, mártir, acerca del cual san Agustín predicó un sermón.

   Santa Paula, viuda   

En Belén de Judea, muerte de santa Paula, viuda, que pertenecía a una noble familia senatorial. Renunció a todo, distribuyó sus bienes entre los pobres y se retiró con la beata virgen Eustoquio, su hija, junto al pesebre del Señor.

   Santos Jenofonte, María, Juan y Arcadio, monjes   

En Jerusalén, santos Jenofonte y María, con sus hijos Juan y Arcadio, los cuales, renunciando a la dignidad senatorial y a sus posesiones, abrazaron todos con gran devoción la vida monástica en la Ciudad Santa.

   San Alberico, abad   

En Citeaux, en Borgoña, en la actual Francia, san Alberico, abad, que, siendo monje en Molesmes, fue uno de los primeros religiosos que fundaron el nuevo cenobio. Ya abad del monasterio, sobresalió por su celo en procurar la formación de sus monjes, como verdadero amante de la Regla y de los hermanos.

   San Agustín Erlandsön, obispo   

En Trondheim, en Noruega, san Agustín (Eystein) Erlandssön, obispo, que rigió la Iglesia que le había sido encomendada como primer pastor, procuró su crecimiento y la defendió ante los príncipes.

   Beata María de la Dive, mártir   

En la región de Angers, en Francia, beata María de la Dive, mártir, que, siendo viuda, fue guillotinada durante la Revolución Francesa por su fidelidad a la Iglesia.

   San José Gabriel del Rosario Brochero, presbítero   

En Villa del Transito, Córdoba, Argentina, san José Gabriel del Rosario Brochero, llamado cariñosamente «Cura Brochero» o «Cura gaucho», presbítero.

   Beato Miguel Kozal, obispo y mártir   

Cerca de la ciudad de Munich, en Alemania, beato Miguel Kozal, mártir, obispo auxiliar de Wloclawek, en Polonia, quien, bajo el régimen nazi, por defender la fe y la libertad de la Iglesia, pasó con gran paciencia tres años en el campo de concentración de Dachau, hasta consumar su martirio en aquel lugar.

   Beato Gabriel María Allegra, religioso presbítero   

En Hong Kong, China, beato Juan Esteban Allegra, en religión Gabriel María, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores de San Francisco, misionero en China, para cuyo idioma realizó la primera versión completa de las Sagradas Escrituras.


LITURGIA DE HOY

Misa de la memoria (blanco). 

MISAL: ants. y oracs. props., Pf. común o de la memoria. 

LECC.: vol. IV para la 1.ª lectura y vol. III-par para el Evangelio. 

- 2 Tim 1, 1-8. Evoco el recuerdo de tu fe sincera. 

o bien: Tit 1, 1-5. A Tito, verdadero hijo en la fe que compartimos. 

- Sal 95. R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones. 

- Mc 4, 1-20. Salió el sembrador a sembrar. 

o bien: cf. vol. IV. 

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria. 

Martirologio: elogs. del 27 de enero, pág. 130. 

CALENDARIOS: Jerónimos: Santa Paula (S). 

O. Cist. y OCSO: San Roberto, san Alberico y san Esteban, abades de Citeaux (S). Benedictinos: (ML). 

HH. de las Escuelas Cristianas: Traslación de las reliquias de san Juan Bautista de La Salle (ML).

 
Antífona de entrada Sal 95, 3-4
Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones; porque es grande el Señor y muy digno de alabanza.


Monición de entrada
Hoy celebramos la memoria de los santos Timoteo y Tito, obispos que, discípulos del apóstol san Pablo y colaboradores suyos en el ministerio, presidieron las Iglesias de Éfeso, el primero, y de Creta, el segundo. Su maestro les dirigió cartas con sabias advertencias para la formación de los pastores y de los fieles. Vivieron en el siglo I de la era cristiana.


Oración colecta

Oh, Dios, que hiciste brillar con virtudes apostólicas
a los santos Timoteo y Tito,
concédenos, por su intercesión,
que, viviendo en este mundo con piedad y justicia,
merezcamos llegar a la patria celestial.
Por nuestro Señor Jesucristo.



PRIMERA LECTURA (opción 1)
Evoco el recuerdo de tu fe sincera

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (2 Tim 1, 1-8)

PABLO, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día.

Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú.

Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio.

No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mi, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


PRIMERA LECTURA (opción 2)
A Tito, verdadero hijo en la fe que compartimos

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito.

PABLO, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, para suscitar la fe de los elegidos de Dios y el conocimiento de la verdad, que, de acuerdo con la piedad, lleva a la esperanza de la vida eterna; esta fue prometida antes de los siglos por Dios, que nunca miente; al llegar el tiempo apropiado, él manifestó su palabra por la predicación que me fue confiada según el mandato de Dios nuestro Salvador, a Tito, verdadero hijo en la fe que compartimos: gracia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Salvador nuestro.

Mi intención al dejarte en Creta era que acabaras de organizar lo que aún faltaba por hacer y constituyeses presbíteros en cada ciudad, siguiendo las instrucciones que te di.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 95, 1-2a. 2b-3, 7-8a. 10 [R.: 3])


V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.

R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

V. Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.

R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

V. Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor.

R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

V. Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente».

R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.


Aleluya
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo; todo el que lo encuentra vive para siempre. R.


EVANGELIO
Salió el sembrador a sembrar

╬ Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 4, 1-20)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó, y el gentío se quedó en tierra junto al mar.

Les enseñó muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:

«Escuchad: salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

Y añadió:

«El que tenga oídos para oír, que oiga».

Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.

Él les dijo:

«A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados”».

Y añadió:

«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco, Audiencia general 31 enero 2018

¿Cómo podremos afrontar nuestra peregrinación terrena, con sus cansancios y sus pruebas, sin ser regularmente nutridos e iluminados por la Palabra de Dios que resuena en la liturgia? Ciertamente no basta con escuchar con los oídos, sin acoger en el corazón la semilla de la divina Palabra, permitiéndole dar fruto. Recordemos la parábola del sembrador y de los diferentes resultados según los distintos tipos de terreno (cf. Mc 4, 14-20). La acción del Espíritu, que hace eficaz la respuesta, necesita de corazón que se dejen trabajar y cultivar, de forma que lo escuchado en misa pase en la vida cotidiana, según la advertencia del apóstol Santiago: «Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos» (St 1, 22). La Palabra de Dios hace un camino dentro de nosotros. La escuchamos con las oídos y pasa al corazón; no permanece en los oídos, debe ir al corazón; y del corazón pasa a las manos, a las buenas obras. Este es el recorrido que hace la Palabra de Dios: de los oídos al corazón y a las manos. Aprendamos estas cosas.

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