12 de enero - MIÉRCOLES DE LA I SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

 

  

MIÉRCOLES DE LA I SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria

 

PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 12 DE ENERO

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 17.00 h. a 21.00 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.

- Rezo del Santo Rosario (a las 19.00 h.) y Eucaristía del Miércoles de la I Semana del Tiempo Ordinario (a las 19.30 h.). 




 NOTICIAS DE ACTUALIDAD


Catequesis del Papa Francisco
(12.01.2022)

Portada

Un impulso inexplicable trastocó su rechazo a la fe

Era ateo radical hasta que fue «encontrado por Dios» en la Eucaristía: «Mi vida ahora es el Señor»

Esposa del neotomista Peter Geach, ambos fueron discípulos de Wittgenstein

Elizabeth Anscombe, la filósofa conversa de Cambridge que no dudaba en «hacer lío» en los abortorios

La fe de los niños aumentó pese a perder todas sus cosas materiales

Esta familia de 9 hijos escapó del incendio de su casa: una gran lección magistral de la Providencia

Vídeos

  Las Cruzadas, una guerra defensiva

  Una reflexión sobre nuestra «lepra»

  El campanario más alto de Cataluña

  Alcalá, Reig Pla y los Reyes Magos

  Encantado: el Cristo Protector, más cerca

Otras noticias

  Los trapenses abandonan Notre Dame des Neiges, la abadía de Carlos de Foucauld y de su primera misa

  Mejora el estado de salud del joven obispo Vadell, que seguirá el tratamiento del cáncer en casa

  Desde el 9 de enero, Israel se vuelve a abrir a turistas y peregrinos, en «ventanas de un mes o dos»

  Iván, un sacerdote boliviano de raíces indígenas: un párroco entre la población Aymara.

Opinión

  Los conflictos matrimoniales y su superación , por Pedro Trevijano

Blogs

  Hoy el reto del amor es no dejar que las circunstancias , por El Reto Del Amor

  Sacando lo mejor. Comentario para Matrimonios: Marcos 1, 21-28 , por ProyectoAmorConyugal.es



SANTORAL DE HOY

Elogio: San Victoriano es uno de los primeros abades del monacato hispano-visigodo del que se tienen noticias en España; su Vita fue escrita en cinco capítulos y un prefacio por Francisco Diego de Aynsa e Yriarte (1586-1628) y está recogida en el Acta Sanctorum, siendo el único texto sobre el santo que figura en el mismo.

Elogio: En Cesarea de Mauritania, san Arcadio, mártir, que se ocultó en tiempo de persecución, pero al ser detenido en su lugar un familiar suyo, se presentó espontáneamente al juez y, por negarse a sacrificar a los dioses, sufrió dolorosos tormentos hasta consumar su martirio.

Otros santos de este día:

   Santos Tigrio y Eutropio, mártires   

En Constantinopla, santos mártires Tigrio, presbítero, y Eutropio, lector, a los cuales, en tiempo del emperador Arcadio, se acusó falsamente de haber incendiado la iglesia principal y el palacio senatorial como reacción al destierro del obispo san Juan Crisóstomo, por lo que fueron sometidos al martirio bajo Optato, prefecto de la ciudad, partidario del culto a los falsos dioses y contrario a la religión cristiana.

   Santa Cesárea, abadesa   

En Arlés, ciudad de la Provenza, en la Galia, santa Cesárea, abadesa, hermana del obispo san Cesáreo, quien, para ella y para sus hermanas, escribió una Regla destinada a santas vírgenes.

   San Ferreolo de Grenoble, obispo y mártir   

En Grenoble, en Burgundia, san Ferreolo, obispo y mártir, que fue asesinado a golpes por un sicario, mientras predicaba a la multitud.

   San Benito Biscop, abad   

En Wearmouth, en Northumbría, san Benito Biscop, abad, que en las cinco peregrinaciones que hizo a Roma se trajo consigo maestros y muchos libros, para que los monjes reunidos en la clausura del monasterio, bajo la Regla de san Benito, progresaran en la ciencia del amor de Cristo, en bien de la Iglesia.

   San Elredo de Rievaulx, abad

En el monasterio de Rievaulx, también en Northumbria, san Elredo, abad, el cual, educado en la corte del rey de Escocia, ingresó en la Orden Cisterciense. Fue maestro eximio de la vida monástica y promovió constante y suavemente, con su ejemplo y sus escritos, la vida espiritual y la amistad en Cristo.

   San Martín de la Santa Cruz, religioso presbítero   

En la ciudad de León, en España, san Martín de la Santa Cruz, presbítero y canónigo regular, que fue varón experto en Sagrada Escritura.

   Beatos Luis Amagasu Uyemon, Pablo Nizhihori Shikibu y cincuenta y un compañeros, mártires   

En Yonezawa, al norte del Japón, beatos Luis Amagasu Uyemon y Pablo Nizhihori Shikibu, samurais, y cincuenta y un compañeros, todos ellos laicos, familiares y sirvientes, y entre ellos muchos niños, que dieron testimonio cristiano, en medio del silencio y las lágrimas de amigos y conocidos.

   San Bernardo de Corleone, religioso

En Palermo, ciudad de Sicilia, san Bernardo de Corleone, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, admirable por su caridad y eximio por su penitencia.

   Santa Margarita Bourgeoys, virgen y fundadora   

En Montreal, en la provincia de Quebec, en Canadá, santa Margarita Bourgeoys, virgen, que con gran voluntad reconfortó a los colonos y a los soldados, y trabajó asiduamente para asegurar la formación cristiana de las jóvenes, fundando para ello la Congregación de Nuestra Señora.

   Beato Antonio Fournier, mártir   

En Avrillé, cerca de Angers, en Francia, beato Antonio Fournier, mártir, que, artesano de oficio, fue fusilado durante la Revolución Francesa por su fidelidad a la Iglesia.

   Beato Pedro Francisco Jamet, presbítero   

En la ciudad de Caen, también en Francia, beato Pedro Francisco Jamet, presbítero, que se distinguió por su ayuda a las Religiosas Hermanas del Buen Salvador y por su trabajo para la restitución de la paz a la Iglesia, después de un tiempo de inestabilidad.

   San Antonio María Pucci, religioso presbítero   

En Viareggio, en la región de Toscana, en Italia, san Antonio María Pucci, presbítero de la Orden de los Siervos de María, el cual, párroco durante casi cincuenta años, se dedicó sobre todo a atender a los niños pobres y enfermos.

   Beato Nicolás Bunkerd Kitbamrung, presbítero y mártir   

En el lugar llamado Tomhom, cerca de la ciudad de Bangkok, en Tailandia, beato Nicolás Bunkerd Kitbamrung, presbítero y mártir, predicador eximio del Evangelio, que fue encarcelado en tiempo de persecución contra la Iglesia y, a causa de la tisis que contrajo ayudando a los enfermos, falleció de modo ejemplar.


LITURGIA DE HOY

Misa de feria (verde).
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-par.
- 1 Sam 3, 1-10. 19-20. Habla, Señor, que tu siervo escucha.
- Sal 39. R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
- Mc 1, 29-39. Curó a muchos enfermos de diversos males.

Liturgia de las Horas: oficio de feria.

Martirologio: elogs. del 13 de enero, pág. 107.

CALENDARIOS: Instituto Hermanas del Buen Salvador: Beato Pedro Francisco Jamet, presbítero (F).
Servitas: San Antonio María Pucci, presbítero (F).
León: Santo Martino de León, presbítero (MO). Canónigos Regulares de Letrán: (ML). 
Calasancias: Beata Victoria Valverde González, virgen y mártir (MO). Escolapios: (ML).
O. Cist. y OCSO: San Elredo, abad cisterciense (MO).
OFM Cap.: San Bernardo de Corleone, religioso (MO).
Huesca y Barbastro-Monzón: San Victorián, abad (ML).
Tarazona: Aniversario de la muerte de Mons. Manuel Hurtado García, obispo (1966).

Antífona de entrada
Señor, dales el descanso eterno y llena sus almas de tu esplendor.

Monición de entrada

Celebramos la muerte en Cristo de nuestros hermanos. La fe nos asegura que el que cree en Cristo, aunque haya muerto, vivirá. Que el Misterio pascual de Cristo, que nos disponemos a celebrar, aliente en nosotros esta fe y esta esperanza. Y puesto que nuestros hermanos profesaron esta misma fe, les encomendamos a las manos misericordiosas de Dios para que alcancen la gloria y la vida para siempre que esperaron.


Oración colecta

Oh, Dios, que hiciste pasar a tu Unigénito al reino del cielo,
una vez vencida la muerte,
concede a tus siervos [N. y N.] que, superada su condición mortal,
puedan contemplarte para siempre como su creador y redentor.
Por nuestro Señor Jesucristo.


LECTURAS DE LA MISA


PRIMERA LECTURA 
Habla, Señor, que tu siervo te escucha

Lectura del primer libro de Samuel (1 Sam 3, 1-10. 19-20)

EN AQUEL TIEMPO, el joven Samuel servía al Señor al lado de Elí.

La palabra del Señor era rara en aquellos días y no eran frecuentes las visiones.

Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos habían comenzado a debilitarse y no podía ver.

La lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios.

Entonces el Señor llamó a Samuel. Este respondió:

«Aquí estoy».

Corrió adonde estaba Elí y dijo:

«Aquí estoy, porque me has llamado».

Respondió:

«No te he llamado. Vuelve a acostarte».

Fue y se acostó.

El Señor volvió a llamar a Samuel.

Se levantó Samuel, fue adonde estaba Elí y dijo:

«Aquí estoy, porque me has llamado».

Respondió:

«No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte».

Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había manifestado todavía la palabra del Señor.

El Señor llamó a Samuel, por tercera vez. Se levantó, fue adonde estaba Elí y dijo:

«Aquí estoy, porque me has llamado».

Comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba al joven. Y dijo a Samuel:

«Ve a acostarte. Y si te llama de nuevo, di: "Habla, Señor, que tu siervo escucha"». Samuel fue a acostarse en su sitio.

El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores:

«Samuel, Samuel».

Respondió Samuel:

«Habla, que tu siervo te escucha».

Samuel creció. El Señor estaba con él, y no dejó que se frustrara ninguna de sus palabras. Todo Israel, desde Dan a Berseba, supo que Samuel era un auténtico profeta del Señor.

 

Palabra de Dios.
R. Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL Sal 39, 2 y 5. 7-8a. 8b-9. 10 (R.: cf. 8a y 9a)




V. Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños.

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
 
V. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy».

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
 
V. «-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas».

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
 
V. He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes.

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
 

Aleluya Jn 10, 27
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, y yo las conozco, y ellas me siguen. R.
 

EVANGELIO 
Curó a muchos enfermos de diversos males

╬ Lectura del santo Evangelio según San Marcos (Mc 1, 29-39)
R. Gloria a ti, Señor. 

EN AQUEL TIEMPO, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, cuando todavía era muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:

«Todo el mundo te busca».

Él les responde:

«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

 

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco, Ángelus 8-febrero-2015

El sufrimiento interior y físico de las personas suscita fuertes interrogantes sobre el sentido de la enfermedad y del dolor y sobre el porqué de la muerte. Se trata de preguntas existenciales, a las que la acción pastoral de la Iglesia debe responder a la luz de la fe, teniendo ante sus ojos al Crucificado, en el que se manifiesta todo el misterio salvífico de Dios Padre que, por amor a los hombres, no perdonó ni a su propio Hijo (cf. Rm 8, 32). Por lo tanto, cada uno de nosotros está llamado a llevar la luz de la palabra de Dios y la fuerza de la gracia a quienes sufren y a cuantos los asisten, familiares, médicos y enfermeros, para que el servicio al enfermo se preste cada vez más con humanidad, con entrega generosa, con amor evangélico y con ternura. La Iglesia madre, mediante nuestras manos, acaricia nuestros sufrimientos y cura nuestras heridas, y lo hace con ternura de madre.





No hay comentarios:

Publicar un comentario