PROGRAMA PARROQUIAL:
VIERNES, 06 DE AGOSTO
- Horario de la
parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de
despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.
- Rezo del Santo
Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Viernes de la XVIII Semana del Tiempo
Ordinario (a las 20.30 h.): Fiesta de la Transfiguración del Señor.
SANTORAL DE HOY
Fiesta
Otros santos de este día:
Santos
Sixto II, papa, y compañeros, mártires
En la vía Apia de Roma, en el cementerio de Calixto, pasión de san Sixto
II, papa, y de sus compañeros, cuya memoria se celebra mañana.
Santos
Justo y Pastor, mártires
En Compluto (hoy Alcalá de Henares), en la Hispania Cartaginense, santos
mártires Justo y Pastor, los cuales, todavía niños, abandonando en la escuela
sus tablillas de escritura, corrieron voluntariamente al encuentro del
martirio, y detenidos y azotados de inmediato, por orden del juez fueron
degollados por su amor a Cristo, mientras se confortaban mutuamente con
recíprocas exhortaciones.
San
Hormisda, papa
En Roma, en la basílica de San Pedro, sepultura de san Hormisda, papa,
que, abanderado de la paz, consiguió acabar con el cisma de Acacio en Oriente,
y en Occidente hizo respetar por las nuevas poblaciones los derechos de la
Iglesia.
Beato
Octaviano de Savona, obispo
En Savona, de la Liguria, beato Octaviano, obispo y hermano del papa
Calixto II, que tanto en el claustro como en la cátedra buscó con ahínco servir
a Dios y a los hermanos.
Beato
Escelino, eremita
En el territorio de Luxemburgo, beato Escelino, eremita, que vivió en un
bosque sin techo ni vestidos, confiado sólo en Dios, que en la intemperie puede
ofrecer también refugio.
Santo
Domingo de Guzmán, presbítero y fundador
En Bolonia, de la Emilia, muerte de santo Domingo, presbítero, cuya
memoria se celebra el día ocho de agosto.
Beata
María Francisca de Jesús Rubatto, virgen y fundadora
En Montevideo, en Uruguay, beata María Francisca de Jesús (Ana María)
Rubatto, virgen, que en la ciudad de Loano, cerca de Savona, en Italia, fundó
el Instituto de Hermanas Terciarias Capuchinas, y después, habiéndose
trasladado a América Latina, puso todo su empeño en el servicio a los pobres.
Beato
Carlos López Vidal, mártir
En las cercanías de Gandía, población de Valencia, en España, beato
Carlos López Vidal, mártir, que en tiempo de persecución contra la fe alcanzó
la gloria celestial.
Beato
Tadeo Dulny, mártir
Cerca de Munich, en la región alemana de Baviera, beato Tadeo Dulny,
mártir, el cual, al ser ocupada militarmente Polonia, su patria, por su fe en
Cristo fue llevado al campo de concentración de Dachau, donde, víctima de
crueles tormentos, emigró a la gloria celestial.
San
Pablo VI, papa
En Castelgandolfo, san Pablo VI, papa, que llevó a término el Concilio
Ecuménico Vaticano II, convocado por su predecesor, y supo testimoniar, en años
difíciles, la fe en Jesucristo. Su memoria litúrgica se celebra el 29 de mayo.
LITURGIA
DE HOY
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
554 Una visión anticipada del Reino: La
Transfiguración.
A partir del día en que Pedro confesó que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, el Maestro "comenzó a mostrar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén, y sufrir … y ser condenado a muerte y resucitar al tercer día" (Mt 16, 21): Pedro rechazó este anuncio (cf. Mt 16, 22-23), los otros no lo comprendieron mejor (cf. Mt 17, 23; Lc 9, 45). En este contexto se sitúa el episodio misterioso de la Transfiguración de Jesús (cf. Mt 17, 1-8 par. : 2P 1, 16-18), sobre una montaña, ante tres testigos elegidos por él: Pedro, Santiago y Juan. El rostro y los vestidos de Jesús se pusieron fulgurantes como la luz, Moisés y Elías aparecieron y le "hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén" (Lc 9, 31). Una nube les cubrió y se oyó una voz desde el cielo que decía: "Este es mi Hijo, mi elegido; escuchadle" (Lc 9, 35).
555 Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la
confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en su gloria"
(Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. Moisés y Elías habían
visto la gloria de Dios en la Montaña; la Ley y los profetas habían anunciado
los sufrimientos del Mesías (cf. Lc 24, 27). La Pasión de Jesús es la voluntad
por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios (cf. Is 42, 1). La
nube indica la presencia del Espíritu Santo: "Tota Trinitas apparuit:
Pater in voce; Filius in homine, Spiritus in nube clara"
("Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el
Espíritu en la nube luminosa" (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2):
"Tú te
has transfigurado en la montaña, y, en la medida en que ellos eran capaces, tus
discípulos han contemplado Tu Gloria, oh Cristo Dios, a fin de que cuando te
vieran crucificado comprendiesen que Tu Pasión era voluntaria y anunciasen al
mundo que Tú eres verdaderamente la irradiación del Padre" (Liturgia
bizantina, Kontakion de la Fiesta de la Transfiguración,)
556 En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en el de la
Pascua, la Transfiguración. Por el bautismo de Jesús "fue manifestado el
misterio de la primera regeneración": nuestro bautismo; la Transfiguración
"es el sacramento de la segunda regeneración": nuestra propia
resurrección (Santo Tomás, s. th. 3, 45, 4, ad 2). Desde ahora nosotros
participamos en la Resurrección del Señor por el Espíritu Santo que actúa en
los sacramentos del Cuerpo de Cristo. La Transfiguración nos concede una visión
anticipada de la gloriosa venida de Cristo "el cual transfigurará este
miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo" (Flp 3, 21).
Pero ella nos recuerda también que "es necesario que pasemos por muchas
tribulaciones para entrar en el Reino de Dios" (Hch 14, 22):
"Pedro no
había comprendido eso cuando deseaba vivir con Cristo en la montaña (cf. Lc 9,
33). Te ha reservado eso, oh Pedro, para después de la muerte. Pero ahora, él
mismo dice: Desciende para penar en la tierra, para servir en la tierra, para
ser despreciado y crucificado en la tierra. La Vida desciende para hacerse
matar; el Pan desciende para tener hambre; el Camino desciende para fatigarse
andando; la Fuente desciende para sentir la sed; y tú, ¿vas a negarte a
sufrir?" (S. Agustín, serm. 78, 6).
Se manifestó el Espíritu Santo en una nube luminosa y se oyó la voz del Padre que dijo: «Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo».
Monición de entrada
Celebramos hoy la fiesta de la Transfiguración del Señor, en la que
Jesucristo manifestó su gloria ante los discípulos Pedro, Santiago y Juan, con
el testimonio de la Ley y los Profetas, para evitar que se sintieran
escandalizados por que él iba a ser crucificado. También nosotros hemos sido
convocados aquí para ser testigos de Cristo, de su gloria.
Acto penitencial
Se dice Gloria.
Oh, Dios, que en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito
confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los que lo precedieron
y prefiguraste maravillosamente la perfecta adopción de los hijos,
concede a tus siervos que, escuchando la voz de tu Hijo amado,
merezcamos ser sus coherederos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
Audio y comentario del Evangelio de hoy
Audio y comentario del Evangelio de hoy
Lectura de la profecía de Daniel
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó;
su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono,
llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba
delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes.
Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo
como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.
Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo
respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
R. Te alabamos Señor.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro
QUERIDOS HERMANOS:
Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor
Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido testigos
oculares de su grandeza.
Él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando la Sublime Gloria le
trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto.» Esta voz, traída del
cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada.
Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en
prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que
despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 96, 1-2. 5-6. 9 [R.: cf. 1a. 9b])
R. El Señor reina, altísimo sobre toda la tierra.
V. El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.
V. Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
V. Porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.
R. Gloria a ti, Señor.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro
tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una
para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo
con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que
habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de
resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
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