PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 13 DE JULIO
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Miércoles de la XV Semana del Tiempo Ordinario (a las 20.30 h.).
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PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 13 DE JULIO
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Miércoles de la XV Semana del Tiempo Ordinario (a las 20.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
Elogio: San Enrique, emperador romano-germánico, que, según la tradición, de acuerdo con su esposa Cunegunda puso gran empeño en reformar la vida de la Iglesia y en propagar la fe en Cristo por toda Europa, donde, movido por un celo misionero, instituyó numerosas sedes episcopales y fundó monasterios. Murió en este día en Grona, cerca de Göttingen, en Franconia.
Refieren a este santo: Santa Cunegunda, Santa Emma, San Esteban de Hungría, San Gotardo de Hildesheim, San Heriberto de Colonia
Oración
Oh Dios, que has llevado a san Enrique, movido por la generosidad de tu gracia, a la contemplación de las cosas eternas desde las preocupaciones del gobierno temporal, concédenos, por sus ruegos, caminar hacia ti con sencillez de corazón en medio de las vicisitudes de este mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Otros santos de este día:
San Esdras, santo del AT
Conmemoración de san Esdras, sacerdote y escriba, que, en tiempo de Artajerjes, rey de los persas, habiendo regresado desde Babilonia a Judea, congregó al pueblo que estaba disperso y puso gran empeño en estudiar, llevar a la práctica y enseñar la Ley del Señor en Israel.
San Silas, santo del NT
Conmemoración de san Silas, elegido y enviado por los apóstoles a las Iglesias de la gentilidad junto a los santos Pablo y Bernabé, lleno de la gracia de Dios cumplió con gran empeño su ministerio.
San Serapión, mártir
En Alejandría de Egipto, san Serapión, mártir, que, en tiempo del emperador Septimio Severo y del prefecto Águila, alcanzó la corona del martirio al ser quemado vivo.
Santa Miropa, mártir
En la isla de Quíos, santa Miropa, mártir.
Santos Alejandro y treinta soldados, mártires
En Filomelia, ciudad de Frigia, santos mártires Alejandro y treinta soldados, que, según cuenta la tradición, fueron martirizados bajo Magno, prefecto de Antioquía de Pisidia.
San Eugenio de Cartago, obispo
En Albi, ciudad de Aquitania, actualmente Francia, tránsito de san Eugenio, obispo de Cartago, glorioso por su fe y sus virtudes, que sufrió el destierro durante la persecución desencadenada por los vándalos.
San Turiavo de Dol, abad y obispo
En la Bretaña Menor, san Turiavo, abad del monasterio de Dôle y obispo.
Beato Jacobo de Varazze, religioso y obispo
En Génova, ciudad de la Liguria, beato Jacobo de Varazze o Voragine, obispo, de la Orden de Predicadores, que, para promover la vida cristiana en el pueblo, ofreció en sus escritos numerosos ejemplos de virtud.
Beato Tomás Tunstal, presbítero y mártir
En Norwich, en Inglaterra, beato Tomás Tunstal, presbítero de la Orden de San Benito y mártir, que, en tiempo del rey Jacobo I, fue condenado a muerte y ahorcado por haber entrado, como sacerdote, en este país.
Beatos Luis Armando José Adam y Bartolomé Jarrige de la Morélie de Biars, presbíteros y mártires
Ante las costas de Rochefort, en Francia, beatos Luis Armando José Adam, de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, y Bartolomé Jarrige de la Morélie de Biars, presbíteros y mártires, que, encarcelados en una vieja nave durante la Revolución Francesa por ser sacerdotes, murieron en ella víctimas de la peste y de su caridad para con sus compañeros de cautiverio.
Beatas Magdalena de la Madre de Dios Verchière y cinco compañeras, vírgenes y mártires
En Orange, ciudad de Provenza, también en Francia, beatas Magdalena de la Madre de Dios (Isabel) Verchiére y cinco compañeras, vírgenes, martirizadas durante la misma Revolución Francesa. Sus nombres son: beatas Teresa Enrica de la Anunciación Faurie, Ana Andrea de San Alejo Minutte, María Ana de San Francisco Lambert, María Ana de Santa Francisca Depeyre y María Anastasia de San Gervasio Roquard.
San Manuel Lê Van Phung, mártir
En la ciudad de Chau Dóc, en Cochinchina, san Manuel Lé Van Phung, mártir, padre de familia, que, pese a estar detenido en la cárcel, no cesó de exhortar a sus hijos y familiares para que fueran caritativos con sus enemigos, y finalmente fue decapitado por orden del emperador Tu Duc.
Santa Clelia Barbieri, virgen y fundadora
En Budrie, lugar de Romagna, santa Clelia Barbieri, virgen, que se preocupó por el bien espiritual de la juventud femenina y fundó la Congregación de Hermanas Mínimas de la Virgen de los Dolores para la formación humana y cristiana, especialmente, de las niñas pobres y abandonadas.
Beato Fernando María Baccillieri, presbítero y fundador
En Galeazza, cerca de Bolonia, en Italia, beato Fernando María Baccillieri, presbítero, que consagró su vida a la formación, bajo todos los aspectos, del pueblo que se le había encomendado, y fundó la Congregación de Siervas de María para ayuda a las familias necesitadas y, en particular, para la formación de la juventud femenina.
San Pablo Liu Jinde, mártir
En el territorio de Langziqiao, cerca de Hengshui, en la provincia de Hebei, en China, san Pablo Liu Jinde, mártir, que, durante la persecución llevada a cabo por los Yihetuan, ya anciano y habiendo quedado como el único cristiano de la aldea, salió al encuentro de los agresores con el rosario y un libro de devoción en la mano y los saludó como se solía saludar a los cristianos, por lo que fue inmediatamente asesinado.
San José Wang Guiji, mártir
En la localidad de Nangong, también en la misma provincia china de Hebei, san José Wang Guiji, mártir, el cual, durante la persecución ya mencionada, rechazó salvar su vida diciendo, como le sugerían, una leve mentira, y prefirió morir gloriosamente por Cristo.
Beato Mariano de Jesús Euse Hoyos, presbítero
En la ciudad de Angostura, en Colombia, beato Mariano de Jesús Euse Hoyos, presbítero, quien, sencillo e íntegro, se entregó totalmente a la oración, a los estudios y a la formación cristiana de los niños.
Beato Carlos Manuel Rodríguez Santiago, laico
En Caguas, ciudad de Puerto Rico, beato Carlos Manuel Rodríguez Santiago, que se consagró incansablemente en la renovación de la sagrada liturgia y a la difusión de la fe entre los jóvenes.
LITURGIA DE HOY
Misa de la memoria:
13 de julio
San Enrique
Antífona de entrada Mal 2, 6
Transmitía la ley con fidelidad y no se encontraba fallo alguno en sus labios; caminaba conmigo en paz y en rectitud, y apartaba del pecado a mucha gente
Monición de entrada
Conmemoramos en esta celebración a san Enrique, emperador germánico de comienzos del siglo XI. Durante su mandato puso gran empeño en reformar la vida de la Iglesia y en propagar la fe en Cristo por toda Europa. Poco después de su muerte, fue ya venerado por su sentido de la justicia en el gobierno y por el amor a la Iglesia, a la que siempre quiso servir sin servirse de ella. Murió el año 1024.
movido por la generosidad de tu gracia,
a la contemplación de las cosas eternas
desde las preocupaciones del gobierno temporal,
concédenos por sus ruegos, caminar hacia ticon sencillez de corazón
en medio de la vicisitudes de este mundo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
«¡Ay de Asiria, vara de mi ira!
¡Mi furor es bastón entre sus manos!
Lo envío contra una nación impía,
lo mando contra el pueblo que provoca mi cólera,
para saquearlo y despojarlo,
para hollarlo como barro de las calles.
Pero él no lo entiende así,
no es eso lo que piensa en su corazón,
sino exterminar, aniquilar naciones numerosas.
Porque se decía: “Con la fuerza de mi mano lo he hecho,
con mi saber, porque soy inteligente.
He borrado las fronteras de las naciones,
he saqueado sus tesoros
y, como un héroe, he destronado a sus señores.
Mi mano ha alcanzado a las riquezas de los pueblos,
como si fueran un nido;
como quien recoge huevos abandonados,
recogí toda su tierra.
Ninguno batió el ala,
ninguno abrió el pico para piar”.
¿Se enorgullece el hacha contra quien corta con ella?
¿Se gloría la sierra contra quien la mueve?
Como si el bastón moviera a quien lo sostiene,
o la vara sostuviera a quien no es de madera!
Por eso, el Señor, Dios del universo,
debilitará a los hombres vigorosos
y bajo su esplendor
encenderá un fuego abrasador».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
oprimen a tu heredad;
asesinan a viudas y forasteros,
degüellan a los huérfanos.
V. Y comentan: «Dios no lo ve,
el Dios de Jacob no se entera».
Enteraos, los más necios del pueblo,
ignorantes, ¿cuándo discurriréis?
R. El Señor no rechaza a su pueblo.
V. El que plantó el oído ¿no va a oír?
El que formó el ojo ¿no va a ver?
El que educa a los pueblos ¿no va a castigar?
El que instruye al hombre ¿no va a saber?
R. El Señor no rechaza a su pueblo.
V. Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el juicio retornará a la justicia,
y la seguirán todos los rectos de corazón.
R. El Señor no rechaza a su pueblo.
Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a los pequeños
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie Conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Jesús en el Evangelio también nos muestra cómo orar. En primer lugar dice: «Te alabo, Padre»; no empieza diciendo «necesito esto y aquello», sino diciendo «Te alabo». No conocemos al Padre sin abrirnos a la alabanza, sin dedicarle tiempo solo a Él, sin adorar. ¡Cuánto nos hemos olvidado de la oración de adoración, de la oración de alabanza! Debemos retomarla. Cada uno puede preguntarse ¿Cómo adoro yo? ¿Cuándo adoro yo? ¿Cuándo adoro a Dios? Retomar la oración de adoración y de alabanza. Es el contacto personal, de tú a tú, el estar en silencio ante el Señor el secreto para entrar cada vez más en comunión con Él.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Soy un alma muy pequeña que sólo puede ofrecer a Dios cosas muy pequeñas» (Santa Teresita de Lisieux).
«Es propio del misterio de Dios actuar de manera discreta. Dios no atropella con el poder exterior, sino que da libertad» (Benedicto XVI).
«Un corazón humilde y confiado que nos hace volver a ser como niños; porque es a ‘los pequeños’ a los que el Padre se revela (cf. Mt 11,25)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.785).
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