MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA
Martes de la octava de Pascua - I Semana del Salterio
MARTES, 19 DE ABRIL
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 a 13.30 h. y de 18.00 a 21.00 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Martes de Pascua, en la Parroquia (a las 20.30 h.).
SANTORAL DE HOY
Santos Mapálico y compañeros, mártires
En la provincia romana de África, san Mapálico, mártir, que durante la persecución desencadenada bajo el emperador Decio, movido de piedad hacia su familia pidió que se concediese la paz eclesiástica a su madre y a su hermana, que habían abjurado, tras lo cual, conducido ante el tribunal, fue coronado por el martirio. Con él perecieron muchos otros santos mártires que confesaron igualmente a Cristo, entre ellos Baso, en una cantera; Fortunio, en la cárcel; Pablo, en el mismo tribunal; Fortunata, Victorino, Víctor, Heremio, Crédula, Hereda, Donato, Firme, Venusto, Frutos, Julia, Marcial y Aristón, muertos por hambre en prisión. († 250)
Santa Marta, virgen y mártir
En Persia, santa Marta, virgen y mártir, que en tiempo del rey Sapor II, al siguiente día de la muerte de su padre, Pusicio, sufrió el martirio en la Solemnidad de la Resurrección del Señor. († 341)
San Jorge de Antioquía, obispo y confesor
En Antioquía de Pisidia, san Jorge, obispo, que murió en el destierro por defender el culto de las santas imágenes. († 818)
San Geroldo, eremita
En Friesen, lugar de los Alpes de Baviera, san Geroldo, eremita, de quien se cuenta que llevó una vida de penitencia en la región de Vorarlberg. († c. 978)
San Elfego de Canterbury, obispo y mártir
En la playa junto a Greenwich, en Inglaterra, pasión de san Elfego, arzobispo de Canterbury y mártir, el cual, mientras los daneses pasaban a sangre y fuego el país, se presentó ante ellos con la intención de salvar a su grey, y al no poder ser rescatado por dinero, el sábado después de Pascua fue golpeado con huesos de oveja y finalmente decapitado. († 1012)
Beato Bernardo, penitente
En el monasterio de Saint-Bertin, en la región de Thérouanne, en Francia, muerte del beato Bernardo, penitente, que para expiar los pecados de su juventud escogió voluntariamente el destierro, y descalzo, sólo vestido con un hábito pobre y comiendo con parquedad, peregrinó incesantemente visitando santos lugares. († 1182)
Beato Jacobo Duckett, mártir
En Londres, en Inglaterra, beato Jacobo Duckett, mártir, el cual, casado y librero de oficio, por vender libros católicos fue denunciado y encerrado durante nueve años en la cárcel, y después, en tiempo de la reina Isabel I, fue finalmente ahorcado en Tyburn junto con quien le había denunciado, al que logró convertir a la fe católica antes de ser ajusticiados. († 1602)
LITURGIA DE HOY
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., sin Cr., Pref. Pasc. I «en este día», embolismos props. en las PP. EE. No se puede decir la PE IV. Despedida con doble «Aleluya».
LECC.: vol. II.
- Hch 2, 36-41. Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús.
- Sal 32. R. La misericordia del Señor llena la tierra.
- Secuencia (opcional). Ofrezcan los cristianos.
- Jn 20, 11-18. He visto al Señor y ha dicho esto.
* Hoy no se permiten otras celebraciones, excepto la misa exequial.
Liturgia de las Horas: oficio del martes de la Octava. Te Deum.
Comp. Dom. I o II.
Martirologio: elogs. del 20 de abril, pág. 265.
LECTURAS DE LA MISA
Audio y comentario del Evangelio de hoy
Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 2, 36-41)
EL DÍA DE PENTECOSTÉS, decía Pedro a los judíos:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?».
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare así el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 32, 4-5. 18-19. 20 y 22 [R.: 5b])
R. La misericordia del Señor llena la tierra.
O bien: Aleluya.
V. La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
R. La misericordia del Señor llena la tierra.
V. Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
R. La misericordia del Señor llena la tierra.
V. Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperarnos de ti.
R. La misericordia del Señor llena la tierra.
SECUENCIA (opcional)
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Éste es el día que hizo el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo
EVANGELIO
He visto al Señor y ha dicho esto
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando, Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella les contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
«María!».
Ella se vuelve y le dice:
«Rabbuní!», que significa: «Maestro!».
Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
San Gregorio, In Evang. hom. 25
Tal vez esta mujer, ni aún equivocándose erró, creyendo a Jesús un hortelano. ¿Acaso no lo era espiritualmente para ella, en cuyo corazón sembraba por la fuerza del amor las semillas fecundas de las virtudes? ¿Pero qué significa el que, habiendo visto al que creía hortelano, y a quien ella no había dicho aún lo que buscaba, le pregunta si él lo ha tomado? Pero la fuerza del amor suele producir en el ánimo la idea de creer que nadie ignora lo que él está pensando siempre. Después que el Señor le nombró con el vocablo común de su sexo, y no fue reconocido, la llama por su propio nombre. Por eso sigue: "Y le dice Jesús: María", como si dijera: reconoce a aquel que te conoce a ti. María, pues, oyéndose llamada por su nombre, reconoce exteriormente al que ella buscaba interiormente.
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