- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 a 13.30 h. y de 18.00 a 21.00 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 17.00 h. a 20.00 h.
- Ensayo de las Comuniones (Grupo II del Domingo), en la Parroquia (a las 17.00 h.).
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Viernes de la II Semana de Pascua (a las 20.30 h.).
SANTORAL DE HOY
San Tíquico, santo del NT
Conmemoración de san Tíquico, discípulo del apóstol san Pablo, que en sus epístolas le llama hermano carísimo, ministro fiel y consiervo en el Señor. († s. I)
San Torpetes, mártir
En Pisa, de la Toscana, san Torpetes, mártir. († s. inc.)
San Severo de Nápoles, obispo
En Nápoles, de la Campania, san Severo, obispo, al que san Ambrosio amó como a un hermano y su Iglesia como a un padre. († c. 409)
San Hugo de Cluny, abad
En el monasterio de Cluny, en Borgoña, san Hugo, abad, que gobernó santamente su cenobio durante sesenta y un años. Se mostró entregado a las limosnas y a la oración, mantuvo y promovió la disciplina monástica, estuvo atento a las necesidades de la Iglesia y fue un eximio propagador de la misma. († 1109)
San Acardo de Avranches, abad y obispo
En el monasterio de La Lucerne-d'Outremer, en Normandía, san Acardo, obispo de Avranches, que, abad durante un tiempo de San Víctor de París, escribió varios tratados de vida espiritual a fin de conducir el alma cristiana a la perfección, y al fallecer fue enterrado en esta abadía Premonstratense, que visitaba a menudo. († 1172)
San Antonio Kim Song-u, mártir
En Seúl, en Corea, san Antonio Kim Song-u, mártir, que solía reunir en su casa a varios fieles hasta que, encerrado en prisión, por su fe en Cristo fue ejecutado por estrangulación. († 1841)
Beata Itala Mela, laica
En La Spezia, Italia, beata Itala Mela, laica, oblata benedictina, que destacó por la heroicidad de sus virtudes. († 1957)
Beata Hanna Chrzanowska, laica
En Cracovia, Polonia, beata Hanna Chrzanowska, enfermera laica, que dedicó su vida a cuidar a los enfermos, en los cuales veía el rostro de Jesús sufriente. († 1973)
LITURGIA DE HOY
Fiesta de santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, que, habiendo ingresado en las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo, deseosa de conocer a Dios en sí misma y a sí misma en Dios, se esforzó en asemejarse a Cristo crucificado. Trabajó también enérgica e incansablemente por la paz, por el retorno del Romano Pontífice a la Urbe y por la unidad de la Iglesia, y dejó espléndidos documentos llenos de doctrina espiritual (elog. del Martirologio Romano).
Misa de la fiesta (blanco).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Pf. de vírgenes. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- 1 Jn 1, 5 — 2, 2. La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado.
- Sal 102. R. Bendice, alma mía, al Señor.
- Mt 11, 25-30. Has escondido estas cosas a los sabios, y las has revelado a los pequeños.
Liturgia de las Horas: oficio de la fiesta. Te Deum.
Martirologio: elogs. del 30 de abril, pág. 282.
CALENDARIOS: Canarias: San Pedro de Verona, mártir (S).
Vitoria: Dedicación de la iglesia-catedral (F).
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1 Jn 1, 5-2, 2)
QUERIDOS HERMANOS:
Este es el mensaje que hemos oído de Jesucristo y que os anunciamos: Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad. Pero, si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
R. Te alabamos, Señor.
V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo.
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro.
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos,
para los que guardan la alianza.
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mí yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
San Josemaría Escrivá, Camino 590.
–Ojalá seas como un viejo sillar oculto en los cimientos, bajo tierra, donde nadie te vea: por ti no se derrumbará la casa.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«¿Qué cosa, o quién, fue el motivo de que establecieras al hombre en semejante dignidad? Por amor lo creaste, por amor le diste un ser capaz de gustar tu Bien eterno» (Santa Catalina de Siena).
«También hoy la Iglesia recibe un gran beneficio del ejercicio de la maternidad espiritual de numerosas mujeres, consagradas y laicas, que alimentan en las almas el pensamiento de Dios, fortalecen la fe de la gente y orientan la vida cristiana hacia cumbres cada vez más elevadas» (Benedicto XVI).
«En todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman (cf. Rom 8,28). El testimonio de los santos no cesa de confirmar esta verdad. Así, santa Catalina de Siena dice (…): ‘Todo procede del amor; todo está ordenado a la salvación del hombre. Dios no hace nada que no sea con este fin’ (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 313).
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