02 de junio - SANTOS MARCELINO y PEDRO, mártires

  


 
  JUEVES DE LA VII SEMANA DE PASCUA,
  SANTOS MARCELINO y PEDRO, mártires
  Oficio del Jueves de la III Semana del Salterio.
  (Liturgia de las Horas, Tomo II: Oficio de Lecturas Laudes - TerciaSexta   Nona Vísperas - Completas)
 



PROGRAMA PARROQUIAL:
JUEVES, 02 DE JUNIO

- Horario de la parroquia: abierta de 09.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.

- Exposición del Santísimo y Rezo de Vísperas (a las 18.00 h.). 

- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Jueves de la VII Semana de Pascua (a las 20.30 h.). 



El Tweet del Papa:


    Portada

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SANTORAL DE HOY


 

Elogio: San Marcelino, presbítero, y san Pedro, exorcista, mártires, acerca de los cuales el papa san Dámaso cuenta que, durante la persecución bajo Diocleciano, condenados a muerte y conducidos al lugar del suplicio, fueron obligados a cavar su propia tumba y después degollados y enterrados ocultamente, para que no quedase rastro suyo, pero más tarde, una piadosa mujer llamada Lucila trasladó sus santos restos a Roma, en la vía Labicana, dándoles digna sepultura en el cementerio «ad Duas Lauros».

Oración

Señor, tú has hecho del glorioso testimonio de tus mártires san Marcelino y san Pedro nuestra protección y defensa; concédenos la gracia de seguir sus ejemplo y de vernos continuamente sostenidos por su intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

 

Otros santos de este día:

Santos Potino, obispo, y Blandina con cuarenta y seis compañeros, mártires

En Lyon, en la Galia, santos mártires Potino, obispo, Blandina y cuarenta y seis compañeros, cuyo valeroso y reiterado combate, que tuvo lugar en tiempo del emperador Marco Aurelio, está atestiguado en la carta que la Iglesia de Lyon envió a las Iglesias de Asia y Frigia. El obispo Potino, ya nonagenario, falleció al poco de ser encarcelado, y algunos otros también murieron en prisión, mientras que los restantes fueron expuestos como espectáculo en el anfiteatro, ante miles de personas, donde los que eran ciudadanos romanos perecieron decapitados y los demás entregados a las fieras. Por último, Blandina, reservada para un combate más cruel y prolongado, después de haber estado alentando a sus compañeros, les siguió a la gloria al ser también decapitada, tras padecer prolongadas y crueles torturas. Estos son los nombres: Zacarías, presbítero, Vecio Epagato, Macario, Asclibíades, Silvio, Primo, Ulpio, Vital, Comino, Octubre, Filomeno, Gemino, Julia, Albina, Grata, Emilia, Potamia, Pompeya, Rodana, Biblis, Quarcia, Materna, Helpis; Santo, diácono; Maturo, neófito; Atalo de Pérgamo, Alexander de Frigia, Pontico, Justo, Aristeo, Cornelio, Zosimo, Tito, Julio, Zotico, Apolonio, Geminiano, otra Julia, Ausona, otra Emilia, Jamnica, otra Pompeya, Domna, Justa, Trófima y Antonia.

San Erasmo, obispo y mártir

En Formia, de la Campania, san Erasmo, obispo y mártir.

San Eugenio I, papa

En Roma, en la basílica de San Pedro, san Eugenio I, papa, que fue sucesor de san Martín, mártir.

San Nicéforo de Constantinopla, obispo y confesor

En el Bósforo, en la Propóntide, muerte de san Nicéforo, obispo de Constantinopla, que, tenaz defensor de las tradiciones, se opuso con decisión al emperador iconoclasta León el Armenio, sosteniendo el culto de las sagradas imágenes. Expulsado de su sede, fue relegado largo tiempo en un monasterio, donde entregó su alma a Dios.

San Guido de Acqui, obispo

En Acqui, del Piamonte, san Guido, obispo.

San Nicolás, peregrino

En Trani, de la Apulia, san Nicolás, peregrino, que, natural de Grecia, recorría toda la región llevando un crucifijo en la mano y repitiendo incesantemente «Señor, ten piedad».

Beatos Sadoc y compañeros, mártires

En Sandomierz, junto al río Vístula, en Polonia, beatos Sadoc, presbítero, y sus compañeros de la Orden de Predicadores, mártires, que, según la tradición, fueron víctimas de los tártaros mientras cantaban la Salve Regina, saludando al final de su existencia a la Madre de la Vida.

Santo Domingo Ninh, mártir

En la ciudad de Au Thi, en Tonquín, santo Domingo Ninh, mártir, joven agricultor, que, por no querer pisotear la Cruz, fue decapitado en tiempo del emperador Tu Duc.

Beato Joseph Tien [Thao Tien], presbítero y mártir

En Ban Talang, Houaphan, Laos, beato Joseph Tien [Thao Tien], sacerdote del vicariato apostólico (actual diócesis) de Thanh Hoá y mártir.


LITURGIA DE HOY

Misa de feria (blanco) o de la memoria (rojo).

MISAL: para la feria ants. y oracs. props. / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común de mártires (para vv. mártires en TP) o de la feria. Conveniente PE I. Pf. Pasc., de la Ascensión, después de la Ascensión o de la memoria. 

LECC.: vol. II.

- Hch 22, 30; 23, 6-11: Tienes que dar testimonio en Roma.

- Sal 15: R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

- Jn 17, 20-26: ¡Que sean completamente uno!

o bien: cf. vol. IV.

 

Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.

Martirologio: elogs. del 3 de junio, pág. 345. 

CALENDARIOS: Astorga: San Dictino, obispo (ML). 

Burgos, Calahorra y La Calzada-Logroño: San Juan de Ortega, presbítero (ML). 

Girona: Santos Germán, Paulino, Justo y Sicio, mártires (ML). 

Dominicos: Beatos Sadoc y compañeros, mártires (ML).


Antífona de entrada Heb 4, 16
Comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno. Aleluya.


Oración colecta

Te suplicamos, Señor, que tu Espíritu infunda con tal fuerza sus dones en nosotros, que nos conceda un corazón que te agrade y, propicio, nos haga conformes a tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.

Misa de la memoria:
2 de junio
Santos Marcelino y Pedro, mártires

La oración colecta es propia; el resto del común de varios mártires en Tiempo Pascual.


Antífona de entrada Mt 25, 34

Venid vosotros, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Aleluya.

O bien: Cf. Ap 7, 13-14

Estos, que están vestidos con vestiduras blancas, son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Aleluya.


Monición de entrada

Conmemoramos en esta celebración a los mártires san Marcelino, presbítero, y san Pedro, exorcista. El papa san Dámaso cuenta que, durante la persecución bajo Diocleciano, fueron condenados a muerte hacia el año 304. Conducidos al lugar del suplicio, los obligaron a cavar su propia tumba y, después de ser degollados, los enterraron ocultamente para que no quedase rastro suyo. Más tarde, una piadosa mujer llamada Lucila trasladó sus santos restos a Roma, dándoles digna sepultura.


Oración colecta

Oh, Dios, que nos defiendes y nos proteges con el glorioso testimonio de los santos mártires Marcelino y Pedro, concédenos progresar en su imitación sostenidos por su ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo.


PRIMERA LECTURA
Tienes que dar testimonio en Roma

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 22, 30; 23, 6-11)

EN AQUELLOS DÍAS, queriendo el tribuno conocer con certeza los motivos por los que los judíos acusaban a Pablo, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno y, bajando a Pablo, lo presentó ante ellos. Pablo sabía que una parte eran fariseos y otra saduceos y gritó en el Sanedrín:

«Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, se me está juzgando por la esperanza en la resurrección de los muertos».

Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida. (Los saduceos sostienen que no hay resurrección ni ángeles ni espíritus, mientras que los fariseos admiten ambas cosas). Se armó un gran griterío, y algunos escribas del partido fariseo se pusieron en pie, porfiando:

«No encontramos nada malo en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un ángel?».

El altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel.

La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo:

«¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio en Jerusalén de lo que a mí se refiere, tienes que darlo en Roma».


Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

 
SALMO RESPONSORIAL (Sal 15, 1b-2a y 5. 7-8. 9-10. 11 [R.: 1b])
 
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
 
O bien: Aleluya.
 
V. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
 
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
 
V. Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
 
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
 
V. Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.
 
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
 
V. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
 
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
 
 
Aleluya Jn 17, 21

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Que todos sean uno –dice el Señor–, como tú, Padre, en mí, y yo en ti,
para que el mundo crea que tú me has enviado. R.

 
EVANGELIO
Que sean completamente uno

╬ Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 17, 20-26)
R. Gloria a ti, Señor.

EN AQUEL TIEMPO, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:

    «No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.

    Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.

    Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.

    Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».


Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
 

Papa Francisco, Vísperas con sacerdotes, consagrados y seminaristas en La Habana 20-septiembre-2005

Es frecuente confundir unidad con uniformidad; con un hacer, sentir y decir todos lo mismo. Eso no es unidad, eso es homogeneidad. Eso es matar la vida del Espíritu, es matar los carismas que Él ha distribuido para el bien de su Pueblo. La unidad se ve amenazada cada vez que queremos hacer a los demás a nuestra imagen y semejanza. Por eso la unidad es un don, no es algo que se pueda imponer a la fuerza o por decreto. Me alegra verlos a ustedes aquí, hombres y mujeres de distintas épocas, contextos, biografías, unidos por la oración en común. Pidámosle a Dios que haga crecer en nosotros el deseo de projimidad. Que podamos ser prójimos, estar cerca, con nuestras diferencias, manías, estilos, pero cerca. Con nuestras discusiones, peleas, hablando de frente y no por detrás. Que seamos pastores prójimos a nuestro pueblo, que nos dejemos cuestionar, interrogar por nuestra gente. Los conflictos, las discusiones en la Iglesia son esperables y, hasta me animo a decir, necesarias. Signo de que la Iglesia está viva y el Espíritu sigue actuando, la sigue dinamizando. ¡Ay de esas comunidades donde no hay un sí o un no! Son como esos matrimonios donde ya no discuten porque se ha perdido el interés, se ha perdido el amor.


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