SÁBADO DE LA VII SEMANA DE PASCUA, feria
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 a 13.30 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 18.30 h.) y Eucaristía I Vísperas del Domingo de Pentecostés, en la Ermita de Montemayor (a las 19.00 h.).
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía I Vísperas del Domingo de Pentecostés, en San Francisco (a las 20.30 h.).
- Solemne Vigila de Pentecostés con las Comunidades Neocatecumenales, en la Parroquia (a las 22.00 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Elogio: En Agnone, del Abruzo, san Francisco Caracciolo, presbítero, fundador de la Orden de Clérigos Regulares Menores, que amó de modo admirable a Dios y al prójimo.
Patronazgos: patrono de Nápoles.
Otros santos de este día:
San Quirino de Siscia, obispo y mártir
En Sabaria, lugar de Panonia, pasión de san Quirino, pasión de san Quirino, obispo de Siscia y mártir, que bajo el emperador Galerio, por la fe en Cristo, fue arrojado a un río con una rueda de molino atada al cuello.
San Metrófano de Bizancio, obispo
En Constantinopla, san Metrófano, obispo de Bizancio, que consagró al Señor la Nueva Roma.
San Optato de Milevi, obispo
En Milevi, en Numidia, conmemoración de san Optato, obispo, que en sus escritos trató sobre la universalidad de la Iglesia, la necesidad de la íntima unidad de los cristianos y los errores de los donatistas.
San Petroco de Gales, abad
En Cornualles, san Petroco de Gales, abad.
San Gualtero, abad
En Servigliano, del Piceno, en Italia, san Gualtero, abad del monasterio de este lugar.
Santos Nicolás y Trano, eremitas
En la isla de Cerdeña, santos Nicolás y Trano, eremitas.
Beato Pacífico Ramati, religioso presbítero
En Sassari, también en Cerdeña, beato Pacífico Ramati, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que predicó en defensa de los cristianos y murió en el Señor.
San Felipe Smaldone, presbítero y fundador
En Lecce, de la Apulia, san Felipe Smaldone, presbítero, que se dedicó a atender a los sordos y ciegos indigentes, y para instruirlos humana y cristianamente fundó el Instituto de Hermanas Salesianas de los Sagrados Corazones.
Beatos Antonio Zawistowski y Estanislao Starowieyski, mártires
Cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beatos Antonio Zawistowski, presbítero, y Estanislao Starowieyski, mártires, los cuales, detenidos en el campo de concentración de Dachau durante la guerra, murieron por Cristo después de atroces torturas.
Beato Francisco Pianzola, presbítero y fundador
En Mortara, de Pavia, en Italia, beato Francisco Pianzola, presbítero, fundador de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Reina de la Paz.
LITURGIA DE HOY
DIRECTORIO
SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
Pentecostés
El domingo de Pentecostés
156. El
tiempo pascual concluye en el quincuagésimo día, con el domingo de Pentecostés,
conmemorativo de la efusión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles (cfr. Hech
2, 1-4), de los comienzos de la Iglesia y del inicio de su misión a toda
lengua, pueblo y nación. Es significativa la importancia que ha adquirido,
especialmente en la catedral, pero también en las parroquias, la celebración
prolongada de la Misa de la Vigilia, que tiene el carácter de una oración intensa
y perseverante de toda la comunidad cristiana, según el ejemplo de los
Apóstoles reunidos en oración unánime con la Madre del Señor.
Exhortando
a la oración y a la participación en la misión, el misterio de Pentecostés
ilumina la piedad popular: también esta "es una demostración continua de
la presencia del Espíritu Santo en la Iglesia. Éste enciende en los corazones
la fe, la esperanza y el amor, virtudes excelentes que dan valor a la piedad
cristiana. El mismo Espíritu ennoblece las numerosas y variadas formas de
transmitir el mensaje cristiano según la cultura y las costumbres de cualquier
lugar, en cualquier momento histórico".
Con
fórmulas conocidas que vienen de la celebración de Pentecostés (Veni, creator
Spiritus; Veni, Sancte Spiritus) o con breves súplicas (Emitte Spiritum tuum et
creabuntur...), los fieles suelen invocar al Espíritu, sobre todo al comenzar
una actividad o un trabajo, o en situaciones especiales de angustia. También el
rosario, en el tercer misterio glorioso, invita a meditar en la efusión del
Espíritu Santo. Los fieles, además, saben que han recibido, especialmente en la
Confirmación, el Espíritu de sabiduría y de consejo que les guía en su
existencia, el Espíritu de fortaleza y de luz que les ayuda a tomar las
decisiones importantes y a afrontar las pruebas de la vida. Saben que su
cuerpo, desde el día del Bautismo, es templo del Espíritu Santo, y que debe ser
respetado y honrado, también en la muerte, y que en el último día la potencia
del Espíritu lo hará resucitar.
Al tiempo que nos abre a la comunión con Dios en la oración, el Espíritu Santo nos mueve hacia el prójimo con sentimientos de encuentro, reconciliación, testimonio, deseos de justicia y de paz, renovación de la mente, verdadero progreso social e impulso misionero. Con este espíritu, la solemnidad de Pentecostés se celebra en algunas comunidades como "jornada de sacrificio por las misiones".
(Hasta la hora nona)
Misa de sábado o de una de las memorias (blanco).
MISAL: para el sábado ants. y oracs. props.
LECC.: vol. II.
- Hch 28, 16-20. 30-31: Permaneció en Roma, predicando el reino de Dios.
- Sal 10: R. Los buenos verán tu rostro, Señor.
- Jn 21, 20-25: Este es el discípulo que ha escrito esto, y su testimonio es verdadero.
o bien: cf. vol. IV.
Liturgia Horas: oficio de sábado o de una de las de las memorias.
Martirologio: elog. prop. de la solem. de Pentecostés, pág. 44, y elogs. del 5 de junio, pág. 349.
CALENDARIOS: Palotinos y Misioneras Cruzadas de la Iglesia: Bienaventurada Virgen María, Reina de los Apóstoles (S). Familia Paulina: (F). Monfortianos: (MO).
Agustinos: Beato Santiago de Viterbo, obispo (MO).
Burgos: San Íñigo, abad (ML).
Sevilla: San Juan Grande, religioso (ML).
Albacete: Aniversario de la muerte de Mons. Ireneo García Alonso, obispo, emérito (2012).
Concédenos, Dios todopoderoso,
a los que hemos celebrado las fiestas de Pascua,
conservarlas por tu gracia, en las costumbres y en la vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)
Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)
Permaneció en Roma, predicando el reino de Dios
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 28,16-20. 30-31)
CUANDO llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con el soldado que lo vigilaba.
Tres días después, convocó a los judíos principales y, cuando se reunieron, les dijo:
«Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las tradiciones de nuestros padres, fui entregado en Jerusalén como prisionero en manos de los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, me vi obligado a apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo, pues, os he llamado para veros y hablar con vosotros; pues por causa de la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas».
Permaneció allí un bienio completo en una casa alquilada, recibiendo a todos los que acudían a verlo, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 10, 4. 5 y 7 [R.: cf. 7b])
R. Los buenos verán tu rostro, Señor.
O bien: Aleluya.
V. El Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres.
R. Los buenos verán tu rostro, Señor.
V. El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama la violencia él lo odia.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro.
R. Los buenos verán tu rostro, Señor.
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?».
Al verlo, Pedro dice a Jesús:
«Señor, y este, ¿qué?».
Jesús le contesta:
«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme».
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?».
Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir.
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Homilía 29-junio-2014
El amor de Jesús debe ser suficiente para Pedro. Él no debe ceder a la tentación de la curiosidad, de la envidia, como cuando, al ver a Juan cerca de allí, preguntó a Jesús: "Señor, y éste, ¿qué?" (Jn 21, 21). Pero Jesús, frente a estas tentaciones, le respondió: "¿A ti qué? Tú, sígueme" (Jn 21, 22). Esta experiencia de Pedro es un mensaje importante también para nosotros, queridos hermanos arzobispos. El Señor repite hoy, a mí, a ustedes y a todos los Pastores: "Sígueme". No pierdas tiempo en preguntas o chismes inútiles; no te entretengas en lo secundario, sino mira a lo esencial y sígueme. Sígueme a pesar de las dificultades. Sígueme en la predicación del Evangelio. Sígueme en el testimonio de una vida que corresponda al don de la gracia del Bautismo y la Ordenación. Sígueme en el hablar de mí a aquellos con los que vives, día tras día, en el esfuerzo del trabajo, del diálogo y de la amistad. Sígueme en el anuncio del Evangelio a todos, especialmente a los últimos, para que a nadie le falte la Palabra de vida, que libera de todo miedo y da confianza en la fidelidad de Dios. Tú, sígueme.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Aquellos días, queridos hermanos, que transcurrieron entre la resurrección del Señor y su ascensión no se perdieron ociosamente, sino que durante ellos se confirmaron grandes sacramentos, se revelaron grandes misterios» (San León Magno).
«También hoy, el seguimiento de Cristo es arduo; significa aprender a tener la mirada de Jesús, a conocerlo íntimamente, a escucharlo en la Palabra y a encontrarlo en los sacramentos; quiere decir aprender a conformar la propia voluntad con la suya» (Benedicto XVI).
«El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella sino también profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla: ‘Todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia’ (Concilio Vaticano II)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.816).
(Después de la hora nona)
Para la Misa de las I Vísperas de Pentecostés (rojo).
- Jl 3, 1-5: Sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu.
- Sal 103: R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
- Rom 8, 22-27: El Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables.
- Jn 7, 37-39: Manarán ríos de agua viva.
Para la Misa de la Vigilia de la solemnidad de Pentecostés (rojo).
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. prop., embolismos props. en las PP. EE. No se puede decir la PE IV. Despedida con doble «Aleluya».
LECC.: vol. I (C).
- 1ª). Gén 11, 1-9: Se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra.
- Sal 32: R. Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.
- 2ª). Éx 19, 3-8. 16-20b: El Señor descendió al monte Sinaí a la vista del pueblo.
- Salmo, Dan 3, 52-56: R. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
o bien, Sal 18: R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
- 3ª). Ez 37, 1-14: Huesos secos, infundiré espíritu sobre vosotros y viviréis.
- Sal 106: R. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
- 4ª). Jl 3, 1-5: Sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu.
- Sal 103: R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
- Rom 8, 22-27: El Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables.
(o bien, Ciclo C: Rm 8,8-17: Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. ).
- Jn 7, 37-39: Manarán ríos de agua viva.
(o bien, Ciclo C: Jn 14,15-16.23b-26: El Espíritu Santo os lo enseñará todo).
* La misa de la vigilia se utiliza en la tarde del sábado, antes o después de las primeras Vísperas del domingo de Pentecostés.
* Si no se celebra la misa de la vigilia de forma más extensa se escoge una lectura del Antiguo Testamento entre las cuatro propuestas.
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio de la solemnidad. Comp. Dom. I.
DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Solemnidad
Misa de la vigilia
Esta misa se utiliza en la tarde del sábado, antes o después de las primeras Vísperas del domingo de Pentecostés.
Antífona de entrada Cf. Rm 5, 5; 8, 11
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que habita en nosotros. Aleluya.
Monición de entrada
Hoy, solemnidad de Pentecostés, celebramos la culminación de la Pascua. El Señor Jesús nos envía desde el Padre el don de su Espíritu: el Espíritu Santo que los profetas anunciaron y Cristo nos prometió; el Espíritu Santo que dio a la Iglesia naciente su primer impulso y constantemente actúa en ella. El Espíritu Santo que nos da el convencimiento de la fe y nos congrega en la unidad; que llena el universo con su presencia y promueve la verdad, la bondad y la belleza; que alienta en la humanidad la firme esperanza de una tierra nueva.
Acto penitencial
Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usarse las siguientes invocaciones:
- Tú, que por el Espíritu mueves nuestros corazones a la fe: Señor ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- Tú que has enviado al Espíritu para hacer de nosotros un solo pueblo: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Monición al Gloria
Se dice Gloria. Puede introducirse con la siguiente monición.
Cantemos (recitemos) el himno de alabanza invocando a Jesucristo, el Señor, sentado a la derecha del padre para interceder por nosotros.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que has querido que el Misterio pascual se actualizase bajo el signo sagrado de los cincuenta días, haz que los pueblos dispersos en la diversidad de lenguas se congreguen, por los dones del cielo, en la única confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien:
Dios todopoderoso, brille sobre nosotros el resplandor de tu gloria y que tu luz fortalezca, con la iluminación del Espíritu Santo, los corazones de los renacidos por tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lectura del libro del Génesis (Gén 11, 1-9)
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 32, 10-11. 12-13. 14-15 [R.: 12b])
R. Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.
V. El Señor deshace los planes de la naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
R. Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.
V. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres.
R. Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.
V. Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.
R. Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.
Lectura del libro del Éxodo (Éx 19, 3-8. 16-20b)
R. Te alabamos, Señor.
R. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
V. Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito tu nombre, santo y glorioso.
R. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
V. Bendito eres en el templo de tu santa gloria.
R. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
V. Bendito eres sobre el trono de tu reino.
R. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
V. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos.
R. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
V. Bendito eres en la bóveda del cielo.
R. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes.
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos;
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos;
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V. Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Huesos secos, infundiré espíritu sobre vosotros y viviréis
Lectura de la profecía de Ezequiel (Ez 37,1-14)
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL a la tercera lectura (Sal 106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 [R.: 1])
R. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
R. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
R. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
R. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Lectura de la profecía de Joel (Jl 3, 1-5)
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL a la cuarta lectura
Sal 103, 1-2a. 24 y 25c. 27-28. 29bc-30 (R.: cf. 30)
R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
O bien: Aleluya.
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor!
a que les eches comida a su tiempo;
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes.
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra.
El Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rom 8, 22-27)
R. Te alabamos, Señor.
Manarán ríos de agua viva
R. Gloria a ti, Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús
Monición al Credo
Se dice Credo. Puede introducirse con la siguiente monición.
Proclamemos nuestra fe en Dios Padre, por Jesucristo, su Hijo, en la unidad del Espíritu Santo.
Oración de los fieles
Oración sobre las ofrendas
Colma, Señor, estos dones con la accíón santificadora de tu Espíritu, para que se manifieste, por medio de ellos, aquel amor de tu Iglesia que hace brillar en todo el mundo la verdad del misterio de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
El misterio de Pentecostés
R. Santo, Santo, Santo...
Antífona de la comunión Jn 7, 37
El último día de la fiesta, Jesús en pie gritó: «El que tenga sed, que venga a mí y beba». Aleluya.
Oración después de la comunión
Estos dones que acabamos de recibir, Señor, nos sirvan de provecho, para que nos inflame el mismo Espíritu que infundiste de modo inefable en tus apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede utilizar la bendición solemne. Espíritu Santo.
Dios, Padre de los astros, que [en el día de hoy] iluminó las mentes de sus discípulos derramando sobre ellas el Espíritu Santo, os alegre con sus bendiciones y os llene con los dones del Espíritu consolador.
R. Amén.
Que el mismo fuego divino, que de manera admirable se posó sobre los apóstoles, purifique vuestros corazones de todo pecado y los ilumine con la efusión de su claridad.
R. Amén.
Y que el Espíritu que congregó en la confesión de una misma fe a los que el pecado había dividido en diversidad de lenguas os conceda el don de la perseverancia en esta misma fe, y así podáis pasar de la esperanza a la plena visión.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.
R. Amén.
1. En las iglesias donde se celebra la misa de la vigilia de forma más extensa, esta misa se puede celebrar del modo siguiente:
2. a) Si las I Vísperas, rezadas en el coro o en comunidad, preceden inmediatamente a la misa, la celebración puede comenzar por el versículo introductorio y el himno Ven, Espíritu divino, o bien por el canto de entrada (El amor de Dios) con la procesión de entrada y el saludo del celebrante, omitiendo en uno y otro caso el rito penitencial (cf. Ordenación general de la Liturgia de las Horas, nn. 94 y 96).
Luego sigue la salmodia de Vísperas hasta la lectura breve exclusive.
Después de la salmodia, omitido el acto penitencial y, según las circunstancias, el Señor, ten piedad, el sacerdote dice la oración:
Dios todopoderoso (segunda de la misa de la vigilia).
3. b) Si la misa empieza del modo acostumbrado, después del Señor, ten piedad el sacerdote dice la oración: Dios todopoderoso (segunda de la misa de la vigilia).
A continuación el sacerdote puede exhortar al pueblo con estas palabras u otras semejantes:
Hemos empezado ya, queridos hermanos, la vigilia de Pentecostés; imitando a los apóstoles y discípulos, que, con María, la madre de Jesús, se dedicaban a la oración, esperando el Espíritu prometido por el Señor, escuchemos ahora, con atención y reposadamente, la palabra de Dios. Meditemos los prodigios que hizo Dios en favor de su pueblo y pidamos que el Espíritu Santo, que el Padre envió como primicia para los creyentes, lleve a plenitud su obra en el mundo.
4. Siguen luego las lecturas propuestas ad libitum en el Leccionario. El lector se dirige al ambón y proclama la lectura. Luego, el salmista o el lector proclama el salmo al que responde el pueblo. Después, poniéndose todos en pie, el sacerdote dice Oremos y, tras un breve lapso de tiempo que todos dedican a la oración, pronuncia la oración correspondiente a la lectura. En lugar del salmo responsorial puede guardarse un intervalo de respetuoso silencio, en cuyo caso se omite la pausa tras el Oremos.
Oraciones para después de las lecturas:
5. Después de la primera lectura (Se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra: Gén 11, 1-9) y el salmo (32, 10-11. 12-13. 14-15; R. [12b] Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad).
Oración
Dios todopoderoso, haz que tu Iglesia permanezca siempre como pueblo santo, reunido en la unidad del Padre, y del Hijo, y del Espíritu, que manifieste al mundo el signo de tu santidad y unidad, y que lo conduzca a la perfección de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
6. Después de la segunda lectura (El Señor bajó al monte Sinaí a la vista del pueblo: Éx 19, 3-8a. 16-2ob) y el Cántico (Dan 3, 52. 53. 54. 55. 56; R. [52b] A ti gloria y alabanza por los siglos) o el salmo (18, 8. 9. 10. 11; R. [Jn 6, 68c] Señor, tú tienes palabras de vida eterna).
Oración
Oh, Dios, que en el monte Sinaí, en medio del resplandor del fuego, diste a Moisés la ley antigua, y en el día de hoy, con el fuego del Espíritu Santo, manifestaste la nueva Alianza, te pedimos que nos inflame continuamente el mismo Espíritu que infundiste de modo inefable en tus apóstoles y que el nuevo. Israel, convocado de entre todos los pueblos, reciba con alegría el mandamiento eterno de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
7. Después de la tercera lectura (Huesos secos, traeré sobre vosotros espíritu, y viviréis: Ez 37, 1-14) y el salmo (106, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9; R. [1] Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia, o bien: Aleluya).
Oración
Señor, Dios todopoderoso, que restauras cuanto está caído y, una vez restaurado, lo conservas, multiplica los pueblos que han de ser renovados por la acción santificadora de tu nombre, para que todos los que reciban el santo bautismo sean guiados siempre por tu inspiración. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Oh, Dios, que nos has regenerado por tu palabra de vida, derrama sobre nosotros tu Espíritu Santo, para que, caminando en la unidad de la fe, merezcamos llegar a la incorruptible resurrección de la carne que habrá de ser glorificada. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Que tu pueblo, oh, Dios, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, para que todo el que se alegra ahora de haber recobrado la gloria de la adopción filial, ansíe el día de la resurrección con la esperanza cierta de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
8. Después de la cuarta lectura (Sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu: JI 3, 1-5) y el salmo (103, 1-2a. 24 y 35c. 27-28. 29bc-30; R. [cf. 30] Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra, o bien: Aleluya).
Oración
Cumple, Señor, en nosotros tu promesa, para que la venida del Espíritu Santo nos convierta ante el mundo en testigos del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
9. Luego el sacerdote entona el himno Gloria a Dios.
10. Terminado el himno, el sacerdote dice la oración colecta:
Dios todopoderoso y eterno (primera de la misa de la vigilia).
11. Luego el lector proclama la lectura del Apóstol (Rom 8, 22-27, o bien, Ciclo C: Rm 8,8-17:). Después se proclama el Evangelio, Jn 7.37-39, o bien, Ciclo C: Jn 14,15-16.23b-26), y la misa continúa del modo acostumbrado.
12. Si se celebran unidas las Vísperas y la misa, después de la comunión con la antífona El último día de las fiestas, se canta el Magníficat con su antífona de las Vísperas Ven, Espíritu Santo; luego se dice la oración después de la comunión y lo demás, del modo acostumbrado.
13. Se puede usar la fórmula de bendición solemne.
Para despedir al pueblo el diácono o el mismo sacerdote, dice:
Podéis ir en paz, aleluya, aleluya.
R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.
Se puede anteponer una de las fórmulas de despedida previstas en el Ordinario de la misa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario