LUNES DE LA XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, SAN ANTONIO DE PADUA, presbítero y doctor de la Iglesia, (MO) Oficio del Lunes de la III Semana del Salterio (Liturgia de las Horas, Tomo II: Oficio de Lecturas - Laudes - Tercia- Sexta - Nona - Vísperas - Completas)
PROGRAMA PARROQUIAL:LUNES, 13 DE JUNIO- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Lunes de la XI Semana del T.O. en memoria de San Antonio de Padua, en la Parroquia (a las 20.30 h.).
LUNES DE LA XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO,
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Lunes de la XI Semana del T.O. en memoria de San Antonio de Padua, en la Parroquia (a las 20.30 h.).
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Otros santos de este día:
En la vía Ardeatina, a siete miliarios de la ciudad de Roma, santa Felícula, mártir.
En Alejandría, en Egipto, beato Aquíleo, obispo, insigne por su erudición, su fe, su vida y costumbres.
En Nicosia, en la isla de Chipre, san Trifilio, obispo, que defendió con firmeza la fe de Nicea y, como afirma san Jerónimo, fue el orador más elocuente de su tiempo y gran comentarista del Cantar de los Cantares.
En Abruzo, san Ceteo o Peregrino, obispo de Amiterno, el cual, al invadir los lombardos el territorio, falsamente acusado de haber traicionado a la ciudad, fue condenado a muerte y ahogado en el río.
En Alejandría de Egipto, san Eulogio, obispo, célebre por su doctrina, al que el papa san Gregorio Magno escribió varias cartas, diciendo de él: «No está lejos de mí el que está unido a mí».
Cerca de Limoges, en Aquitania, san Salmodio, eremita.
En la región de Lyon, en la Galia, san Ragneberto, mártir, el cual, de origen noble y adornado de virtudes, se hizo odioso a Ebroino, maestro de palacio, quien lo envió al destierro y finalmente lo hizo asesinar.
En el valle de Larboust, en los Pirineos, san Aventino, eremita y mártir, muerto, según la tradición, a manos de los mahometanos.
En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Fandila, presbítero y mártir, que en la persecución desencadenada por los sarracenos, en tiempo del emir Mohamed I, fue decapitado por su fe en Cristo.
En el monasterio de Clairvaux, en Borgoña, beato Gerardo, monje, hermano de san Bernardo, que, doctrinalmente preparado, demostró una especial prudencia y acertado criterio en el campo de la espiritualidad.
En Hué, en Annam, santos Agustín Phan Viet Huy y Nicolás Bui Viet The, mártires, los cuales, llevados primero por el miedo, profanaron la Cruz, pero arrepentidos de inmediato, solicitaron del emperador Minh Mang ser juzgados de nuevo como cristianos, y fueron heridos mortalmente y arrojados al mar, aún vivos, desde una nave.
En la aldea de Naumowicze, cercana a Grodno, en Polonia, beata María Ana Biernacka, madre de familia y mártir, que durante la ocupación militar de su patria en tiempo de guerra, se ofreció espontáneamente a los soldados en lugar de su nuera encinta y, fusilada de inmediato, recibió la gloriosa palma del martirio.
LITURGIA DE HOY
MISAL: 1.ª orac. prop. y el resto del común de pastores o de doctores o de santos (para religiosos), o de un domingo del T.O., Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- 1 Re 21, 1-16. Nabot ha sido lapidado y está muerto.
- Sal 5. R. Atiende a mis gemidos, Señor.
- Mt 5, 38-42. Yo os digo que no hagáis frente al que os
agravia.
o bien: cf. vol. IV.
Liturgia de las Horas: oficio de la
memoria.
Martirologio: elogs. del 14 de
junio, pág. 363.
CALENDARIOS: Salamanca: San Juan de Sahagún, presbítero
(S-trasladada).
Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación: Santa María Rosa
Molas y Vallvé, virgen (S-trasladada).
Hermanas de Santa Dorotea de la Frassinetti: Santa Paula
Frassinetti (S-trasladada).
Orden Franciscana: San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la
Iglesia (F).
Oración colecta propia, resto del común de doctores 2.
Antífona de entrada Dan 12, 3
Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que
enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.
O bien: Cf. Eclo 44, 15. 14
Los pueblos hablarán de su sabiduría y la asamblea proclamará su
alabanza, y su nombre vive por los siglos de los siglos.
Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de san Antonio, presbítero y doctor de la
Iglesia, que nació en Lisboa (Portugal) a finales del siglo XII. Primero fue
canónigo regular y después entró en la Orden recién fundada de los Hermanos
Menores, para propagar el Evangelio entre los pueblos de África; sin embargo,
se dedicó a predicar por Italia y Francia, donde, gracias a sus extraordinarias
cualidades de simpatía y don de palabra, atrajo a muchos a la verdadera fe.
Escribió sermones notables por su doctrina y llenos de unción. Por mandato de
san Francisco enseñó teología a los hermanos, hasta que en Padua descansó en el
Señor el año 1231, sin lograr su deseo de misionar en los países del islam, en
el norte de África.
Dios todopoderoso y eterno,
que en san Antonio de Padua has dado a tu pueblo
un predicador insigne y un intercesor en las necesidades,
concédenos, con su ayuda, seguir las enseñanzas de la vida cristiana
y experimentar tu protección en todas las adversidades.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
POR AQUEL TIEMPO, Nabot de Yezrael tenía una viña junto al palacio de Ajab, rey de Samaria.
Ajab habló a Nabot diciendo:
«Dame tu viña para que pueda tener un huerto ajardinado, pues está pegando a mi casa; yo te daré a cambio una viña mejor, o, si te parece bien, te pagaré su precio en plata».
Nabot respondió a Ajab:
«Dios me libre de cederte la herencia de mis padres».
Se fue Ajab a su casa abatido y enfadado por la respuesta que le había dado Nabot de Yezrael:
«No te cederé la heredad de mis padres».
Se postró en su lecho de cara a la pared y se negó a comer. Jezabel, su mujer, se le acercó y le dijo:
«¿Qué te pasa que estás entristecido y no comes alimento alguno?».
El le respondió:
«Hablé con Nabot de Yezrael y le propuse: “Véndeme tu viña por su valor en plata, o, si lo prefieres, te daré otra viña a cambio”; pero él me contestó: “No te cederé mi viña”».
Jezabel, su mujer, le replicó:
«¡Ya es hora de que ejerzas el poder regio en Israel! Levántate, come y se te alegrará el ánimo. Yo misma me encargo de darte la viña de Nabot de Yezrael».
Escribió cartas con el nombre de Ajab y las selló con el sello de él, enviándolas a los ancianos y notables que vivían junto a Nabot.
En las cartas escribió lo siguiente:
«Proclamad un ayuno y sentad a Nabot al frente de la asamblea. Frente a él sentad a dos hombres hijos de Belial que testifiquen en su contra diciendo: “Tú has maldecido a Dios y al rey”. Entonces lo sacaréis fuera y lo lapidaréis hasta que muera».
Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables que vivían junto a Nabot en su ciudad, hicieron tal como Jezabel les ordenó según lo escrito en las cartas remitidas a ellos. Así proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot al frente de la asamblea.
Llegaron los dos hombres hijos de Belial, se sentaron frente a él y testificaron contra él diciendo:
«Nabot ha maldecido a Dios y al rey».
Lo sacaron fuera de la ciudad y lo lapidaron a pedradas hasta que murió.
Enviaron a decir a Jezabel:
«Nabot ha sido lapidado y está muerto».
En cuanto Jezabel oyó que Nabot había muerto lapidado, dijo a Ajab:
«Levántate y toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, el que se negó a vendértela por su valor en plata, pues Nabot ya no está vivo, ha muerto».
Apenas oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a la viña de Nabot, el de Yezrael, para tomar posesión de ella.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 5, 2-3ab. 5-6a. 6b-7 [R.: 2b])
R. Atiende a mis gemidos, Señor.
V. Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.
R. Atiende a mis gemidos, Señor.
V. Tú
no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
R. Atiende a mis gemidos, Señor.
V. Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.
R. Atiende a mis gemidos, Señor.
╬ Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt 5, 38-42)
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no
hagáis frente al que os agravia.
Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al
que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a
quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale,
y al que te pide prestado, no lo rehúyas».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Ángelus 19-febrero-2017
Jesús muestra el camino de la verdadera justicia mediante la ley del amor que supera la de la venganza, es decir «ojo por ojo y diente por diente». Esta antigua regla imponía infligir a los trasgresores penas equivalentes a los daños causados: la muerte a quien había matado, la amputación a quien había herido a alguien, y así. Jesús no pide a sus discípulos sufrir el mal, es más, pide reaccionar, pero no con otro mal, sino con el bien. Solo así se rompe la cadena del mal: un mal lleva a otro mal, otro lleva a otro mal… Se rompe esta cadena de mal, y cambian realmente las cosas. De hecho el mal es un "vacío", un vacío de bien, y un vacío no se puede llenar con otro vacío, sino solo con un "lleno", es decir con el bien. La represalia no lleva nunca a la resolución de conflictos. "Tú me lo has hecho, yo te lo haré": esto nunca resuelve un conflicto, y tampoco es cristiano.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Comprendan los cristianos que en esta clase de injurias que buscan repararse con el castigo, los cristianos observarán tal moderación que, una vez recibida la injuria, no nazca el odio» (San Agustín).
«También Jesús nos habla en el Evangelio de la santidad, y nos explica la nueva ley, la suya. No sólo no se ha devolver al otro el mal que nos ha hecho, sino que debemos esforzarnos por hacer el bien con largueza» (Francisco).
«El respeto a la persona humana pasa por el respeto del principio: ‘Que cada uno, sin ninguna excepción, debe considerar al prójimo como ‘otro yo’, cuidando, en primer lugar, de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente’ (Concilio Vaticano II) (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.931).
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