- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.
- Rezo del Santo Rosario, (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Miércoles de la VII Semana de Pascua (a las 20,30 h.)
SANTORAL DE HOY
Patronazgos: patrono de los filósofos.
Refieren a este santo: Santos Pedro y Pablo, San Pío I.
Oración
Señor, tú que has enseñado a San Justino a encontrar en la locura de la cruz la incomparable sabiduría de Cristo, concédenos, por intercesión de tu mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Elogio: En Piacenza, en Italia, beato Juan Bautista Scalabrini, obispo, quien trabajó incansable por el bien de su iglesia y mostró un especial interés por los sacerdotes, los agricultores y los obreros, llevando particularmente en su corazón a los que emigraban a los países de América, para los cuales fundó dos Pías Sociedades del Sagrado Corazón.
Refieren a este santo: Beata Asunta Marchetti.
Otros santos de este día:
Santos Discípulos de san Justino, mártires
También en Roma, santos Caritón y Cariti, Evelpisto y Jeracio, Peón y Liberiano, mártires, todos los cuales fueron discípulos de san Justino, y junto con él recibieron la corona eterna.
Santos Amón, Zenón, Ptolomeo, Ingenuo y Teófilo, mártires
En Alejandría de Egipto, santos mártires Amón, Zenón, Ptolomeo e Ingenuo, soldados, y el anciano Teófilo, los cuales, estando presentes en un proceso, al darse cuenta de que uno de los cristianos que era martirizado flaqueaba y se inclinaba a apostatar, con el rostro, la mirada y los gestos intentaron animarle, y al ser objeto de recriminaciones por parte del populacho, se adelantaron confesándose cristianos, y así es cómo por medio de su victoria, Cristo, que les infundió constancia, triunfó en ellos gloriosamente.
Santos Isquirión y cinco compañeros, mártires
En Licópolis, también en Egipto, santos mártires Isquirión, oficial del ejército, y otros cinco soldados, que, por orden del prefecto Arrio, y en tiempo del emperador Decio, por su fe en Cristo fueron muertos con variadas formas de martirio.
San Próculo, mártir
En Bolonia, ciudad de la Emilia, san Próculo, mártir, que por su fe cristiana fue crucificado.
San Fortunato, presbítero
En Montefalco, en la Umbría, san Fortunato, presbítero, de quien se dice que, siendo pobre, con su trabajo constante ayudó a los desvalidos, y que entregó su vida en favor de los hermanos.
San Caprasio, eremita
En la isla de Lérins, en la Provenza, san Caprasio, ermitaño, que, juntamente con san Honorato, se retiró a aquel lugar y dio comienzo a la vida monástica.
San Floro
En Auvernia, en Aquitania, san Floro, que dio nombre al monasterio que se edificó sobre su tumba, así como a la ciudad y a la sede episcopal.
San Ronón de Quimper, eremita y obispo
En Bretaña Menor, san Ronón, obispo, que, habiendo llegado por mar desde Hibernia, llevó vida eremítica en los bosques del lugar.
San Vistano, mártir
En la región de Lichester, en Inglaterra, san Vistano, mártir, perteneciente a la estirpe real de Mercia, que, por oponerse al matrimonio incestuoso de su madre, fue asesinado por la espada del tirano.
San Simeón, eremita
En Tréveris, ciudad de Renania, en Lotaringia, san Simeón, el cual, nacido de padre griego en Siracusa, después de haber llevado vida eremítica en Belén y en el Sinaí, murió finalmente recluido en la torre de la Puerta Negra de esta ciudad.
San Iñigo, abad
En el monasterio de Oña, en el territorio de Burgos, de la región de Castilla, en Hispania, san Iñigo, abad, varón de paz, cuya muerte fue llorada también por judíos y musulmanes.
Beato Teobaldo de Alba, laico
En la ciudad de Alba, en el Piamonte, beato Teobaldo, que por amor a la pobreza dio todo su dinero para socorrer a una viuda y, trabajando como mozo de cuerda, por humildad llevó las cargas de los demás.
Beato Juan Pelingotto, laico
En Urbino, del Piceno, beato Juan Pelingotto, de la Tercera Orden Regular de San Francisco, que primero, siendo comerciante, procuraba favorecer más a los otros que a sí mismo, y luego, habiéndose recluido en una celda, solamente salía para atender a pobres y enfermos.
Beato Juan Storey, mártir
En Londres, en Inglaterra, beato Juan Storey, mártir, que, experto en derecho, fue fidelísimo al Romano Pontífice. Tras haber padecido la cárcel y el exilio, por su fe católica fue condenado a muerte y ahorcado en Tyburn, alcanzando así los gozos eternos.
Beatos Alfonso Navarrete, Fernando de San José de Ayala y León Tanaka, mártires
En Omura, en Japón, beatos mártires Alfonso Navarrete, de la Orden de Predicadores, Fernando de San José de Ayala, de la Orden de los Ermitaños de San Agustín, y León Tanaka, religioso de la Compañía de Jesús, que, por decisión del comandante supremo Hidetada, fueron decapitados a causa de la fe cristiana.
Beato Juan Bautista Vernoy de Montjournal, presbítero y mártir
En una nave prisión anclada frente al puerto de Rochefort, en Francia, beato Juan Bautista Vernoy de Montjournal, presbítero y mártir, que, canónigo de Moulins, durante la Revolución Francesa fue encarcelado por el hecho de ser sacerdote y murió a consecuencia de la enfermedad que contrajo en prisión.
San José Tuc, mártir
En la ciudad de Hung Yen, en Tonkín, san José Tuc, mártir, joven campesino que se negó a pisar la Cruz, por lo que fue encarcelado y martirizado varias veces, hasta ser decapitado en tiempo del emperador Tu Duc.
San Aníbal María Di Francia, presbítero y fundador
En Mesina, ciudad de Sicilia, de nuevo en Italia, san Aníbal María Di Francia, presbítero, que fundó la Congregación de Padres Rogacionistas del Corazón de Jesús y la de Hijas del Divino Celo, para rogar al Señor santos sacerdotes para su Iglesia y cuidar a huérfanos sin recursos.
LITURGIA DE HOY
Misa de la memoria (rojo).
MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Pasc., de la Ascensión, después de la Ascensión o de la memoria.
LECC.: vol. II.
- Hch 20, 28-38. Os encomiendo a Dios, que tiene poder para
construiros y haceros partícipes de la herencia.
- Sal 67. R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
- Jn 17, 11b-19. Que sean uno, como nosotros.
o bien: cf. vol. IV.
Liturgia de las Horas: oficio de la memoria.
Martirologio: elogs. del 2 de junio, pág. 344.
CALENDARIOS: Rogacionistas e Hijas del Divino Celo: San Aníbal,
presbítero (S).
Ciudad Real: Beato Fernando de Ayala, presbítero y mártir
(MO).
Tarazona: San Íñigo, abad (MO).
Clérigos Regulares de Somasca: Beato Giovanni B. Scalabrini (ML).
Burgos: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Francisco
Gil Hellín, arzobispo, emérito (1996).
Antífona de entrada Cf. Sal
118, 85. 46
Los insolentes me
contaron falsedades ignorando tu ley; pero yo comentaré tus preceptos ante los
reyes y no me avergonzaré. Aleluya.
Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria del
mártir san Justino, que nació en el seno de una familia pagana en Flavia
Neápolis (actual Nablus) en Samaria, a comienzos del siglo II. Como filósofo
que era, buscó la auténtica sabiduría, que encontró en la verdad de Cristo y la
confirmó con su comportamiento, enseñando lo que afirmaba y defendiéndola con
sus escritos. Al presentar al emperador Marco Aurelio, en Roma, su Apología en
favor de la religión cristiana, fue conducido al prefecto Rústico, ante quien
se declaró cristiano, siendo condenado a la pena capital, hacia el año 165
Oh, Dios, que por medio de la locura de la cruz
enseñaste de modo admirable la incomparable
sabiduría de Jesucristo al mártir san Justino,
concédenos, por su intercesión, alejados los errores que nos cercan,
conseguir la firmeza de la fe.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)
Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 20, 28-38)
EN AQUELLOS DÍAS, dijo Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso:
«Tened cuidado de vosotros y de todo el rebaño sobre el que el Espíritu Santo
os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se
adquirió con la sangre de su propio Hijo.
Yo sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no
tendrán piedad del rebaño. Incluso de entre vosotros mismos surgirán algunos
que hablarán cosas perversas para arrastrar a los discípulos en pos de sí. Por
eso, estad alerta: acordaos de que durante tres años, de día y de noche, no he
cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular.
Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que tiene poder para
construiros y haceros partícipes de la herencia con todos los santificados. De
ninguno he codiciado dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han
bastado para cubrir mis necesidades y las de los que están conmigo. Siempre os
he enseñado que es trabajando como se debe socorrer a los necesitados,
recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Hay más dicha en dar que en
recibir”».
Cuando terminó de hablar, se puso de rodillas y oró con todos ellos. Entonces
todos comenzaron a llorar y, echándose al cuello de Pablo, lo besaban; lo que
más pena les daba de lo que había dicho era que, no volverían a ver su rostro.
Y lo acompañaron hasta la nave.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL Sal
67, 29-30. 33-35a. 35bc y 36d (R.: 33a)
R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
O bien: Aleluya.
V. Oh, Dios, despliega tu poder,
tu poder, oh, Dios, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo.
R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
V. Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor, tocad para Dios,
que avanza por los cielos, los cielos antiquísimos;
que lanza su voz, su voz poderosa.
«Reconoced el poder de Dios».
R. Reyes
de la tierra, cantad a Dios.
V. Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder sobre las nubes.
¡Dios sea bendito!
R. Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Que sean uno, como nosotros
R. Gloria a ti, Señor.
EN AQUEL TIEMPO, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:
«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno,
como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me
diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición,
para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo
para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los
guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo,
así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para
que también ellos sean santificados en la verdad».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa Francisco, Palabras pronunciadas en las Vísperas en La
Habana (Cuba), 20-septiembre-2015
Cuando se acercaba su hora, Jesús rezó al Padre por sus discípulos, por los que estaban con Él y por los que vendrían (cf. Jn 17, 20). Nos hace bien pensar que en su hora crucial, Jesús pone en su oración la vida de los suyos, nuestra vida. Y le pide a su Padre que los mantenga en la unidad y en la alegría. Conocía bien Jesús el corazón de los suyos, conoce bien nuestro corazón. Por eso reza, pide al Padre para que no les gane una conciencia que tiende a aislarse, refugiarse en las propias certezas, seguridades, espacios; a desentenderse de la vida de los demás, instalándose en pequeñas «chacras» que rompen el rostro multiforme de la Iglesia. Situaciones que desembocan en tristeza individualista, en una tristeza que poco a poco va dejándole lugar al resentimiento, a la queja continua, a la monotonía; «ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu» (Evangelii gaudium, 2) a la que los invitó, a la que nos invitó. Por eso Jesús reza, pide para que la tristeza y el aislamiento no nos gane el corazón. Nosotros queremos hacer lo mismo, queremos unirnos a la oración de Jesús, a sus palabras para decir juntos: «Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre? para que estén completamente unidos, como tú y yo» (Jn 17, 11), «y su gozo sea completo» (Jn 17, 13).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«La totalidad de los fieles, nacida en la fuente bautismal, ha nacido con Cristo en su nacimiento, del mismo modo que ha sido crucificada con Cristo en su pasión y ha sido resucitada en su resurrección» (San León Magno).
«La oración de Jesús en la víspera de su pasión ha resonado hoy en el Evangelio: ‘Que sean una sola cosa como nosotros’. De este eterno amor entre el Padre y el Hijo, que se extiende en nosotros por el Espíritu Santo, toma fuerza nuestra misión y nuestra comunión fraterna» (Francisco).
«La oración de la ‘hora de Jesús’, llamada rectamente ‘oración sacerdotal’ (cf. Jn 17), recapitula toda la Economía de la creación y de la salvación. Inspira las grandes peticiones del ‘Padre Nuestro’» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.758)
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