MIÉRCOLES DE LA XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria o SAN PAULINO DE NOLA, obispo (ML) o SANTOS JUAN FISHER, obispo, y TOMÁS MORO, mártires (ML) Oficio del Miércoles de la IV Semana del Salterio (Liturgia de las Horas, Tomo III: Oficio de Lecturas - Laudes - Tercia- Sexta - Nona - Vísperas - Completas)
MIÉRCOLES DE LA XII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 22 DE JUNIO
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Miércoles de la XII Semana del Tiempo Ordinario, I Vísperas de la solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista (a las 20.30 h.)
PROGRAMA PARROQUIAL:
MIÉRCOLES, 22 DE JUNIO
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Miércoles de la XII Semana del Tiempo Ordinario, I Vísperas de la solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista (a las 20.30 h.)
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Refieren a este santo: Beatos Ricardo Whiting, Rogelio James y Juan Thorne, Santo Tomás Moro.
Oración
Señor, tú has querido que el testimonio del martirio sea perfecta expresión de la fe; concédenos, te rogamos, por la intercesión de san Juan Fisher y de santo Tomás Moro, ratificar con una vida santa la fe que profesamos de palabra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
Otros santos de este día:
San Flavio Clemente, mártir
En Roma, conmemoración de san Flavio Clemente, mártir, a quien el emperador Domiciano, con el cual había compartido el consulado, condenó bajo la acusación de ateísmo, aunque realmente fue por su fe en Cristo. († 96)
San Albano, mártir
En Verulamio (hoy Saint-Albans), en Inglaterra, san Albano, mártir, que, según narra la tradición, todavía no bautizado se entregó ocupando el lugar de un clérigo que acogió en su casa, y de quien había recibido instrucción en la fe cristiana, cambiando sus vestidos por los de él, motivo por el cual, después de ser azotado y torturado, fue finalmente decapitado. († c. 287)
Santos Julio y Aarón, mártires
En Caerleon, en Gales, santos Julio y Aarón, mártires, que, en la persecución bajo el emperador Diocleciano, consumaron su pasión después de san Albano, al mismo tiempo que otros numerosos cristianos que, torturados de diversas formas y cruelmente ejecutados, terminaron su combate entrando gozosamente de la ciudad celeste. († s. IV in.)
San Eusebio de Samosata, obispo y mártir
En Dólica de Siria, san Eusebio, obispo de Samosata, que en tiempo del emperador arriano Constancio, vestido de militar, visitaba de incógnito las iglesias de Dios para confirmarlas en la fe católica. Posteriormente fue desterrado a Tracia por el emperador Valente, pero, recuperada la paz de la Iglesia, regresó del exilio y volvió a recorrer las comunidades, hasta que murió mártir herido en la cabeza por una teja que desde una altura le arrojó una mujer arriana. († 379)
San Nicetas de Remesiana, obispo
Conmemoración de san Nicetas, obispo de Remesiana, en Dacia, a quien alaba san Paulino de Nola en uno de sus poemas por haber pacificado a los bárbaros al enseñarles el Evangelio, por convencerles de vivir unidos en paz y por haber obtenido que gente inculta y desalmada aprendiese a cantar a Cristo con un corazón romano. († c. 414)
Beato Inocencio V, papa
En Roma, en Letrán, beato Inocencio V, papa, el cual, perteneciente primero a la Orden de Predicadores, enseñó teología en París y ocupó, a su pesar, la sede episcopal de Lyon. Junto con san Buenaventura preparó el II Concilio Ecuménico de Lyon, para tratar de la unión entre latinos y griegos. Elevado a la cátedra de san Pedro, desempeñó su magisterio por breve tiempo, apenas sin poder manifestarse a la Iglesia Romana. († 1276).
LITURGIA DE HOY
(Hasta la Hora Nona)
Misa de feria (verde) o de la memoria de san Paulino N. (blanco) o de la memoria de los santos Juan F. y Tomás M. (rojo).
MISAL: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria de san Paulino 1.ª orac. prop. y el resto del común de pastores (para un obispo), o de un domingo del T.O.; / para la memoria de los santos Juan F. y Tomás M. 1.ª orac. prop. y el resto del común de mártires (para vv. mártires), o de un domingo del T.O.; Pf. común o de la memoria.
LECC.: vol. III-par.
- 2 Re 22, 8-13; 23, 1-3. El rey leyó al pueblo las palabras del
libro de la Alianza hallado en el templo del Señor, y, en presencia del Señor,
estableció la alianza.
- Sal 118. R. Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
- Mt 7, 15-20. Por sus frutos los conoceréis.
o bien: cf. vol. IV.
Liturgia de las Horas: oficio de feria o de una de las memorias.
Martirologio: elogs.
del 23 de junio, pág. 377.
CALENDARIOS: Religiosas Misioneras del Santísimo Sacramento: Beata
María Inés Teresa del Santísimo Sacramento Arias Espinosa, virgen (F).
Barcelona y Orden Premonstratense: San Paulino de Nola, obispo
(MO).
Orihuela-Alicante: Beatos Ramón Esteban Bou, presbítero, y
compañeros, mártires (ML).
Segovia: Aniversario de la muerte de Mons. Luis Gutiérrez Martín,
obispo, emérito (2016).
22 de junio
San Paulino de Nola, obispo
Oración colecta propia, el resto del común de
Pastores, II. Por un obispo 2.
Antífona de entrada Cf. 1 Sam 2, 35
Suscitaré un sacerdote fiel, que obre según mi corazón y mis deseos, dice
el Señor.
O bien: Cf. Lc 12, 42
Este es el administrador fiel y prudente a quien el
Señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento
a sus horas.
Monición de entrada
Hacemos memoria en esta celebración de san Paulino, obispo, que nació en
Burdeos el año 355. Cuando recibió el bautismo renunció a la dignidad consular
y, de noble y rico, se hizo pobre y humilde por Cristo. Habiéndose trasladado a
Nola, en Italia, practicó una forma e vida ascética con su mujer y sus
compañeros. Ordenado obispo, se distinguió por su erudición y santidad, por
acoger a los peregrinos y por ayudar a los desvalidos. Murió el año 431.
Oh, Dios, que has querido enaltecer al obispo san Paulino de Nola
por su amor a la pobreza y su solicitud pastoral,
concede, por tu bondad, a cuantos celebramos sus méritos
imitar los ejemplos de su caridad.
Por nuestro Señor Jesucristo.
día 22 de junio
San Juan Fisher, obispo, y santo Tomás Moro, mártires
Oración colecta propia; resto del común de mártires,
I. Fuera de Tiempo Pascual, A. Para varios mártires 2.
Antífona de entrada Sal 33, 20-21
Aunque el justo sufra muchos males, de todos los libra el Señor; él cuida
de todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará.
Cf. Ap 7, 14, Dan 3,95
Estos son los que vienen de la gran tribulación: han
lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por Dios entregaron sus cuerpos
al suplicio y merecieron poseer la corona eterna.
Monición de entrada
Recordamos hoy en nuestra celebración a dos ilustres santos ingleses: Juan
Fisher, obispo de Rochester, celoso pastor con su palabra y sus escritos, y
Tomás Moro, casado, padre de cuatro hijos, canciller del reino de Inglaterra;
en sus escritos catequísticos y sobre asuntos de estado podemos valorar su
temple cristiano. Unidos los dos santos en la vida por la amistad, lo fueron
también por la confesión de la fe, hasta el derramamiento de su sangre. Ambos
fueron decapitados, con diferencia de días, el año 1535, en la Torre de
Londres, por orden de Enrique VIII, al no haber aprobado la disolución del
matrimonio del rey con Catalina de Aragón.
Oh, Dios, que has hecho del martirio
la expresión de la fe verdadera,
concédenos, por tu bondad, que, fortalecidos
por la intercesión de los santos Juan Fisher y Tomás Moro,
ratifiquemos con el testimonio de vida
la fe que profesamos de palabra.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURAS DE LA MISA
Lectura
del segundo libro de los Reyes (2 Re 22, 8-13; 23, 1-3)
EN
AQUELLOS DÍAS, el sumo sacerdote, Jilquías, dijo al secretario Safán:
«He hallado en el templo del Señor un libro de la ley».
Jilquías entregó el libro a Safán, que lo leyó. El secretario Safán
presentándose al rey, le informó:
«Tus servidores han fundido el dinero depositado en el templo y lo han
entregado a los capataces encargados del templo del Señor».
El secretario Safán añadió también:
«El sumo sacerdote Jilquías me ha entregado un libro».
Y
Safán lo leyó ante el rey.
Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestiduras. Y
dirigiéndose al sacerdote Jilquías, a Ajicán, hijo de Safán, a Acbor, hijo de
Miqueas, al secretario Safán y a Asaías, ministro del rey, les ordenó:
«Id a consultar al Señor por mí, por el pueblo y por todo Judá, a propósito de
las palabras de este libro que ha sido encontrado, porque debe de ser grande la
ira del Señor encendida contra nosotros, ya que nuestros padres no obedecieron
las palabras de este libro haciendo lo que está escrito para nosotros».
El rey convocó a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén y se reunieron ante
él.
Subió el rey al templo del Señor con todos los hombres de Judá y los habitantes
de Jerusalén; los sacerdotes, profetas y todo el pueblo, desde el menor al
mayor, y leyó a sus oídos todas las palabras del libro de la Alianza hallado en
el templo del Señor.
Se situó el rey de pie junto a la columna y, en presencia del Señor, estableció
la alianza, con el compromiso de caminar tras el Señor y guardar sus
mandamientos, testimonios y preceptos, con todo el corazón y con toda el alma,
y poner en vigor las palabras de la alianza escritas en el libro.
Todo el pueblo confirmó la alianza.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 118, 33. 34. 35. 36. 37. 40 [R.: 33a])
R, Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
V. Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos,
y lo seguiré puntualmente.
R, Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
V. Enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón.
R, Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
V. Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo.
R, Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
V. Inclina mi corazón a tus preceptos,
y no al interés.
R, Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
V. Aparta mis ojos de las vanidades,
dame vida con tu palabra.
R, Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
V. Mira cómo ansío tus mandatos:
dame vida con tu justicia.
R, Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos.
EN
AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro
son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de
los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da
frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar
frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es
decir, que por sus frutos los conoceréis».
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Del
Catecismo de la Iglesia Católica
2005 Siendo de orden sobrenatural, la
gracia escapa a nuestra experiencia y sólo puede ser conocida por la fe. Por
tanto, no podemos fundarnos en nuestros sentimientos o nuestras obras para
deducir de ellos que estamos justificados y salvados (cf Cc. de Trento: DS 1533
- 34). Sin embargo, según las palabras del Señor: "Por sus frutos los
conoceréis" (Mt 7, 20), la consideración de los beneficios de Dios en
nuestra vida y en la vida de los santos nos ofrece una garantía de que la
gracia está actuando en nosotros y nos incita a una fe cada vez mayor y a una
actitud de pobreza confiada:
Una
de las más bellas ilustraciones de esta actitud se encuentra en la respuesta de
Santa Juana de Arco a una pregunta capciosa de sus jueces eclesiásticos:
"Interrogada si sabía que estaba en gracia en Dios, responde: `si no lo
estoy, que Dios me quiera poner en ella; si estoy, que Dios me quiera guardar
en ella'" (Juana de Arco, proc.).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Ver a Jesús en la persona espiritualmente más pobre requiere un corazón puro. Cuanto más desfigurada esté la imagen de Dios en una persona, tanto más grandes deben ser la fe y la veneración en nuestra búsqueda del rostro de Jesús» (Santa Teresa de Calcuta).
«Recibimos [del Espíritu] un nuevo modo de ser; la vida de Cristo se convierte también en la nuestra: podemos pensar como Él, actuar como Él, ver el mundo y las cosas con los ojos de Jesús» (Francisco).
«Cristo glorioso, al venir al final de los tiempos a juzgar a vivos y muertos, revelará la disposición secreta de los corazones y retribuirá a cada hombre según sus obras y según su aceptación o su rechazo de la gracia» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 682).
(Después
de la hora nona)
Misa de la vigilia de la solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista (blanco).
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA
San Juan Bautista
224. En la frontera entre el Antiguo y el Nuevo Testamento descuella la figura de Juan, hijo de Zacarías y de Isabel, ambos "justos ante Dios" (Lc 1,6), uno de los más grandes personajes de la historia de la salvación. Todavía en el vientre de su madre, Juan reconoció al Salvador, también escondido en el vientre de la Virgen María (cfr. Lc 1,39-45); su nacimiento estuvo marcado por grandes prodigios (cfr. Lc 1,57-66); creció en el desierto, llevando una vida austera y penitente (cfr. Lc 1,80; Mt 3,4); "profeta del Altísimo" (Lc 1,76) descendió sobre él la palabra de Dios (cfr. Lc 3,2); "recorrió toda la región del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (Lc 3,3); como nuevo Elías, humilde y fuerte, preparó al Señor un pueblo bien dispuesto (cfr. Lc 1,17); según el plan de Dios, bautizó, en las aguas del Jordán, al mismo Salvador del mundo (cfr. Mt 3,13-16); a sus discípulos les señaló que Jesús era el "Cordero de Dios" (Jn 1,29), el "Hijo de Dios" (Jn 1,34), el Esposo de la nueva comunidad mesiánica (cfr. Jn 3,28-30); por su heroico testimonio de la verdad (cfr. Jn 5,33) fue encarcelado por Herodes, que le hizo decapitar (cfr. Mc 6,14-29), convirtiéndose así en precursor del Señor en la muerte violenta, como lo había sido en su nacimiento prodigioso y en la predicación profética. Jesús hizo un grandioso elogio de él, proclamando que "entre los nacidos de mujer no hay uno más grande que Juan" (Lc 7,28).
225. Desde la antigüedad, el culto a san Juan ha estado presente en el mundo cristiano, donde pronto adquirió también connotaciones populares. Además de las celebraciones del día de su muerte (29 de Agosto), como sucede normalmente para todos los santos, sólo de san Juan Bautista, como de Cristo y de la Virgen María, se celebra solemnemente su nacimiento (24 de Junio).
Por la parte que tuvo en el bautismo de Jesús, se le han dedicado muchos baptisterios y su figura de bautista está junto a muchas fuentes bautismales; a causa de su dura prisión y de su muerte violenta, es patrono de los que padecen en las cárceles, condenados a muerte o a duros castigos, debido a la fe.
Con toda probabilidad, la fecha del nacimiento de san Juan (24 de Junio) fue establecida dependiendo de la concepción de Cristo (25 de Marzo) y de su nacimiento (25 de Diciembre): según el signo que dio el Ángel Gabriel, cuando María concibió al Salvador, la madre del Precursor estaba ya en el sexto mes del embarazo (cfr. Lc 1,26.30). En cualquier caso, la solemnidad del 24 de Junio está ligada al ciclo solar, en el hemisferio norte. Se celebra cuando el sol, dirigiéndose hacia el sur del zodiaco, comienza a descender: hecho que resulta un símbolo de la figura de Juan, que refiriéndose a Cristo, había declarado: "Él debe crecer y yo en cambio tengo que disminuir" (Jn 3,30).
La misión de Juan, venido para dar testimonio de la luz (cfr. Jn 1,7), ha dado origen o un sentido cristiano a las hogueras que se encienden la noche del 23 de Junio: la Iglesia las bendice, implorando que los fieles, superadas las tinieblas del mundo, alcancen a Dios, "luz indefectible".
MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. prop. como en la misa del día, conveniente PE I. No se puede decir la PE IV.
LECC.: vol. IV.
- Jer 1, 4-10. Antes de formarte en el vientre, te elegí.
- Sal 70. R. En el seno materno tú me sostenías.
- 1 Pe 1, 8-12. Sobre esta salvación estuvieron explorando e indagando los profetas.
- Lc 1, 5-17. Te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan.
Liturgia de las Horas: I Vísp. del oficio de la solemnidad. Comp. Dom. I.
Antífona de entrada Cf. Lc 1, 15. 14
Este será grande a los ojos del Señor, y estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y muchos se alegrarán de su nacimiento.
Monición de entrada
Celebramos esta tarde la solemne vigilia de la Natividad de san Juan Bautista, hijo de Zacarías e Isabel, grande a los ojos del Señor, lleno de Espíritu Santo ya en el seno materno. Su nacimiento es motivo de alegría para todos.
Acto penitencial
- Tú, proclamado por Juan como Cordero de Dios que quita el pecado del mundo: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
-Tú, anunciado por Juan como el Mesías que había de venir: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
-Tú, ungido por el Espíritu Santo cuando fuiste bautizado por Juan: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Se dice Gloria.
Dios todopoderoso, concede a tu familia
caminar por la senda de la salvación
y, siguiendo las exhortaciones de san Juan, el Precursor,
llegar con seguridad hasta nuestro Señor Jesucristo, a quien él anunció.
Él, que vive y reina contigo.
LECTURAS DE LA MISA
Lectura del Profeta Jeremías (Jer 1, 4-10)
EN LOS DÍAS DE JOSÍAS, el Señor me dirigió la palabra:
«Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones».
Yo repuse:
«Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que solo soy un niño».
El Señor me contestó:
«No digas que eres un niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte» —oráculo del Señor—.
El Señor extendió la mano, tocó mi boca y me dijo:
«Voy a poner mis palabras en tu boca. Desde hoy te doy poder sobre pueblos y reinos para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para reedificar y plantar».
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17 [R.: 6b])
R. En el seno materno tú me sostenías.
V. A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre.
Tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído y sálvame.
R. En el seno materno tú me sostenías.
V. Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa.
R. En el seno materno tú me sostenías.
V. Porque, tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías.
R. En el seno materno tú me sostenías.
V. Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas.
R. En el seno materno tú me sostenías.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro (1 Pe 1, 8-12)
QUERIDOS HERMANOS:
Sin haber visto a Jesucristo lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas. Sobre esta salvación estuvieron explorando e indagando los profetas que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros tratando de averiguar a quién y a qué momento apuntaba el Espíritu de Cristo que había en ellos cuando atestiguaba por anticipado la pasión del Mesías y su consiguiente glorificación.
Y se les reveló que no era en beneficio propio, sino en el vuestro por lo que administraban estas cosas que ahora os anuncian quienes os proclaman el Evangelio con la fuerza del Espíritu Santo enviado desde el cielo. Son cosas que los mismos ángeles desean contemplar.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
╬ Lectura del santo Evangelio según San Lucas (Lc 1, 5-17)
R. Gloria a ti, Señor.
EN LOS DÍAS DE HERODES, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso.
Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacia los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«‘Yo soy la voz que grita en el desierto’. Juan era la voz; pero el Señor era la Palabra que en el principio ya existía. Juan era una voz pasajera, Cristo la Palabra eterna desde el principio (San Agustín).
«¡Cuántas personas pagan caro el precio del compromiso por la verdad! ¡Cuántos hombres rectos prefieren ir contracorriente, con tal de no renegar la voz de la conciencia, la voz de la verdad!» (Francisco).
«San Juan Bautista es el precursor inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino. ‘Profeta del Altísimo’ (Lc 1,76), sobrepasa a todos los profetas, de los que es el último, e inaugura el Evangelio. Desde el seno de su madre saluda la venida de Cristo y encuentra su alegría en ser ‘el amigo del esposo’ (Jn 3,29) a quien señala como ‘el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo’ (Jn 1,29). Precediendo a Jesús ‘con el espíritu y el poder de Elías’ (Lc 1,17), da testimonio de Él mediante su predicación, su bautismo de conversión y finalmente con su martirio» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 523).
Oración de los fieles
En esta solemnidad del nacimiento de san Juan, oremos al Señor, nuestro Dios.
- Por la Iglesia, que ha recibido, como san Juan, la misión de anunciar a Cristo, para que su testimonio sea llamada a la conversión. Roguemos al Señor.
- Por el pueblo de Israel, para que llegue a reconocer en Jesús de Nazaret al Mesías anunciado por san Juan, el mayor de los profetas. Roguemos al Señor.
- Por todos los que buscan con sincero corazón, para que encuentren el camino de la salvación. Roguemos el Señor.
- Por nosotros, que nos alegramos con el nacimiento del Precursor de Cristo, para que seamos el pueblo bien dispuesto para recibir el Evangelio. Roguemos al Señor.
que san Juan, el mayor de los nacidos de mujer, te recomienda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
en la solemnidad de san Juan Bautista,
y concédenos que cuanto celebramos sacramentalmente
lo realicemos en una vida de servicio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
como el mayor entre los nacidos de mujer,
proclamamos tu grandeza.
Porque su nacimiento fue motivo de gran alegría,
Santo, Santo, Santo…
Antífona de comunión Lc 1, 68
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo.
Señor, que la valiosa oración de san Juan Bautista
acompañe siempre a los que has saciado con el alimento santo,
y el que anunció al Cordero que había de quitar nuestros pecados
pida a tu mismo Hijo que se apiade de nosotros.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Se puede usar la fórmula de la bendición solemne. Fiesta de un Santo
Dios, nuestro Padre, que nos ha congregado para celebrar hoy la fiesta de san N., os bendiga, os proteja y os confirme en su paz.
R. Amén.
Cristo, el Señor, que ha manifestado en san N. la fuerza renovadora del Misterio pascual, os haga auténticos testigos de su Evangelio.
R. Amén.
El Espíritu Santo, que en san N. nos ha ofrecido un ejemplo de caridad evangélica, os conceda la gracia de acrecentar en la Iglesia la verdadera comunión de fe y amor.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.
R. Amén.
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