JUEVES DE LA XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria Oficio del Jueves de la III Semana del Salterio (Liturgia de las Horas, Tomo II: Oficio de Lecturas - Laudes - Tercia- Sexta - Nona - Vísperas - Completas)
PROGRAMA PARROQUIAL:
JUEVES, 16 DE JUNIO- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Exposición del Santísimo, Rezo de Vísperas (a las 18.00 h.)
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Jueves de la XI Semana del Tiempo Ordinario, en la Parroquia (a las 20.30 h.)
JUEVES DE LA XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria
JUEVES, 16 DE JUNIO
- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.30 h.
- Exposición del Santísimo, Rezo de Vísperas (a las 18.00 h.)
- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Jueves de la XI Semana del Tiempo Ordinario, en la Parroquia (a las 20.30 h.)
NOTICIAS DE ACTUALIDAD
SANTORAL DE HOY
Otros santos de este día:
Santos Quirico y Julita, mártires
En la provincia romana de Asia Menor, conmemoración de los santos Quirico y Julita, mártires.
Santos Ferreol y Ferrucio, mártires
En Besançon, en la Galia Lugdunense, santos Ferreol y Ferrucio, mártires.
San Similiano de Nantes, obispo
En Nantes, también en la Galia Lugdunense, san Similiano, obispo, al que san Gregorio de Tours alaba como un gran confesor.
San Ticón de Amato, obispo
En Amato (Limassol), en la isla de Chipre, san Ticón, obispo, en tiempo del emperador Teodosio el Joven.
Santos Aureo, Justina y compañeros, mártires
En Maguncia, en la Galia Bélgica, santos Áureo, obispo, Justina, su hermana, y compañeros, mártires, que mientras celebraban la Eucaristía fueron asesinados por paganos hunos.
San Aureliano de Arlés, obispo
En Lyon, en la Galia, sepultura de san Aureliano, obispo de Arlés, el cual, nombrado vicario en la Galia por el papa Vigilio, fundó en su ciudad dos monasterios, uno masculino y otro femenino, a los que dio una Regla propia.
Beato Cecardo, obispo y mártir
En Carrara, en la Toscana, beato Cecardo, obispo de Luni y Sarzana, que, inicuamente asesinado por unos obreros cerca de las canteras de mármol, fue considerado como mártir.
San Benón de Meissen, obispo y confesor
En Meissen, en Sajonia, san Benón, obispo, que fue depuesto de su sede y enviado al exilio por defender la unidad de la Iglesia y mantenerse fiel al Romano Pontífice.
Santa Lutgarda, virgen
En el monasterio de monjas cistercienses de Aywiéres, en Brabante, santa Lutgarda, virgen, insigne por su devoción al Sagrado Corazón del Señor.
Beato Tomás Reding, monje mártir
En Londres, en Inglaterra, beato Tomás Reding, mártir, monje de la Cartuja de esta ciudad, que, reinando Enrique VIII,, por mostrarse fiel a la unidad de la Iglesia católica, fue encerrado y encadenado en prisión, donde murió consumido por el hambre y la enfermedad.
Beato Antonio Constante Auriel, presbítero y mártir
En el mar, frente al puerto de Rochefort, en Francia, beato Antonio Constante Auriel, presbítero y mártir, el cual, vicario parroquial en Cahors, durante la Revolución Francesa, por su condición de sacerdote, fue encarcelado en una vieja nave, donde, contagiado de fatal enfermedad mientras prestaba ayuda a sus compañeros de prisión, entregó su espíritu al Señor.
Santos Domingo Nguyen, Domingo Nhi, Domingo Mao, Vicente y Andrés Tuong, mártires
En la ciudad de Lang Coc, en Tonkín, santos mártires Domingo Nguyen, médico, Domingo Nhi, Domingo Mao, Vicente y Andrés Tuong, agricultores, todos los cuales, arrestados por su fe cristiana y víctimas de crueles torturas en la cárcel, finalmente fueron decapitados en tiempo del emperador Tu Duc.
Beata María Teresa Scherer, virgen
En la aldea de Ingenbohl, cerca de la ciudad de Schwyz, en Suiza, beata María Teresa (Ana María Catalina) Scherer, virgen, primera superiora de la Congregación de Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz.
Beato Donizetti Tavares de Lima, presbítero
En Tambaú, São Paulo, Brasil, beato Donizetti Tavares de Lima, presbítero.
LITURGIA DE HOY
MISAL: cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5), Pf. común.
LECC.: vol. III-par.
- Eclo 48, 1-14. Elías fue arrebatado en el torbellino, y Eliseo se
llenó de su espíritu.
- Sal 96. R. Alegraos, justos, con el Señor.
- Mt 6, 7-15. Vosotros orad así.
Liturgia de las Horas: oficio de
feria.
Martirologio: elogs. del 17 de
junio, pág. 368.
CALENDARIOS: Madrid: Santa María Micaela del Santísimo Sacramento,
virgen (MO).
Congregación de los Sagrados Corazones: San Juan Francisco de
Regis, presbítero (MO).
O. Cist. y OCSO: Santa Ludgarda, monja cisterciense (MO).
Burgos: San Quirico y santa Julita, mártires (ML).
OFM Cap.: Beatos Aniceto Koplin, presbítero, y compañeros, mártires
(ML).
Misa votiva:
Del Espíritu Santo C
Esta misa se dicen con vestiduras de color rojo.
Antífona de entrada Cf. Lc 4, 18
El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha enviado a evangelizar a los
pobres, dice el Señor.
Monición de entrada
En el bautismo y la confirmación hemos recibido el Espíritu Santo. Es el
mismo Espíritu que lanzó a los apóstoles a la actividad misionera de la Iglesia
naciente. Es el mismo Espíritu que, habitando en cada uno de nosotros, nos
fortalece e impulsa para ser, en medio del mundo, testigos de Cristo y de su
Evangelio, el cual, en esta eucaristía, nos llama a participar de la misión de
su Iglesia y a evangelizar allá donde nos encontremos.
Oración colecta
Oh, Dios, que santificas a toda tu Iglesia en medio de los pueblos y de las
naciones, derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la
tierra, para que también ahora se difundan, a través del corazón de los
creyentes, aquellas maravillas que te dignaste hacer en los comienzos de la
predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo.
O
bien:
Oh, Dios, cuyo Espíritu nos gobierna y nos protege atiende misericordioso nuestras súplicas, para que la fe de los que creemos en ti se afiance siempre con tus beneficios. Por nuestro Señor Jesucristo.
Lectura del libro del Eclesiástico (48, 1-14)
SURGIÓ el profeta Elías como un fuego,
su palabra quemaba como antorcha.
Él hizo venir sobre ellos el hambre,
y con su celo los diezmó.
Por la palabra del Señor cerró los cielos
y también hizo caer fuego tres veces.
¡Qué glorioso fuiste, Elías, con tus portentos!
¿Quién puede gloriarse de ser como tú?
Tú despertaste a un cadáver de la muerte
y del abismo, por la palabra del Altísimo;
tú precipitaste reyes a la ruina
y arrebataste del lecho a hombres insignes;
en el Sinaí escuchaste palabras de reproche
y en el Horeb sentencias de castigo;
tú ungiste reyes vengadores
y profetas para que te sucedieran;
fuiste arrebatado en un torbellino ardiente,
en un carro de caballos de fuego;
tú fuiste designado para reprochar los tiempos futuros,
para aplacar la ira antes de que estallara,
para reconciliar a los padres con los hijos
y restablecer las tribus de Jacob.
Dichosos los que te vieron
y se durmieron en el amor,
porque también nosotros viviremos.
Cuando Elías fue arrebatado en el torbellino,
Eliseo se llenó de su espíritu.
Durante su vida ningún príncipe lo hizo temblar,
nadie pudo dominarlo.
Nada era imposible para él,
incluso muerto, su cuerpo profetizó.
Durante su vida realizó prodigios,
y después de muerto fueron admirables sus obras.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 96,
1-2. 3-4. 5-6. 7 [R.: 12a])
R. Alegraos, justos, con el Señor
V. El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
V. Delante de él avanza el fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
V. Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
V. Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos.
Adoradlo todos sus ángeles.
R. Alegraos, justos, con el Señor.
EN AQUEL TIEMPO, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:
“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Papa
Francisco, Audiencia
general 22-mayo-2019
Podemos
decir que la oración cristiana nace de la audacia de llamar a Dios con el
nombre de «Padre». Esta es la raíz de la oración cristiana: llamar «Padre» a
Dios. ¡Hace falta valor! No se trata tanto de una fórmula, como de una
intimidad filial en la que somos introducidos por gracia: Jesús es el revelador
del Padre y nos da familiaridad con Él. «No nos deja una fórmula para repetirla
de modo mecánico (cf Mt 6, 7; 1R 18, 26-29). Como en toda oración vocal, el
Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos de Dios a
hablar con su Padre». (Catecismo de la Iglesia Católica, 2766). Jesús mismo usó
diferentes expresiones para rezar al Padre. Si leemos con atención los
Evangelios descubrimos que estas expresiones de oración que emergen en los
labios de Jesús recuerdan el texto del Padre Nuestro.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Si dice que hará lo que pidamos al Padre en su nombre, ¿cuánto más eficaz no será nuestra oración en el nombre de Cristo, si la hacemos, además, con sus propias palabras?» (San Cipriano).
«Los discípulos, seducidos por la persona de Jesús mientras oraba, le piden una instrucción sobre cómo orar: el “Padrenuestro” es la respuesta. Es una oración concentrada en siete peticiones, llena de sentido teológico, en contraste con la palabrería y verborrea» (Benedicto XVI).
«‘La oración dominical es en verdad el resumen de todo el Evangelio’ (Tertuliano). Cuando el Señor hubo legado esta fórmula de oración, añadió: ‘Pedid y se os dará’ (Lc 11,9). Por tanto, cada uno puede dirigir al cielo diversas oraciones según sus necesidades, pero comenzando siempre por la oración del Señor que sigue siendo la oración fundamental» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.761).
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