26 de junio - DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)



 
  DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO C)
  Oficio del Domingo de la I Semana del Salterio
  (Liturgia de las Horas, Tomo II: Oficio de Lecturas Laudes - TerciaSexta     Nona Vísperas - Completas)
 



PROGRAMA PARROQUIAL:
DOMINGO, 26 DE JUNIO

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.

- Eucaristía del Domingo XIII del Tiempo Ordinario, en la Parroquia (a las 11.00 h.).

- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y del Domingo XIII del Tiempo Ordinario, en la Parroquia, en la Parroquia (a las 20.30 h.).




NOTICIAS DE ACTUALIDAD



    Portada

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Vídeos

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Evangelio del día

  ¿Por qué me buscabais? , por ReL

Opinión

  «Los malos han ganado» , por Álex Navajas

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  El Cielo es jerárquico , por La Columna del #CoronelPakez



SANTORAL DE HOY



Elogio: San Pelagio (o Pelayo), mártir, que a los trece años, por querer conservar su fe en Cristo y su castidad ante las costumbres deshonestas de Abd ar-Rahmán III, califa de los musulmanes, consumó en Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, su glorioso martirio, al ser despedazado con tenazas.

Patronazgos: protector de la castidad.

Oración

Señor, Padre nuestro, que prometiste a los limpios de corazón la recompensa de ver tu rostro, concédenos tu gracia y tu fuerza, para que, a ejemplo de san Pelayo, mártir, antepongamos tu amor a las seducciones del mundo y guardemos el corazón limpio de todo pecado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

Elogio: En Roma, san Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero, fundador del Opus Dei y de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.

refieren a este santo: Beato Álvaro del Portillo Díez de Sollano, Beata Guadalupe Ortiz de Landázuri.


Otros santos de este día:

Santos Juan y Pablo, mártires

En Roma, conmemoración de los santos Juan y Pablo, a los que se dedicó una basílica en el monte Celio, en el Clivo de Scauro, en las propiedades del senador Pammaquio.

San Vigilio de Trento, obispo

En Trento, en el territorio de Venecia, san Vigilio, obispo, que, habiendo recibido de san Ambrosio de Milán las insignias de su cometido y una instrucción pastoral, se esforzó por consolidar en su región la tarea de evangelización y por extirpar a fondo lo que quedaba de idolatría. Se asegura que consumó su martirio por el nombre de Cristo, golpeado a muerte por hombres crueles.

San Deodato de Nola, obispo

En Nola, de la Campania, san Deodato, obispo, sucesor de san Paulino.

San Majencio de Poitiers, abad

En la región de Poitiers, en Aquitania, san Majencio, abad, insigne por su virtud.

San David, eremita

En Tesalónica, de Macedonia, san David, eremita, que pasó casi ochenta años recluido en una pequeña celda, fuera de los muros de la ciudad.

Santos Salvio, obispo, y su discípulo Superio, mártires

Cerca de Valenciennes, en Austrasia, santos Salvio, obispo, y su discípulo, que llegaron a esta región procedentes de Auvernia, y fueron asesinados bajo Winegardo, señor del lugar.

San Radulfo de Gubbio, obispo

En Gubbio, lugar de Umbría, san Radulfo, obispo, que se dedicó sin descanso a la predicación y distribuyó con gran prodigalidad entre los pobres todo cuanto pudo sustraer de sus expensas domésticas.

San Antelmo de Belley, obispo

En Belley, en Saboya, actual Francia, san Antelmo, obispo, monje de la Gran Cartuja, que restauró los edificios destruidos por una gran nevada. Elegido después prior, convocó el Capítulo general, y designado más tarde obispo, se distinguió por su aplicación firme y decidida en la corrección de los clérigos y en la reforma de las costumbres.

Beato Raimundo Petiniaud de Jourgnac, presbítero y mártir

En una nave anclada ante el puerto de Rochefort, en Francia, beato Raimundo Petiniaud de Jourgnac, presbítero y mártir, arcediano de Limoges, que en tiempo de la Revolución Francesa, por ser sacerdote, fue encarcelado en condiciones atroces y, víctima de las enfermedades, consumó su martirio.

Beatas Magdalena Fontaine, Francisca Lanel, Teresa Fantou y Juana Gérard, vírgenes y mártires

En Cambrai, de nuevo en Francia, beatas Magdalena Fontaine, Francisca Lanel, Teresa Fantou y Juana Gérard, vírgenes y mártires, de la Compañía de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que durante la Revolución Francesa fueron condenadas a muerte y conducidas al suplicio coronadas a modo de burla con el Rosario.

San José Ma Taishun, catequista mártir

En el territorio de Qianshengzhuang, cerca de la ciudad de Liushuitao, en la provincia de Hebei, en China, san José Ma Taishun, mártir, el cual, siendo médico y catequista, pese a que durante la persecución llevada a cabo por la secta de los Yihetuan todos los miembros de su familia renegaron de la fe, él prefirió dar testimonio de Cristo derramando su sangre.

San José María Robles Hurtado, presbítero y mártir

En los alrededores de Guadalajara, en el estado de Jalisco, en México, san José María Robles Hurtado, presbítero y mártir, que, durante la persecución contra la Iglesia en tiempo de la Revolución Mexicana, fue colgado de un árbol.

Beato Andrés Jacinto Longhin, obispo

En Treviso, en Italia, beato Andrés Jacinto Longhin, obispo, que, en las dificultades de la guerra, acudió generoso a las necesidades de los prófugos y cautivos, y en medio de la agitación de su tiempo, con singular solicitud defendió los derechos de los obreros, de los agricultores y de todos los necesitados.

Beatos Nicolás Konrad y Vladimiro Pryjma, mártires

En los bosques de Birok, cerca de Stradch, en la región de Lviv, en Ucrania, beatos Nicolás Konrad, presbítero, y Vladimiro Pryjma, que, bajo un régimen contrario a Dios, dieron testimonio de la esperanza en la resurrección de Cristo, sin ningún temor a la muerte.

Beato Andrés Iscak, presbítero y mártir

En la aldea de Sykhiv, también en la región de Lviv, en Ucrania, beato Andrés Iscak, presbítero y mártir, que en la misma persecución fue fusilado por su fe en Cristo.

Beato Santiago Ghazir Haddad, presbítero y fundador

En Beirut, en el Líbano, beato Santiago Ghazir Haddad, presbítero y fundador.

San Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero y fundador

En Roma, san Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero, fundador del Opus Dei y de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.


LITURGIA DE HOY

Misa del Domingo (verde).

MISAL: ants. y oracs. props., Gl., Cr., Pf. dominical.

LECC.: vol. I (C).

- 1 Re 19, 16b. 19-21. Eliseo se levantó y siguió a Elías.
- Sal 15. R. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
- Gál 5, 1. 13-18. Habéis sido llamados a la libertad.
- Lc 9, 51-62. Tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adondequiera que vayas.

Dios es el que llama: la vocación cristiana, o la vocación específica –sacerdotal, religiosa, etc.–, es una iniciativa de Dios, que nos mueve interiormente por su Espíritu (cf. 2 lect.) y a través de mediaciones humanas; por ejemplo, llama a Eliseo a través de Elías (1 lect.). Jesús es el Mediador por excelencia de la llamada que Dios nos hace a vivir con radicalidad total el reino de Dios como valor absoluto; y hoy, su voz sigue resonando en la liturgia de la Palabra: «Sígueme». Pero ¿a qué nos llama Jesús? A com- partir su camino, que es el de la verdadera libertad que nos lleva a dejar a un lado todo lo que pueda impedirnos vivir entregados al reino de Dios (cf. Ev.). Por eso podremos cantar con el sal. resp.: «Tú eres, Señor, el lote de mi heredad».

Hoy no se permiten las misas de difuntos, excepto la exequial.

Liturgia de las Horas: oficio dominical. Te Deum. Comp. Dom. II.

Martirologio: elogs. del 27 de junio, pág. 383.

CALENDARIOS: Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei: San Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero (S).
Terrassa: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Salvador Cristau Coll, obispo (2010).


Antífona de entrada Sal 46, 2

Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo.


Monición de entrada

Nos reunimos para celebrar la misa dominical en la doble mesa de la Palabra y de la eucaristía. Vamos a recordar hoy que el camino de Jesús hacia Jerusalén fue un camino hacia su entrega por amor. Tampoco el camino de nuestra vida y de nuestra entrega es fácil. El único modo de imitarlo es dejarnos instruir por él. Hagámoslo ya en esta celebración con todo nuestro corazón.


Acto penitencial

Todo como en el Ordinario de la Misa. Para la tercera fórmula pueden usarse las siguientes invocaciones:

- En ti creemos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
- A ti acudimos: Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
- Por ti optamos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Oh, Dios, que por la gracia de la adopción
has querido hacernos hijos de la luz,
concédenos que no nos veamos envueltos por las tinieblas del error,
sino que nos mantengamos siempre en el esplendor de la verdad.
Por nuestro Señor Jesucristo

 

 LECTURAS DE LA MISA

Audio y comentario del Evangelio de hoy

Audio y comentario del Evangelio de hoy


PRIMERA LECTURA
Eliseo se levantó y siguió a Elías

Lectura del primer libro de los Reyes (1 Re 19, 16b. 19-21)

EN AQUELLOS DÍAS, el Señor dijo a Elías en el monte Horeb:
«Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo se Safat, de Abel Mejolá».
Partió Elías de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, quien se hallaba arando. Frente a él tenía doce yuntas; él estaba con la duodécima. Pasó Elías a su lado y le echó su manto encima.
Entonces Eliseo abandonó los bueyes y echó a correr tras Elías, diciendo:
«Déjame ir a despedir a mi padre y a mi madre y te seguiré».

Elías le respondió:
«Anda y vuélvete, pues ¿qué te he hecho?».
Eliseo volvió atrás, tomó la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio. Con el yugo de los bueyes asó la carne y la entregó al pueblo para que comiera. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio.


Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


SALMO RESPONSORIAL (Sal 15, 1b-2a y 5. 7-8. 9-10. 11 [R.: cf. 5a])



V. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.

R. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
 
V. Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

R. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
 
V. Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.

R. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.
 
V. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

R. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.


SEGUNDA LECTURA
Habéis sido llamados a la libertad

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (Ga 5, 1. 13-18)

HERMANOS:
Para la libertad nos ha liberado Cristo.
Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud.
Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; ahora bien, no utilicéis la libertad como estímulo para la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.
Porque toda la ley se cumple en una sola frase, que es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Pero, cuidado, pues mordiéndoos y devorándoos unos a otros acabaréis por destruiros mutuamente.
Frente a ello, yo os digo: caminad según el Espíritu y no realizaréis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne; efectivamente, hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais.
Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.


Aleluya 1Sam 3, 9c; Jn 6, 68c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Habla, Señor, que tu siervo te escucha;
tú tienes palabras de vida eterna. R.
 

EVANGELIO
Tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adondequiera que vayas

╬ Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 9, 51-62)
R. Gloria a ti, Señor.
 

CUANDO se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:
«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».
Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno:
«Te seguiré adondequiera que vayas».
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».

A otro le dijo:
«Sígueme».
El respondió:
«Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».
Le contestó:
«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo:
«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».
Jesús le contestó:
«Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».

 
Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.


Papa Francisco
ÁNGELUS. Plaza de San Pedro. Domingo, 30 de junio de 2019

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de hoy (cf. Lc 9, 51-62), san Lucas comienza el relato del último viaje de Jesús a Jerusalén, que terminará en el capítulo 19. Es una larga marcha no sólo geográfica sino espiritual y teológica hacia el cumplimiento de la misión del Mesías. La decisión de Jesús es radical y total, y los que le siguen están llamados a medirse con ella. El evangelista nos presenta hoy a tres personajes ―tres casos de vocación, podríamos decir― que ponen de relieve lo que se pide a quien quiere seguir a Jesús hasta el final, totalmente.

El primer personaje le promete: «Te seguiré adondequiera que vayas» (v. 57). ¡Generoso! Pero Jesús responde que el Hijo del Hombre, a diferencia de los zorros que tienen guaridas y los pájaros que tienen nidos, «no tiene donde reclinar la cabeza» (v. 58). La pobreza absoluta de Jesús. Jesús, en efecto, ha dejado la casa de su padre y renunciado a toda seguridad para anunciar el Reino de Dios a las ovejas perdidas de su pueblo. Así, Jesús nos indica a nosotros, sus discípulos, que nuestra misión en el mundo no puede ser estática, sino que es itinerante. El cristiano es un itinerante. La Iglesia por su naturaleza está en movimiento, no es sedentaria y no se queda tranquila en su propio recinto. Está abierta a los horizontes más amplios, enviada ―¡la Iglesia es enviada!― a llevar el Evangelio a los caminos y llegar a las periferias humanas y existenciales. Este es el primer personaje.

El segundo personaje con el que Jesús se encuentra recibe la llamada directamente de Él, pero responde: «Señor, déjame que vaya primero a enterrar a mi padre» (v. 59). Es una petición legítima, basada en el mandamiento de honrar al padre y a la madre (cf. Ex 20,12). Sin embargo, Jesús contesta: «Deja que los muertos entierren a sus muertos» (v. 60). Con estas palabras, deliberadamente provocadoras, tiene la intención de reafirmar la primacía del seguimiento y la proclamación del Reino de Dios, incluso por encima de las realidades más importantes, como la familia. La urgencia de comunicar el Evangelio, que rompe la cadena de la muerte e inaugura la vida eterna, no admite retrasos, sino que requiere inmediatez y disponibilidad. Por lo tanto, la Iglesia es itinerante, y aquí la Iglesia es decidida, actúa con prontitud, en el momento, sin esperar.

El tercer personaje también quiere seguir a Jesús pero con una condición, lo hará después de haber ido a despedirse de sus parientes. Y esto es lo que se escucha decir del Maestro: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el Reino de Dios» (v. 62). Seguir a Jesús excluye las nostalgias y las miradas hacia atrás, pero requiere la virtud de la decisión.

La Iglesia para seguir a Jesús es itinerante, actúa con prontitud, deprisa y decidida. El valor de estas tres condiciones puestas por Jesús ―itinerancia, prontitud y decisión― no radica en una serie de “noes” a las cosas buenas e importantes de la vida. El acento, más bien, hay que ponerlo en el objetivo principal: ¡convertirse en discípulo de Cristo! Una elección libre y consciente, hecha por amor, para corresponder a la gracia inestimable de Dios, y no un modo de promoverse a sí mismo. ¡Esto es triste! Ay de los que piensan seguir a Jesús para promoverse, es decir, para hacer carrera, para sentirse importantes o adquirir un puesto de prestigio. Jesús nos quiere apasionados de él y del Evangelio. Una pasión del corazón que se traduce en gestos concretos de proximidad, de cercanía a los hermanos más necesitados de acogida y cuidados. Precisamente como vivió Él.

¡Que la Virgen María, icono de la Iglesia en camino, nos ayude a seguir con alegría al Señor Jesús y anunciar a nuestros hermanos y hermanas, con renovado amor, la Buena Nueva de la salvación!


Papa Benedicto XVI
ÁNGELUS, Plaza de San Pedro, Domingo, 27 de junio de 2010

Queridos hermanos y hermanas:

Las lecturas bíblicas de la santa misa de este domingo me brindan la oportunidad de retomar el tema de la llamada de Cristo y de sus exigencias, tema que traté también hace una semana con ocasión de las ordenaciones de los nuevos presbíteros de la diócesis de Roma. En efecto, quien tiene la suerte de conocer a un joven o una chica que deja su familia de origen, los estudios o el trabajo para consagrarse a Dios, sabe bien de lo que se trata, porque tiene delante un ejemplo vivo de respuesta radical a la vocación divina. Esta es una de las experiencias más bellas que se hacen en la Iglesia: ver, palpar la acción del Señor en la vida de las personas; experimentar que Dios no es una entidad abstracta, sino una Realidad tan grande y fuerte que llena de modo sobreabundante el corazón del hombre, una Persona viva y cercana, que nos ama y pide ser amada.

El evangelista san Lucas nos presenta a Jesús que, mientras va de camino a Jerusalén, se encuentra con algunos hombres, probablemente jóvenes, que prometen seguirlo dondequiera que vaya. Con ellos se muestra muy exigente, advirtiéndoles que «el Hijo del hombre —es decir él, el Mesías— no tiene donde reclinar su cabeza», es decir, no tiene una morada estable, y que quien elige trabajar con él en el campo de Dios ya no puede dar marcha atrás (cf. Lc 9, 57-58.61-62). A otro en cambio Cristo mismo le dice: «Sígueme», pidiéndole un corte radical con los vínculos familiares (cf. Lc 9, 59-60). Estas exigencias pueden parecer demasiado duras, pero en realidad expresan la novedad y la prioridad absoluta del reino de Dios, que se hace presente en la Persona misma de Jesucristo. En última instancia, se trata de la radicalidad debida al Amor de Dios, al cual Jesús mismo es el primero en obedecer. Quien renuncia a todo, incluso a sí mismo, para seguir a Jesús, entra en una nueva dimensión de la libertad, que san Pablo define como «caminar según el Espíritu» (cf. Ga 5, 16). «Para ser libres nos libertó Cristo» —escribe el Apóstol— y explica que esta nueva forma de libertad que Cristo nos consiguió consiste en estar «los unos al servicio de los otros» (Ga 5, 1.13). Libertad y amor coinciden. Por el contrario, obedecer al propio egoísmo conduce a rivalidades y conflictos.

Queridos amigos, está llegando a su fin el mes de junio, caracterizado por la devoción al Sagrado Corazón de Cristo. Precisamente en la fiesta del Sagrado Corazón renovamos con los sacerdotes del mundo entero nuestro compromiso de santificación. Hoy quiero invitar a todos a contemplar el misterio del Corazón divino-humano del Señor Jesús, para beber de la fuente misma del Amor de Dios. Quien fija su mirada en ese Corazón atravesado y siempre abierto por amor a nosotros, siente la verdad de esta invocación: «Sé tú, Señor, mi único bien» (Salmo responsorial), y está dispuesto a dejarlo todo para seguir al Señor. ¡Oh María, que correspondiste sin reservas a la llamada divina, ruega por nosotros!

Se dice Credo.


Oración de los fieles (Año C)

Oremos a Dios Padre.

- Por la Iglesia, para que ayude a todos, con la verdad del Evangelio, a conseguir la verdadera libertad. Roguemos al Señor.

- Por los gobernantes de todos los países, para que garanticen las necesarias libertades, procurando la educación cívica para su ejercicio. Roguemos al Señor.

- Por los que luchan por liberarse de cualquier esclavitud, para que sus esfuerzos no sean en vano. Roguemos al Señor

- Por todos nosotros, para que aprendamos la verdadera libertad cristiana, siendo servidores unos de otros por amor. Roguemos al Señor.

Señor, Dios nuestro, escúchanos, enséñanos el sendero de la vida; sácianos de gozo en tu presencia. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Oración sobre las Ofrendas

Oh, Dios, que actúas con la eficacia de tus sacramentos,
concédenos que nuestro ministerio sea digno de estos dones sagrados.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio III Dominical del Tiempo Ordinario
El hombre salvado por un hombre


En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque reconocemos como obra de tu poder admirable
no sólo socorrer a los mortales con tu divinidad,
sino haber previsto el remedio en nuestra misma condición humana,
y de lo que era nuestra ruina haber hecho nuestra salvación,
por Cristo, Señor nuestro.

Por él, los coros de los ángeles
adoran tu gloria eternamente, gozosos en tu presencia.
Permítenos asociarnos a sus voces cantando con ellos tu alabanza:

Santo, Santo, Santo…


Antífona de comunión Sal 102, 1

Bendice, alma mía, al Señor y todo mi ser a su santo nombre.

O bien: Cf. Jn 17, 20-21

Padre, por ellos ruego; para que todos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado, dice el Señor.


Oración después de la Comunión

La ofrenda divina que hemos presentado y recibido
nos vivifique, Señor,
para que, unidos a ti en amor continuo,
demos frutos que siempre permanezcan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

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