03 de junio - VIERNES DE LA VII SEMANA DE PASCUA, SAN CARLOS LUANGA Y COMPAÑEROS, mártires (MO)



 
  VIERNES DE LA VII SEMANA DE PASCUA,
  SAN CARLOS LUANGA Y COMPAÑEROS, mártires (MO)
  Oficio del Viernes de la III Semana del Salterio.
  (Liturgia de las Horas, Tomo II: Oficio de Lecturas Laudes - TerciaSexta   Nona Vísperas - Completas)
 



PROGRAMA PARROQUIAL:
VIERNES, 03 DE JUNIO

- Horario de la parroquia: abierta de 10.30 h. a 13.30 h. y de 18.00 h. a 21.30 h.

- Horario de despacho: de lunes a viernes, de 10.30 h. a 13.30 h y de 18.00 h. a 21.00 h.

- Rezo del Santo Rosario (a las 20.00 h.) y Eucaristía del Viernes de la VII Semana de Pascua (a las 20.30 h.).


 

El Tweet del Papa:


    Portada

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Vídeos

  Un espacio para el cine de fe

  La misa: un sacrificio por amor

  Bendición a unos soldados

  Escultura única de Jesús por nacer

  Oración del Papa en el Rosario por la paz

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SANTORAL DE HOY


 

Elogio: Memoria de los santos Carlos Lwanga y doce compañeros, todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que perteneciendo a la corte de jóvenes nobles o al cuerpo de guardia del rey Mwanga, de Uganda, y siendo neófitos o seguidores de la fe católica, por no ceder a los deseos impuros del monarca murieron en la colina Namugongo, degollados o quemados vivos. Estos son sus nombres: Mbaya Tuzinde, Bruno Seronuma, Jacobo Buzabaliao, Kizito, Ambrosio Kibuka, Mgagga, Gyavira, Achilles Kiwanuka, Adolfo Ludigo Mkasa, Mukasa Kiriwanvu, Anatolius Kiriggwajjo y Lucas Banabakintu.

Patronazgos: patronos de la Acción Católica africana, de los jóvenes africanos; protectores de las víctimas de la tortura.

Oración

Señor, Dios nuestro, tú haces que la sangre de los mártires se convierta en semilla de nuevos cristianos; concédenos que el campo de tu Iglesia, fecundo por la sangre de san Carlos Luanga y de sus compañeros, produzca continuamente, para gloria tuya, abundante cosecha de cristianos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

 

Otros santos de este día:

San Cecilio, presbítero

En Cartago, san Cecilio, presbítero, que convirtió a la fe en Cristo a san Cipriano.

San Hilario de Carcassonne, obispo

En Carcassonne, en la Galia Narbonense, san Hilario, considerado como primer obispo de esta ciudad, y en cuyo tiempo los godos difundieron la herejía arriana.

Santa Clotilde, reina

En Tours, en la Galia Lugdunense, santa Clotilde, reina, cuyas oraciones indujeron a su esposo Clodoveo, rey de los francos, a abrazar la fe cristiana, y al enviudar se retiró a la basílica de San Martín, donde deseó no ser considerada como reina sino como sierva de Dios.

San Lifardo, presbítero y eremita

En Meung-sur-Loire, en el territorio de Orleans, también en la Galia, san Lifardo, presbítero, que en dicho lugar llevó vida solitaria.

Santa Oliva, virgen

En Anagni, de la Campania, santa Oliva, virgen.

San Coemgeno, abad

En Glandaloch, en Hibernia, san Coemgeno, abad, que fundó este monasterio, en el que vivieron muchos monjes, de los cuales fue padre y guía.

San Genesio de Auvernia, obispo

En Auvernia, en Aquitania, san Genesio, obispo de Auvernia, que recibió sepultura en la iglesia del monasterio Manglieu que él mismo había fundado con el hospicio anexo.

San Isaac, monje mártir

En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Isaac, mártir, que, siendo monje, en tiempo de la dominación musulmana, llevado por un impulso no humano sino divino, salió del monasterio de Tábanos para presentarse ante el juez sarraceno y hablarle acerca de la verdadera religión, razón por la cual fue decapitado.

San Divino, peregrino

En la ciudad de Lucca, en la Toscana, san Divino, que, armenio de nacimiento, vendió todos sus bienes para ser peregrino por Cristo, visitando los Santos Lugares y los sepulcros de los Apóstoles, hasta que, habiendo enfermado, descansó en el Señor.

San Morando, monje y presbítero

En la aldea de Altkirch, en la región de Basilea, entre los helvecios, san Morando, monje, oriundo de Renania, que de presbítero peregrinó a Compostela y, al regresar, se hizo monje en Cluny, fundando después el monasterio donde terminó su intensa vida.

Beato Andrés Caccioli, religioso presbítero

En Spello, lugar de Umbría, beato Andrés Caccioli, que, primero presbítero agregado a la Orden de los Hermanos Menores, recibió el hábito de la Orden de manos de san Francisco, a quien asistió en su lecho de muerte.

San Cono, monje

En el cenobio de Santa María de Cadossa, en Lucania, san Cono, monje, que mediante la práctica monástica y la inocencia de vida llegó en breve tiempo, con la ayuda de Dios, a la culminación de todas las virtudes.

Beato Francisco Ingleby, presbítero y mártir

En York, en Inglaterra, beato Francisco Ingleby, presbítero y mártir, alumno del Colegio de los Ingleses de Reims, que bajo la reina Isabel I, por ejercer el sacerdocio en su patria, fue condenado a muerte.

San Juan Grande, religioso

En Jerez, en la región española de Andalucía, san Juan Grande, religioso de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, insigne por su dedicación a los cautivos, abandonados y marginados, que, cuidando de los apestados durante una epidemia, falleció al haberse contagiado.

Beato Carlos Renato Collas du Bignon, presbítero y mártir

En el mar, frente al puerto de Rochefort, en Francia, beato Carlos Renato Collas du Bignon, presbítero de la Compañía de Sacerdotes de San Sulpicio y mártir, rector del Seminario Menor de Bourges, que durante la Revolución Francesa, por el hecho de ser sacerdote, fue encarcelado en una nave prisión, donde murió a consecuencia de la enfermedad que allí contrajo.

San Pedro Dong, mártir

En la ciudad de Au Thi, en Tonkín, san Pedro Dong, mártir, padre de familia, que prefirió sufrir crueles torturas antes que pisar la Cruz, y logró que en su frente se escribiese «verdadera religión» en lugar de «falsa religión» como se pretendía, por lo cual pereció decapitado en tiempo del emperador Tu Duc.

Beato Diego Oddi, religioso

En la localidad de Bellegra, en los alrededores de Roma, beato Diego (José) Oddi, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, eximio por su vida de oración y su sencillez.

San Juan XXIII, papa

En Roma, san Juan XXIII, papa, cuya vida y actividad estuvieron llenas de una singular humanidad. Se esforzó en manifestar la caridad cristiana hacia todos y trabajó por la unión fraterna de los pueblos. Solícito por la eficacia pastoral de la Iglesia de Cristo en toda la tierra, convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II.


LITURGIA DE HOY

Misa de la memoria (rojo).

MISAL: ants. y oracs. props., Pf. Pasc., de la Ascensión, después de la Ascensión o de la memoria.

LECC.: vol. II.

- Hch 25, 13b-21. De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo.
- Sal 102. R. El Señor puso en el cielo su trono.
- Jn 21, 15-19. Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas.
o bien: cf. vol. IV.

Liturgia de las Horas: oficio de la memoria.

Martirologio: elogs. del 4 de junio, pág. 348.

CALENDARIOS: Asidonia-Jerez: San Juan Grande, religioso (F). Hospitalarios de San Juan de Dios: (MO).
Valladolid: Aniversario de la ordenación episcopal de Mons. Luis Javier Argüello García, obispo auxiliar (2016).

Monición de entrada
Celebramos hoy la memoria de los santos mártires Carlos Luanga y de sus compañeros. A finales del siglo XIX, en los comienzos de la evangelización de Uganda, apenas transcurridos siete años desde la llegada de los primeros misioneros cristianos a aquellas tierras, un centenar de cristianos, católicos y anglicanos, fueron torturados y asesinados, o con Cristo para ser glorificados con él. El papa Pablo VI os declaró santos; entre ellos sobresalen Carlos Luanga -patrono de la juventud africana de raza negra- y Matías Mulumba.


Oración colecta

Oh, Dios, tú has hecho
que la sangre de los mártires
fuese semilla de cristianos,
concédenos, por tu bondad, que el campo de tu Iglesia,
regado por la sangre de los santos Carlos Luanga y compañeros,
sea fecundo en abundante cosecha para ti.
Por nuestro Señor Jesucristo.

o bien,

Oh, Dios, que, por la glorificación de Cristo y la luz del Espíritu Santo,
nos has abierto el acceso a la vida eterna,
haz que la participación en tanta gracia nos mueva
a dedicamos con mayor empeño a tu servicio
y a vivir con mayor plenitud las riquezas de la fe.
Por nuestro Señor Jesucristo.
 

LECTURAS DE LA MISA

Audio y comentario del Evangelio de hoy (I)

Audio y comentario del Evangelio de hoy (II)

 

PRIMERA LECTURA
De un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 25, 13-21)

EN AQUELLOS DÍAS, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para cumplimentar a Festo. Como se quedaron allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole:

    «Tengo aquí un hombre a quien Félix ha dejado preso y contra el cual, cuando fui a Jerusalén, presentaron acusación los sumos sacerdotes y los ancianos judíos, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana entregar a un hombre arbitrariamente; primero, el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse de la acusación. Vinieron conmigo, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre.

    Pero, cuando los acusadores comparecieron, no presentaron ninguna acusación de las maldades que yo suponía; se trataba solo de ciertas discusiones acerca de su propia religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí de esto. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel para que decida el Augusto, he dado orden de que se le custodie hasta que pueda remitirlo al César».


Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

 
SALMO RESPONSORIAL (Sal 102, 1bc-2. 11-12. 19-20ab [R.: 19a])
 
 

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
 
R. El Señor puso en el cielo su trono.
 
V. Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que le temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
 
R. El Señor puso en el cielo su trono.
 
V. El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes.
 
R. El Señor puso en el cielo su trono.
 
 
Aleluya Jn 14, 26

R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Espíritu Santo será quien os lo enseñe todo
y os vaya recordando todo lo que os he dicho. R. 
 
EVANGELIO
Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas
 
╬ Lectura del santo Evangelio según san Juan (Jn 21, 15-19)
R. Gloria a ti, Señor.

HABIÉNDOSE aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, le dice a Simón Pedro:

«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?».

    Él le contestó:

«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».

    Jesús le dice:

«Apacienta mis corderos».

    Por segunda vez le pregunta:

«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».

    Él le contesta:

«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».

    Él le dice:

«Pastorea mis ovejas».

    Por tercera vez le pregunta:

«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».

    Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó:

«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».

    Jesús le dice:

«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».

    Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:

«Sígueme».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.
 

San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios 267

Jesucristo interroga a Pedro, por tres veces, como si quisiera darle una repetida posibilidad de reparar la triple negación. Pedro ya ha aprendido, escarmentado en su propia miseria: está hondamente convencido de que sobran aquellos temerarios alardes, consciente de su debilidad. Por eso, pone todo en manos de Cristo. Señor, tú sabes que te amo. Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo (Jn 21, 15-17). Y ¿qué responde Cristo? Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas (Jn 21, 15-17). No las tuyas, no las vuestras: ¡las mías! Porque Él ha creado al hombre, ÉL lo ha redimido, Él ha comprado cada alma, una a una, al precio -lo repito- de su Sangre.

Cuando los donatistas, en el siglo V, organizaban sus ataques contra los católicos, defendían la imposibilidad de que el obispo de Hipona, Agustín, profesase la verdad, porque había sido un gran pecador. Y San Agustín sugería, a sus hermanos en la fe, cómo habían de replicar: Agustín es obispo en la Iglesia Católica; él lleva su carga, de la que ha de dar cuenta a Dios. Lo conocí entre los buenos. Si es malo, él lo sabe; si es bueno, ni siquiera en él he depositado mi esperanza. Porque lo primero que he aprendido en la Iglesia Católica es a no poner mi esperanza en un hombre (S. Agustín, Enarrationes in Psalmos, 36, 3, 20 (PL 36, 395).

No hacemos nuestro apostolado. En ese caso, ¿qué podríamos decir? Hacemos -porque Dios lo quiere, porque así nos lo ha mandado: id por todo el mundo y predicad el Evangelio (Mc 16, 15)- el apostolado de Cristo. Los errores son nuestros; los frutos, del Señor.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«El amor no es cuestión de milagros sino simplemente de virtud: ‘El amor cumple toda la ley’ (Rm 13,10). Amaos los unos a los otros y así os pareceréis a los apóstoles, estaréis en el primer puesto» (San Juan Crisóstomo).

«‘¿Tú amas?’, tiene una significación universal, un valor perdurable. Construye, en la historia de la humanidad, el mundo del bien» (San Juan Pablo II).

«Jesús ha confiado a Pedro una autoridad específica (…). El poder de las llaves designa la autoridad para gobernar la casa de Dios, que es la Iglesia. Jesús, ‘el Buen Pastor’ (Jn 10,11) confirmó este encargo después de su resurrección: ‘Apacienta mis ovejas’ (Jn 21,15-17)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 553).



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